Se dice que los periodistas no debemos ser noticia, pero ayer lo fue una, la presentadora de Los desayunos de TVE, Ana Pastor, por su entrevista al presidente iraní Mahmud Ahmadineyad. Y es curioso, porque en principio lo fue porque a cierto sector le dio por destacar que durante la entrevista se había desprendido del […]
Se dice que los periodistas no debemos ser noticia, pero ayer lo fue una, la presentadora de Los desayunos de TVE, Ana Pastor, por su entrevista al presidente iraní Mahmud Ahmadineyad. Y es curioso, porque en principio lo fue porque a cierto sector le dio por destacar que durante la entrevista se había desprendido del velo con que cubría su cabello (por deferencia a la cultura de su anfitrión), lo que erróneamente se interpretó como un gesto orquestado y no el descuido accidental que la periodista reconoció. Sin embargo, la anécdota sirvió para que, a medida que avanzaba el día, lo que se reconociera es que Pastor había hecho una gran entrevista. Esto, en su caso, no es novedad ni, por tanto, noticia, pero sí lo es que los presentadores estrella de la televisión, en la mayoría de los casos, no sean buenos periodistas (y si lo son, lo disimulen estupendamente ejerciendo, en la mayoría de los casos, como la voz de sus amos).
Sin embargo, resultaba sorprendente ayer ver el reconocimiento de Pastor por parte de colegas de todo tipo, desde pesos pesados como Pedro J. Ramírez a estudiantes de periodismo que la reivindicaban ayer como referente. Pero si a todos nos gusta Ana Pastor y no Sara Carbonero, ¿por qué están los medios llenos de las segundas y son tan pocos los periodistas que, ante su oportunidad de lanzarse al toro, no asoman el capote desde detrás de la barrera? Ayer era un buen día para preguntárnoslo. Desde luego, señores como Pedro J. que inventan y mantienen bulos en sus medios para tener contenta a su parroquia, no son el mejor incentivo, y desde luego, tampoco a todos los estudiantes se les plantea la posibilidad de entrar a trabajar a los 22 años junto a Iñaki Gabilondo, que te den la confianza para cubrir conflictos internacionales (algo haría para mercerla), y después el respaldo y la libertad que le ofrece RTVE -admirable- para hacer lo que hace. Sin embargo, insisto, tampoco veo desde mi humilde posición, a muchos chavales -y no tan chavales- desesperados por entrar en el periodismo político y en poner en un compromiso al político de turno. Veo muchos más deseando entrar en gabinetes de prensa. Pero pese a todo los hay. Y ahí llega la última dificultad. ¿Quién les da la oportunidad? No a todos, sino a los valientes. Sinceramente, pocos, por no decir nadie. A Ana Pastor no la veo yo entrevistando con libertad en la mayoría de medios de España. Y en la Comunitat ni les cuento: en Canal 9 no la dejarían entrar ni de visita, pero en el resto no le darían carta blanca, no fuera que cayera la publicidad de Som Comunitat.
¿Pero es lo que hay? Yo les aseguro que no. Yo les podría decir un puñado de colegas valencianos jóvenes, más de una decena, que merecen un gran reconocimiento por su labor periodística. Pero bueno, luego hasta la Unió de Periodistes celebra un congreso en su 30 aniversario y entre sus cuatro decenas de ponentes no figura ni uno de ellos. Si el periodista participante más joven marcara la edad de corte para participar, creo que ni Ana Pastor -de 33 años- intervendría (la edad media de rondar la cincuentena). ¿Desfallecemos pues? Yo les emplazo a que no, a que busquen a las/los Anas Pastor, que haberlos, haylos, y reivindíquelos (y reconozcan, por qué no, a los medios que les dan bola). Y obviamente, si son periodistas, o proyectos de periodistas, además de reivindicarlo, pónganse/pongámosnos manos a la obra. Solo se trata de periodismo. No debería ser noticia. Debería ser lo normal.
Fuente original: http://www.linformatiu.com/opinio/detalle/articulo/periodista-noticia-mala-noticia/