Desde el fondo de la historia , el sujeto humano, se define por el lugar que ocupa (o le dejan ocupar) en las relaciones de producción. Y el lugar en el sistema de producción determina su poder en el mundo. En ese interjuego de relaciones, los otros de nosotros, los que más poder ostentan son […]
Desde el fondo de la historia , el sujeto humano, se define por el lugar que ocupa (o le dejan ocupar) en las relaciones de producción.
Y el lugar en el sistema de producción determina su poder en el mundo. En ese interjuego de relaciones, los otros de nosotros, los que más poder ostentan son quienes desde los Medios intentan determinar el sentido de las acciones, saberes, decires y hasta pensamientos de las grandes mayorías sociales.
El fin de Siglo XX el desarrollo del capitalismo produjo en la aldea global la más colosal disputa de sentido.
Las empresas multinacionales, muchas de las cuales ostentan rentabilidades superiores a la mayoría de las naciones, alcanzaron un poder que les permite actualmente operar dentro de los estados nacionales con reglas propias. Se convirtieron en Estados dentro de los Estados. Sirva como ejemplo la controvertida empresa Botnia, la pastera que divide a uruguayos y argentinos. La rentabilidad anual de esa empresa finlandesa es superior al producto bruto de toda la República del Uruguay.
De la mano del control privado de la Comunicación, este puñado concentrado de empresas avanzan con un imaginario social, cultural, económico y político en el que la realidad se edita inmediata y cambiante sin historia ni contextualización.
En esa realidad, el discurso construído naturaliza con pretensión de verdad
Que los Estados nacionales deben ceder su poder a favor de las empresas y en contra de los ciudadanos,
Que la acción política no tiene ningún valor,
Que las nuevas formas de organización y debate sólo tienen validez si se reconocen a través de los Medios, lo que no está en los Medios no existe.
Que las expresiones masivas y populares son desbordes reprimibles, pocas veces comprensibles y por supuesto desde el lugar del poder mediático están sometidos a permanentes discriminaciones. El desocupado organizado es el piquetero, los inmigrantes son sudacas, en España, bolitas en Argentina.
En esa realidad el protagonista promovido, el héroe, es
individualista,
consumista,
apolítico,
casi perverso.
Las construcciónes colectivas difícilmente sean valoradas, el premio es al más vivo, al pícaro, al que no tiene código ni los respeta.
Desde su constitución concentrada y transnacional, la Corporación Mediática, ridiculiza la democracia y – por las dudas – avanza desnaturalizando la democracia participativa.
Arturo Jauretche un pensador argentino reconocido como parte integrante,primero del radicalismo y luego del peronismo (los dos movimientos político-sociales más importantes de la Argentina) fue un ferviente militante social.
Jauretche incluyó entre las zonceras, como acostumbraba a llamar él a la estupidez humana muchas de las construcciones y clisché de los intelectuales y la prensa.
Jauretche resolvía muy bien la dicotomía a la que nos someten los pensadores de los medios esos que cuando hay un gobierno popular gustan de llamarlo populista, mientras reivindican como democráticos a los gobiernos de derecha.
Jauretche decía que los gobiernos se dividen en nacionales o antinacionales según defiendan el interés de la patria o el de las empresas y gobiernos extranjeros. La Gran Prensa nos da ejemplos diariamente de lo que Jauretche llamaba zonceras, que no son otra cosa que mentiras pretensionsas.
Sin ninguna aspiración socializadora los dueños de los Medios se concentran y además pretenden sucederse en el control privado de la comunicación tal como lo hacían las viejas estructuras monárquicas.
Intentan naturalizar el carácter privado de la sociedad.
En este mundo, en el que la disputa de las significaciones, se instala – en cada casa – diariamente, a través de las nuevas ofertas tecnológicas de la comunicación, hay varias acciones que realizar.
En principio se hace necesario recuperar el rol de los Estados Nacionales. En su dimensión cultural más extensa.
Y debe hacerse antes que sea demasiado tarde, entre otras cosas porque como lo demuestran los estudios psicológicos:
la realidad mediática construye desde la más temprana edad del sujeto humano nuevas identidades virtuales.
Los Medios compiten con las figuras parentales convirtiéndose en Otros tan significativos con capacidad de definir los modos de ser y estar en el mundo. Por sobre los padres y madres disputan -hora a hora- la construcción de las subjetividades de nuestros niños y niñas más pequeños.
El mundo privado y la construcción de la subjetividad propuesta desde las empresas privadas de la Comunicación nos convocan,
(como lo estamos haciendo con estas jornadas en Caracas)
A pensar y hacer un Mundo diferente,
Justo, desde la participación y
participativo desde la pluralidad de voces y deseos.
Hoy, para alegría de las mayorías populares, Latinoamérica tiene gobiernos que – a pesar de sus asimetrías – tienen más coincidencias que disputas.
Nunca como antes tantos gobiernos contemporizan y marcan la misma hora popular. Y aunque los Medios -todos los días bombardean la unidad latinoamericana igual crece con Evo en Bolivia, Lula en Brasil Fidel en Cuba, Bachelet en Chile; Correa en Ecuador; Ortega en Nicaragua,Tabaré en Uruguay, Hugo Chavez en Venezuela y Kirchner en Argentina.
Así como a fines del Siglo pasado el neoliberalismo de la mano de los ajustes y privatizaciones impuso su política de globalización del hambre, desocupación y pobreza, estos gobiernos latinoamericanos a través del gradualismo o la revolución pacífica coinciden:
En dejar atrás el neoliberalismo,
en la construcción de nuevos estados
en la lucha por la democratización de la comunicación.
Esta tarea democratizadora requiere:
q rediscutir el rol de los Medios de comunicación de gestión estatal,
q atender el desarrollo de los Medios de gestión social y comunitaria
q legislar a favor del derecho a la información y la libertad de expresión y,
q articular esas expresiones a nivel de la región. Tal como se expresa en Telesur y con los debates que se impulsan en la Reunión Especializada de Comunicación Social del MERCOSUR.
El desafío es construir todo en su medida y simultáneamente.
En Argentina, la historia de la radiodifusión desde su génesis se escribió desde el interés de las empresas privadas. Sólo en los gobiernos nacionalistas del Perón (Juan Domingo) de los años ´50 los Medios recuperaron un rol de servicio público con una fuerte participación del Estado.
En ese momento nació la cadena de emisoras de Radio Nacional que con sus 40 filiales hasta el día de hoy recorre toda la extensa geografía de la Argentina.
Ese mismo Estado Nacional, y no por casualidad el 17 de octubre de 1951, inauguró las transmisiones de Canal 7.
En busca de amplificar internacionalmente la denominada Tercera Posición, el peronismo comunicacional puso en onda corta el servicio de información al exterior.
Precursor del Movimiento de Países No Alineados, la Tercera Posición fue un discurso destinado a cruzar el debate de un mundo que se exhibía desde la bipolaridad.
La disputa de sentido en un planeta que se definía desde los estados nacionales no se ocultaba en los Medios o por lo menos no podían negarla como hacen hoy en día.
En esa época los gobiernos populares y nacionales construían con acciones y leyes una comunicación más democrática.
Cuando las dictaduras militares reaparecían, las señales de onda corta permitían conocer las ideas del mundo. Radio La Habana, Moscú o las transmisiones en castellano de la BBC servían para romper con aquellos cercos informativos y la demonización del marxismo-comunismo.
En la Argentina – es bueno destacarlo – en los años 70, es un Perón más viejo quien reestatiza los principales canales de televisión, trás 15 años de ejercicio privado y luego de vencidas las licencias.
Desde esa historia sorprende el escándalo que promueven aquí los privados tras el vencimiento de la licencia de RCTV y la decisión del gobierno bolivariano de redefinir la forma de gestión de la emisora.
La gestión estatal de los medios argentinos continuó en Argentina hasta la era de Carlos Menem. Fue esa dictadura la que se garantizó el manejo a través de una Ley de Radiodifusión que nuestra democracia – a más de 24 años – no logró derogar.
Menem, que privatizó hasta lo imprivatizable reformó un artículo de esa Ley para entregar el patrimonio comunicacional a las empresas monopólicas habilitando la transnacionalización de las frecuencias de radio y televisión.
Con el poder comunicacional consolidado en manos privadas – como sucede con casi toda la economía argentina concentrada en grandes grupos económicos- el gobierno de Néstor Kirchner comienza otra etapa. Etapa refundacional de un Estado argentino que aparecía cooptado por el sector privado,
Un Estado que se regodeaba de tener relaciones carnales con EEUU,
que reivindicaba con indultos a los dictadores y genocidas,
que inventó el hambre en un país rico en alimentos,
que redujo un país de trabajo al servilismo de la desocupación masiva,
un Estado dispuesto a los TLC, quinta columna neoliberal en la Patria Grande, promotor del ALCA que pretendía firmarse en el año 2005.
Muchas de esas políticas entraron en cuestionamiento a partir del 25 de mayo de 2003 fecha de asunción de Kirchner. Con un gobierno que en cuatro años ostenta altos grados de adhesión popular y con una pacífica disputa de ideas instalada en su propio seno debe reconocérsele que el sentido va en línea de recuperar la escencia nacional y la integración latinoamericana por sobre los modelos de sumisión.
Las deudas sociales, económicas, políticas y comunicacionales son muchas y el gobierno actual es consciente de ellas.
La Gran Prensa transnacional y concentrada lo sabe y desde las tapas de los diarios, las emisiones radiales y televisivas defiende día a día el mundo privado impuesto en los ´90 y lo hace a través de una construcción de la realidad donde la verdad tiene cada vez menos valor.
EL CAMBIO ES CULTURAL
Cuando las nuevas teconologías de la comunicación extienden su poder hasta el rincón más íntimo de construcción social del sujeto humano, la disputa de ideas no puede quedar atada a las decisiones de quien se propone como exclusivo emisor, dueño del único pensamiento posible.
La batalla de la Comunicación es la madre de todas las batallas.
Es la historia de la humanidad y su futuro lo que está en juego.
En la batalla de las ideas se dirime si marchamos hacia un mundo donde se respeta la diversidad cultural y los caminos que los pueblos eligen para vivir mejor.
La creatividad o dependencia del sujeto humano se pone en juego todos los días, todo el tiempo a través de los Medios.
Mientras la mayoría de los Medios le hace creer a la gente y a los propios periodistas que la realidad son la sombras que se proyectan sobre el fondo de la caverna, las emisoras de los estados nacionales recuperados, las frecuencias en manos de la comunidad y la gente real son quienes pueden revertir este orden de cosas.
Es un cambio cultural el que hay que producir desde y con los Medios; está en juego la verdad de la historia, el presente que vivimos y el futuro que disputamos.
Una de las primeras tareas, casi docentes, es socializar una información fundamental: TODOS LOS MEDIOS SON PUBLICOS
Las elaboraciones teóricas que planteo tuve ocasión de contrastarlas a través de la gestión editorial llevada adelante durante los últimos tres años en Canal 7 y Radio Nacional de Argentina.
El texto que sigue fue propuesto en el año 2004 por nuestra gerencia para ser discutido con los profesionales que trabajan en los Medios de Comunicación del Estado.
«Pensar la Comunicación, sólo desde el costado comercial, es un mal de origen de los medios audiovisuales argentinos.
El avance del modelo privatista de los ’90, profundizó la tendencia mercantilista convirtiéndolos en máquinas productoras de ganancia a cualquier costo. La búsqueda desaforada por el enriquecimiento puso en cuestión la esencia de la comunicación.La banalización y a la espectacularización de la noticia son la expresión más visible de ese proceso.
La comunicación, convertida en mercancía, devino en un sistema de concentración y transnacionalización económica similar el resto de los servicios públicos.
En nuestro país conviven Medios de gestión privada (la mayoría), estatal (nacionales, provinciales, municipales y universitarios) y comunitaria ( reconocidos a partir de una modificación parcial de la Ley de Radiodifusión realizada por el actual gobierno). Todos forman parte de un espacio radioeléctrico, patrimonio de la humanidad que, de acuerdo a las convenciones internacionales, es administrado por el estado nacional.
La pobreza comunicacional que exhiben los medios públicos de gestión privada (los más ricos), debe tener su contraparte en la articulación de los medios de gestión estatal y social comunitaria.
Durante el año 2004 fijábamos
LA LINEA EDITORIAL DE RADIO NACIONAL
Decíamos:.
La gerencia periodística asume la responsabilidad de impulsar un informativo cuyos contenidos respeten:
ü La pluralidad de ideas.
ü El carácter federal de Radio Nacional.
ü Una mirada del mundo que surja de las vinculaciones de Argentina en la región y latinoamérica.
Radio Nacional es una radio estatal, pluralista, participativa y federal.
Es un servicio público que debe garantizar la difusión de la información de la gestión oficial. En ese sentido también debe promover el debate de ideas sobre los distintos temas de actualidad. Para lograrlo es importante trabajar desde la multiplicidad de voces, con el reconocimiento de lo intersectorial y multidisciplinario. Buscando una línea propositiva.
Es tarea del informativo promover agenda, no sólo la que surge del gobierno sino de los distintos sectores sociales.
Frente a la realidad y a la búsqueda de la verdad es importante actuar de manera proactiva y no sólo por reacción.
FEDERAL
Radio Nacional es la única radio del país que puede cumplir con la construcción de una información efectivamente federal, sus 40 filiales así lo acreditan. Pero esto requiere una transformación de los profesionales en la forma de analizar, producir y seleccionar las noticias. Las filiales pueden aportar informaciones que desde el Noticiero central devuelvan una mirada federal. Esta mirada federal es diferente de la mirada nacional que pueden brindar los Medios de pretensión hegemónica. Radio Nacional es además una agencia de noticias.
LA DISPUTA DEL SENTIDO Y LA AGENDA PROPIA.
Los Medios de Comunicación de pretensión hegemónica, concentrados en muy pocas manos, algunas de carácter transnacional, imponen diariamente una agenda atada a los intereses económicos de las empresas privadas.
La tarea de Radio Nacional, como la de los Medios públicos de gestión estatal, universitaria o social no sólo pasa por disputarle el sentido a la información que se difunde sino también la agenda informativa.»
Para desmistificar hay que recuperar el relato.
Los pueblos, las naciones, las integraciones de pueblos y naciones como la Patria Grande Latinoamericana construyen sus mitos fundacionales, son los que le sirven para crear un relato que le de identidad, que corporice y sintetice sus ideas y proyectos de trascendencia, de esperanza, de bienestar.
Son la expresión simbólica de sus sueños.
Los Medios de Comunicación privados y transnacionalizados trafican la realidad de nuestros pueblos, donde antes era la noticia y la construcción de la verdad hoy está la mentira y la desinformación, donde estaba el entretenimiento está el pasatismo y la chabacanería.
Trocan la necesaria construcción mítica por la mistificación de la realidad. Falsifican la realidad, cubren la verdad con el velo de la tergiversación y el engaño.
El Sur de América está resignificando los sueños de sus padres fundadores, los de Martí,Sandino,Tupac Amaru,Artigas,San Martín, Bolivar.
Aunque todos los Medios deberían contribuir con su rol de servicio público y derecho humano, la realidad compromete a los Medios Públicos de gestión estatal, social, comunitaria a construir un relato
De justicia social, liberador, pleno de esperanza.
El mensaje desde el Sur de América al mundo es los pueblos, juntos estamos haciendo un destino que merezca ser vivido.
Otro mundo es necesario y lo estamos haciendo posible.
Néstor Piccone es periodista. Lic. Psicología. Secretaría de Medios Públicos de Argentina.