Este mes de septiembre supimos que el «el diario estadounidense The Washington Post ha entregado una guía a los periodistas de su plantilla en la que les advierte sobre cómo tienen que comportarse cuando escriben en redes sociales como Facebook o Twitter». Entre las medidas se encuentra que, con objeto de «no poner en duda» […]
Este mes de septiembre supimos que el «el diario estadounidense The Washington Post ha entregado una guía a los periodistas de su plantilla en la que les advierte sobre cómo tienen que comportarse cuando escriben en redes sociales como Facebook o Twitter».
Entre las medidas se encuentra que, con objeto de «no poner en duda» con sus opiniones «la imparcialidad» de las noticias del periódico, deben no escribir o subir ninguna imagen que pueda sugerir que se tiene algún prejuicio político, racista, de género o religioso. Sin duda, prejuicio racista o de género es indeseable. Pero prejuicio político quiere decir tener alguna ideología, aplicar el prejuicio en la elaboración de noticias no es apropiado, pero lo que el diario plantea no es eso, se trata de prohibir a su personal incluso en su ámbito privado expresarse o posicionarse políticamente.
De este modo la censura moderna no es proscribir una determinada ideología, sino prohibirlas todas a sus trabajadores para aparentar una neutralidad de modo que el periódico se pueda presentar como imparcial. Así los profesionales de izquierda nunca podrán expresar su ideas políticas, ni fuera del periódico, y los de derechas la deberán disimular para que el periódico siempre pueda hacernos creer que es neutral.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.