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La información sobre América Latina

Noticias secretas

Fuentes: Público

En América Latina sucede todavía que las noticias de los países vecinos nos llegan de rebote desde la metrópoli, como en los tiempos del Imperio. La única diferencia es que se han multiplicado las metrópolis. Nos enteramos en Bogotá de lo que pasa en Caracas a través de El País de Madrid, y en Guatemala […]

En América Latina sucede todavía que las noticias de los países vecinos nos llegan de rebote desde la metrópoli, como en los tiempos del Imperio. La única diferencia es que se han multiplicado las metrópolis. Nos enteramos en Bogotá de lo que pasa en Caracas a través de El País de Madrid, y en Guatemala saben de Asunción de Paraguay gracias a la CNN en español, y en Santiago oyen de México gracias al Miami Herald, y en Buenos Aires de Lima por Le Monde de París, y en Montevideo de Managua por la BBC de Londres. Con lo cual no sabemos nada de nada. Porque esa prensa metropolitana, europea o norteamericana (gracias a Dios no leemos también la asiática) se traga con sus anchas tragaderas todo lo que le dicen las autoridades locales latinoamericanas, o sus oposiciones respectivas: depende de sus gustos respectivos, pero no de la realidad verdadera. Los medios publican lo que quieren creer.

Acabo de comprobarlo una vez más leyendo en los periódicos españoles declaraciones de dos gobernantes latinoamericanos, el de Colombia y el de la República Dominicana, de visita en España. Decía el colombiano que en su país «se ha desmontado el paramilitarismo» (la alianza de los narcotraficantes, los terratenientes y el Ejército para la guerra antisubversiva). Y el dominicano, hablando de la lucha continental contra el narcotráfico, explicaba: «Colombia lo ha logrado».

¿Que qué?

Pero los periódicos se tragaron enteras las dos declaraciones. No se les ocurrió venir a ver para comprobar si eran ciertas.

A mediados del siglo XVIII recorrieron la América española dos enviados de la Corona, Jorge Juan y Antonio de Ulloa, y escribieron un informe sobre lo que pasaba. Sólo se conoció 80 años después, publicado (en Londres) bajo el título de «Noticias secretas de América». Si no hubieran sido secretas, si alguien las hubiera leído, tal vez no nos hubiera ido tan mal a todos en aquella época.