En la medida en que concierne a la opinión pública, como se refleja en los medios internacionales y en los pronunciamientos de los grupos defensores de la libertad de expresión y de gobiernos variopintos, Venezuela ha dado al fin el último paso para demostrar que la oposición está en lo cierto: Venezuela se dirige hacia […]
En la medida en que concierne a la opinión pública, como se refleja en los medios internacionales y en los pronunciamientos de los grupos defensores de la libertad de expresión y de gobiernos variopintos, Venezuela ha dado al fin el último paso para demostrar que la oposición está en lo cierto: Venezuela se dirige hacia una dictadura. A juzgar por esos pronunciamientos, la libertad de expresión está cada vez más restringida en Venezuela como resultado de la no renovación de la licencia de emisión a la cadena de televisión opositora RCTV. Al dejar de emitir la RCTV a medianoche del 27 de mayo, se ha silenciado supuestamente la voz más poderosa de la oposición.
Se da generalmente por sentado que cualquier silenciamiento de las voces de la oposición va en contra de la libertad de expresión. Pero, ¿se está silenciando de verdad una voz crítica con el Gobierno? ¿Es ésta la metáfora adecuada? ¿Se está silenciando de verdad al director de RCTV, Marcel Granier? No, una metáfora mejor es que el megáfono que Granier (y otros) utilizaban para ejercer su libertad de expresión se va a devolver a sus auténticos dueños; un megáfono que él había tomado prestado, pero nunca fue suyo. No sólo eso, sino que aún se le permite utilizar un megáfono más pequeño (el cable y el satélite).
En otras palabras, la frecuencia que RCTV utilizó durante más de medio siglo se está devolviendo a sus dueños originales, el pueblo de Venezuela, bajo la dirección de sus líderes democráticamente elegidos. Aún así, aunque la decisión sobre cómo utilizar las ondas puede ser prerrogativa del Gobierno (como conceden muchos críticos), los que critican la maniobra tienen razón cuando se quejan de que la libertad para utilizar las ondas no puede ser sólo un asunto que se rija por la regla de las mayorías. Al fin y al cabo, ¿no deberían las minorías (en este caso una minoría relativamente rica en su mayor parte) tener también acceso al megáfono, de modo que puedan utilizarlo para convencer a la mayoría de su punto de vista? Como mínimo, los progresistas que defienden los derechos de las minorías tradicionalmente desprotegidas argumentarían que las minorías deben tener siempre acceso a los medios [1]. Incluso aunque no se pueda considerar a Marcel Granier y a sus amigos una minoría sin derechos, seguramente merecen ser escuchados en los medios, al menos un poquito, en nombre del pluralismo.
Los que apoyan a Chávez admiten la validez de este argumento cuando contraatacan señalando que la oposición dispone aún de muchas frecuencias de emisión para presentar sus puntos de vista. Sus argumentos sobre lo justo de la decisión de no renovar la licencia de RCTV son que, primero, la oposición aún tiene profusión de agencias de medios de comunicación para emitir sus puntos de vista; segundo, que RCTV es una cadena subversiva y al margen de la ley (porque participó en el golpe de Estado y en el cierre de la industria petrolífera, entre otras cosas), y tercero, que necesita hacer hueco para un nuevo canal de servicio público que constituye un mandato de la constitución. Examinemos brevemente cada uno de esos argumentos, empezando con el panorama de los medios de comunicación de Venezuela.
Panorama mediático de Venezuela
Como en la mayoría de las cuestiones de Venezuela, existe una discrepancia casi completa sobre el panorama mediático del país. De acuerdo con la oposición, Chávez controla ya la mayoría de los medios de comunicación, bien directamente, a través de la propiedad o de la financiación por parte del Estado, bien indirectamente, a través de leyes sobre los medios supuestamente represivas. De acuerdo con los seguidores de Chávez, sin embargo, la oposición controla el 95% de los medios.
El problema es que hay diferentes ángulos desde los que se puede examinar un entorno mediático, y es por lo que se puede llegar a conclusiones bastante diferentes sobre la verdadera situación del conjunto mediático. En primer lugar, puede analizarse sólo desde el punto de vista de quién posee o controla las diferentes grupos mediáticos. En segundo lugar, se puede examinar cuáles de esos grupos llegan a la población. Y, en tercero, se puede observar cuánta gente acaba viendo u oyendo unos u otros grupos.
En el primer caso, el de quién posee las agencias de información (un análisis que los que apoyan a Chávez tienden a usar) está bastante claro que una gran mayoría de las cadenas de televisión, de radio, y periódicos están en manos privadas. Aquí, de hecho, los seguidores de Chávez están en lo cierto cuando dicen que el 95% de los grupos de información (TV, radio y prensa) son de propiedad privada y que una significativa mayoría de ellas están mucho más a favor de la oposición que de Chávez y de su Gobierno [2].
En el segundo tipo de análisis, que suelen preferir los simpatizantes de la oposición, observamos qué tipo de cadenas tienen más potencial para llegar a los venezolanos. En este caso se suele decir que las dos cadenas con mayor alcance nacional son el canal 2 (antes RCTV y ahora TVes) y el canal 8 (VTV, controlada por el Gobierno). Las cadenas privadas nacionales Venevisión, Televen y Globovisión tienen un alcance mucho más limitado, puesto que se emiten sobre todo en grandes centros de población [3]. Obviamente, los canales privados locales y los comunitarios no alcanzan más allá de su localidad, pero las cadenas de televisión comunitarias están empezando a rivalizar con las privadas en número. Mirándolo de esta manera, parecería que en términos de emisoras de televisión el Gobierno gana por la mano con la salida de RCTV del espectro, su sustitución por TVes, la potencia de la emisora gubernamental y las aproximadamente dos docenas de canales comunitarios, en su mayoría simpatizantes del Gobierno.
El panorama cambia significativamente, sin embargo, si analizamos lo que la gente ve realmente. De acuerdo con estudios sobre los índices de audiencia de los diferentes tipos de canales de televisión, la mayor parte de los venezolanos sólo ven unas 5 cadenas de televisión, escuchan unas pocas de emisoras de radio y leen unos cuantos periódicos. Es decir, en televisión, el 60% de la audiencia ve la RCTV y Venevisión (RCTV con un 35-40% y Venevisión con un 20-25%). El 40% restante lo comparten entre la cadena gubernamental VTV (con un 15-20%), Televen (con un 10%), Globovisión (con un 10%), y otros canales por cable y canales locales [4].
Dadas las posiciones políticas y los índices relativos de audiencia de los diferentes grupos de información, podemos dividir el panorama mediático de Venezuela en tres categorías: oposición, imparciales o equilibrados y progubernamentales. Antes de la desaparición de RCTV el panorama era como sigue:
Oposición: 50-55%
RCTV: 35-40%
Globovisión: 10%
Privadas locales: 5%
RCTV: 35-40%
Globovisión: 10%
Privadas locales: 5%
Neutrales o equilibradas: 30-40%
Venevisión: 20-25%
Televen: 10-15%
Venevisión: 20-25%
Televen: 10-15%
Progubernamentales: 20-25%
VTV: 15-20%
VTV: 15-20%
Otros (Telesur, Vive, comunitarias): 5%
Ahora, en la era post RCTV, hay de hecho un cambio significativo, de modo que el panorama mediático podría quedar como sigue, si, como se promete, TVes (la sustituta de RCTV) será imparcial y no se convertirá en un canal progubernamental.
Oposición: 15%
Globovisión: 10%
Privadas locales: 5%
Globovisión: 10%
Privadas locales: 5%
Neutrales o equilibradas: 30-40% o más
Venevisión: 20-25%
Televisión: 10-15%
TVes: ¿?%
Progubernamentales: 20-25%
VTV: 15-20%
Otras: 5%
En otras palabras, la proporción entre canales de televisión simpatizantes de la oposición y simpatizantes del gobierno ha cambiado de aproximadamente 50:25 (o 2:1) a favor de la oposición, a 15:25 (1:1,7) a favor del Gobierno en términos de cuota de audiencia. En la mayoría de los países del mundo, donde los medios no están controlados democráticamente, cualquier oposición estaría exultante por disponer de semejante cuota. En Venezuela, por supuesto, donde la oposición está acostumbrada a mandar en el país durante cuarenta años, tal desventaja es una intolerable usurpación de su «libertad de expresión».
Sin embargo, hay tres incógnitas que pueden cambiar la balanza a favor de la oposición. Primero, quienes solían ver RCTV pueden sin duda ver más Globovisión, incrementando así su cuota de audiencia. Segundo, Venevisión podría muy bien volverse más crítica con el Gobierno ahora que muchos opositores buscan un nuevo hogar. Según un reciente informe del semanario Quinto Día, ya hay unos primeros indicadores de que esto ocurrirá [5]. Y tercero, mucha de la gente a la que le gustaba RCTV y que quieren continuar viéndola pero no tienen acceso a la televisión por cable, podrían, si pueden costeárselo, pasarse al cable para ver RCTV. Así, si Globovisión aumenta su cuota de audiencia, si Venevisión vuelve a posiciones críticas, y si RCTV continúa atrayendo a una gran audiencia a través del cable [6], entonces el equilibrio entre opositores y progubernamentales en los medios televisivos podría fácilmente variar hasta 1:1.
Si se analizan las cuotas de audiencia en el mercado de periódicos o en la radio, son aún más favorables para la oposición que para el Gobierno. Muchos seguidores de Chávez dicen que periódico de mayor tirada del país, Últimas Noticias, es un periódico chavista, pero si uno se fija en el contenido del periódico y en sus columnistas, es en realidad el periódico más equilibrado de Venezuela, con críticas y alabanzas al Gobierno presentes por igual. El segundo y el tercer periódicos más grandes (El Universal y El Nacional), además de una buena mayoría de otros más pequeños están claramente en el campo de la oposición. La situación está incluso más desequilibrada entre las emisoras de radio, donde la cuota de audiencia progubernamental (RNV, YVKE y radios comunitarias) logra un valor mucho menor que las emisoras de tendencia opositora.
Así que, sostener que la pluralidad informativa en Venezuela ha disminuido por la desaparición de RCTV fracasa por completo al describir la realidad del panorama mediático de Venezuela. Más aún, al defender el derecho de RCTV a emitir, en realidad se está defendiendo el derecho de una minoría del país a continuar con su espacio privilegiado en el panorama mediático.
Los derechos y las responsabilidades de RCTV
Ahora que hemos examinado los argumentos sobre si el cese de emisiones de RCTV representa una amenaza al pluralismo mediático y por tanto a la libertad de expresión, podemos examinar los otros dos argumentos a favor y en contra de RCTV: que RCTV merece perder su licencia por sus actuaciones pasadas y que necesita dejar hueco para un nuevo canal público de televisión.
No es éste el lugar para detallar las numerosas acusaciones contra RCTV hechas por el gobierno, tales como la participación de RCTV en el golpe de Estado de 2002, en el cierre de la industria petrolera en 2002/03, y sus violaciones de las normas de emisión del país [7]. Estos hechos no se cuestionan, por lo general. Más bien, lo que se rebate es que esas actuaciones puedan justificar la no renovación de una licencia de emisión cuando otra cadena, como Venevisión, cometió las mismas infracciones, pero cuya licencia se renovó el 27 de mayo. En otras palabras, ¿en base a qué razones legales no se renovó la licencia de RCTV, pero sí la de Venevisión, si cometieron los mismos delitos? De acuerdo con RCTV, la discriminación política es la única respuesta debido a que la dura oposición de RCTV contra el Gobierno ha continuado, mientras que Venevisión pasó a ser neutral en el conflicto político de Venezuela [8].
Para refutar esta acusación de discriminación y de que RCTV está siendo castigada por delitos nunca demostrados en los tribunales, el Gobierno sostiene que la no renovación de RCTV no es en ningún caso una represalia. Más bien, el vencimiento de la licencia de RCTV ha proporcionado una excelente oportunidad para que el Gobierno lance una cadena de televisión de servicio público, de acuerdo con un mandato constitucional [9]. Posteriormente, el Ministro de Telecomunicaciones, Jesse Chacón, explicó que se eligió no renovar a RCTV (en lugar de a Venevisión) porque el canal 2 de VHF de RCTV era más apropiado para la televisión pública, ya que el canal 2 tiene la mejor recepción en todo el territorio del país.
En teoría, sin embargo, aún puede ser posible que RCTV recupere su licencia si el proceso ante el Tribunal Supremo concluye con una decisión a favor de RCTV, basada en que, o bien se discriminó a la cadena o bien no tuvo un proceso justo. Si es éste el caso, entonces el Gobierno podría verse obligado a mantener audiencias públicas en las que se hiciera un análisis objetivo sobre cuál de los tres canales que están pendientes de la renovación (RCTV, Venevisión y VTV) tiene que dejar espacio para TVes.
En cualquier caso, RCTV y la oposición han vuelto a emponzoñar la situación política una vez más. En lugar de desafiar a Chávez en el terreno político, se han centrado exclusivamente en denuncias legales, apelaciones internacionales y confrontación. Podían haber organizado un referéndum consultivo (no vinculante) el pasado mes de enero, justo después de que resultara evidente que Chávez no renovaría la licencia de RCTV. Las encuestas indicaban que hasta un 70% de los venezolanos no querían que RCTV dejara de emitir. Con la firma de sólo el 10% de los votantes registrados en el Consejo Electoral, se hubiera obligado a celebrar un referéndum sobre el asunto. Si las encuestas responden a la realidad, la oposición habría ganado el referéndum fácilmente, poniendo a Chávez en una situación embarazosa y quizá obligándole a renovar la licencia de RCTV. Es posible que esta vía no se le ocurriera a nadie de la oposición, pero es más probable que prefirieran retar a Chávez en el terreno legal e internacional y en las calles en lugar de hacerlo políticamente, porque las medidas que se ajustan a los procesos democráticos de Venezuela legitimarían un sistema político que la oposición critica continuamente como una dictadura y cuyo fin último es deslegitimar.
¿Diversificación y democratización de los medios?
Aunque el reto legal de la no renovación de la licencia de RCTV podría tener alguna razón, en particular la acusación de que RCTV está siendo discriminada frente a Venevisión, ¿qué ocurre con el fin del Gobierno de diversificar y democratizar el panorama mediático del país? ¿Las políticas informativas del Gobierno contribuyen a la diversificación y democratización de los medios?
Por lo que respecta a la diversificación y democratización, se puede afirmar que el gobierno de Chávez ha hecho más que ningún otro gobierno en la historia de Venezuela o en la historia de la mayoría de los países del mundo. Hacer posible la existencia de cientos de emisoras de radio comunitarias le da a los ciudadanos de a pie acceso a los medios de un modo sin precedentes. La oposición, por supuesto, considera estos medios comunitarios «controlados por Chávez», pero no hay evidencias de esto. De hecho, la mayoría de estos medios (de ninguna manera todos) están situados en barrios pobres, donde el apoyo a Chávez es fuerte. Sin embargo, la crítica a los gobiernos nacional, estatal y local es muy común y estas emisoras proporcionan una forma de participación ciudadana que puede contribuir a una mejora del sistema de gobierno.
Además, la creación de varios canales de televisión (claramente progubernamentales) contribuye a la diversificación del panorama mediático. Con respecto a esto, es importante el lanzamiento de Vive TV, centrada en asuntos comunitarios y problemas de todo el país, y de ANTV, el canal de televisión de la Asamblea Nacional. ANTV permite a los venezolanos (que tengan televisión por cable) presenciar los debates en la Asamblea Nacional, mejorando de esta manera aún más el seguimiento de los procesos políticos del país.
La ley venezolana sobre la Responsabilidad Social en Televisión y Radio ha contribuido también, pese a las críticas de la oposición, a diversificar el espectro mediático, puesto que ordena que cinco horas al día (entre las 5 y las 23 horas) se dediquen a obras de productores nacionales independientes, sin que ningún productor individual contribuya a más del 20% del total [10]. Miles de productores independientes se han inscrito ya en un registro nacional para cumplir con este requisito.
Las críticas de la oposición dicen que la ley de Responsabilidad Social limita la libertad de expresión porque penaliza la emisión de mensajes discriminatorios, que promuevan actuaciones ilegales, o emitan «mensajes secretos» [11]. Sin embargo, a pesar de todos los programas contra el gobierno emitidos desde que esta ley entró en vigor, ninguna emisora ha sido expedientada por violar estas disposiciones. Además, muchas de esas disposiciones son normas estándar de emisión en muchos países del mundo.
Finalmente, la medida más reciente del Gobierno: crear una Televisión Social de Venezuela (TVes, pronunciada «Te ves») podría de hecho ser un paso hacia la democratización y el pluralismo de los medios venezolanos, en el supuesto de que el canal sea verdaderamente independiente del Gobierno. Hasta ahora, sin embargo, el consejo directivo ha sido nombrado por el presidente y la financiación del canal proviene del gobierno central. Aunque el consejo no recibiera ninguna directiva del presidente, al estar nombrado por él, no puede ser considerado independiente. El Gobierno ha prometido, sin embargo, que se trata de una medida transitoria y que más adelante el consejo y la financiación del canal serán verdaderamente independientes. A pesar de este asunto, los productores independientes de Venezuela han aplaudido el nuevo canal puesto que emitirá casi exclusivamente producciones nacionales independientes, un importante movimiento que da muchas más oportunidades a los venezolanos de ser oídos a escala nacional que las que les ofrece cualquier otro canal de televisión.
Conclusión
Mientras que la decisión de no renovar la licencia de RCTV aún está siendo recurrida ante los tribunales [12] debido a una posible violación del proceso justo y del tratamiento igualitario ante la ley, está claro que la decisión: es legal, en cuanto que el Estado tienen potestad de decidir qué cadenas reciben licencias para utilizar las ondas, mantiene la pluralidad en el panorama mediático venezolano, contribuye a la democratización de las ondas del país garantizando a un mayor número de venezolanos que antes el acceso a las mismas, a través del nuevo canal de televisión TVes.
Resulta, por ello, muy decepcionante ver a los grupos internacionales de derechos humanos, tales como Human Rights Watch, la Washington Office on Latin America, el Carter Center y el Committee to Protect Journalists condenar la decisión del Gobierno. Estos grupos, al igual que la oposición venezolana, alegan que la decisión envía un aviso terrorífico a la libertad de expresión. Este presunto efecto escalofriante, sin embargo, se ha invocado una y otra vez por los críticos hacia el Gobierno, pero aún deben denunciar un solo caso en el que una historia o una crítica no haya sido emitida debido a este supuesto efecto. Globovisión continúa siendo tan crítica con el Gobierno como siempre, al igual que los periódicos y programas de radio más importantes del país (se podría decir que son algunos de los más críticos del hemisferio). RCTV, cuando vuelva a emitir por cable, continuará sin duda siendo tan crítica como siempre. En realidad, los grupos que condenan la decisión soberana de Venezuela de cambiar el modo en el que se utilizan las ondas están defendiendo el derecho de los medios comerciales a utilizar las ondas, en detrimento de la mayoría pobre que, con anterioridad a Chávez, nunca ha tenido acceso al complejo mediático controlado por las corporaciones. Idealmente, todas las frecuencias de emisión deberían estar bajo un control democrático colectivo, y no bajo control privado. Esto, sin embargo, llevará más tiempo y recibirá muchas más condenas por parte de los poderes establecidos del mundo.
Apéndice: Quién controla qué canales y lo que emiten
Fijándonos sólo en los canales vistos por un número significativo de gente, tiene sentido examinar las orientaciones políticas de los informativos con mayor audiencia. RCTV es/era rotundamente la más popular y también una de las cadenas de televisión más en contra de Chávez. En los días previos y durante el golpe de Estado de 2002, en el cierre de la industria petrolera de 2002/03, y durante el referéndum para destituir a Chávez, la RCTV se centró en su actividad principal: los programas de entretenimiento, tanto de Hollywood como de Venezuela (sobre todo concursos y telenovelas). Su programación explícitamente política se limitaba a los informativos nocturnos y a una tertulia política matutina (La Entrevista, con Miguel Ángel Rodríguez).
RCTV forma parte sin duda de la vieja elite venezolana, propiedad de una de las familias más ricas del país, la familia Phelps, que también posee fábricas de jabón y comida y empresas de la construcción. Eliado Lares, presidente de la RCTV, está relacionado con Henry Ramos Allup, Secretario General del antiguo partido en el gobierno, Acción Democrática (AD). Lares jugó un importante papel asegurando que la licencia de RCTV se renovara en 1987, cuando casi pierde su licencia durante la presidencia de Jaime Lusinchi, debido a los enfrentamientos del director de la RCTV, Marcel Granier, con Lusinchi. El propio Granier llegó a dirigir la RCTV gracias a su matrimonio con Dorothy Phelps, una de las herederas de la fortuna Phelps [13].
El segundo canal más visto de Venezuela es Venevision, que pertenece a Gustavo Cisneros, el magnate de los medios cubanos y venezolanos, uno de los hombres más ricos del mundo y propietario de unos 70 medios de comunicación en 39 países, incluyendo Univisión, la red de medios en español de Estados Unidos. Además, es propietario de innumerables compañías de distribución de alimentos. Siempre ha habido una fuerte rivalidad entre Granier y Cisneros, puesto que se dice que ambos tienen aspiraciones presidenciales. Irónicamente, sus familias están estrechamente conectadas vía matrimonio, porque Cisneros está casado con Patricia Helps, la hermana de la mujer de Granier, Dorothy.
Venevisión estaba igual de envuelta, si no más, en la intentona golpista de abril de 2002 porque hizo entrevistas exclusivas a los que planeaban el golpe e incluso grabó parte de los vídeos clave, después usados para afirmar falsamente que los seguidores de Chávez estaban disparando a unos desarmados manifestantes de la oposición. También estuvo activamente involucrada en el cierre de la industria petrolera, alentando a la gente a participar en una huelga general a través de miles de anuncios publicitarios, igual que hizo RCTV.
Sin embargo, este canal cambió su tono en junio de 2004, dos meses antes del referéndum reprobatorio del 15 de agosto de 2004, en el que Chávez y Cisneros acordaron un alto el fuego mediático, auspiciado por el expresidente de EE. UU. Jimmy Carter. Oficialmente, los dos acordaron «honrar los procesos constitucionales y apoyar futuras conversaciones entre el gobierno de Venezuela y los medios… «[14]. De acuerdo con algunos informes, Cisneros aceptó en realidad bajar el tono de su propaganda anti Chávez a cambio de la ayuda de Chávez para presentarle al presidente de Brasil, Lula [15]. Chávez, sin embargo, negó que se hubiera hecho ningún pacto salvo el que indicaba la nota oficial. Aún así, Venevisión eliminó su programa de tertulia política «24», con Napoleón Bravo, uno de los antichavistas más destemplados de la televisión, y sus noticiarios se volvieron más equilibrados.
El siguiente canal más importante, en términos de audiencia, es la cadena gubernamental VTV, que ha sido el canal estatal durante la mayoría de la historia democrática de Venezuela. Su programación está controlada bastante directamente por el ejecutivo, que nombra a su director. Como tal, no es un canal público semejante al de otros muchos países europeos, que tienden a ser más independientes del Gobierno. La mayoría de la programación de VTV es bastante política, con muchos anuncios publicitarios progubernamentales y programas de tertulia política en los que los representantes del Gobierno o sus simpatizantes dominan.
Televen, es uno de los canales más nuevos del país, que emite desde 1988. Al contrario que muchos de los otros canales, siempre ha sido ligeramente más neutral en las guerras mediáticas de Venezuela, exceptuando una ocasión en la que utilizó a Marta Colomina para su tertulia matinal, una de las antichavistas más llamativas tras Napoleón Bravo. Su programa fue eliminado de la parrilla, sin embargo, después del referéndum reprobatorio de 2004, el canal se volvió mucho más equilibrado y ahora procura invitar a tantos seguidores del gobierno como a detractores para sus tertulias políticas. Sus intereses económicos no están tan bien definidos como los de RCTV, Venevisión y Globovisión porque, al contrario que los otros tres, no está afiliado a tantos grandes grupos privados de intereses económicos privados.
Para terminar, está Globovisión que, como canal 24 horas de noticias y opinión tiene una importancia política que excede con mucho el tamaño de su audiencia y su potencial alcance. Es uno de los canales más recientes de Venezuela. Fue fundado en 1994 por Alberto Federico Ravell (su director), Guillermo Zuloaga, y Nelson Mezerhane, todos ellos pertenecientes al estrato superior de Venezuela. Zuloaga viene de una de las familias más ricas de Venezuela (está relacionado también con Ana Corina Machado, una de las directoras de la ONG opositora Súmate). Mientras que el alcance de UHF de Globovisión es limitado, puesto que sólo se puede ver en tres ciudades principales, tiene acuerdos de cooperación con numerosos canales privados locales, de modo que alcanza a la mayoría de los grandes núcleos de población. Políticamente, Globovisión está tan orientado a la oposición como lo pueda estar una cadena de televisión, emitiendo opiniones en contra del Gobierno y análisis las 24 horas del día.
Los otros canales progubernamentales, como la mayoría de (pero de ningún modo todos) los canales de televisión locales comunitarios, Viva, Telesur y ANTV (la Televisión de la Asamblea Nacional) tienen una audiencia extremadamente limitada de acuerdo con los estudios realizados, de modo que pueden ignorarse sin problema para los propósitos de este análisis. Lo mismo ocurre con los canales privados locales favorables a la oposición.
Notas:
[1] Aún así muchos progresistas dirían que los puntos de vistas de la extrema derecha, sean racistas o fascistas, no deberían tener acceso a las ondas, incluso aunque una mayoría los apoyara. En muchos lugares es de hecho ilegal que se emitan esos puntos de vista bajo ninguna circunstancia. Ésta es una de las razones por las que algunos dicen que RCTV no merece una licencia.
[2] Más específicamente, sólo 3 de los canales de televisión por antena de los 200 existentes son propiedad del Estado (VTV, Vive y Avila TV), únicamente dos de las 426 emisoras de radio, y ningún diario. En todos los ámbitos, los medios en manos privadas son abrumadoramente (quizá alrededor del 80%) favorables a la oposición y contrarios a Chávez.
[3] Además, hay unos cuantos canales temáticos nacionales, como Vale TV, un canal educativo, Meridiano, un canal de deportes, Puma, un canal musical, y La Tele, un canal de entretenimiento.
[4] Índices de audiencia publicados en un artículo de El Nacional del 27 de mayo de 2007. Los porcentajes están expresados por niveles aunque en otros estudios se presentan resultados ligeramente diferentes.
[5] «Esto ocurrió con periodistas y actores [de Venevisión]: Decidieron protestar por la línea editorial del canal de Cisneros y obtuvieron autorización no sólo para asistir a las manifestaciones o expresar su solidaridad [con los empleados de RCTV] en otros canales, sino que ahora podían hacerlo desde sus propias pantallas». J. A. Almenar, «Exclusivas de última página», Quinto Día, 1-8 de junio de 2007.
[6] La información sobre el número de hogares que reciben televisión por cable o por satélite es difícil de recopilar, pero a juzgar por el número de conexiones ilegales al cable, que se dice existen, y el número de antenas parabólicas de DirecTV en los barrios (muchas con decodificadores ilegales), no sería arriesgado estimar que cerca de la mitad de los hogares venezolanos reciben televisión por cable o satélite.
[7] Para información sobre estos actos de RCTV, ver: Cartoon Coup D’Etat , Venezuela, RCTV, And Media Freedom: Just The Facts, Please , y el Libro Blanco publicado por el Ministerio de Comunicación e Información.
[8] La decisión del 23 de marzo del Tribunal Supremo de Venezuela por la que el recurso contra la no renovación de la licencia de RCTV fue rechazado, pero permitió proceso sobre el asunto, puede dejar un frente abierto al respecto. El tribunal sólo afirma que RCTV no aportó pruebas de haber recibido un trato desigual, pero no afirma que no lo hubiera. Ver: Decisión del 23 de mayo de 2007 del Tribunal Supremo de Justicia o Supreme Court Allows RCTV Case to Proceed, but Station Must Go off Air para un resumen de la decisión.
[9] Ver sección IV, No. 2 de la resolución del 23 de Mayo de la Corte Suprema
[10] Artículo 14, Ley de responsabilidad social en radio y televisión (Resorte)
[11] Artículo 28, No. 4 u-z, Ley Resorte
[12] La decisión está siendo recurrida no solo ante el Tribunal Supremo de Justicia de Vezuela, sino que también será recurrida ante el Tribunal Interamericano para los Derechos Humanos.
[14] De acuerdo con las declaraciones del Carter Center, publicadas tras la reunión. http://www.aporrealos.org/actualidad/n17674.html
[15] Ver: «Venezuela’s Murdoch» by Richard Gott, New Left Review, May-June 2006
http://www.zmag.org/spanish/0807wilpert.htm
http://www.zmag.org/spanish/0807wilpert.htm
Traducido por Miguel Montes Bajo y revisado por Felisa Sastre