La guerra es un buen negocio para Reuters y la masacre de Gaza no iba a ser una excepción. Sin embargo, en contra de lo que muchos podrían pensar, el gran beneficio no radica en las ventas de fotografías, textos o vídeo sobre lo que ellos llaman «CRISIS DE GAZA» (y otros llamamos OCUPACION […]
La guerra es un buen negocio para Reuters y la masacre de Gaza no iba a ser una excepción. Sin embargo, en contra de lo que muchos podrían pensar, el gran beneficio no radica en las ventas de fotografías, textos o vídeo sobre lo que ellos llaman «CRISIS DE GAZA» (y otros llamamos OCUPACION GENOCIDA), sino en el autentico motor económico de Reuters, es decir, la información financiera y económica, verdadera fuente de enriquecimiento de esta histórica agencia.
Reuters no vive de las noticias que llenan los periódicos, sino de las aportaciones de grandes corporaciones transnacionales que pagan por obtener información sobre mercados, competidores e intereses diversos, así como por difundir, alimentar y publicitar los propios, algo así como la mayor maquinaria de propaganda económica del planeta encubierta con la supuesta independencia de una empresa privada y disfrazada de periodista.
En definitiva, que Reuters vela por los intereses de las empresas que le dan de comer en particular y del capital en el mundo en general pues ellos son su mercado.
Uno de esos intereses que hace que los dueños de la compañía y los que les financian vivan a cuerpo de rey es el de la industria armamentística, esa que fabrica aviones y bombas para aniquilar personas como sucede ahora en Gaza.
Lo que no sabíamos era del descaro y la falta de humanidad de los editores de Reuters.
En un reciente slide show sobre la masacre de Gaza que ellos insisten en llamar CRISIS DE GAZA los guardianes de la libertad, objetividad y ética periodística publicitan información sobre aviones de guerra (cínicamente tildados de DEFENSA) nada más y nada menos que junto a las fotografías de niños muertos, civiles agonizantes y militantes desesperados malheridos bajo el fuego de esa misma artillería aérea que da de comer a Reuters.
Esto se debería de guardar en las facultades de periodismo como documento histórico e ilustrativo de lo que no es ni sensibilidad, ni objetividad, ni mucho menos independencia. Casi es mejor decir que las palabras sobran. El simple hecho de ver el cuadro de la pantalla, duele.
Unai Aranzadi, INDEPENDENT DOCS