En un hecho sin precedentes en Argentina, el gobierno otorgó la licencia para operar a una radio comunitaria indígena, reconocimiento celebrado por unos como el inicio de una etapa de apertura para los pueblos aborígenes y por otros como un gran desafío. La radio de frecuencia modulada, que funcionaba sin licencia desde hace seis años […]
En un hecho sin precedentes en Argentina, el gobierno otorgó la licencia para operar a una radio comunitaria indígena, reconocimiento celebrado por unos como el inicio de una etapa de apertura para los pueblos aborígenes y por otros como un gran desafío.
La radio de frecuencia modulada, que funcionaba sin licencia desde hace seis años y no tiene nombre aún, perteneció siempre a la comunidad indígena mapuche de Linares, con casi 700 miembros, ubicada en el paraje Aucapán, en la austral provincia de Neuquén.
Según el censo de 2001, cerca de cuatro por ciento de los 37 millones de argentinos son indígenas distribuidos en múltiples etnias por distintas partes del territorio nacional, dispersión que no obsta para que compartan graves problemas de tenencia de tierra, falta de trabajo, pobreza, marginalidad y hasta riesgo de pérdida de su identidad ancestral.
«Esta radio es muy útil para nosotros para la vida cotidiana, y va a permitir además que nuestros reclamos de tierras y nuestros problemas tengan mayor difusión», afirmó Víctor Altimán, el «lonko» (líder político) de la comunidad Linares, en diálogo telefónico con IPS desde Neuquén.
Los programas al aire son dos y, al igual que la radio, aún no tienen nombre. «Estamos desorganizados», se disculpa Eugenio Linares, uno de los operadores técnicos. «Por el momento lo que más queremos es que nos escuchen», remarcó, por eso también se manejarán exclusivamente en español, al menos por ahora.
El primer programa es de interés general y está centrado en los principales problemas de la comunidad mapuche: los conflictos por la tenencia de la tierra, la falta de trabajo, el alcoholismo y los temas de la mujer.
Los servicios comunitarios se concentran en los desafíos que plantea el clima, con frío muy intenso en invierno. Aucapán está situado en la precordillera de los Andes y carece de luz eléctrica y de teléfonos fijo y celular, por lo cual resulta imprescindible mantener comunicada a la población a través de la radio, apuntaron sus responsables.
El otro programa es un informativo de dos horas con noticias locales, nacionales e internacionales, con énfasis en las novedades latinoamericanas. Linares explicó a IPS que proyectan contactarse con redes de corresponsales indígenas del noroeste y nordeste argentino, pero lamentó que para eso se necesita invertir un poco más.
Los equipos de la radioemisora o propaladora como se la llaman en el interior del país, fueron provistos por la organización no gubernamental italiana Recerca e Cooperazione, con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. Por su parte, el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco) se ocupó de capacitar al grupo mediante sus propios especialistas.
El estatal Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), el organismo encargado de otorgar las licencias, modificó parte de la norma que impide reconocer la propiedad de frecuencias a organizaciones sin fines de lucro y apoyó el proyecto de los mapuches.
El Comfer tiene previsto otorgar otras ocho licencias a comunidades indígenas en los próximos meses, con el objetivo de afianzar la difusión de la cultura local aborigen, sobre todo en zonas de frontera donde es frecuente que los pobladores sintonicen radios de países vecinos.
No obstante, el locutor Roberto Arias, de Farco, quien trabajó en la capacitación del equipo de la nueva radio, advirtió a IPS que el reconocimiento del Comfer no alcanza para garantizar el éxito del proyecto.
«Las radios indígenas van a ser una realidad en breve en todo el país, pero si no tienen visibilidad los proyectos están destinados a la muerte», anunció.
Durante casi un año y medio, una vez por semana, Arias se trasladó a Aucapán para entrenar al equipo mapuche.
La mayoría de los 15 integrantes de la radio tenían experiencia de participación en emisoras escolares y comunitarias, pero su habilidad se limitaba al armado de un programa, no al manejo integral de la radioemisora.
«Lo más difícil es la administración de una radio, su puesta en funcionamiento y la visibilidad», explicó Arias. Para apuntar a esos objetivos, el equipo gestionó el apoyo de gobiernos comunales que les otorgarán parte de la publicidad oficial.
Como el comercio más cercano de la radio está a 40 kilómetros, es difícil financiarse con la publicidad privada. Y eso que los operadores trabajan ad honores.
«El Comfer puede seguir habilitando radios para los mocovíes de Chaco o los wichíes de Salta, pero sin visibilidad la subsistencia de estos medios de comunicación, y por lo tanto el proyecto, no está asegurado», alertó Arias.