Nada nuevo bajo el sol de un país con importantes restos del nacional-catolicismo y con el protagonismo político (ley contra los derechos de las mujeres sobre la interrupción de su embarazo) de la actual Iglesia católica, neofranquista, romana y rancio-conservadora. Un profesor fue arrestado el pasado martes 11 de febrero por un presupuesto delito de […]
Nada nuevo bajo el sol de un país con importantes restos del nacional-catolicismo y con el protagonismo político (ley contra los derechos de las mujeres sobre la interrupción de su embarazo) de la actual Iglesia católica, neofranquista, romana y rancio-conservadora.
Un profesor fue arrestado el pasado martes 11 de febrero por un presupuesto delito de violación, otro de exhibicionismo y otros ocho más de abusos (tocamientos) a alumnas. Las agresiones fueron cometidas, según parece, desde 2006. Una alumna ya denunció lo que estaba sucediendo en 2007; el caso no prosperó. Se les comentó a los padres que no se preocuparan.
El director y el jefe de estudios del colegio Valdeluz (1.700 alumnos), donde impartía clases de Música, Ética y Filosofía el citado profesor, fueron también detenidos por encubrimiento. El jueves 13 fueron puestos en libertad, con cargos.
Antes de la detención del profesor, la dirección del centro había afirmado en un comunicado: «Ni el centro ni la comunidad educativa han tenido sospecha alguna de este profesor, cuya trayectoria tanto personal, profesional y familiar ha sido intachable en más de 20 años.» Un segundo comunicado rectificó esta opinión. Una parte del claustro, según fuentes del colegio, sabía que habían habido quejas por parte de algunas alumnas.
Valdeluz es un colegio religioso, privado concertado (esa más que extraña figura de la educación española), como la gran mayoría por parte, ubicado en Fuencarral-El Pardo, un barrio de gentes acomodadas, y el director y el jefe de estudios son ambos religiosos. Agustinos si no ando muy errado.
El punto central de esta nota:
Titular de El País en primera página (zona inferior izquierda, la que pasa más desapercibida) de la edición del viernes 14 de febrero, «Abusos encubiertos en la escuela». ¿En la escuela? ¿Cómo en la escuela? ¿No será más bien en una escuela?
Entradilla de la información: «La policía acusa a la dirección de un centro de Madrid de tapar a un docente». ¿Un centro de Madrid? ¿No habría que haber indicado que se trata de un centro privado y religioso?
¿Nos imaginamos que sé hubiera dicho si lo ocurrido hubiera sucedido en un instituto público del extrarradio madrileño por ejemplo? ¿Conjeturamos qué se hubiera dicho en las reuniones de esas mismas gentes acomodadas si un profesor hubiera actuado así, si es este el caso finalmente, en un instituto público de algún barrio obrero de Madrid?
¿Tiene o no tiene importancia que la dirección de los colegios e institutos tengan un claustro crítico, informado y que puede obrar en libertad, sin presiones ni amenazas, para evitar encubrimientos (justificados por evitar alarmas o incluso abonados por intereses mercantiles no reconocidos)? ¿Tiene o no tiene importancia la democracia y la participación real de toda comunidad educativa en los asuntos escolares?
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