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Sábanas cortas para el «progresismo K»

Fuentes: Rebelión

El término de «sabanas cortas», en el mundo de la economía, significa una situación donde ya no se puede quedar bien con dios y con el diablo. Depende para donde tironees la sabana, sacrificas alguna parte del cuerpo que dejas al descubierto. En años de crecimiento y «vacas gordas», el Kirchnerismo se podía permitir que […]

El término de «sabanas cortas», en el mundo de la economía, significa una situación donde ya no se puede quedar bien con dios y con el diablo. Depende para donde tironees la sabana, sacrificas alguna parte del cuerpo que dejas al descubierto. En años de crecimiento y «vacas gordas», el Kirchnerismo se podía permitir que los empresarios «la junten en pala», y que aquellas migajas que se les caiga las puedan agarrar los que miran desde abajo. Durante un tiempo, el Kichnerismo alimentó la ilusión de que podían conciliarse las aspiraciones de ambos sectores bajo «el modelo de crecimiento con inclusión». Paritarias al 25% que le emparden a la inflación, mas «pagadores seriales» de la deuda, mas orgía de subsidios para amigos y poderosos, mas ganancias «a tasas chinas», era una ecuación desigual, pero que podía ser posible. Cuando hay fin de ciclo las sabanas se achican, como esa ropa que después de tanto lavar no solamente pierde brillo sino que empequeñece. Por si a alguien le quedaban dudas, el kirchnerismo siempre tuvo bien en claro quién iba a pasar frío en la noche… el pueblo trabajador.

¿Crédito para todos?

El relato K pretende mostrar como un round épico mas el que se juega en el Banco central, entre lo que sería el riñón cristinista puro (de la mano de Kicillof) y en la otra punta del ring, Fábrega, jefe del Banco Central de la República Argentina. Es bien sabido en el ámbito de la economía que se suele atribuir las subas de la tasa de interés a las medidas «restrictivas» (que pretenden «enfriar» la economía) y las bajas de las mismas a medidas Keynesianas de «inyección de demanda» (vale decir de incentivo al consumo e inversión). De hecho el jefe de Gabinete, Coqui Capitanich, aseguró que la decisión del Banco Central de reducir las tasas intenta «estimular la producción de bienes y servicios y revitalizar el consumo «. La realidad es que la baja tendrá un impacto muy leve para los créditos personales. De ninguna forma se trata de una medida que revierta la caída del consumo en la Argentina. Incluso hay quienes aprovecharon esta circunstancia para hacerse un festín. El principal combustible que hizo avanzar la bicicleta bursátil en estos días fue la compra de dólares a través de bonos y acciones, como respuesta a los anuncios de recorte de las tasas. Una pequeña baja en las tasas, además de significar una «revolución keynesiana» que aumenta (casi nada) el consumo, representa también una medida que hace menos atractiva (aun) a la moneda nacional, con lo cual incentiva mas (aún) la ida hacia el dólar. Ni lerdos ni perezosos, muchos buitres extranjeros, y también criollos, más que invertir en la producción deciden «cubrirse» a través de lo que se conoce como «contado con liqui» comprando bonos locales (bajo ley nacional, no sujeta al buitre Griesa) que se pagan en pesos y se cobran… en dólares. El principal efecto de la baja de la tasa de interés ha sido hasta el momento la suba en la cotización de los bonos. Ejemplo de esto han sido el Boden 2015 que subió 3,76% y el Bonar X que avanzó 3,9%. Lindo progresismo K. Los buitres, contentos.

¿Gasto para la inclusión?

Chillan los economistas liberales recalcitrantes, del tipo de José Luis Espert o Orlando Ferreres. Es que el gasto público de este gobierno no para de crecer. Típico populismo dicen estos personajes. Y es que la maquinita de hacer billetes aumentó por decreto en 24.300 millones de dólares el gasto público, es decir más del 80 por ciento de las reservas brutas del Banco Central. La verdad del asunto es que la mayoría de ese importe se usará para mayores subsidios a la energía y el transporte, y esto más allá del aumento de tarifas que viene soportando el pueblo argentino en estos rubros. Tarifas más altas, mayores subsidios, empresas más ricas. Mientras tanto, el anunciado plan ProEmplear, pasantía en versión «nac y pop», apenas contará con 3 mil millones de pesos, menos de un 5% de lo gastado en subsidiar a las empresas energéticas que no invierten un peso. Linda ecuación progre… Además, de acuerdo con un análisis de la consultora Abeceb, lo que el Gobierno gasta en subsidios a la energía equivale a 5 veces lo que se destina para el plan de Asignación Universal por Hijo (AUH). Qué manera de darle guita a los vagos dirán…

Subsidios… al bolsillo del empresario

A través del plan FONDEAR el gobierno destinará $ 10.000 millones en créditos subsidiados. Las tasas serán de 14% para pymes y más altas para el resto. Se pretende mostrar esto como un plan de «salvataje» para casos de empresas en «crisis», como el caso de la imprenta Donnelley, y así evitar despidos. De mínima parece un monto muy pequeño para «salvaguardar» el empleo, y además permitirá a varios buitres de la industria extorsionar al gobierno para hacerse de estos recursos, cuando no estén verdaderamente en crisis. Los Repro -subsidios para evitar despidos- y las nuevas leyes para registrar trabajadores y subsidios para el primer empleo apuntan a que las empresas privadas tomen la iniciativa en materia de creación de empleo. Un progresismo medio enclenque este, que deja en manos de quienes despiden, suspenden y cierran fabricas, la épica tarea de evitar… despidos, suspensiones y cierres de fábrica… Es por esto que los fondos del programa Progresar anunciado por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para una capacitación por seis meses con la posibilidad de inserción laboral, suena a cómico como medida que contrarreste el desempleo… La solución es diferente. Fábrica que cierre o despida, que se ponga a producir bajo control de sus trabajadores, que se estatice así el estado garantiza la compra de sus productos.

Desempleo «nacional y popular»

Si uno escucha a los funcionarios buitres de este gobierno notará cierta esquizofrenia. Dice Capitanich al referirse al conflicto de Lear: hay «una estrategia para radicalizar protestas con fines opositores», «existe una estrategia deliberada para promover conflictos«, por parte de los «idiotas útiles» que serian los militantes de izquierda. Pero por otro lado hay ya 12 fallos que avalan la desidia patronal en Lear, y además una seria sospecha acerca de la veracidad del pedido de quiebra en Donelley. Entonces ¿en qué quedamos? O admiten que estamos en presencia de una recesión (con inflación) que empieza a afectar a muchos trabajadores, con miles de despidos, suspensiones, cierres de fabrica (vale decir crisis económica) o admiten que en la Argentina las empresas extorsionan con irse cuando no hay delegados cipayos. Decídanse… Pero de ahí a decir que la culpable de los despidos es la izquierda porque «asusta» a los empresarios es un tanto ridículo. Dice Scioli: «Necesitamos inversiones» que se obtienen «seduciendo al capital, no combatiéndolo«. Más claro, imposible. Pensar que algunos kirchneristas de la primera hora despotricaban por tener a un noventista como Scioli entre sus filas. Que dirán ahora los seguidores del gobernador bonaerense, que en su etapa senil, el cristinismo se hizo sciolista…

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Para terminar, este pretendido keynesianismo es una respuesta a la crisis con «pólvora mojada»… No se puede borrar con una mano lo que se escribió con la otra. Hubo un momento donde el «empleo» y la «no represión» pretendía era un «sello indeleble» del relato K; hoy, en su «etapa superior», el cristinismo se ve obligado a reescribir algunas páginas del mismo . Si en definitiva, la única verdad es la realidad…

Fuente original: http://puntoddesequilibrio.blogspot.com.ar/2014/08/sabanas-cortas-para-el-progresismo-k.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.