Recomiendo:
0

Los gobernantes árabes y su cruzada contra la prensa

Periodistas sin protección

Fuentes: La Croix

Traducido para Rebelión por Eduardo Guzmán

La hostilidad de los gobernantes árabes contra la libertad de expresión ha alcanzado estos últimos años tales proporciones que Mohamed Talbi, antiguo decano de la Facultad de Letras de Túnez y uno de los intelectuales árabes más comprometidos tanto contra los abusos de los emires y presidentes vitalicios como contra los imames partidarios de una lectura rigorista del Islam, ha declarado que la élite de los abogados y periodistas tunecinos disfrutaba de más libertad bajo el Protectorado francés que hoy día. Esta constatación, hecha por un historiador octogenario situado en las antípodas de los nostálgicos de la colonización, puede aplicarse a otros países árabes.

Los asesinatos de Samir Kassir y Gibran Tueni, del periódico libanés An-Nahar, uno de los diarios árabes más respetuosos con la ética de la profesión, y el intento de asesinato de la presentadora de televisión May Shidiac en Beirut, han venido a recordar que incluso en el Líbano, donde la prensa está menos encadenada que en la mayoría de los países «hermanos», los periodistas corren peligro de muerte si, a juicio de los gobernantes, rebasan ciertos «límites».

Por haber osado rebasarlos en sus colaboraciones con periódicos en línea animados por opositores libios en el exilio, Dhaif Al-Ghazal fue secuestrado y luego asesinado. El azar quiso que su cuerpo mutilado se encontrase el mismo 2 de junio de 2005 en que el de Samir Kassir, quien figuraba en la lista de los enemigos de los jefes de los servicios de seguridad libaneses y sus aliados sirios, fue hecho pedazos por una bomba.

Los intelectuales y periodistas árabes sedientos de libertad no pueden tomarse en serio los discursos sobre la necesidad de democratizar el mundo árabe y de proteger la libertad de expresión que machaconamente repiten desde hace unos tres años los dirigentes occidentales y, sobre todo, el presidente Bush, mientras sigan en libertad los asesinos de periodistas en Líbano, Libia, Argelia e Iraq.

La continuación en todo el mundo árabe de la guerra sucia contra los periodistas y los defensores de los derechos humanos, de los cuales muchos están ahora en prisión, puede asestar un golpe mortal a las oportunidades de auténtica democratización. El caso más emblemático es el del abogado tunecino Mohammed Abou, salvajemente torturado por haber criticado el régimen del general Ben Alí.

Todas estas derivas han contribuido en enorme medida al deterioro de la calidad de la enseñanza y al desarrollo de corrientes islamistas ultraconservadoras ferozmente opuestas a la libertad de expresión. Han tenido también la consecuencia de una aproximación peligrosa para las dictaduras árabes entre las víctimas de obediencia islamista y las procedentes de la izquierda.

* Kamel Labidi. Periodista tunecino, asesor de dos organizaciones de defensa de los periodistas (Ifex y CPJ).