El 24 de abril de 2009, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, tuvo reuniones con los ministros de hacienda de las mayores economías del mundo para debatir la negligencia creciente del sistema financiero global como consecuencia de las fusiones. Las reuniones precedieron los encuentros semestrales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) en Washington.
La reunión G-20 de abril en Londres aseguró mucha atención de los medios, después que los líderes mundiales anunciaran un paquete global de 1,1 billones de dólares para la recuperación económica y la reforma, sobre todo del FMI. El plan, sin embargo, no incluyó información específica sobre las muy necesarias reformas operativas al FMI y al BM.
Hablando en vísperas de la cumbre G-20 de septiembre de 2009, el secretario del Tesoro Geithner pidió estándares reguladores más altos:
«Como ustedes saben, el Congreso de Estados Unidos tiene una agenda muy agresiva para legislar cambios espectaculares en nuestro sistema financiero que van a proporcionar mayor protección para que consumidores e inversores creen un sistema financiero más estable e intenta asegurarse de que en el futuro los contribuyentes no sean más el gancho que asume los costos de las crisis financieras. Pero no podemos hacer solamente esto. Si continuamos permitiendo que el riesgo y el apalancamiento emigren hacia donde están los estándares más débiles, el sistema financiero global entero de Estados Unidos será menos estable en el futuro. Necesitamos ver la competencia por estándares más fuertes, no por estándares más débiles».
¿Hasta dónde llegará el G-20 en regular los mercados financieros? Un informe del Ciudadano Público, del Observatorio Comercial Global, advirtió que la Organización Mundial de Comercio (OMC) avanza demasiado en la desregulación financiera extrema bajo la modalidad de acuerdos comerciales que minarán el actual empuje por regulación cada vez mayor.
Lorri Wallach, del Ciudadano Público, advirtió que existe una contradicción increíble: «Mientras el comunicado de la cumbre va por un lado, hablando de regulación de las finanzas, al mismo tiempo habla de adoptar la expansión de los acuerdos de Doha de la OMC, y una porción enorme de ese acuerdo empuja la desregulación de las finanzas». Wallach continuó, «El problema es que los compromisos del G-20 no son vinculantes. Es un compromiso de fe en lo que harán domésticamente los países. Pero las reglas de la OMC son obligatorias y ejecutoriadas bajo sanciones. Y por eso, es duro saber si es ignorancia o cinismo, porque si entra a actuar la ronda de Doha, los países de todo el mundo tienen un compromiso no sólo de mantener los dictados des-reguladores en finanzas de la OMC, sino también para des-regular aún más, en medio de lo que aparece como un compromiso global a re-regular».
La OMC tiene una norma llamada Acuerdo de Servicios Financieros, que se aplica explícitamente a cientos de países, cuyo mayor mandato es la desregulación. Por ejemplo, tiene por regla que en una ley nacional no puede limitarse el tamaño de las compañías de servicios financieros -seguros, banca, administración de fondos de pensiones-, incluso si se aplica por igual a compañías extranjeras y nacionales. Mientras cada uno habla de imponer reglas porque el problema es «demasiado grande para fallar,» allí está la orden de la OMC que prohíbe tal regulación. En pocas palabras, estas reglas obligatorias de la OMC exigen que los países mantengan las mismas políticas que condujeron a la crisis financiera. Este acuerdo nunca fue sometido a votación en ningún Congreso.
Jesse Griffiths, coordinador del Proyecto Bretton Woods, con sede en Londres, adscrito al programa Finanzas Internacionales para la Sustentabilidad, a su vez perteneciente a la división ambiental de la Fundación Mott, dijo: «Ha fracasado la ideología del FMI y del Banco Mundial y han fallado las estructuras que los acompañan». Añadió: «Además de la enorme inestabilidad económica actual, el sistema no ha podido crear equidad y suprimir pobreza; no ha podido asegurar protección para los derechos humanos y no ha podido abordar aspectos medioambientales».
En junio de 2009, el presidente Obama utilizó su sexta oportunidad de veto para negarse a firmar disposiciones de la legislación de Estados Unidos que habrían obligado al Banco Mundial a fortalecer estándares de trabajo y ambientales. En la firma de la ley de suplemento del gasto de guerra en 106 mil millones de dólares, Obama firmó una declaración de cinco párrafos del proyecto en que también rechazó requerir al departamento del Tesoro para que informe al Congreso sobre las actividades del Banco Mundial y el FMI.
Las secciones rechazadas por Obama habrían requerido que su administración ordenara a sus representantes en el Banco Mundial a ejercer presión sobre la institución para aplicar normas que «representen con justicia el valor internacionalmente reconocido de los derechos de los trabajadores». Los grupos de trabajadores organizados habían presionado por una revisión de esos estándares.
Otra sección rechazada por Obama habría empujado el Banco Mundial a atender el rol del gas de efecto invernadero en la evaluación de proyectos y a transparentar completamente el funcionamiento de presupuestos.
Otra sección más rechazada por Obama en esta sesión de firma habría requerido a Geithner desarrollar un informe con los jefes del Banco Mundial y FMI «detallando los pasos dados para coordinar las actividades del Banco Mundial y del Fondo» para eliminar traslapes entre ambos.
En su declaración Obama escribió que las «disposiciones de este proyecto… interferirían mi autoridad constitucional para conducir las relaciones exteriores, ordenando al ejecutivo tomar ciertas posiciones en la negociación o discusiones con organizaciones internacionales y gobiernos extranjeros». Añadió: «no aprobaré disposiciones que limiten mi capacidad de conducir la diplomacia o negociaciones extranjeras».
Fuentes:
Estudiantes investigadores:
Meg Carlucci and Marissa Warfield, Sonoma State University; Abbey Wilson and Jillian Harbin, DePauw University
Evaluadores académicos:
Laurie Dawson and Elaine Wellin, Sonoma State University; y Tim Cope and Kevin Howley, DePauw University
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
Fuente original: http://www.argenpress.info/2010/10/proyecto-censurado-2011-19-obama.html