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Reforma y revolución en Irán

Fuentes: Observatorio de Conflictos

El siglo XX supo ser un siglo convulsionado. Desde sus comienzos no perdió tiempo y estuvo plagado de sucesos que cambiaron más de una vez la configuración mundial. El siglo que nos vio nacer ha terminado, y así como nosotros no nos fuimos con él, muchos de los conflictos que nacieron durante el siglo XX […]

El siglo XX supo ser un siglo convulsionado. Desde sus comienzos no perdió tiempo y estuvo plagado de sucesos que cambiaron más de una vez la configuración mundial. El siglo que nos vio nacer ha terminado, y así como nosotros no nos fuimos con él, muchos de los conflictos que nacieron durante el siglo XX aún no se resolvieron y distan mucho de hacerlo.

Sin embargo, cuando pensamos en distintos conflictos y configuraciones mundiales, nuestras obtusas mentes occidentales, nos llevan a ver todo con esos ojos. Es así como creemos que podemos analizar todo como si hubiera sucedido acá a vuelta, e ignoramos los siglos y aún milenios de civilización en regiones que creemos atrasadas. Esto quizá sea -además del eurocentrismo que tan arraigado tenemos- porque quien domina el mundo se cree que éste empezó cuando él nació y tiende a difundir esa idea entre sus súbditos.

El siglo XXI nos encuentra bajo la dominación de EE.UU. Durante la mayor parte del siglo pasado, este país luchó arduamente por su hegemonía mundial y la de su preciado sistema capitalista, todo pareciera hacer creer que a fines de 1989 lo logró. Durante la última década del siglo que pasó, pareciera que el capitalismo, en su fase más globalizada, portando la bandera neoliberal, creyó expandirse a todo el mundo. Todos creían que los enemigos habían sido derrotados, ya nada más impediría la total expansión. Y esto en occidente parece claro.

Pero ¿qué pasa en los «países» al este de Europa? ¿Acaso están por fuera de la configuración mundial actual? De nuevo nuestra mente occidentalizada nos traiciona, la situación de «oriente» (ya sea medio, cercano, o lejano) es tanto o más compleja que la de nuestro lado del mundo. No es pertinente aquí, hacer una división de las regiones orientales, solo vale decir que desde la mirada occidental, Asia y África (aunque esta no pertenezca a lo que llamamos «oriente») son regiones lejanas, no solo espacialmente, sino temporalmente y con muchas situaciones inexplicables a esta obtusa mente. La parte asiática de Rusia, China y Japón, -y no nos olvidemos de Israel, Estado-Nación inventado- son quizás los únicos «civilizados». Con excepción de estas regiones, los países que dominan tienden a ver todo un mundo subdesarrollado en las civilizaciones orientales, donde las creencias religiosas y las formas de organización son demasiado retrógradas y retrasan el progreso mundial. Sin embargo, bajo ese discurso también ven regiones con muchos recursos mal explotados, de los cuales ellos se podrían aprovechar. El petróleo es el más conocido, debido a las situaciones mundiales tan mediatizadas actualmente. Es por ésta, y otras razones que no vienen al caso, que el mundo oriental debe formar parte del sistema mundial hegemonizado por occidente.

Pretendo remitirme aquí a estas regiones más subdesarrolladas, muchas de ellas bajo la influencia del Islam. Y es precisamente la llamada República Islámica de Irán la que quiero analizar en particular. El análisis de Irán es interesante, ya que actualmente es una república bajo un régimen instaurado por una revolución, pero dentro del cual las disputas por reformas están a la orden del día. Es decir, pareciera que la revolución se está agotando, en parte por la gran cantidad de jóvenes que habitan el país y buscan reformas. Pero esto requiere un análisis más profundo, la explicación de la situación iraní actual debe buscarse antes de la revolución, sin embargo sería pertinente analizar primero la idea de revolución.

Volviendo al punto inicial del las convulsiones del siglo XX, tenemos claro que no estuvo exento de revoluciones en lo absoluto. Bien temprano, asistió a su primera revolución, la rusa, que pareció marcar el destino de todas las revoluciones que se fueron sucediendo a lo largo del siglo. No haré, por supuesto un racconto de todas, pero sí me parece pertinente advertir que la ideología que predominó en la revolución rusa, o sea la ideología iniciada por Carlos Marx con todas sus ramificaciones, fue predominante en general en el pensamiento revolucionario. Pero ¿qué pasa con Irán? ¿Fue una revolución de tipo marxista? ¿Qué ideas estaban rondando por la época de la revolución en la región?

No puedo evitar volver al tema de occidente a la hora de analizar una revolución en Medio Oriente. Tenemos la idea de que las revoluciones del siglo XX son marxistas, porque así ocurrió en los países occidentales que pasaron por procesos revolucionarios, signados paradójicamente por la, no tan occidental, revolución rusa. En fin, a medida que el siglo XX fue avanzando y las naciones estaban configuradas en la mayoría de los continentes, los grupos de izquierda iban surgiendo, principalmente en ámbitos intelectuales. La región de Medio Oriente, principalmente la de religión islámica, no estaba exenta de estas situaciones, pero a la hora del análisis lo principal a tener en cuenta no es su comparación con los «modelos» de revolución, sino sus particularidades, y esto va para todos los análisis.

Debido a su ubicación bastante estratégica y a su importante reserva de petróleo, Irán nunca estuvo fuera de los planes imperialistas. Ya desde el siglo XIX, Inglaterra tenía intereses, y durante el siglo XX fue objeto de disputa en medio de la Guerra Fría. Sería pertinente, para poder entender la situación iraní, situarnos en la época del primer ministro Mohamed Mossadegh. En 1949 se había fundado el Frente nacional: «…organización política que luchaba por la nacionalización de la industria petrolera, entonces bajo el dominio británico, así como por la democratización del sistema político (…) Mossadegh había creado una estabilidad política que ponía a Irán en peligro real de pasarse al otro lado del telón de acero»(1) Mossadegh fue nombrado Primer Ministro por el Sha Mohamed Reza Pahlevi en 1951, y en ese año se produjo la nacionalización del petróleo, lo que molestó a Inglaterra. A pesar de todo, convencida por EE. UU. no intervino en la situación. Sin embargo, hacia 1952, después de la elección de Eisenhower, la posición de EE.UU. comenzó a cambiar y se empieza plantear la idea de un golpe de Estado junto con los ingleses. La CIA. tuvo una importante participación en este golpe, cosa que no sorprende. No ahondaré en los detalles de cómo se llevó a cabo el golpe, pero lo cierto es que en 1953 Mossadegh fue derrocado y el Sha asumió todo el poder (o más bien fue puesto en él por la CIA) situación que duró hasta la revolución en 1979.

Ahora bien, definitivamente, en la región de Medio Oriente, las luchas de la Guerra Fría tenían mucha incidencia, principalmente en torno a los recursos explotables, pero no podemos eludir las luchas ideológicas, que existían como en todos lados pero con matices más que interesantes, en especial el religioso. Sabemos que en esta región el Islam es la religión predominante. Política y religión están profundamente imbricadas, incluso la religión está metida en la vida cotidiana de manera que nos cuesta entender en occidente. Islam, en árabe, significa «sumisión a la voluntad de Dios»(2), y ese concepto se encuentra muy arraigado. Pero en un mundo como el de mediados del siglo XX, con dos potencias disputándose la hegemonía mundial, con políticas netamente diferenciadas, es imposible que no surjan ideologías acordes con la situación mundial, aunque con particularidades regionales.

Así vemos como en la década del ’60 predominaba en el mundo árabe el nacionalismo, encarnado en esa época principalmente por el jefe de Estado egipcio Gamal Abdel Naser, en una versión socialista. Según Gilles Kepel los nacionalistas eran nativos que estaban en contra de la colonización europea que se venía dando desde la caída del Imperio Otomano, tenían una ideología que difería con el Islam. Este nacionalismo se encontraba fragmentado, su ideología se basaba en el uso de la lengua moderna y de los medios de comunicación formal. Habían mezclado sus ideales con las ideas de libertad e igualdad surgidas de la ilustración, y habían traducido todo a la lengua europea. Los intelectuales habían sido educados en escuelas de corte europeo, que existían debido a la misma colonización a la que se oponían con sus ideas modernas tomadas de sus propios enemigos. Las élites tenían una forma propia de concebir el Estado y la modernidad. Esta última se había metido en sus venas y las nuevas ideas que daban vuelta en el mundo entraron en sus vidas para aplicarlas a la situación de su región.

Pero la región en que predominaba el Islam, era prominentemente religiosa, y una población con una religión como ésta era bastante reticente a recibir nuevas ideas, y sobre todo del enemigo europeo. El islamismo, con un Islam tradicional latente, disputaba ideológicamente con el nacionalismo. En los ’60 la ideología islamista se encontraba en desventaja, sobre todo cuando «… el 29 de agosto de 1966, Sayyid Qutb, uno de los teóricos del islamismo moderno, fue ahorcado en el Egipto de Naser.»(3) Pero a fines de la década del ´70, el islamismo había ascendido y predominaba entre ambas ideologías.

La idea de Gilles Kepel de batalla cultural, librada por los grupos nacionalista e islamista es muy interesante, esta batalla se libró en toda la región en que predominaba el Islam. Pero tuvo un impacto significativo en Irán en el cual los resultados se tradujeron políticamente en la revolución del ’79. Según Kepel: «… la ideología islamista (…)estaba inscrita, de forma contradictoria, en una tradición de la que extrajo diversos elementos, exacerbando algunos y dejando de lado otros.»(4) Y su éxito varió según situaciones y países. El islamismo en el siglo XX surgió en los años ’20, en una época en que las potencias cristianas estaban desmembrando el mundo del Islam, y las ideas occidentales estaban ingresando con fuerza. La colonización europea estaba en su apogeo, y el califato otomano de Estambul había caído en 1924, y había sido sustituido por una república nacionalista turca y laica. Ante este desconcierto, se creó la asociación de los Hermanos Musulmanes. Esta asociación tenía la idea de recuperar el Islam. Para ellos el Islam era un sistema completo que no tenía necesidad de buscar valores fuera de él. El Corán reunía todas las respuestas y las bases del orden social. Así que la forma de solucionar los problemas políticos como el de la colonización por los países occidentales era «… la instauración de un Estado Islámico, que aplique la sharia (la ley extraída de los textos sagrados del Islam) como, de acuerdo con la tradición, debía hacerlo el califa(…) El orden social al que aspiraban era un orden sin contradicciones, que dejaba de lado a los partidos políticos porque rompían la unidad de la comunidad de los creyentes y la debilitaban frente a los enemigo del Islam.»(5) El fracaso de los Hermanos Musulmanes se dio al enfrentar al Egipto nacionalista de Naser, ambos buscaban atraer a las mismas clases: «… a la pequeña burguesía urbana, a los estudiantes y a los campesinos…»(6) En una época en que la ideología socialista estaba renaciendo, el tinte del gobierno de Naser logro cooptar esta clases, y «…los Hermanos fueron eliminados por la represión naseriana de 1954″(7).

Mawdudi fue quien propuso las bases de un Estado Islámico en oposición al nacionalismo musulmán que se gestaba en Pakistán en los años ’40, basado en instituciones inspiradas en el modelo británico. Como pensaba que el Estado Islámico debía instaurarse de manera gradual, se ganó una parte de clases medias moderadas pero no a la masa de la población. Mawdudi, «… declaró que la política era un «componente integral e inseparable de la fe islámica, y el Estado islámico, que pretendía edificar la acción política de los musulmanes, la panacea para todos sus problemas (…) Bajo su pluma, la religión se transformó en una ideología de lucha política»(8)

El ejecutado Qutb sufrió suerte parecida, quería una ruptura radical con el régimen establecido, había atraído a jóvenes estudiantes y desfavorecidos, pero sus ideas lo habían alejado de los clérigos y las clases medias y el Estado egipcio lo apartó de la población. Qutb elaboró la figura de la jahiliyya, barbarie anterior a la llegada del profeta, y englobó al mundo de su época en este estado. Esta calificación no consideraba musulmanes a quienes vivían de acuerdo con la matriz socialista del nacionalismo de la época de Qutb. «La ruptura con la sociedad, la jahiliyya tenía que comprenderse en un sentido espiritual y no material»(9)

Qotb y Mawdudi influyeron en el mundo musulmán sunnita. Ambos estaban de acuerdo con la instauración de un Estado Islámico, sin embargo la idea de ruptura cultural de Mawdudi, estaba a favor de la participación política, no revolucionaria. Fue Qutb quien transformó la noción de Estado islámico en un programa más radical. Qutb tuvo el apoyo de la juventud radicalizada. Pero a pesar de su apoyo, Qutb «… no se convirtió de una forma explícita en el portavoz de los desheredados…»(10) Además, el hecho de que la formación de estos dos intelectuales no fuera estrictamente clerical los enfrentaba con los ulemas.(11)

Fue el ayatolá (12) Jomeini quien, en Irán, atrajo a desheredados, clases medias, intelectuales radicales y clérigos. Jomeini, de matriz ideológica diferente, influyó en el marco chiíta. Irán se encontraba bajo el régimen del Sha, Mohamed Reza Pahlevi, este personaje se jactaba de ser el heredero de una dinastía milenaria, de hecho supo festejar los 2.500 años del Imperio persa en Persépolis. El Sha quiso modernizar el país con el amparo de su incondicional protector, EE.UU. Pero no tuvo en cuenta factores económicos básicos, como el reparto de la riqueza, que era muy desigual. Las medidas tomadas por Pahlevi, lo enfrentaron, en primer lugar, con los clérigos, sobre todo al redistribuir sus tierras. Pero también hay que tener en cuenta la introducción de costumbres occidentales que nada tenían que ver con la población iraní. Estos enfrentamientos con la población y con el clero hicieron que el Sha perdiera casi toda su legitimidad, solo lo apoyaba el ejército y ,por supuesto, la gran potencia mundial; EE.UU.

Dentro de este marco, Jomeini, retomó ideas elaboradas por islamistas modernos y las utilizó, desde el punto de vista chiíta, para romper con el régimen establecido. El islamismo iraní, hacia los años ’60, estaba polarizado. Hubo jóvenes militantes que, inspirados en el marxismo y el tercermundismo, reinterpretaron las ideas del Islam chiíta, reconvirtiéndolas en revolucionarias. Alí Shari’ati, fue el intelectual más destacado de este grupo. Sus ideas estaban altamente impregnadas del marxismo, principalmente de la categoría de lucha de clases. Shari’ati, recriminaba, por un lado, a los nacionalistas haberse alejado de las bases de la cultura islámica, e ignorar la religión, pero, por otro lado, no se quedaba solo con las ideas religiosas, e incorporó a ellas los ideales que estudió en el París de los intelectuales de izquierda.

Shari’ati murió en 1977, antes de que se consumara la revolución, y su pensamiento no había tenido demasiada incidencia, sino en obras póstumas rescatadas por el mismo Jomeini. Este último logró apropiarse de las aspiraciones de los jóvenes militantes, y pudo tener mas popularidad en las clases medias urbanas instruidas, necesarias para avanzar. Fue esta alianza, invencible al momento de la abdicación del Sha, la clave para la instauración de la república. Alianza entre intelectuales islamistas, burguesía, y juventudes pobres. La habilidad política del ayatolá era notable, era probable que las clases medias a las que pertenecían los jóvenes militantes fueran reticentes a sus ideas, que consideraban retrógradas. Sin embargo, al apropiarse de sus aspiraciones, y rescatar a Shari’ati, demostró a los jóvenes, que tenían un lugar en sus planes, y logró su apoyo, clave para la posterior revolución.

La revolución tuvo la capacidad de aliar clases sociales diferentes dentro de la ideología islamista más ortodoxa, hegemonizada por los clérigos. Solo después de consumada la revolución, se notaron las diferencias entre clases y los grupos que se habían aliado fueron siendo depurados poco a poco por los clérigos. Es interesante el recurso aplicado por Jomeini, que fue la unificación de todos los que se consideraban oprimidos por el régimen del Sha. Unificó componentes religiosos y laicos durante el proceso revolucionario, para ir olvidando los laicos poco a poco una vez consolidada la República Islámica. Los elementos marxistas y de izquierda, importantes para la consolidación de la revolución, fueron siendo aplacados conforme se consolidaba la república. Apenas triunfó la revolución, el ayatolá prohibió las huelgas y se marcó definitivamente opuesto a la U.R.S.S., aunque mas a EE.UU. La izquierda islámica fue literalmente aniquilada. Principalmente los jóvenes, que nutrieron los frentes de guerra contra Irak en la guerra que se desplegó a partir de 1980.. Esta muerte física de los jóvenes, fue traducida en la muerte simbólica de los grupos sociales que no convenían a un régimen islamista ortodoxo. Los jóvenes, por otra parte, fueron rescatados como mártires por el gobierno revolucionario. La forma de gobierno de Irán es una República Teocrática, y su poder ejecutivo se divide entre el Líder supremo y el primer ministro en funciones. Este último es elegido en elecciones constitucionales, pero el peso del líder espiritual es clave. Una vez consolidada la república, se instauraron medidas de carácter netamente retrógrado para el mundo occidental, pero normales para el Islam, como el uso obligatorio del velo para las mujeres. Esto muestra claramente que las intenciones del ayatolá eran mantener la doctrina islámica ortodoxa como había sido por siglos. La doctrina chiíta en su versión más clásica había triunfado, la política se subordinó totalmente a la religión, y si bien se tomaron medidas económicas de corte más occidental, la ideología dominante era la del islamismo puro.

El ayatolá Jomeini murió en 1989. Su muerte significó el aumento del peso de sectores que, si bien habían sido aplacados, seguían existiendo en Irán (13). Irán, como dijimos al principio, siempre fue un punto estratégico importante, con gran riqueza petrolera. La muerte de Jomeini coincidió con el comienzo del dominio de EE.UU. sobre la nueva configuración mundial. El muro caía, la U.R.S.S. se venía a pique, y el capitalismo triunfaba como sistema hegemónico. Mientras en el gobierno iraní, nada quedaba de los elementos de izquierda que habían logrado consolidar la revolución. Sin embargo, era un enemigo de EE.UU., y aunque los elementos marxistas se habían esfumado hacía mucho, este país, en el contexto de la guerra fría, estaba del otro lado del telón de acero. Según Javier Martín Rodríguez, tras la caída de la U.R.S.S. Irán sustituyó la amenaza comunista.(14) Sin embargo, en los años ’90, el principal enemigo del país del norte pasó a ser Irak, que se encontraba bajo el yugo de Saddam Hussein, antiguo aliado durante la guerra con Irán. Después del 11-09-01, Osama Bin Laden, (entrenado por EE.UU. en el contexto de la guerra fría), avalado por el gobierno Talibán de Afganistán, se convirtió en el nuevo enemigo. Los gobiernos de Irak y Afganistán, fueron derribados y la «libertad», sobre la base de la destrucción de culturas está ganando terreno en el mundo (eso sin tener en cuenta la apropiación de las reservas petroleras). Pero la situación de Irán no es fácil, el «presidente del mundo» aún no se ha metido con él de manera explícita, solo vemos advertencias para que no prosperen con ensayos nucleares.

Pero veamos la situación iraní actual. Desde el 4 de junio de 1989 Alí Jamenei fue el nuevo Guía de la Revolución, después de la muerte de Jomeini. Según el sistema político de Irán, el Guía es designado de por vida por el Consejo de Expertos. Mohamed Jatami fue elegido primer ministro en 1997, sustituyó a Rafsandjani. Jatami significó un cambio significativo, ya que apoyaba reformas. En el año 2000, por primera vez el majils (parlamento iraní) tuvo mayoría reformista. Sin embargo, acorde a la Constitución, Jatami es el segundo en la jerarquía y debe enfrentarse a una estructura muy fuerte creada por Jomeini en su momento, que ahora encabeza el nuevo Guía Jamenei. A pesar de tener mayoría en el parlamento, toda la estructura está dominada por los clérigos. Pero las elecciones demuestran que la mayoría del país, de la cual forman parte muchos jóvenes y mujeres, está a favor de una reforma.(15) Entonces tenemos, por un lado, a los viejos defensores de la revolución, que responden al Guía, que dominan toda la estructura política de la república, imbuidos en la más conservadora ideología. Por otro lado, el primer ministro Jatami y el majils con un tinte más reformista, y el soporte popular de los jóvenes y las mujeres (mayoría en Irán), que abogan por un cambio más rápido. Los estudiantes quieren mas trabajo, reformas económicas, flexibilidad religiosa, libertad de expresión, apertura hacia el occidente. La mayoría de los jóvenes, como es obvio, no vivió la revolución, y mucho menos el régimen del Sha. Las mujeres, por su parte, han tenido un papel importante en el ámbito reformador. Sin ir más lejos, en el 2003 Shirin Ebadi, abogada iraní, ganó el Premio Nóbel de la paz. Esta mujer está a favor de una reforma más «democrática» en Irán.

Los clérigos trataron siempre de impedir cambios, sobre todo económicos, principalmente porque estos van en contra de sus intereses. Después de la revolución, el «Estado», representado principalmente por los clérigos, controló las industrias básicas, y la industria más importante de Irán es la del petróleo. Esta centralización generó una masa burocrática supeditada al líder religioso. Cuando empezó la República, utilizaron las ganancias petroleras para beneficiar a las regiones más pobres. Pero con la invasión de Irak, en el ’80, casi todas las reformas fueron canceladas. Por otra parte, la inflación aumentó después de la guerra. Una de las principales reformas económicas impulsadas por Jatami es diversificar la industria, para no depender exclusivamente del petróleo, pero para esto necesita relacionarse con otros países que inviertan en su plan.

El primer ministro es consciente de su situación, el régimen iraní continúa estando políticamente subordinado a la religión, y las estructuras básicas están controladas por los clérigos conservadores. Pero la población que aboga por la reforma es mucha, y este elemento no se debe despreciar. El Islam es aceptado por todos y está muy arraigado en la sociedad, la cuestión no es salir del Islam. Sin embargo, las reformas que se piden reclaman por otro tipo de libertades compatibles con la religión dominante, y una apertura económica que permita generar más prosperidad. Para Jaile Maleta Antigua, todos los líderes, sin importar que tendencia tengan, prefieren mantener las instituciones, y que el sistema no tambalee. Para este autor la tarea más urgente del gobierno actual es «…crear los mecanismos necesarios para el funcionamiento de instituciones capaces de canalizar los reclamos de la sociedad»(16) Un elemento importante para este tipo de transformación que se busca es la prensa, ésta es un medio importante de expresión para los oprimidos según Allison Rohe. La prensa opositora es mucha y se multiplica, no obstante se cierren diarios. Por otro lado, una nueva revolución no es opción para Jatami, la reforma debe hacerse por las vías existentes dentro del sistema. El sistema que existe se encuadra en el contexto revolucionario del ’79, y eso debe ser respetado.(17) Esto es importante, ya que significa que la revolución ya está hecha y nadie tiene intenciones de deshacerla. Jomeini diseñó una estructura difícil de transgredir, las instituciones que la conforman no deben ser abolidas, nadie tiene esa intención, Jatami solo quiere reformarlas para que la «democracia» que él cree compatible con su religión sea más real.

Ahora bien, muchos afirman que Irán es el país más apto para emprender un camino democrático dentro de lo que es el Islam, si queremos ver cual es el plan de reforma de la nueva administración a la que se oponen los clérigos, tendríamos que analizar hasta qué punto la democracia que existe (no en Irán sino en general) es compatible con la ideología islámica. Jatami, reconoce que defiende la religión islámica. Para él la democracia y el Islam son compatibles, igual que la eficacia económica.(18) En un mundo como el actual, en el que la globalización, mal que le pese a algunos va más allá de lo económico, y también se mete con las ideas, la idea de democracia se metió en el país más islámico que hay y no se puede volver atrás, sobre todo si la intención no es salir de las ideas básicas que impusieron la revolución.

La historia está lejos de terminar, y este relato tiene un final abierto: una revolución que parece agotarse; una doctrina de siglos que se ve amenazada por ideas que no creía compatibles, pero que son reclamadas desde el interior; una tierra rica, codiciada por más de una potencia; un gobierno teocrático que manda y defiende su revolución, como la más gloriosa de la historia, gracias a un único elemento: el Islam; una administración reformista que no quiere hacer tambalear las estructuras más fuertes, solo cambiarle algunas piezas para responder a una mayoría que reclama más «libertad». Todos estos elementos tienen su propia dinámica. Quizás, con el paso del tiempo, se comiencen a cerrar algunas puertas, pero mientras el final esté abierto el tema seguirá generando debates y disensos.



Notas:

(1) Le Monde Diplomatique, ed. Española, Nº 60, Octubre 2000

(2) En búsqueda de la luz: el Islam. www.islamerica.org.ar/doporque.htm

(3) KEPEL, GILLES. La yihad. Expansión y declive del islamismo. Ediciones Península, Barcelona, 2000. pp27

(4) KEPEL,idem. Pp.28.

(5) Califa significa en árabe: «sucesor» es decir que el califa es para los musulmanes el sucesor del Profeta.

(6) KEPEL, idem. pp. 38

(7) KEPEL,idem. pp.42

(8) KEPEL, idem. pp. 44, 45

(9) KEPEL,. idem. pp. 40

(1)0 KEPEL, idem. pp. 47

(11) En el Islam sunnita, los ulemas personas con instrucción religiosa, cuyo poder está generalmente subordinado al poder político.

(12) «En el chiísmo, el clero está jerarquizado y organizado bajo la autoridad de los ayatolás, los más apreciados de los cuales se consideran fuentes de imitación (…) gozan de una gran independencia (en particular, financiera) en relación con la autoridad política (…). en este sentido el chiísmo difiere del Islam sunnita, en el que el poder, en general, consigue tener una cierta relación con los ulemas más destacados, les otorga determinados cargos, les paga un salario y recibe, a cambio, su bendición» KEPEL, GILLES. La yihad. Expansión y declive del islamismo. Ediciones Península, Barcelona, 2000. pp 155

(13) GOMEZ DE LA HERA, Ernesto, «Irán: 20 años de República Islámica», en www.nodo50.org/derechosparatodos/areas/iran20anyos

(14) RODRIGUEZ, Javier Martin, «Irán: ¿El reto de una segunda revolución?» en www.uam.es/departamentos/filoyletras/earabes/alharaca/primavera2000/Iran

(15) ROHE, Allison. «Reformas y temores en Irán: Las luchas de Dios», en Papeles de Cuestiones Internacionales, Nº 70, Centro de investigación para la Paz, Madrid, 2000.

(16) MALETA ANTIGUA, Jaile. «Desafíos a la gobernabilidad en Irán», en www.webislam.com/numeros/2003/215/noticias/gobernabilidadiran

(17) ROHE, Allison. «Reformas y temores en Irán: Las luchas de Dios», en Papeles de Cuestiones Internacionales, Nº 70, Centro de investigación para la Paz, Madrid, 2000.

(18) ¿Son compatibles Irán y democracia? en, www.webislam.com/numeros/2000/00_3/Articulos%2000_3/Islam_democracia


http://ar.geocities.com/obserflictos