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Pozos negros y agujeros negros

Fuentes: Rebelión

«Se encuentran un austríaco, un mexicano y un peruano…». Esta clase de comienzos es reconocible en esa tipología de «chistes de nacionales» en la que es sabido que uno de ellos va a ser ensalzado o ridiculizado (y en este caso el chistoso suele poner a salvo de burlas su propia nacionalidad). Son las respuestas […]

«Se encuentran un austríaco, un mexicano y un peruano…». Esta clase de comienzos es reconocible en esa tipología de «chistes de nacionales» en la que es sabido que uno de ellos va a ser ensalzado o ridiculizado (y en este caso el chistoso suele poner a salvo de burlas su propia nacionalidad). Son las respuestas del escarnecido o su forma de actuar las que identifican una fantasmal «arquitectura mental» (mentalidad) que es objeto de burla, y sirve como estereotipo («identidad») que se hace extensiva al colectivo de «nacionales».

Un artículo del periodista H. Tertsch a los pocos días del terrible maremoto que asoló las costas indonesias hace siete meses, contenía un párrafo acerca de pueriles explicaciones sobre la «culpa» del tsunami: explicaciones que culpan a Estados Unidos de hacer experimentos secretos en la atmósfera y bajo la superficie terrestre […] Yanquis, ricos y militares, una vez más, aliados para sembrar muerte y miseria entre los desheredados (Los pozos negros. El País, 4 de enero).

Desgraciadamente no son escasas las muestras de irracionalidad en los medios, en gran medida atribuibles al pensamiento mágico que alientan las brutas teologías y otros pozos negros. Más de un obispo ha enfocado el SIDA como castigo divino, por no hablar del condón como «ruleta rusa». Confrontar esas creencias con el conocimiento científico, como hacen los autores del artículo La ciencia frente a las creencias religiosas −en el último número de la revista Mientras tanto− forma parte de la búsqueda del conocimiento riguroso sobre cómo es y funciona el mundo: conocimiento basado en pruebas objetivas frente a la irracionalidad. Una tarea también periodística.

Pero aunque resulte bastante cómico el oportunismo irónico con el que Tertsch arropa ¾con tan inconsistentes vestimentas¾ a la famosa trilogía «aliada», traemos a colación su párrafo porque nos ayuda a desvelar formas propagandísticas menos inocuas que el chiste, aunque compartan mecanismos ideológicos similares. Resulta que el eco de esas fantasiosas hipótesis conspiratorias que culpan a Estados Unidos de hacer experimentos secretos en la atmósfera etc., viene rebotado por un organismo llamado Midle East Media Research Institute (MEMRI) que envía −gratuitamente a «creadores de opinión» de todo el mundo− sus traducciones al inglés de determinados artículos aparecidos en medios periodísticos del mundo árabe y musulmán. El eco también rebota en el pozo negro de la web libertaddigital.

En su artículo ¿Qué piensan los terroristas? (El País 22 de julio) Enrique Krauze −también colaborador habitual en El País− señala las insuficiencias de la prensa occidental «porque no refleja de modo suficiente la mentalidad de los propios musulmanes«, y presenta a la organización MEMRI como solución «independiente y no lucrativa«. E. Krauze hace propaganda de su página web en la que, afirma, «el lector encuentra la voz del mundo islamico«. Sin embargo esta afirmación no sólo es literariamente abusiva -Krauze utiliza con sospechoso aplomo las palabras mentalidad y voz, en singular, sin comillas− sino que no se corresponde con la realidad: otras informaciones apuntan que MEMRI está llena de ventrílocuos que filtran y manipulan esas voces, y el periodismo honesto no puede ocultar esta realidad polémica sin incurrir en deshonesta propaganda.

En su artículo «Selective MEMRI» (1)Notas el periodista Brian Whitaker escribió en 2002 sobre esta institución radicada en Washington y financiada por contribuyentes estadounidenses que se desgravan por su clasificación legal como organización 501(c)3 «independiente, no partidista y no lucrativa», situación de la que se sirven muchos otros think tanks derechistas para mantener veladas su financiación y funcionamiento. Las traducciones que ofrece esta organización siguen un tendencioso patrón común: resultan negativas para el mundo árabe y positivas para la agenda política de Israel. Ibrahim Hooper del Council on American-Islamic Relations afirma en el Washington Times: «La intención de MEMRI es localizar las peores citas posibles procedentes del mundo musulmán y diseminarlas tan ampliamente como sea posible», escribe Whitaker.

Los fundadores de MEMRI son el coronel Yigal Carmon, experto de los servicios secretos del ejército de Israel, y Meyrav Wurmser, que dirige el Hudson Institute (Indianapolis), una institución que cuenta entre sus miembros al neoconservador Richard Perle. Sus fundadores manifestaban «La permanente relevancia del Sionismo para el pueblo judío y el Estado de Israel» (The continuing relevance of Zionism to the Jewish people and to the state of Israel). Estas palabras, presentes en la página web original, han sido retiradas. Pero las posiciones políticas de los fundadores siguen encuadradas en la derecha sionista (Wurmser afirma en un artículo titulado «Can Israel Survive Post-Zionism?» que los intelectuales israelíes de izquierda representan «más que una simple amenaza» para el estado de Israel pues «reducen su voluntad de autodefensa»), y ambos se opusieron al proceso de paz iniciado en Oslo.

Además, con proceder de dudosa ética periodística, MEMRI se apropia de los artículos que traduce y almacena en su «pozo negro», a los que estampa su copyright.

Como explica en su artículo «Repressive MEMRI» (2)Notas el profesor Juan Cole, docente de Historia en la Universidad de Michigan, recibió a finales del año pasado una amenaza de pleito por difamación firmada por el coronel Yigal Carmon; con clara voluntad intimidatoria, el delito de este profesor sería haber puesto en duda la supuesta independencia del MEMRI.

El desconocimiento en occidente de los idiomas del mundo musulmán ha sido explotado por el imperialismo construyendo un sistema de información a su medida (3)Notas. Whitaker expone en su artículo varios ejemplos de manipulación y concluye que el objetivo de MEMRI es «cambiar las percepciones occidentales de los árabes hacia lo peor».

El propagandista Krauze difama al periodista Robert Fisk y a los que nos manifestamos contra la guerra colocándonos «freudianamente» al lado del verdugo Bin Laden, inmersos, dice en su artículo, en «una corriente poderosa, donde los manifestantes equiparan con frecuencia a Bush con Hitler, pero no se atreven a salir a la calle con una pancarta levemente adversa a Bin Laden».

El liberalismo otoñal de Krauze («una idea sin ideología», según su propia definición) está cada vez más cerca de Gonzalo Fernandez de la Mora y su «crepúsculo de las ideologías».

Como señala el último Informe sobre Desarrollo Humano en el Mundo Árabe 2004 −presentado por el director de la oficina regional para los Estados Árabes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Rima Khalaf−, la situación de la libertad de opinión es tan catastrófica como el resto de libertades: «Las libertades de opinión, expresión y, en particular, de asociación son reprimidas en diversos grados en la mayor parte de los países árabes. La «voz» de la prensa es reprimida o comprada. Siete países prohiben la formación de partidos políticos […] las amenazas externas y el antiterrorismo son utilizados como excusas para declarar estados de emergencia casi permanentes en algunos países árabes. En estas condiciones la expresión de las opiniones se convierte en un riesgo que sólo una minoría acepta.

Además de los sufrimientos en sus propios países, los ciudadanos árabes ven con frecuencia violados sus derechos en otros contextos −el derecho a no recibir tortura, a no languidecer en la cárcel sin proceso y no permanecer arrestado indefinidamente; y la ley internacional que protege a los prisioneros de guerra de la tortura y la humillación, o a los heridos del maltrato, ha dejado de ser un principio rector para algunos […] Una décima parte de los árabes vive directamente bajo ocupación extranjera, con la consiguiente amenaza para el desarrollo humano en el conjunto regional. Ocupación es, por definición, la confiscación forzada de las libertades que, en Palestina, viola el derecho a la vida de los ciudadanos con crímenes y asesinatos, arrestos arbitrarios, demoliciones de casas y destrucción de la propiedad. En Irak, el fracaso de las fuerzas de ocupación para cumplir con sus obligaciones de acuerdo con la IV Convención de Ginebra ha conducido al caos y a la falta de seguridad con el resultado de asesinatos, secuestros y violaciones como terrible práctica diaria […] Las causas de este estado de cosas son varias pero la cultura, como claman algunos, no es una de ellas. El despotismo no es una característica del Este, ni la libertad una prerrogativa del Oeste».

La simple verdad que encierra esta frase final se extiende al mundo musulmán y, evidentemente, sirve para desmontar los estereotipos ideológicos que arman el conflicto oriente-occidente. Son los propios estados árabes que oprimen a los ciudadanos los principales aliados del imperialismo. No hay nada en el Islam o en la supuesta «mentalidad árabe» que impida a las fuerzas democráticas alzarse contra el «agujero negro» que constituyen los estados árabes (4)Notas

(1) http://search.guardian.co.uk

(2) http://antiwar.com

(3) «El orientalismo respondió más a la cultura que lo produjo que a su supuesto objetivo, que también estaba producido por Occidente […] El orientalismo ofrece un ejemplo magnífico de las relaciones entre la sociedad, la historia y la textualidad» (Edward Said, Orientalismo, pp. 47-49)

(4) Ver artículo de Gilbert Achcar, El «agujero negro» de los estados árabes.