La procuraduría antiterrorista de Perú intenta obtener una orden de captura contra Walter Chávez, periodista e intelectual peruano, fundador del quincenario boliviano El Juguete Rabioso y director de la versión boliviana de Le Monde Diplomatique. Esta persecución fue iniciada en Bolivia por el partido opositor Podemos, con el apoyo del escritor Juan Claudio Lechín, el […]
La procuraduría antiterrorista de Perú intenta obtener una orden de captura contra Walter Chávez, periodista e intelectual peruano, fundador del quincenario boliviano El Juguete Rabioso y director de la versión boliviana de Le Monde Diplomatique. Esta persecución fue iniciada en Bolivia por el partido opositor Podemos, con el apoyo del escritor Juan Claudio Lechín, el ex trostkista Filemón Escóbar y varios medios de comunicación.
Todo comenzó con la expulsión del cubano anticastrista Amauris Sanmartino, acusado de participar en la agitación separatista de la región de Santa Cruz. Inmediatamente, políticos de la oposición exigieron que se procediera de la misma manera con Walter Chávez, quien fuera jefe de campaña de la candidatura de Evo Morales, y que actualmente se desempeña como asesor de comunicación de la presidencia. Este pedido de expulsión, que fue a tiempo rechazado por el gobierno boliviano, comenzó a cobrar carácter de escándalo meditático, cuando el programa Panorama (Panamericana, Perú) difundió un «reportaje» donde se presenta a Chávez como un personaje siniestro con pasado terrorista, una eminencia gris detrás del gobierno y se lo asimila además con el nefasto Vladimiro Montesinos, que se encargó de dirigir el terror durante el gobierno de Alberto Fujimori.
Walter Chávez llegó a Bolivia en 1992 y pidió el status de refugiado político. Dos años antes había sido arrestado en Lima y acusado de pertenecer al MRTA. Según declaraciones de Chávez, pasó un mes detenido. Los primeros quince días fue torturado, pero nunca aceptó las acusaciones y finalmente fue liberado porque no se pudo probar ninguna de las acusaciones que se le imputaba. A Bolivia entró de manera regular y luego de presentar su caso a Amnesty International y ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidades para los Refugiados) obtuvo el estatus de refugiado político.
Desde 1994 se ha desempeñado como periodista en Presencia, Hoy, La Razón. Fue creador de la revista de sociedad Cosas, el suplemento de crónica roja Extra. Luego con otros periodistas creó el quincenario el Juguete Rabioso, dirigió la versión boliviana del mensual francés Le Monde Diplomatique y la revista de estudios sociales Barataria.
En los últimos días, la Procuraduría peruana antiterrorista está solicitando tanto a la Fiscalía de su país, como a la Interpol, una orden de captura contra Chávez. Según el procurador Guillermo Cabala, el Estado va a demostrar que Chávez no es un perseguido político sino que está buscado por delito común : «terrorismo».
Sin embargo, llama la atención que sea sólo ahora, y a raíz de la expulsión del cubano Amauris Sanmartino, que la procuraduría peruana intente esta orden de captura y no lo haya hecho en los más de 15 años de vida pública que Chávez mantuvo en Bolivia. Según Cabala, hasta el momento no se tenía conocimiento de la presencia de Chávez en Bolivia, lo que corroboraría la tesis de Panorama según la cual el periodista peruano «opera desde las sombras»; pero ambos argumentos caen por tierra si tenemos en cuenta la larga trayectoria del periodista y que, además, a finales del 2005, el cotidiano peruano La República dedicó un reportaje de página plena, con fotografía a colores, de Walter Chávez (1). Este reportaje tuvo como tema la exitosa campaña que llevó a la victoria a Evo Morales.
En Bolivia, el partido opositor de derecha Podemos, junto al escritor Juan Claudio Lechín y el ex dirigente minero de filiación trostkista (expulsado del MAS por pactar con la derecha y por intentar, como senador, permitir un convenio de inmunidad para los norteamericanos que cometieran crímenes en Bolivia) Filemón Escóbar se encargan de llevar adelante una campaña desde los medios para exigir al gobierno que tome medidas contra el periodista Chávez. La dura campaña tiene visos de linchamiento mediático, puesto que abunda en adjetivos y exageraciones y escasea en argumentos o pruebas.
Esta situación lleva a pensar que se estaría forzando un proceso contra este periodista. Durante la campaña electoral, la labor de Chávez fue responder a la guerra sucia llevada adelante contra Evo Morales. Esta guerra sucia, que incluía insultos y mentiras contra Morales, fue orquestada por la casi totalidad de medios de comunicación bolivianos, medios que ahora se prestan a esta campaña contra Chávez. ¿Se tratará de un ajuste de cuentas mediático y político?
Nota 1. LaRepública, 6 de enero de 2006. http://www.larepublica.com.pe/component/option,com_contentant/task,view/id,99295/Itemid,0/