Mahmud Ahmadineyad afirmó en la CBS que «están en un error los que piensan que EEUU e Irán se aproximan a una guerra». Los resultados de un sondeo realizado en mayo y junio por el Center for American Progress y la revista Foreign Policy a 108 «expertos reconocidos» norteamericanos apoyan la visión de Ahmadineyad: el […]
Mahmud Ahmadineyad afirmó en la CBS que «están en un error los que piensan que EEUU e Irán se aproximan a una guerra». Los resultados de un sondeo realizado en mayo y junio por el Center for American Progress y la revista Foreign Policy a 108 «expertos reconocidos» norteamericanos apoyan la visión de Ahmadineyad: el 65% de los expertos consideraron «absolutamente improbable» un ataque contra Irán antes de que George Bush abandone la Casa Blanca.
Sin embargo, la posición mayoritaria que encontramos en publicaciones no corporativas por parte de analistas que suelen estar marginados del circuito comercial no es tan optimista. Lo que es seguro es que en los últimos meses la Casa Blanca ha intensificado su retórica (y sus acciones) contra Irán y es posible que algunos expertos hayan cambiado de opinión.
Varios líderes occidentales han repetido que todas las opciones están sobre la mesa. Bush ha incluido en su discurso la necesidad de evitar «la Tercera Guerra Mundial» que podría desatarse si Irán adquiere la tecnología necesaria para fabricar la bomba atómica. El Vicepresidente Dick Cheney habla de «consecuencias severas» y acusa a Irán de estar directamente implicado en la muerte de soldados norteamericanos en Irak. El Senador John McCain dijo el pasado septiembre que el bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes «es una posibilidad que puede estar más cerca de la realidad de lo que estamos discutiendo esta noche». Incluso el Secretario de Defensa, Robert Gates se ha sumado a la retórica belicista. Etiquetó al país persa como «una teocracia ambiciosa y fanática». El ex-embajador del país ante la ONU, John Bolton, ha seguido predicando que la única opción que queda frente a Irán es la vía militar y ha llamado al cambio de régimen. En la oposición, Hillary Clinton y Barack Obama también creen que «se deben tener en cuenta todas las opciones».
No podemos saber si el aumento en la temperatura de la retórica belicista de los políticos culminará en un ataque militar contra Irán, pero las informaciones aparecidas en los medios de comunicación estadounidenses cumplen todas las características de la «propaganda preparatoria». Al igual que la clase política, los medios también han lanzado una campaña de demonización contra Irán y ya tenemos un nuevo Hitler de Oriente Medio.
A finales de agosto, Barnett Rubin, un respetado profesor de la Universidad de Nueva York, informó de que un miembro de una importante institución neoconservadora le dijo que Cheney transmitió «instrucciones» a soportes como Fox News y Wall Street Journal para preparar una campaña de propaganda a favor de la guerra. Otro neoconservador de primera fila le confirmó después que la campaña se había lanzado. Este último, dejó clara su postura: «Soy un Republicano. Soy un conservador. Pero no soy un lunático. Esto es de lunáticos». Según Rubin, la Casa Blanca sabe que no conseguirá un apoyo mayoritario a la guerra, pero quieren conseguir un apoyo del 35-40 por ciento. (1)
En las mismas fechas el comentarista político Pat Buchanan afirmó en la cadena MSNBC que «se avecina un ataque a Irán» y que será «muy popular» según las encuestas (2). Sin embargo, las encuestas que se habían realizado hasta la fecha reflejaban lo contrario. Por ejemplo, según un estudio por CNN/Opinion Research Corp. el 63% de los estadounidenses se oponía a la acción militar mientras que un 33% lo aprobaría. La misma encuesta realizada a mediados de octubre muestra unos datos similares: un 68% se opondría y un 29% la aprobaría. Una encuesta en noviembre de USA Today/Gallup refleja que el 73% están a favor de los esfuerzos económicos y diplomáticos mientras que sólo el 18% aprueba la acción militar. En el caso de que éstos fracasasen los que se oponen a la guerra siguen siendo mayoría (55% frente a 34%).
La máquina de propaganda está en marcha, pero es difícil saber si funcionará tan bien como en el caso de Irak y aumentará el apoyo a la opción bélica. Hoy, seis años después de los ataques del 11-S, una encuesta realizada por New York Times / CBS News muestra que el 33% de los estadounidenses, incluyendo el 40% de los Republicanos y el 27% de los Demócratas, cree que Saddam Hussein estuvo personalmente involucrado.
En cualquier caso el discurso mediático está restringiéndose y es cada vez más acusador. Como cabía esperar, la poderosa Fox y el resto de medios de Rupert Murdoch se han puesto a la cabeza de la batalla propagandística. Fox ha llamado a la guerra abiertamente e insiste en que el programa nuclear persigue el objetivo de fabricar armas atómicas y que Irán apoya a Al Qaeda. Una historia muy familiar, ver video.
También en Fox, el Teniente General retirado Thomas McInerney, ahora comentarista político y militar, dijo que «no tenemos ninguna otra opción… nos han forzado a la opción militar» y manifestó sus preferencias: «mi preferida, por supuesto, es una campaña aérea… 48 horas de duración, golpeando 2500 objetivos para acabar con sus instalaciones nucleares, de defensa aérea, su fuerza armada, su marina, sus misiles Shahab-3, y finalmente su control y mando. Y después dejar que el pueblo iraní recupere su país». También dijo que «por cada proyectil de Irán que vaya a Irak, dos (nuestros) saldrían hacia a Irán. Sin preguntas» (3)
Podríamos esperar que tras el nefasto y admitido seguidísmo antes de la guerra en Irak de los medios más progresistas, los de la izquierda del establishment, tuviesen más cautela y, al menos, tratasen con más escepticismo las nuevas demonizaciones de la Casa Blanca y su política exterior. Sobre todo en el caso de The New York Times, después de que la Pulitzer Judith Miller y Michael Gordon inventaran que Saddam Hussein había tratado de comprar tubos de aluminio para fabricar bombas atómicas, además de otras informaciones que provenían del ex-director del Congreso Nacional Iraquí (CNI) Ahmed Chalabi, y que Bush, Cheney, Rumsfeld, Powel y Rice utilizaron para justificar el ataque a Irak.
Aunque no ha liderado esta vez la campaña propagandística, el soporte que se supone que ocupa el espacio ideológico opuesto a Fox no tiene una postura respecto a Irán muy distinta a la que los halcones manifiestan públicamente. Uno de los ejemplos más aterradores, que resume la visión etnocéntrica y criminalizadora del diario -aunque suele aparecer de manera menos explícita-, consistía en una «encuesta» preguntando lo siguiente: «¿Deberíamos bombardear Irán? ¿Cree que Irán es una amenaza mayor que la que fue Saddam Hussein antes de la guerra de Irak? ¿Quién debería llevar a cabo una acción militar contra Irán antes? EEUU, Israel, ninguno de los dos países. ¿Cree que los esfuerzos estadounidenses para contener el programa de armamento nuclear iraní están funcionando? Aunque no haya pruebas de que el programa iraní no tenga fines pacíficos, The New York Times ha considerado en muchas ocasiones que se trata de un programa para fabricar la bomba atómica.
The Washington Post, otro periódico considerado progresista, también ha tocado los tambores de guerra. Un editorial que Noam Chomsky calificó como «feroz», y que, en palabras del propio Chomsky «anunciaba que Irán ha aumentado su agresividad (al nivel de) una ‘Guerra Caliente'» (4) decía así: «La Guardia Revolucionaria, un Estado radical dentro del Estado Islámico de Irán, está haciendo una guerra contra los Estados Unidos y tratando de matar a tantos soldados americanos como le sea posible». El Post continuaba afirmando que hay que «responder» y que lo mejor es la «acción militar».
Otra perla, como diría Pascual Serrano, la ofreció CNN el 8 de octubre pasado (5). El presentador de los informativos manifestó que «la guerra con Irán ya no es una cuestión de ‘si’, creo que es una cuestión de ‘cuándo’. Irán tiene los medios, el motivo y la oportunidad de intentar y destruir nuestro American way of life controlando Oriente Medio». Añadió que «desde 1979 han estado orquestando una coalición para borrarnos de la superficie de la Tierra y establecer su sicótico régimen extremista». Llamó a Irán «el mal», «régimen terrorista» y «peligroso».
Estos ejemplos, también comentados en Webs estadounidenses, son descaradamente pro-bélicos elegidos con la intención de mostrar algunas de las posturas más extremas, pero que reflejan la línea editorial dominante en los medios estadounidenses y la ideología que subyace. En el último medio año ha habido dos momentos clave en los que hemos podido confirmar su postura sin necesidad de que llamasen abiertamente a la guerra.
El primero fue cuando el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) llegó a un acuerdo con Irán sobre un plan de cooperación y emitió un informe importantísimo sobre la actividad nuclear iraní. ABC News había predicho erróneamente que «la OIEA confirmaría el rápido progreso de Irán en su programa de enriquecimiento de uranio» (6).
No obstante, el informe no sólo dejó constancia de que Irán está enriqueciendo uranio a un nivel muy bajo (muy inferior al de su capacidad), sino que confirmó «la naturaleza exclusivamente pacífica» del programa nuclear y que «no quedan asuntos ni ambigüedades pendientes respecto al programa y actividades nucleares de Irán en el pasado». El director del OIEA Mohamed El Baredei consideró el plan «un paso significativo» y el Vice-director, Olli Heinonen, se refirió a él como a un «hito importante».
Por su parte, el gobierno estadounidense describió el plan como un intento por parte del gobierno de Ahmadineyad de desviar la atención de su programa de armamento nuclear. Una parte importante de los medios no comentó ni el plan ni el informe. The New York Times sí que lo analizó detalladamente poniéndose del lado de la Casa Blanca: «El Plan hecho público por Irán y la Agencia Atómica de la ONU es defectuoso» titulaba el Times y citaba a gobiernos occidentales y expertos nucleares anónimos que afirmaban que «es inadecuado y posiblemente retrasará futuras sanciones internacionales» (7)
Una semana más tarde dedicó un artículo crítico no sólo al plan y al informe sino al mismo El Baredei (8).
A continuación recogemos algunos extractos del artículo:
«El acuerdo es divisivo y arriesgado, una de las mayores apuestas en sus 10 años como director del OIEA».
Cita a críticos en Occidente que le culpan de «pecados diplomáticos serios -parcialidad hacia Irán, imprudencia y, sobre todo, una grandiosidad ingenua».
«Es precisamente su rol auto-inventado lo que enfurece a sus detractores». «En lugar de ser el jefe de una agencia técnica, cuyo trabajo es monitorizar estos acuerdos y realizar evaluaciones objetivas, se ha convertido en un promotor de políticas».
Afirma que «El Baredei está equivocado con su nuevo acuerdo con Irán» y le critican por «la visión expansiva que tiene de sí mismo».
Como ha dicho el periodista de investigación Seymour Hersh en el diario alemán Der Spiegel «se ha subestimado mucho lo que la OIEA sabe» (9). Pero, no sólo se ha subestimado, sino que los medios, coincidiendo con la visión del gobierno de EEUU, han descalificado al organismo de Naciones Unidas y a su director tratando de minar su credibilidad.
La crítica con la que se reciben los avances de El Baredei no tiene analogía con el trato que se le da a las palabras de Bush. Los medios no respondieron con escepticismo alguno a las acusaciones falsas de Bush: «Es Irán el que tiene que demostrarle al mundo que constituye una fuerza estabilizadora opuesta a una fuerza desestabilizadora (los talibanes). Después de todo, es un gobierno que ha proclamado su voluntad de fabricar la bomba nuclear». El presidente de Afganistán Hamid Karzai ha negado en varias ocasiones que Irán apoye a los talibanes, enemigos históricos de los chiítas, y el gobierno iraní nunca ha «proclamado su voluntad de fabricar la bomba nuclear», todo lo contrario. Pero eso no parece ser importante.
El otro momento clave fue la visita de Ahmadineyad a Nueva York. Los medios de comunicación lo recibieron con lindezas como «El diablo ha aterrizado», el «Hitler iraní» , «El loco presidente iraní», el «invitado del deshonor», «¿Es la guerra la única manera de frenar a Mahmud?» «Borra esa sonrisita de tu rostro diabólico», «Vete al infierno», o «El mundo chiflado de Mad (loco)- mud «.
Lo de siempre, «peligro, peligro, grita el peligroso» que dice Galeano provocando un miedo que, efectivamente «distrae y desvía la atención». Se utiliza un lenguaje apocalíptico repetitivamente: «Irán desafía», «amenaza», «advierte», o «su postura agresiva en el asunto nuclear», «los serios peligros que representa», «el programa de armas nucleares». Así, se condena a Irán, que tiene derecho a desarrollar energía nuclear como signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), mientras que la violación de la Carta de Naciones Unidas que suponen las repetidas amenazas de la Casa Blanca pasa desapercibida.
En la propagación del miedo la propaganda sí que está siendo efectiva. A base de repetir que Irán es peligroso porque quiere «fabricar la bomba atómica» (sobre lo que no hay evidencia alguna), «borrar a Israel del mapa» (algo que nunca dijo Ahmadineyad) y porque «apoya a los terroristas que matan soldados americanos en Irak» (acusación sobre la que no hay pruebas, cosa que ha reconocido el Secretario de Exteriores británico David Millband, y que además presupone que la presencia de tropas estadounidenses en Irak es legítima) se está generalizando la imagen de un país que supone una amenaza real para la seguridad nacional del resto de países.
Aunque las encuestas muestren una mayoritaria oposición a una guerra (alrededor del 70%, como indicábamos al inicio), también reflejan que Irán es considerado el país que supone una mayor amenaza a la estabilidad mundial muy por encima de China, Corea del Norte e Irak (lo afirmaron el 35% de los encuestados estadounidenses a finales de octubre, CNN / Opinion Research Corp. ). El 77% cree que Irán está tratando de desarrollar armas nucleares frente al 18% que cree que no y el 82% opina que está proporcionando armas a los insurgentes iraquíes frente al 13% que opina lo contrario. Según un estudio de la German Marshall Fund en septiembre, el 54% de los europeos y el 66% de los estadounidenses creen probable que Teherán llegue a amenazar a Europa con armas nucleares. El 66% de los europeos y el 83% de los estadounidenses consideran factible que Irán suministre armamento nuclear a grupos terroristas, y el 61% y 75% respectivamente opina que el país persa atacará a sus vecinos. Desde la caída del Shah en 1979 la historia de Irán destaca por su ausencia de actos de agresión contra otros países y la idea de que, en el caso de querer y conseguir fabricar armas nucleares, las usaría como arma ofensiva es absurda. Como ha escrito Edward S. Herman, Irán «nunca podría usar armas nucleares como herramienta ofensiva sin cometer un suicidio nacional» (10.) Noam Chomsky ha escrito que «aúnque Irán tuviese armas nucleares (…) las posibilidades de que las use para atacar a Europa son quizá equiparables a las posibilidades de que un asteroide caiga sobre Europa» (11).
En el momento actual, aunque se siguen combinando varias acusaciones contra Irán, el énfasis se está trasladando al supuesto apoyo a la insurgencia iraquí. A principios de octubre, Seymour Hersh, el periodista de investigación posiblemente más informado en este asunto que reveló por primera vez los planes del Pentágono de atacar Irán, informó sobre la nueva estrategia de su gobierno: La Casa Blanca solicitó a los Jefes del Estado Mayor que actualicen antiguos planes para un posible ataque y la justificación para el bombardeo ya no sería el programa nuclear sino el apoyo a la insurgencia en Irak, al parecer por la dificultad de convencer a la ciudadanía de que Teherán fabricará la bomba atómica. «Lo que había sido presentado ante todo como una misión contra la proliferación de armas nucleares, ahora ha sido concebido como una misión de contraterrorismo», escribió Hersh (12).
Justo cuando Hersh publicaba esto en The New Yorker, David Petraeus, el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, intensificaba las acusaciones de que Irán participa en la violencia en Irak. Acusó sin pruebas al embajador iraní en Irak de pertenecer a las Fuerzas Quds, una unidad de la Guardia Revolucionaria Iraní, de las que dijo no haber dudas de su participación en actividades malignas y letales en Irak. Además, según informó el periódico londinense The Observer el pasado 11 de noviembre, el Pentágono está presionando intensamente a los encargados de interrogar a los insurgentes iraquíes detenidos para que encuentren pruebas que inculpen a Irán. Micah Brose, un interrogador privado que trabaja para las fuerzas estadounidenses, dijo que «nos presionan mucho para que establezcamos una conexión con Irán. Tienen categorías preestablecidas que debemos seguir, y (…) de todos los pedidos recientes, yo diría que el 60% o 70% son sobre Irán». Añadió que «si todo sigue como hasta ahora, me atrevería a decir que las acciones militares son inevitables» (13).
El objetivo de las campañas de «comunicación» está claro, las técnicas son las habituales y podemos estar casi seguros de que van a intensificarse en los próximos meses. Sabemos también de qué es capaz el gobierno de Bush y aunque hay un sector contrario a cualquier aventura militar en Irán no es descabellado pensar que asistiremos a una guerra de consecuencias dramáticas antes de que el actual presidente termine su mandato. Falta saber cómo evolucionará la opinión pública y si se creará un clima contrario a la guerra potente.
Notas
(1) The New Yorker, «Test Marketing».
(2) Media Matters, «Buchanan, Scarborough claimed that a military strike against Iran would be popular, but polls suggest otherwise».
(3) Edwards, D. y Muriel, K., Global Research, «Fox analyst: Germany’s actions leave us ‘no choice’ but to bomb Iran».
(4) Chomsky, N., ZNet «Cold War II. Will the U.S. response to Iran’s supposed threat heat up Cold War II?».
(5) Media Matters, «CNN’s Beck on Iranian threat: ‘You don’t have to take my word for it. Just watch any episode of Law & Order'».
(6) ABC News, «New U.N. Report on Iran Nuke Program Due Tomorrow».
(7) The New York Times, «Plan Released by Iran and U.N. Atomic Agency Is Faulted».
(8) The New York Times, An Indispensable Irritant to Iran and Its Foes.
(9) Der Spiegel, «The President Has Accepted Ethnic Cleansing».
(10) Herman, E.S., Znet, «Uncle Chutzpah and His Willing Executioners on the Dire Iran Threat: With Twelve Principles of War Propaganda in Ongoing Service».
(11) Chomsky, N. op. cit.
(12) The New Yorker, «Shifting Targets».
(13) The Observer, «Iraqi fighters ‘grilled for evidence on Iran'».