Con motivo de la noticia de que el Gobierno Trump de Estados Unidos ha decidido trasladar la embajada de dicho país desde Tel Aviv a la Jerusalén ocupada, reconociéndola como capital de Israel, he consumido varias emisiones o lecturas supuestamente informativas sobre esta cuestión. Destaco varias palabras repetidas y que en lugar de transmitir informativamente […]
Con motivo de la noticia de que el Gobierno Trump de Estados Unidos ha decidido trasladar la embajada de dicho país desde Tel Aviv a la Jerusalén ocupada, reconociéndola como capital de Israel, he consumido varias emisiones o lecturas supuestamente informativas sobre esta cuestión.
Destaco varias palabras repetidas y que en lugar de transmitir informativamente lo que ha ocurrido o el contexto en el que insertar el nuevo hecho denotan una toma de posición, alejada de la equidistancia o de la reclamada neutralidad.
Así, destaco, se han repetido las palabras conflicto, territorio disputado y seguridad.
Las dos primeras son eufemismos para no decir ‘ocupación’. ¿Les es tan difícil a los medios pronunciar esta palabra? Ya se vió en la reciente visita de Estado del Presidente de Israel, Reuven Rivlin, a España, donde hubo una entrega institucional vergonzosa de las diferentes autoridades al representante de un Estado ocupante que continua una guerra por la eliminación del pueblo palestino delante de nuestros ojos. Nuestras autoridades de todo tipo, no hicieron gestos, ni discursos reclamando la preeminencia del derecho internacional sobre las políticas supremacistas israelíes, que no se denunciaron. Miles de informes internacionales, muchos de ellos anuales, recogen de forma patente la ocupación militar israelí y sus leyes supremacistas, las expropiaciones, los robos, el presidio, la expulsión de millones de refugiados,….pero los medios informativos y sus libros de estilo y la contaminación de toda una propaganda sistemática continúan con la palabra ‘conflicto’ para evitar mirarse en el espejo de su pobredumbre y en muchos casos de complicidad.
La nueva expresión que desde hace tiempo los propagandistas israelíes repiten y que ha sido ‘comprada’ por los medios de comunicación y los ‘expertos, analistas y comentaristas’ es ‘territorios en disputa’. Ya no basta que esos expertos sean coetáneos de cuando se produjeron los hechos últimos de la ocupación, o que esos informes que están a disposición pública divulguen y amplíen datos de la infamia, para quien quiera leerlos y asimilarlos. Hablan de Jerusalén o de Hebrón o de casi cualquier sitio, como los Altos del Golán, de territorios en disputa. Pero nunca se referirán a Nazareth, Yafo, Acre o las 500 ciudades palestinas destruidas por la ocupación como territorios en disputa. Toda Jerusalén está ocupada. Ni siquiera han leído las Resoluciones de las Naciones Unidas. Dan por buena la reescritura de la historia promovida por los sionistas. No se quieren acordar que primero los israelíes ocuparon Jerusalén oeste . Después en 1967 la ocupó totalmente. A continuación expropió las tierras y viviendas alrededor del término municipal y dentro del casco de Jerusalén Este, con gobernantes laboristas o del likud, llenándolas de colonias. Para, por penúltimo paso, anexionar esas colonias a la ciudad de Jerusalén, revocando los permisos de residencia y trabajo de jerosolimitanos palestinos, para cambiar el porcentaje de población autóctona y colonos sionistas y separando Jerusalén Este de la continuidad territorial palestina. Claro, que el dinero hace mucho. Por ejemplo, la empresa del Giro italiano que cobrará 12 millones de euros para promocionar esa visión colonial y hacer tres etapas ciclistas que empezarán en Jerusalén Oeste.
Pero hay más. La empresa pública española INECO facilitará el transporte entre las colonias que rodean a la ciudad y la colonizada Jerusalén. Eso no está en disputa para el ministerio de Exteriores y Cooperación español, que tampoco tiene nada que decir con los acuerdos entre España e Israel, en política de seguridad, y así vamos a la tercera palabra. ¡Por algo el Ministerio del Interior israelí, una de las instituciones de la seguridad israelí, el que ordena el presidio palestino, se puso en Jerusalén Este, zona doblemente ocupada palestina!
¡Seguridad! ahí, hasta los ‘diplomáticos’ han ‘comprado’ esta palabra, que va para concepto y precepto. Es decir, justificaría más expropiaciones y expulsiones para la mejor seguridad… de los ocupantes. Nadie habla de seguridad de los palestinos, de la seguridad de los refugiados palestinos, de los niños, mujeres y hombres presos y su seguridad, de los pescadores y la seguridad de pescar en las aguas de Gaza, o de los campesinos que no pueden llegar a sus campos, o la seguridad de los transeúntes que no la tienen excluidos de carreteras o caminos segregados o cortados por un Muro que corta la continuidad de los territorios ocupados de Jerusalén, A, B, C y los de toda la Palestina histórica.
Llega la deformación informativa a que el refuerzo de tropas israelíes en los territorios ocupados, tras la proclamación estadounidense de la capitalidad israelí para esta Jerusalén, en Televisión Española se diga que es para mejorar la ‘seguridad’, en lugar de decir que es para aumentar la represión o que lo hacen para mantener el incumplimiento del derecho internacional. ¡Y después no comprenden que se reclame al gobierno español el embargo comercial de armas con los países ocupantes y violentos!.
Se constriñe el concepto de seguridad al querido por el ocupante, el control de territorio, la disposición del mismo, de la vida y hacienda de las personas que todavía malviven en los territorios ocupados, no al derecho de una vida digna, con paz y justicia para la población ocupada que nunca debiera serlo, si hubiera seguridad y justicia.
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