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¿Qué le piden los árabes a sus televisiones públicas?

Fuentes: Aish

La primera vez que la televisión siria habló de la revolución en Egipto, Hosni Mubarak ya había caído. Antes, nada ocurría en la Plaza Tahrir como «nada» ha estado ocurrido en las calles de los países árabes. Tampoco dentro de sus fronteras. Hasta mediados de julio el mensaje oficial no introdujo en sus noticias referencias […]

La primera vez que la televisión siria habló de la revolución en Egipto, Hosni Mubarak ya había caído. Antes, nada ocurría en la Plaza Tahrir como «nada» ha estado ocurrido en las calles de los países árabes. Tampoco dentro de sus fronteras. Hasta mediados de julio el mensaje oficial no introdujo en sus noticias referencias a «pequeñas concentraciones» obviando el término manifestación en sus coberturas, salvo las que se celebraban a favor del régimen. Lo explica uno de sus protagonistas, cuyo trabajo en Siria ha logrado sacar adelante a pesar de la autocensura que dice padecer «automáticamente» todo periodista que ejerce sin libertad de expresión su profesión. Fue lo que vivió hasta que un artículo, iniciadas las revueltas, le llevó a la cárcel durante seis semanas. Allí fue torturado y, más tarde, trasladado a un centro de la Policía Secreta en Daraa, donde se reunió con otros compañeros que se habían excedido en los comentarios contra Bachir Al Asad. «La represión contra los medios ya existía antes de las protestas, tanto respecto a los bloggers como a los periodistas».

Desde entonces vive en la clandestinidad, firmando artículos para medios internacionales con nombre falso, pero confiado en que «con la democracia que vendrá, logrará firmar también con la libertad de expresión». Su mensaje se escuchó entre colegas periodistas árabes y españoles que participaron el pasado mes de diciembre en una conferencia en Ammán (Jordania) sobre el papel de las televisiones públicas en tiempo de cambio.

La cita puso sobre la mesa la carencia tecnológica, profesional y democrática de las televisiones públicas árabes y la necesidad de adaptarse a las exigencias de sus ciudadanos, que durante este 2011 han apoyado a medias o con muchos reparos sus reivindicaciones en la dignidad y libertad, entre ellas, la de expresión. «Los medios tienen que estar a la altura de la Primavera Árabe», resaltó en su intervención Yasser Abed Rabbi, presidente del Consejo de Administración de la Corporación Palestina de Radiodifusión.

Nuevos gobiernos, nuevos medios

Mientras Al Yazira (el canal televisivo más visto por los palestinos (50%) y la cadena de noticias más seguida en el mundo árabe) cubrían las manifestaciones de Túnez, Egipto, Libia, Jordania, las televisiones públicas nacionales medían y fabricaban su propia cobertura. «Aunque Al Yazira no ha dado difusión a las protestas en Arabia Saudí, Omán y Bahréin», argumentaba el periodista sirio sobre los intereses políticos que controlan también los mensajes mediáticos.

Pero Al Yazira estaba entrando en la casas de los ciudadanos árabes, como lo están haciendo exponencialmente las decenas de emisiones que ha introducido el satélite. «Todo el mundo tiene satélite», explica Abed Rabbi, «pueden ver otros canales y no entienden por qué los oficiales no cubren algunas noticias». Con las revueltas, la ausencia de determinadas informaciones se ha hecho aún más evidente y ha cuestionado el uso que hacen los regímenes de la televisión pública y el que han seguido haciendo los gobiernos de transición.

En Egipto, la sede de la televisión oficial conocida como Maspero (en pleno centro de El Cairo) se convirtió en un lugar de referencia para arrojar las reivindicaciones ciudadanas. Durante las revueltas, las cadenas públicas han sido los altavoces de los mensajes oficiales, de las negativas a abandonar el poder de Ben Alí, Hosni Mubarak o Muammar Qadafi, así como de la argumentación de su permanencia. Pero también se vieron obligadas a difundir las dimisiones como el escueto discurso de Omar Suleiman anunciando la retirada de Hosni Mubarak.

Hasta Maspero llegaron en el mes de noviembre miles de manifestantes coptos para denunciar la desigualdad de trato y exigir la «no discriminación». Los asistentes también coincidieron en que hasta ahora las televisiones públicas no han representado la diversidad de las sociedades ni han respetado a las minorías. Dima Dabous Sensening, directora del Instituto de Estudios de la Mujer en el Mundo Árabe (Líbano) plantea una profunda renovación de las cadenas pública y la necesidad de desarrollar su carácter formativo, tras realizar un estudio sobre derechos humanos, contenido de los programas y opiniones de individuos. «El enfoque de género es importante», resaltó.

La principal propuesta de la conferencia fue la necesidad de crear un marco legal que defina qué es el servicio público audiovisual y regule el funcionamiento de las televisiones. Además de establecer organismos reguladores independientes, con capacidad de controlar los entes audiovisuales y garantizar el cumplimiento de la función de servicio público.

Pero eso también supone una reestructuración de los profesionales que hasta ahora han trabajado al dictado de sus regímenes. ¿Cómo formarles? ¿Cómo introducir la independencia práctica en sus estructuras? ¿Qué posibilidad de independencia pueden tener los medios con financiación gubernamental?, eran algunas de las preguntas que planteaba un profesional de la televisión libanesa preocupado por la falta de cualificación de las generaciones de periodistas que han servido en los sistemas mediáticos públicos.

Fragmentación

El nacimiento de nuevos medios y la reaparición de medios locales prohibidos, en Libia, Egipto y Túnez, ilustró el escenario de fragmentación audiovisual que se está viviendo con los cambios políticos. El marroquí Jamal Eddine Naji, presidente del Centro por la Libertad de Prensa en el Norte de África y Oriente Medio (MENA) destacó el «impacto y reconocimiento» del espacio público por los ciudadanos que ha generado la segmentación del sector audiovisual. «Vuelven a sentirse identificados», añadía en su intervención.

El coloquio no fue ajeno al uso de las redes sociales como nuevos y potentes canales gratuitos, masivos, y especialmente atractivo para las nuevas generaciones, que a su vez está afectando a los contenidos en las televisiones públicas.

Independencia fue el término más repetido en las intervenciones de los más de 80 asistentes que confían en que los cambios políticos liberen a los servicios públicos de la presión cotidiana a la que son sometidos. Porque hasta ahora su idiosincrasia respondía también a la carencia democrática de sus regímenes. La idea de que los cambios políticos requieren nuevos medios cerró la Conferencia organizada por el Observatorio Mediterráneo de la Comunicación (OMEC) y el Instituo Panos de París.

Observatorio Mediterráneo de la Comunicación (OMEC)

El encuentro de Amman tenía como principal objetivo presentar los resultados de los estudios nacionales, realizados dentro del proyecto de «Fortalecimiento de la función de servicio público audiovisual en los países del Mashrek y el Maghreb», que financia en gran parte la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament. Las investigaciones han reflejado que, pese a las diferencias entre los países, hay algunas carencias constantes en la región respecto al servicio público audiovisual.

«Hay un resultado por país, un informe nacional y también un informe regional. Consiste en un estudio de las parrillas de la programación televisiva y un análisis de contenido sobre un periodo de tiempo en mayo de 2010, con atención a la presencia de la sociedad civil en programas de Magazine. Otra parte muy importante del estudio es la situación de la reglamentación audiovisual en ocho países y en la región», explica la presidenta del Observatorio Mediterráneo de la Comunicación (OMEC), Teresa Velázquez. «Panos comenzó este proyecto antes del encuentro de Rabat y Casablanca y luego se pusieron en contacto con nosotros a finales de 2009. Es cuando comienza también el apoyo de la Agencia Catalana en 2009/2010».

Las conclusiones del estudio arrojan que «los actores políticos son los que aparecen más reflejados». «En la etapa estudiada hay mucho de oficialista. Hay atisbos de introducción de versiones un poco pluralistas, pero creo que hay cierta uniformidad en los contenidos de las televisiones árabes. No hay mucha diferencia. Quizás la egipcia toca más temas internacionales.», explica Teresa Velázquez.

«En la opinión pública, hay tres estados: primero los estados de opinión, ¿quién contribuye a crearlos? la información; ¿cuáles son las corrientes de opinión? los propios medios, los artículos de opinión, las editoriales. Y lo más importantes, los climas de opinión, ¿que son las ideologías?. Esos tres estadios están muy unidos, uno detrás de otro, y los medios de comunicación tienen una responsabilidad social muy importante como actores sociales que son».

El estudio pretende ser un punto de partida para trabajos posteriores y la intención de la presidenta de OMEC es mantener un observatorio, «porque la muestra es de 2010 y a finales de 2010 y sobre todo en 2011 ha habido muchos cambios. Partir de un trabajo realizado con anterioridad a los acontecimientos vividos este año en los países árabes es interesante para comparar».

«Nosotros no podemos dar recomendaciones sino decirles lo que ocurre en nuestro país», explica Velázquez sobre el trabajo conjunto de los países del Mediterráneo». «Hay que colaborar y contar lo que ha funcionado bien. Tenemos que debatir porque en nuestro caso también hay cosas preocupantes y quizás sea mejor que tengamos las antenas puestas todos. Se plantea lo que hay, se ponen sobre la mesa hallazgos, aciertos y errores y a partir de ahí se debate. Ellos también nos pueden recomendar a nosotros».

Fuente original: http://www.aish.es/index.php/prensa/prensa-analisis/2349-ique-le-piden-los-arabes-a-sus-televisiones-publicas