Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Como solía decir Riley en una antigua comedia doméstica en la televisión: «Éste es un acontecimiento asqueroso». Parece haber algo de una campaña de la derecha de culpar a Newsweek por los disturbios antiestadounidenses en Afganistán, Pakistán y otros países islámicos.
Vaya, gente, odio tener que decirles esto, pero la historia sobre estadounidenses que insultan el Corán para enfurecer a prisioneros ya es conocida desde hace bastante tiempo. La primera mención que encontré al respecto es del 17 de marzo de 2004, cuando el Independent de Londres entrevistó al primer ciudadano británico liberado de la Bahía de Guantánamo. El prisionero dijo que había sido golpeado físicamente pero que no consideraba que eso había sido tan terrible como la tortura psicológica, que describió extensivamente. Jamal al-Harith, programador informático de Manchester, dijo que un 70 por ciento de los reclusos habían hecho una huelga de hambre después de que un guardia pateó una copia del Corán. La huelga fue terminada mediante alimentación forzada.
Luego vino el informe, ampliamente cubierto en los medios estadounidenses en diciembre pasado, de la Cruz Roja Internacional respecto a la tortura en Gitmo. Escribí en aquel entonces: «En nombre de Jesús Todopoderoso, ¿por qué gente que representa a nuestro gobierno, pagada por nosotros, escribe inmundicias sobre los Coranes de prisioneros indefensos? ¿Es estadounidense algo así? ¿Es cristiano? ¿Cuáles son nuestros valores morales? ¿Qué dicen los clérigos al respecto? ¡Protesten, protesten!».
Los informes continuaron: 30 de diciembre de 2004: «Detenido marroquí de Guantánamo relata su terrible experiencia a periódico islamista», informó Financial Times. «Te observaban cada vez que ibas al baño; los soldados estadounidenses solían desgarrar copias del Corán y tirarlas al inodoro… «dijo el prisionero liberado.
El 9 de enero de 2005, Andrew Sullivan, en Sunday Times de Londres dijo: «Sabemos ahora mucho sobre lo que ha ocurrido en las instalaciones de detención de EE.UU. bajo la administración Bush. Varios informes gubernamentales y de la Cruz Roja detallan como han sido tratados numerosos detenidos. Sabemos con certeza que Estados Unidos ha torturado a cinco reclusos hasta la muerte. Sabemos que otros 23 han muerto en custodia estadounidense bajo circunstancias sospechosas. Sabemos que la tortura ha sido practicada por casi cada cuerpo de las fuerzas armadas de EE.UU. en todo el mundo – desde Abu Ghraib a Tikrit, Mosul, Basora, Afganistán y la Bahía de Guantánamo.
«Sabemos que no se ha informado sobre casos de abuso en instalaciones regulares de internamiento y que cientos han ocurrido en prisiones preparadas para obtener inteligencia. Sabemos que miles de hombres, mujeres y niños fueron arrancados casi al azar desde sus hogares en Bagdad, llevados al antiguo palacio de tortura de Sadam y sometidos a abusos, asesinatos, palizas, semi-crucifixiones y violaciones.
«Todo esto ha sido detallado en informes oficiales. Lo que fue perpetrado en prisiones secretas a ‘detenidos fantasma’ ocultos a la inspección de la Cruz Roja, no lo sabemos. Tal vez no lo sabremos jamás.
«¿Es esto EE.UU.? Mientras los abogados de la Casa Blanca discutían sobre qué diferencia la tortura de las ‘técnicas de interrogación coercitiva’ legítimas, ocurría lo siguiente: Prisioneros eran colgados durante horas o días de barras o puertas en semi-crucifixiones; fueron repetidamente golpeados hasta la perder la conciencia, despertados y luego golpeados de nuevo durante días sin fin; fueron sodomizados; les orinaron encima, los patearon en la cabeza, les quebraron las costillas, y los sometieron a choques eléctricos.
«A algunos musulmanes les metieron por la fuerza carne de cerdo o alcohol por la garganta; les pegaron cinta adhesiva sobre la boca por recitar el Corán; obligaron a numerosos musulmanes a estar desnudos frente a los demás, a miembros del sexo opuesto y a veces de sus propias familias. Los abusos eran fotografiados rutinariamente a fin de amenazar con mostrar las secuencias humillantes a miembros de las familias.»
The New York Times informó el 1 de mayo sobre la misma investigación descrita por Newsweek y entrevistó a un kuwaití liberado, que habló de tres grandes huelgas de hambre, una de ellas provocada por la manipulación de copias del Corán por ‘guardias’, que las habían lanzado a un montón y las pisoteaban. Un alto oficial se disculpó por el sistema de altavoces del campo, prometiendo que semejantes abusos no se repetirían. Intérpretes, de pie ante cada bloque de la prisión, tradujeron la disculpa del oficial. Un antiguo interrogador en Guantánamo, en una entrevista con el Times, confirmó los informes sobre las huelgas de hambre, incluyendo la expresión pública de pesar por el trato de las copias del Corán».
¿Dónde quedamos con todo esto? Con una historia que no sólo es verídica, sino que fue publicada muchas veces. Así que dejemos de lado toda la porquería de «Linchen a Newsweek» Diecisiete personas murieron en esos disturbios. No murieron por algo cometido por Newsweek – los disturbios fueron causados por lo que ha hecho nuestro gobierno.
Hagan que sus mentes se compenetren. Nuestro gobierno es culpable de tortura. Para volver a citarme a mí misma una vez más: «¿Qué estáis haciendo al respecto? Éste es vuestro país, vuestro dinero, vuestro gobierno. Este país es vuestro, vosotros lo dirigís, formáis el consejo de administración. Están haciendo esto en vuestro nombre. Las personas que elegimos para los cargos públicos hacen lo que vosotros queréis que hagan. Tal vez es hora que os pongáis en contacto con ellas»
(c) 2005 Creators Syndicate
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