(La tercera «historia top» más censurada en EEUU fue la repetición de fraude masivo en la elección presidencial de noviembre 2004, denunciado entre otros por el reverendo Jesse Jackson y el periodista Gregory Palast, pero sin que los grandes medios de comunicación les hicieran caso).Los analistas políticos ofrecen pronósticos confiables de la votación final real […]
(La tercera «historia top» más censurada en EEUU fue la repetición de fraude masivo en la elección presidencial de noviembre 2004, denunciado entre otros por el reverendo Jesse Jackson y el periodista Gregory Palast, pero sin que los grandes medios de comunicación les hicieran caso).
Los analistas políticos ofrecen pronósticos confiables de la votación final real gracias a las encuestas a la salida de las cabinas de votación, pero la discrepancia inusual entre los conteos «a boca de urnas» y la cuenta real de los votos en las presidenciales 2004 desafía esa confiabilidad. Sin embargo, a pesar de la evidencia de vulnerabilidad tecnológica en el sistema de votación y una incidencia más alta de irregularidades en los Estados oscilantes, esta discrepancia no fue escudriñada por los grandes medios. Simplemente repitieron lugar comunes -‘trago amargo’, «movámonos mejor»- en vez de proporcionar cualquier análisis significativo sobre una elección altamente controversial.
El escrutinio oficial del voto de la elección 2004 mostró que George W. Bush ganó por tres millones de votos. Pero las encuestas de salida de urnas proyectaron un margen de victoria de cinco millones de votos para John Kerry. Esta discrepancia de ocho millones de votos es mucho mayor que el margen de error. El margen total de error estadístico debe haber estado debajo del uno por ciento. Pero el resultado oficial desvió las proyecciones de la encuesta por encima del cinco por ciento, una imposibilidad estadística.
La investigación de Media Research and Mitofsky International, las dos compañías encuestadoras contratadas por el Nation Election Pool (un consorcio de las cinco principales cadenas de radiodifusión y Associated Press), no proporcionaron inmediatamente una explicación para establecer qué habría podido ocurrir. Esperaron hasta el 19 de enero, la víspera de la toma de posesión.
El informe ‘posesional’ de Edison y Mitofsky -«Evaluation of Edison/Mitofsky Election System 2004»- indicó que la discrepancia era ‘muy probablemente debida a los votantes del Kerry que respondieron las encuestas a boca de urnas en un rango más alto que los votantes de Bush’. Los medios difundieron ampliamente que este informe ratificaba la exactitud del escrutinio oficial y la victoria de Bush. El cuerpo del informe, sin embargo, no ofrece ningún dato para respaldar esa afirmación. De hecho, el informe demuestra que los votantes de Bush eran más proclives a responder la encuesta que los votantes de Kerry. El informe también indica que la diferencia entre las encuestas a la salida de las cabinas y los resultados oficiales era lejos demasiado grande como para explicarla como un error de muestreo, y que implicaba una parcialidad sistemática.
El informe de Edison/Mitofsky desechó la posibilidad de que el conteo oficial de votos fuera incorrecta, indicando que los recintos dotados de sistemas electrónicos de votación tenían los mismos rangos de error que los recintos con sistemas de tarjeta perforada. Esto es verdad. Sin embargo, simplemente señala la falta de fiabilidad de la tarjeta perforada y de los sistemas electrónicos, que son empizarrados al término de la votación por mandado de la ley Helping America Vote Act of 2002. Según el informe, solamente en los recintos que utilizaron el método pasado de moda de balotas de papel contadas a mano, descendió dentro del margen normal de error la diferencia entre el escrutinio oficial y los datos de la encuesta a boca de urnas.
El informe también muestra que la discrepancia entre las encuestas a la salida de urna y la cuenta oficial eran considerablemente mayores en los estados críticos por su oscilación. Y mientras este hecho es consistente con los alegados de fraude, Mitofsky y Edison sugirieron, sin aportar ningún dato o teoría para sostener su afirmación, que esta discrepancia se relaciona de alguna manera con la cobertura de medios.
En los lugares de votación favorables en 80% a Bush, el margen medio de error del recinto -Within-Precinct Error (WPE)- ofreció una diferencia numérica de un colosal 10% entre las predicciones de la encuesta de salida de urna y el recuento oficial. También, en las plazas fuertes de Bush, Kerry recibió solamente cerca de dos tercios de los votos predecidos por las encuestas a boca de urna. En las plazas fuertes de Kerry, las encuestas emparejaron casi exactamente el recuento oficial (un promedio WPE de 0.3).
Estos datos de las encuestas a boca de urna constituyen un indicio fuerte de una elección viciada. Pero la sospecha crece con más fuerza si estas discrepancias con los datos de las encuestas se interpretan en el contexto de más de 100.000 informes oficialmente registrados sobre irregularidades y posible fraude durante el día de la elección 2004.
Los funcionarios de la campaña de Bush compilaron una llamada ‘lista enjaulada 1.886″, que incluyó los nombres y las direcciones de votantes predominante negros de la tradicionalmente demócrata Jacksonville, Florida. Mientras los portavoces de la campaña de Bush indicaron que la lista era un registro devuelto por correo, no negaron que esa lista se podría utilizar para desafiar a los votantes el día de elección. En efecto, el supervisor de las elecciones del condado dijo que no podía ver ningún otro propósito para compilar tal lista.
En el condado Franklin de Ohio, los votantes de Columbus hicieron frente a una de las colas de votación más largas de la historia. En muchos recintos del centro urbano, a veces los votantes soportaron tres horas de espera para acceder a la cabina o ser requeridos para depositar sus votos en el plazo de cinco minutos, como fue exigido por los apoderados republicanos de las mesas de votación. Setenta y siete de las 2.866 máquinas de votación del condado funcionaron incorrectamente el día de la elección. Una máquina registró 4.258 votos para Bush en un recinto en que solamente votaron 638 personas. Por lo menos 125 máquinas fueron mantenidas lejos al abrirse la votación, y otras 68 nunca fueron desplegadas. Mientras los votantes fluían a tomar parte en el proceso, 29% de los recintos tenían menos máquinas de votación que en la elección del 2000 a pesar de un aumento de 25% de la concurrencia.
Tomados en conjunto, estos problemas señalan que la elección requería una auditoría. Incluso si la discrepancia entre las encuestas a la salida de las urnas y los recuentos reales del voto fueron simplemente una casualidad favorable, y otros defectos y prácticas cuestionables del proceso de votación fueron sobrenaturales, falta saber si la voz de la gente fue realmente oída, o no, y si verdaderamente somos una democracia en acción.
Actualización de Josh Mitteldorf: Ciertas noticias son demasiado importantes para divulgarlas. La gente puede percibir un desbarajuste, y se pondría en riesgo el funcionamiento pulcro de nuestra democracia. Así, los medios han definido colectivamente su responsabilidad sobre la cuestión, y -aseguran que a un gran costo para ellos mismos- han frenado la publicación de dudas sobre la legitimidad de la elección 2004, para ayudar a garantizar la ‘sucesión ordenada del poder’.
Desafortunadamente, algunos sitios de Internet tales como Commondreams.org y Freepress.org no cumplen sus obligaciones con la nación y han sido así menos responsables en mantener silencio. Y hasta hay una voz en la radio local de Vermont, Thom Hartmann, que hace chanzas cuando escucha que tan solo no insistió en relacionar tantas verdades desconcertantes.
Pero siempre y cuando usted se mantenga lejos de estos negligentes aislados, le agradará recibir una noticia consistente y tranquilizadora: George Bush ganó la feria electoral 2004, y honradamente. Llegó la hora de dejar de hacer preguntas insustanciales. ¡Consiga el programa!
Actualización de Greg Palast y el Reverend Jessie Jackson: Existen conspiradores contumaces, allá afuera, en Internet, que piensan que John Kerry derrotó a George Bush en Ohio y en otros estados. Lo sé, porque dos días después de la elección, en TomPaine.com, escribí ‘Ganó Kerry».
‘Ganó Kerry ‘ fue la nota más reciente de una serie que apareció tras una investigación de cinco años, iniciada en noviembre de 2000 para el programa Newsnight de la BBC Televisión y el diario británico The Guardian, disecando esa salchicha grasienta que los estadounidenses llamamos democracia electoral.
El 11 de noviembre, una semana después que TomPaine.com pusiera el informe en la red, recibí un e-mail de la oficina en Washington del New York Times. Agraviado por la investigación sobre la veracidad del voto, el reportero del Times me formuló dos preguntas puntuales:
Pregunta 1: ¿Es usted un ‘perdedor dolido’?
Pregunta 2: ¿Es usted un ‘conspirador chiflado’?
No hubo una tercera pregunta. Al parecer, la investigación sobre el voto estaba completa. Al día siguiente, su cuidadoso análisis de la evidencia adornó la portada con este título: ‘Fueron enterradas rápidamente las teorías de fraude electoral regadas por Internet». Esto es lo poco que puedo recordar de lo que el diario no pudo registrar.
En junio de 2004, bastante antes de la elección, mi colega co-autor de ‘Jim Crow»**, Reverendo Jesse Jackson, me llevó a Chicago. Desayunábamos con el candidato Vice-Presidencial John Edwards, cuando el Reverendo le preguntó al senador si había leído mi informe sobre el ‘desperdicio’ del voto negro, un millón de afro-estadounidenses que echaron sus balotas en 2000 pero sus votos no fueron registrados en las máquinas.
Edwards dijo que lo leería en cuanto se comiera su panecillo. Jackson tiró lejos su panecillo. No hubo lectura ni ningún panecillo. Después de todo, el senador hambriento estaba genuinamente involucrado ya que los votos de los demócratas no fueron computados y le pasó la información a John Kerry. Un par de semanas más tarde, Kerry dijo en la convención de la NAACP que un millón de votos de afro-americanos fueron ignorados en 2000, pero que en 2004 no permitiría que eso sucediera de nuevo.
Pero dejó que ocurriera otra vez. En 2004 mucho más de un millón de sufragios que fueron emitidos pero no contabilizados.
Como reportero, mi trabajo no es ayudar al partido Demócrata a aprender a amarrarse sus zapatos. Y, como periodista independiente, no estoy libre de exposición a la nueva campaña elaborada por el partido Republicano para impedir que los votantes voten, pero debo divulgarla. Sin embargo, los redactores y los productores de noticias en mi país de origen, EEUU, parecen menos que interesados. De hecho, son derechamente hostiles a divulgar esta historia de robo en las tiendas de nuestra democracia.
EEUU tiene un sistema de votación de apartheid, que niega la seguridad de que contarán sus votos a los afro-americanos, hispanos e indígenas americanos. Peor, EEUU tiene también un apartheid mediático que niega el asiento frente al panel de noticias por motivos de discriminación racial.
Mi primer acercamiento a la negligencia benigna de los barones de la noticia de EEUU frente al nuevo método «Jim Crow» de negar su voto a los ciudadanos del color ocurrió en noviembre de 2000. Mientras trabajaba para el diario británico The Guardian, justo unos días antes de las elecciones presidenciales 2000 descubrí que el gobernador Jeb Bush y su secretaria de estado Katharine Harris, habían purgado incorrectamente a diez millares de ciudadanos negros de los registros de votantes por ‘felones’, cuando su único crimen era su «voto negro».
Nada apareció en la prensa de EEUU. Sin embargo, admito que la historia de la depuración de electores de Florida fue tomada por el New York Times …cuatro años después.
Momentos antes de la elección de noviembre de 2004, el programa Newsnight de BBC Televisión descubrió una nueva «lista jaula» confidencial que llegó a nuestras manos desde adentro de la jefatura del Comité Nacional Republicano. Estas eran listas de millares de votantes de la minoría seleccionados para evitar que votaran el día de la elección: una violación de la ley federal y una gran noticia en Europa y Suramérica. En EEUU no pasó nada, excepto un ataque contra el informe de la BBC por el sitio web de la televisión ABC. La única fuente mencionada por ABC para su ataque contra la BBC fue el partido Republicano.
La historia de la depuración de votantes negros, el millón de votos negros que se depositaron pero no se contaron -la «lista enjaulada»-, y otros juegos utilizados para negar el voto a la gente pobre y de piel oscura, estuvo enterrada largamente, pero no para la BBC Televisión, Harper’s Magazine (puede durar mil años), los diarios británicos The Guardian y The Observer, The Nation, los editores plurales del San Francisco Chronicle y del Seattle Post-Intelligencer y, provocativamente, el Hustler Magazine. Y nunca le hicieron caso o la ignoraron activamente los grandes medios de EEUU, pero la historia continuará siendo divulgada desde mil púlpitos, merced a la insistencia apasionada del Reverendo Jackson.
Gracias a GeorgeBush.com por capturar las «listas enjauladas». Y bendición a los blogs, porque difunden libremente la verdad: TomPaine.com, Buzzflash, Working-for-Change (Trabajando para el Cambio) y otros sitios de Internet que sacaron la historia más allá del Muro de Berlín electrónico.
Finalmente, mi gratitud a nuestro infatigable equipo investigador, particularmente a Oliver Shykles y Matt Pascarella, por su trabajo en esta historia que todavía continúan el día de hoy, y a Meirion Jones, productor inigualable de Newsnight, en BBC Televisión.
Para la documentación adicional sobre el fraude electoral 2004 ver los capítulos 2 y 3 de «Jim Crow».
Fuentes:
In These Times, 2 de enero, 2005
Título: Una elección corrompida
Autores: Steve Freeman and Josh Mitteldorf
Seattle Post-Intelligencer, 26 de enero, 2005
Título: Jim Cuervo retornó a la cámara de votación
Autores: Greg Palast, Rev. Jesse Jackson
www.freepress.org, Nov. 23, 2004
Título: Cómo un supervisor republicano de la elección manipuló el voto de Ohio Central
Autores: Bob Fitrakis, Harvey Wasserman
Evaluador Facultad: Ann Neel, MA
Estudiante Investigador: Mike Osipoff
(*) El Proyecto Censurado (Project Censored) de la Universidad Sonoma State, California, ofrece todos los años un estudio sobre las 25 grandes noticias más ocultadas por la gran prensa de EEUU. Estas «25 historias top» sobre grandes temas sustraídos del debate periodístico ofrecen una radiografía actualizada de la sociedad estadounidense, cuyo conocimiento permite comprender mejor los designios del imperio. Más información en www.projectcensored.org.
(**) La expresión «Jim Crow» (Jim Cuervo) simboliza el racismo y la segregación en EEUU. Para más información, ver http://skipjack.net/article_esp.cfm?StoryID=30
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)