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Propaganda y contrapropaganda

Fuentes: Rebelión

Propaganda: la pulcra expulsión de los colonos judíos de Gaza. El ejército israelí desarmado, los soldados llorando y rezando junto a los extremistas. Los soldados sin dar ni un mal guantazo a los miles de adolescentes que fueron a montar el guirigay y que les insultaban, les tiraban «ácido» o les escupían. Propaganda: Sharón, atribulado […]

Propaganda: la pulcra expulsión de los colonos judíos de Gaza. El ejército israelí desarmado, los soldados llorando y rezando junto a los extremistas. Los soldados sin dar ni un mal guantazo a los miles de adolescentes que fueron a montar el guirigay y que les insultaban, les tiraban «ácido» o les escupían.

Propaganda: Sharón, atribulado y apenado por el inmenso esfuerzo gastro-intestinal que le provoca la «evacuación» en su lucha, injustamente valorada, por mejorar la vida de los palestinos.

Propaganda: en el cerrado, controlado y militarizado territorio de Gaza permitir la entrada de esos miles de adolescentes judíos de camisetas naranjas sabiendo que iban a ser unos figurantes excepcionales para la ambientación mediática de la «desconexión». Superproducciones made in Tel Aviv.

Contra propaganda: los palestinos quemando las sinagogas tras la salida del Tsahal de la franja de Gaza. Entre los acuerdos del ejército israelí con la Autoridad Palestina estaba la demolición de las sinagogas antes de la retirada total. No se ha hecho, sabiendo que los palestinos iban a expresar su profunda frustración con el asalto a estos edificios construidos sobre sus huertos y sus tierras de hace 38 años. Y sabiendo que los medios informativos, por miles, iban a registrar y emitir esas imágenes ofreciendo una visión «gamberra, primaria, salvaje y llena de odio» de los palestinos. Al fin y al cabo son «árabes» (y semitas, añado).

Propaganda y Contra propaganda: repetir una mentira hasta que se convierta en verdad. Arafat es «irrelevante». Sharón es un hombre de «paz».

Propaganda y contra propaganda. Una historia en la que el que mejor utiliza los símbolos es capaz de contar siempre su historia… y silenciar la del prójimo (del latín, próximus).