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Prensa libre, pero amenazada de muerte

Fuentes: IPS

La libertad de prensa en México, plena hoy según el gobierno, flaquea y en algunos estados tratar de ejercerla implica jugarse la vida. Cuatro periodistas murieron este año apuñalados, baleados o torturados y muchos otros han sido amenazados e intimidados, como denunciaron unos 230 colegas en una protesta. Hay un estado de alarma por las […]

La libertad de prensa en México, plena hoy según el gobierno, flaquea y en algunos estados tratar de ejercerla implica jugarse la vida. Cuatro periodistas murieron este año apuñalados, baleados o torturados y muchos otros han sido amenazados e intimidados, como denunciaron unos 230 colegas en una protesta.

Hay un estado de alarma por las amenazas a la libertad de expresión, sostienen asociaciones de periodistas y grupos vinculados a esa profesión. Incluso hay quien dice que la libertad de prensa está hoy, con el presidente Vicente Fox, más acotada que cuando gobernaba el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de 1929 a 2000.

Pero el tema pasa desapercibido para la gran mayoría de la población, pues casi no aparece en los medios de comunicación de audiencia masiva, mientras el gobierno repite que en México hay garantías totales para los periodistas y diversos organismos internacionales certifican que en general hay un clima de libertades para el ejercicio de esa profesión.

«La situación de la libertad de prensa en México está peor con Fox. Cierto que ahora los periodistas pueden decir más cosas y denunciar, pero de qué sirve si el gobierno no hace caso y hay amenazas», dijo a IPS Teodoro Rentería, presidente de la Federación de Asociación de Periodistas Mexicanos, que afirma reunir a 9.000 de los alrededor de 25.000 profesionales del país.

En los tres años y 10 meses de gestión de Fox, del conservador Partido Acción Nacional, se han documentado 10 muertes de periodistas, mientras que en la de su antecesor del PRI Ernesto Zedillo (1994-2000) fueron 19 y 57 en la de Carlos Salinas (1988-1994).

La mayoría de esos casos permanece en la impunidad, aunque diversas investigaciones ubican directamente a ex funcionarios de Estado, narcotraficantes y policías como los culpables de los asesinatos.

De enero de 2002 a julio de 2004, la estatal pero independiente Comisión Nacional de Derechos Humanos recibió de periodistas y medios de comunicación 48 denuncias sobre amenazas al ejercicio de su actividad.

Para exigir «garantías a la libertad de expresión plena y castigo ejemplar para los crímenes y agresiones en contra de periodistas», el 11 de octubre, en un hecho sin precedentes, docenas de periodistas salieron a las calles en 10 estados de los 32 del país y 232 firmaron una declaración pública al respecto.

La respuesta del gobierno de Fox fue proponer la creación de una mesa de trabajo para analizar las demandas, que detonaron con la muerte de cuatro periodistas en lo que va del año.

Ahora existen más libertades para los medios de comunicación que en los gobiernos del PRI, pero también «objetivamente hay un estado de alarma, de alerta» por la impunidad de quienes matan y amenazan a periodistas, señaló a IPS Eréndira Cruz, directora del no gubernamental Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos).

Esa organización junto a otras similares y a periodistas independientes organizaron la protesta del día 11, que paradójicamente paso desapercibida o como nota poco relevante en la mayoría de los grandes medios de comunicación de México.

«Soy un periodista medianamente informado, pero esa protesta (la del día 11) no la vimos, pues se impone la realidad y sus denuncias creo que son hechos puntuales y algo aislados», declaró a IPS un periodista de un importante medio mexicano, que prefirió que no se mencione su nombre «para que no me tachen de contrario al gremio (sindicato)».

«Con todas las presiones y peligros que tiene nuestra profesión diría que en México sí hay libertad de prensa, pues la hemos conquistado, y no está en peligro», sostuvo.

En cambio, Leonarda Reyes, directora del Centro de Periodismo y Etica Pública (Cepet), precisó que la libertad de prensa que existe en México se alienta desde «el gobierno federal», pero advierte que hay estados del país «donde no existe y eso es lo que nos preocupa».

«México no es un todo, hay muchos problemas por ejemplo en la frontera norte, donde el narcotráfico es un actor importante que ha provocado un fenómeno de autocensura entre periodistas, lo que es una forma de supervivencia», expresó Reyes a IPS.

En los cuatros casos de periodistas muertos en lo que va del año, la evidencia disponible indica que se trató de hechos vinculados al trabajo de investigación de los periodistas. Además, por diversas vías, los periodistas habían denunciado que fueron amenazados.

Roberto Javier Mora director editorial del diario El Mañana, de Nuevo Laredo, en la frontera con Estados Unidos, murió apuñalado el 19 de marzo, mientras Francisco Ortiz, editor del semanario Zeta, de Tijuana, también en la frontera con el mismo país, fue acribillado a tiros el 22 de junio. En ambos casos se atribuyen los crímenes a narcotraficantes.

El 1 de septiembre murió Francisco Arratia Saldierna, columnista de diversos periódicos también en la frontera, tras ser secuestrado y torturado.

En mayo, Leodegario Aguilera, editor de la revista Mundo Político del balneario meridional de Acapulco, también fue secuestrado y su cadáver apareció después en una barranca.

La Sociedad Interamericana de Prensa, que reúne a los dueños de medios de comunicación del continente americano, expresó al gobierno mexicano preocupación por esos asesinatos y pidió prontas investigaciones.

En respuesta, el gobierno de Fox atrajo a través de la Procuraduría (fiscalía) General la investigación de la mayoría de los casos, lo que dejó de lado a policías estatales que algunas organizaciones de periodistas suponen pueden estar involucradas con los asesinos.

Pero para el presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, el gobierno no hace nada efectivo para acabar con la impunidad de los asesinos y las amenazas que siguen profiriendo contra periodistas.

«La situación está empeorando con Fox», insistió.

En julio, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió una recomendación general al Estado, con acento en las fiscalías y las autoridades estaduales de todo el país, para pedir que se detenga la práctica de citar a periodistas para «que revelen sus fuentes de información como un medio de intimidación para inhibirlos y evitar que difundan la noticia».

A contracorriente de la opinión del presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, las directivas de Cencos y Cepet afirman que en México sí vive una mayor libertad de prensa respecto del período que gobernó el PRI, pero denuncian que los cuatro asesinatos de periodistas demuestran que ese derecho flaquea.

Similar opinión expresan organizaciones internacionales como Reporteros sin Fronteras y la Federación Latinoamericana de Prensa. No obstante advierten que aún se amenaza a periodistas de estados del interior del México y que persisten las presiones contra algunos comunicadores para revelar fuentes, mientras otros son procesados judicialmente por presunta difamación.

Hasta la década del 80, la mayoría de los medios de comunicación de México prohibían hablar contra el PRI y el gobierno, y muchos de sus directores eran incluso afiliados a ese partido político.