La política argentina está inserta en lo que se puede llamar «democracia burguesa», con todas sus falencias, errores o como quiera mencionarse se dice democracia. O mejor dicho, era, ya que en este preciso momento estamos viendo la persecución política extrema que ejerce el gobierno del ingeniero Mauricio Macri contra el kirchnerismo (sumado esto a […]
La política argentina está inserta en lo que se puede llamar «democracia burguesa», con todas sus falencias, errores o como quiera mencionarse se dice democracia. O mejor dicho, era, ya que en este preciso momento estamos viendo la persecución política extrema que ejerce el gobierno del ingeniero Mauricio Macri contra el kirchnerismo (sumado esto a otros hechos tan repugnantes como inviables)
Sin estar encolumnada en ninguna de estas dos vertientes -PRO o K- y quede este concepto bien marcado, tan firme como inamovible, bajo ningún concepto puedo dejar de elevar mi voz contra la medida que aniquila las libertades democráticas. En el día de hoy y en un operativo rayano en la enajenación , propio de un ejército que iría a una guerra con una superpotencia extraterrestre, acaban de detener al militante político social Luis D’Elía y a Carlos Zanini, quien fuera secretario legal y técnico de la presidencia durante los gobiernos de los doctores Néstor y Cristina Kirchner. Otro de los detenidos es «Yussuf» Khalil y la misma suerte corrió el dirigente de Quebracho, Fernando Esteche.
También está detenido en su domicilio, por encontrarse enfermo, Héctor Timerman, político y periodista que fuera ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto luego de haber sido embajador de Argentina en los EEUU, en los mismos gobiernos.
No voy a entrar en el debate sobre si es o no justo que estos dirigentes pasen un tiempo en la cárcel, pero lo que sí repruebo y terminantemente, es que toda esta gente está detenida sin sentencia firme. Se anuló de un irresponsable plumazo la presunción de inocencia que sugiere la ley, hasta que juicio mediante se demuestre lo contrario.
Acá de ninguna manera hace falta ser siquiera simpatizante K, lo que urge es denunciar nacional e internacionalmente este avasallamiento a la justicia que por otra parte deja un precedente peligrosísimo.
Estamos en condiciones de asegurar que este gobierno está asestando puñaladas de muerte al llamado Estado de Derecho, aunque bien sepamos que en una democracia burguesa este derecho es manejado al antojo de las instituciones, también burguesas.
Tal como expresé cuando la detención de Amado Boudou, si esta gente es culpable tendría que estar presa como corresponde, pero la justicia no puede -ni debería permitirse- atropellarse a sí misma, bajo el capricho de fuerzas oscurantistas que con estas medidas pretenden tapar otros desastres que se están cometiendo contra el pueblo.
Tarifazos impagables en los servicios; despidos; aniquilamiento de la educación y la salud pública; recorte a los miserables sueldos de los jubilados; amenazas de cierres de más empresas con lo que se engrosaría desmedidamente la cifra de desocupados, etc.
Muchos irresponsables festejan estas detenciones, yo creo que más allá de simpatías políticas lo que debe prevalecer es la coherencia. De ninguna manera podemos aplaudir la irrupción en escena de una dictadura cívico empresarial que se viene anunciando hace unos cuántos días, cuando la propia ministro de Seguridad Patricia Bulrich hablara sobre la posibilidad inminente de ordenar allanamientos sin orden judicial contra comunidades mapuches en el sur argentino. Allí donde desaparecieran a Santiago Maldonado y donde fuerzas del «orden» asestaran un tiro por la espalda a Rafael Nahuel causando su muerte estando ¡de-sar-ma-do!
Respecto a estos dos jóvenes asesinados, la vicepresidente Gabriela Michetti, justificando el accionar policial y de gendarmería y en encuentro televisivo argumentara: «Se supone que hay armas ~del lado mapuche~ de todo tipo, lanzas… piedras y también hay armas de fuego …»
Mientras todo este descalabro político se viene desarrollando, rige un silencio que estalla los tímpanos respecto al submarino ARA San Juan y sus 44 tripulantes, al punto tal que hasta la Armada salió a decir que «muy probablemente jamás se sepa qué pasó con el submarino desaparecido».
Las detenciones ofician de «tapa rabo» a situaciones inadmisibles, el macrismo cruzó la zona fronteriza dando sus primeros pasos hacia una dictadura, cosa que de ninguna manera podemos aprobar.
Urge que el campo popular se proclame contra todas estas aberraciones.
Ya no hay mucho tiempo, el gobierno tiene las patas más largas y está dando zancadas, ojo, hoy están detenidos supuestos delincuentes sin juicio previo, mañana podrías ser vos cuándo salgas a reclamar porque la soga te está asfixiando demasiado o porque te niegues a asistir a las exequias del Estado de Derecho…
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.