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Entrevista a Lidia Fagale, secretaria General Adjunta de la UTPBA y directora del Observatorio de Medios de Argentina

«Se está recuperando una cultura de participación herida de muerte en el campo del periodismo y la comunicación»

Fuentes: Agencia de Noticias de Comunicación de Utpba

El concepto de manipulación relacionado con una ética social, no apenas individual, el desarrollo de la comunicación propia vital para las organizaciones sociales que luchan contra dictaduras económicas y las estrategias colectivas de resistencia entre periodistas de medios masivos, son algunos de los aspectos que aborda la periodista Lidia Fagale, secretaria General Adjunta de la […]

El concepto de manipulación relacionado con una ética social, no apenas individual, el desarrollo de la comunicación propia vital para las organizaciones sociales que luchan contra dictaduras económicas y las estrategias colectivas de resistencia entre periodistas de medios masivos, son algunos de los aspectos que aborda la periodista Lidia Fagale, secretaria General Adjunta de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires y directora del Observatorio de Medios de Argentina, en una entrevista concedida a la Agencia Nacional de Comunicación ANC, a dos días de realizarse en Buenos Aires el II Congreso Mundial de Periodismo y Comunicación

-¿Por qué un Congreso de Periodismo y Comunicación hoy en Argentina?

-Nos proponemos un espacio de encuentro para todas aquellas experiencias que en el ámbito del periodismo y la comunicación han consolidado prácticas profesionales de resistencia en el ámbito periodístico y experiencias de comunicación alternativa, alterativa o contra hegemónica dentro del campo cultural-social.

Se trata, entonces, de conjugar estas realidades como una de las dimensiones esenciales de la lucha por la distribución equitativa de la riqueza, aunque no en todos los casos este objetivo esté explicitado.

Esta propuesta es un nuevo ensayo que no solo reflexiona sobre la información y la comunicación, sino que llama a asumir un rol más activo a todos los sujetos en el lugar donde la información juega cada vez un rol más importante. Por eso la convocatoria la hacemos periodistas y comunicadores sociales.

El significado más esencial de este Congreso se juega en la frase «en la lucha de ideas, las ideas que no se conocen, no luchan». En términos más prácticos, sitúa el lugar desde donde estamos debatiendo: Se trata de los que luchamos por una sociedad más justa, más distributiva, más equitativa. Además, indica el campo que hemos elegido para dar esta batalla: el campo de las ideas, advertidos de la centralidad estratégica que ha asumido la comunicación para la construcción de nuestras verdades que se enfrentan a la mentira organizada de los pretendidos dueños de este mundo y sus aliados ideológicos y económicos locales.

Esta realidad se da en nuestro país. Desde distintos sectores sociales, diversas fuerzas pugnan por construir su verdad. Y es, justamente, en el territorio comunicacional donde se juegan los principales factores de dominación culturales y económicos. Este escenario puede ser para otros sólo una opción profesional, pero esto no invisibiliza un escenario desde el cual se juegan las visiones del mundo y los modos y estrategias de distintos sujetos sociales para enfrentar esas realidades mediáticas. Existe, por lo tanto, una relación dialéctica entre política y comunicación.

-¿Qué opinión te merece la idea que es sostenida por algunos periodistas locales al dividir y contraponer al denominado «periodismo profesional» versus «el periodismo ideologista»?

-Quienes pregonan semejante barbaridad conceptual se basan en la lógica de un pensamiento conservador, basado en la ignorancia. No existe un modelo universal de periodismo profesional. En Argentina, por ejemplo, se ha naturalizado la idea en torno a que el modelo norteamericano de periodismo tiene características universales y aplicables a todas las prácticas -técnicas y subjetivas- que concurren en esta actividad. Esto pasa también con la idea de «democracia». Se trata, entonces, de un modelo, no de todos los posibles.

De ahí el desprecio a lo que ellos consideran periodismo ideologista. Cuando en honor a la sinceridad intelectual el calificativo «ideologista» pretende abarcar a las prácticas de organizaciones, referentes sociales y profesionales del periodismo y la comunicación que han encontrado en este campo una forma de militancia para la construcción de sus verdades. Es sin lugar a dudas una falsa dicotomía y a la vez, miserable.

Además, la idea de situarse como «periodismo serio» oculta el verdadero posicionamiento ideológico desde el cual formulan sus apreciaciones. Incluso no hacen honor al tradicional periodismo de opinión que no oculta desde que lugar interpreta la realidad. Como teóricos son pobres y como periodistas, si es que sostienen esta visión, son mentirosos.

Por último, militar profesionalmente desde el periodismo y la comunicación no es antiestético ni tampoco exime de ciertas reglas deontológicas y técnicas. Yo les preguntaría a los que sostienen esta «falsa dicotomía» ¿por qué consideran que son periodistas profesionales los que trabajan en un house organs de una corporación empresaria y no lo son quienes lo hacen en nombre de causas que están vinculadas con la defensa de los intereses de las mayorías? ¿Qué hacemos con aquellos «periodistas» que participan de operaciones de prensa para proteger a un empresario perseguido por la justicia? ¿O están eximidos de ser «ideologistas»?.

Los sectores que pregonan esta visión pretenden ser militantes sutiles, pasar inadvertidos en torno a la ideología que sustentan, al calificarse como «periodistas profesionales» dejando afuera del reparto de títulos a miles de periodistas y comunicadores.

-¿Por qué este Congreso, al igual que el anterior de 1998, abarca una diversidad muy amplia en lo que se refiere a los espacios periodísticos y de comunicación?

-Si leemos correctamente la geografía social, se han reconfigurado los territorios. Existen desafíos que como consecuencia de nuevas mutaciones nos impone analizar en su dimensión local y global las distintas modalidades que impulsan los grupos sociales con los diversos dispositivos mediáticos. Sea para evaluar como inciden la información y la comunicación en general o bien, porque hacen uso de ella a partir de las distintas opciones que existen producto del desarrollo tecnológico en este campo. La comunicación no es un territorio para expertos ni la difusión de información o del conocimiento está asociada únicamente al consumo, a la dinámica del mercado. América Latina viene escribiendo hace rato esta genealogía de la comunicación, aún con interrupciones largas, esas realidades vuelven a modo de resistencia para enfrentar la violencia de la dominación simbólica, económica e ideológica. La UTPBA ha sabido leer esos cambios y no es como organización esclava de límites formales, asume el desafío de estas nuevas realidades y se inserta en ellas como parte de esa realidad. Por eso esta convocatoria expresa la diversidad de voces organizadas que intentan construir su verdad. Lo hagan desde una organización social, desde un espacio mediático en cualquier formato, o desde una redacción. También reivindicamos la creatividad que se pone en juego en todo proceso de transformación. En el Congreso se verán formas creativas de comunicación que se sostienen en un pensamiento crítico, pero no cerrado y que agujerean el espacio público.

-¿Qué sentido le das a que se produzcan tres ámbitos de discusión a la manera de Foros; qué los une y qué los separa?

-Los une el lugar desde el cual ejercen sus prácticas, es decir, la comunicación; comparten una condición clave, todos son productores de contenidos, de subjetividades; tienen una identidad en común que conservan a pesar del narcotizante efecto del vendaval neoliberal: Todos son trabajadores que intentan a veces, en la soledad de una redacción o como miembros de una organización, o parte de un proyecto, disputar el sentido de la sociedad en la que vivimos. Y a la vez tienen características propias. El periodismo es una profesión que se inscribe dentro del campo de la comunicación y que tiene sus técnicas propias. En tanto un comunicador no es necesariamente periodista. Debemos decir que esas fronteras se van desdibujando a la luz de la apropiación de herramientas tecnológicas por parte de numerosos grupos sociales. Por eso, el Foro de Periodistas, el de Comunicación alternativa y Prensa Propia que a su vez congrega a Jóvenes comunicadores, a colectivos con proyectos diversos en sus estéticas y contenidos e incluso con distintas propuestas en torno a cómo y para qué el desafío de seguir batallando en el campo de la comunicación y la cultura. En síntesis, estos espacios de participación son el resultado de las distintas realidades que se juegan hoy en el territorio de la comunicación. A estos espacios, que llamamos Foros están convocados a participar periodistas de televisión (camarógrafos, ayudantes de cámara, cronistas, redactores, editores, archivistas, coordinadores de noticieros), periodistas de radio (redactores, movileros, periodistas-locutores, productores periodísticos), de diarios (redactores, colaboradores permanentes y eventuales, cronistas volantes, correctores), de agencias (redactores, cronistas, fotógrafos), periodistas digitales, becarios y pasantes, comunicadores sociales con distintas iniciativas en el campo de la cultura, la comunicación y con experiencias bajo distintos formatos y soportes.

-¿Tienen un futuro en común los periodistas y los comunicadores?

-Creo que la respuesta anterior habla de alguna manera de este futuro en común, pero quisiera agregar algo más. Más allá de los encasillamientos conceptuales, de las definiciones que recortan realidades aparentemente distintas – como la de ser periodistas o comunicadores- todos pueden partir de distintos paradigmas para construir sus verdades y esto no es un dato menor. Se infiere, además, distintos modos y formas de ejercer el poder y de enfrentar al poder dominante, porque se trata de sujetos que reproducen nuevas formas de integración social y de resistencias. Una cosa es resistir bajo los condicionamientos que te impone la Empresa y otra es hacerlo desde un lugar propio, donde los condicionamientos son los que se imponen al conjunto de la sociedad, pero en ambos casos la respuesta es la vuelta a la organización colectiva y solidaria, se está recuperando una cultura de participación que estuvo herida de muerte en el campo del periodismo y la comunicación. Todas las organizaciones que se inventaron en prensa y comunicación durante el neoliberalismo, de carácter corporativo, fracasaron. No existen más. En tanto, la Utpba crece porque ha sabido batallar en esa guerra de movimientos que hoy se impone en el campo de la comunicación y la política.

En tanto, otros -sean comunicadores o periodistas- aún en medio de un contexto totalmente alterado aún permanecen con visiones de un mundo que ya murió.

Esto nos remite a algo que es central: en todo proceso de comunicación (explicado por encima de nuestra condición de periodistas o comunicadores y a la vez abarcando ambas condiciones) se valoriza al sujeto.

Hoy ese sujeto colectivo -y en construcción- está inmerso en una suerte de «guerra de movimientos» que observa muchas contradicciones e ideas encontradas. Sin embargo, aporta -desde distintos lugares y formas- a la construcción de una hegemonía cultural alternativa a la vigente.

Ahí está lo inexorable, dado que esa guerra de movimientos se da en el plano de la cultura. Y de ella nadie escapa.

Además la orientación o el destino de los resultados que se observan estarán siempre vinculados a la existencia de un proyecto político-social y cultural realmente alternativo, mientras tanto se resiste y se desarrollan experiencias.

-Explica mejor el concepto de comunicación propia que sostiene la Utpba desde hace muchos años.

-Nosotros tenemos derecho a construir nuestra verdad. El camino recorrido por la democratización de la comunicación en nuestro país, en la región latinoamericana y en el mundo ha fracasado. Me refiero a que no hubo cambios en las políticas públicas a favor de socializar recursos y accesos para ejercer un derecho humano e inalienable como es el Derecho a la Comunicación. Pero nuestra definición de la comunicación propia no puede ser explicada apenas como una iniciativa que nace como respuesta al ya incontrolable proceso de apropiación de este derecho por parte de una minoría que a escala planetaria va al ritmo militar, económico e ideológico de los Estados Unidos.

Cuando decimos comunicación propia estamos hablando también de un tipo de organización que se sitúa en el territorio de la comunicación, porque reconoce su centralidad, su valor estratégico, su incidencia en el campo de las ideas tanto para la dominación, como para la resistencia y la transformación. Ya no se trata únicamente de periodistas y comunicadores que escriben, difunden, realizan actividades, debaten e intercambian entre periodistas y comunicadores. Nosotros somos parte de los cambios que tuvieron lugar en los últimos años y que como dice el sociólogo mexicano González Casanova nos hemos fortalecido entre el dolor y la fraternidad en actos de descubrimiento intercomunicativo y de construcción colectiva de espacios reales y virtuales, presenciales y a distancia, locales y electrónicos, con distintas lenguas, etnias, culturas, posiciones sociales. Ese cambio, del que somos parte, tuvo incidencia en el arte del pensar y el narrar, el hacer y el crear a la hora de construir una organización, elegir las mejores herramientas para que no nos reduzcan apenas a ser meros descriptores de realidades. La crónica diaria que escribimos, decimos, relatamos es la crónica que habla de transformación y un aporte, aunque insuficiente, a seguir pensando que otro mundo es posible. Consideramos que es una elección estratégica y que no está asociada a nuestra condición de periodistas, más bien, está ligada al deseo de muchos de apostar a vivir en sociedades más justas y solidarias. Somos militantes de ideas que reconocen la centralidad de los medios de comunicación en las visiones que se cristalizan a escala planetaria para justificar los cometidos de una minoría. Nosotros no construimos una isla, no insistimos en visiones corporativas, saltamos nuestras propias fronteras, abrimos nuestra ventana hacia el conjunto de hombres y mujeres que sigan creyendo en la necesidad de luchar para organizarse y de organizarse para luchar y que para ello es indispensable dar a conocer lo que pensamos, construir ideas, no sólo difundirlas y esta propuesta requiere de nuestra propia comunicación. No podemos relegar esta tarea en quienes no están dispuestos a hacerlo. Es nuestra, es de nosotros.

-¿Qué papel juegan -para la construcción de la comunicación propia- los que producen medios propios y aquellos colegas periodistas que trabajan en multimedios?

-Hoy la desocupación es un fenómeno que se ha instalado en nuestro gremio de prensa. Muchos periodistas se han desplazado hacia experiencias de comunicación propia. Otros que no eran periodistas pero que desarrollan una tarea importante en proyectos de comunicación buscan estrategias de capacitación y formación para adquirir técnicas acordes a los objetivos que se proponen. Aquí se da un rico intercambio de experiencias que da lugar a lo que Freire llamaba: praxis, revelación, conciencia. Los periodistas que desarrollan su actividad en multimedios están retomando formas organizativas y de resistencia frente a la dominación empresarial. Este es un dato que no se puede soslayar y aunque incipiente en mucho ha colaborado la contradicción entre la triste e infame realidad que padecen las mayorías y la construcción y edición de relatos mediáticos que manipulan y eclipsan la verdad de miles de situaciones que se suceden en nuestro país y en este mundo. Además este verdadero e incontrastable frente comunicacional que existe en nuestro país y que pelea – aunque en verdaderas condiciones de desigualdad- contra la descomunal apropiación de la palabra y la expresión de miles de millones de seres humanos es un factor que ha incidido en algunos profesionales de la prensa.

Se produce un problema ético, es decir, ideológico, de objeción de conciencia que compromete la ineludible conexión con lo social de la actividad, producto, ente otras razones, de la imposibilidad de disociar la deontología profesional de la ética social.

En tanto, son muchos los periodistas que están apostando a proyectos de comunicación asociados a iniciativas de transformación social, cultural, política, gremial. Y son muchos los comunicadores que en la lucha social en la que están inmersos trasladan sus experiencias organizativas y de resistencia comunicacional al escenario natural del periodismo, los medios de comunicación. Esta dinámica que es mucho más compleja es una apuesta -concientes o no muchos de ellos- a seguir ensanchando las grietas que existen en el sistema de dominación cultural. Además, no hay que minimizar el saldo organizativo que dejaron las luchas sociales -que aún continúan- por demandas que aún no están saldadas ni en nuestro país, ni en la mayoría de los países latinoamericanos ni en el resto del mundo.

-¿Por qué en este Congreso de Periodismo y Comunicación existe una participación activa de las organizaciones sociales y comparten la discusión junto a los trabajadores de prensa?

-No es la primera vez, dado que las organizaciones sociales, algunas de ellas, comparten ideas y tienen además proyectos que llevan adelante de comunicación propia. Son nuestros aliados en el campo de las ideas y en la combinación de acciones que procuren concienciar en torno a distintas situaciones que afectan a la sociedad. Muchas de estas organizaciones que no se dedicaban a la comunicación ni al periodismo han encontrado en la Utpba un ámbito donde la mezquindad política no existe. Somos generosos con nuestros conocimientos, con nuestra teoría en torno a que si las ideas por las que todos luchamos no se conocen no sirven para la lucha. Siempre aclaramos que nuestras herramientas de comunicación no difunden únicamente ideas propias y de nuestros aliados, no somos apenas un megáfono, somos un espacio de construcción de ideas. Es ahí donde se reconoce la matriz real de la que nace la idea de Comunicación propia. La palabra es construcción, no apenas articulación, aunque puede darse esta instancia por necesidad. Muchas de esas organizaciones que hoy comparten junto a la Utpba este espacio de encuentro, de reconstrucción de identidades e ideas afines sufrieron un desencanto enorme en su lucha por disputar espacios reales y sostenidos en los medios de comunicación masiva. Vieron cómo se criminaliza el conflicto social, observaron cómo eran utilizados por la realidad mediática, luego desechados, reivindicados, omitidos, etc. El aquelarre mediático con sus tácticas y estrategias siempre a favor de unos pocos pulverizó la idea en torno a que el derecho a la comunicación es practicable sin que estén garantizadas las condiciones materiales para poder ejercer con plenitud el derecho que tenemos todos de construir nuestras verdades. Por eso, vuelvo a un punto: la lucha por la democratización de la comunicación es también la lucha por la democratización económica de la sociedad y viceversa. Y esta realidad está asociado a una causa madre, la lucha por la distribución de la riqueza. No es un abstracto ni es una relación forzada.

-¿Qué opinión tienes y en qué etapa se encuentra el proyecto Telesur?

-En principio todo proyecto de comunicación asociado a una propuesta política de transformación cuenta con un potencial enorme. Esta es hoy la realidad de Telesur, proyectando ese deseo regional con el esfuerzo real de Cuba y Venezuela. Tengo algunas prevenciones, lógicas, dado que el proyecto se sostiene, además, con la firma de otros Estados Latinoamericanos, entre ellos Argentina. Y no veo una apuesta decidida y real a la hora de definir esta instancia tan estratégica. Más bien lo que se ha constatado en nuestro país, con ese Estado que también tiene responsabilidades en Telesur, es una dinámica de decretos, políticas e iniciativas que en el terreno de la comunicación han beneficiado definitivamente a las grandes corporaciones mediáticas. En tanto, los verdaderos interlocutores para aportar a este proyecto regional siguen siendo el blanco preferido de políticas agresivas que intentan hacerlos desaparecer del mapa. Es el caso del decomiso de más de 120 emisoras comunitarias, la prórroga de las licencias por 10 años de los grupos concentrados mediáticos, la vigencia de la ley de radiodifusión de la dictadura militar, la ausencia de una política protectiva de un insumo tan estratégico como es el papel que pone a riesgo a miles de publicaciones, diarios, revistas, periódicos, la demora en reglamentar la Ley de Acceso a la Información Pública, el haber calificado de patrimonio cultural a los grandes medios con el sólo objetivo de trasladar al Estado las deudas que contrajeron durante la convertibilidad, el financiar a grupos mediáticos de derecha a través de cubrirles casi el 90 % de la pauta publicitaria, de no tener una política de distribución de la publicidad oficial que muestren verdaderamente su vocación democrática, etc. Ya no se trata de una contradicción o de un doble discurso. Es mucho más que eso, es una política que se va consolidando y que sigue fortaleciendo a los que tienen todo y despoja a los luchadores y a la sociedad de canales de expresión. También será un tema de debate en nuestro Congreso con la presencia de periodistas y comunicadores latinoamericanos.

-Cómo evitar la marginalidad en la construcción de prensa propia que intenta enfrentar a la cultura dominante?

-Hace ya mucho tiempo que quedó pulverizada la teoría impuesta por el poder real en torno a que lo alternativo al sistema o al modelo de sociedad era casi sinónimo de marginalidad. Si uno toma conciencia del desafío que se propone cuando dice «la batalla se da en el plano de las ideas…» podremos deducir inmediatamente que la capacitación y la formación es una dimensión clave para sortear los obstáculos y las desviaciones que siguen jugando en el campo de la comunicación alternativa, alterativa o contrahegemónica. El gran paradigma de la época es la imagen. El masivo proceso de alfabetización mediático impulsa el desarrollo de algunos sentidos por sobre otros. La estética de las ideas, son también un aspecto esencial y determinante para que calen profundo esas ideas. Por lo tanto, para disputar desde el campo de la comunicación se requiere de un conocimiento muy profundo de cómo es y actúa en la cabeza de las personas la cultura hegemónica. En síntesis si quiero efectivamente disputar poder, acumular, organizar debo poner en duda toda lógica que ponga en términos de sinónimo la marginalidad con lo alternativo. Y para ello se requiere también construir nuestros modelos de capacitación propia. Posiblemente reforcemos esta dimensión clave con renovadas iniciativas de capacitación y formación para comunicadores y periodistas que aporten a proyectos de comunicación propia asociada a organizaciones sociales o medios en cualquiera de los formatos existentes. Tenemos un largo camino ya recorrido, pero lo queremos sistematizar y consolidar definitivamente porque el desarrollo de la comunicación propia está inexorablemente ligada a otras capacidades que debemos generar desde una propuesta de capacitación funcional a nuestros objetivos. Es previsible que esta iniciativa de la Utpba obtenga un respaldo unánime por parte de quienes el 17 y el 18 vayan a buscar con avidez capacitación y se integren en la construcción de un modelo propio de formación.

-Existen ciertas preguntas, incluso concepciones encontradas, sobre manipulación, armado de agenda que aún no están saldadas entre quienes hacen comunicación alternativa…

-Uno de los desafíos del presente es sortear viejas concepciones que tienen larga vida dentro del campo de los que producen contenidos alterativos a los que conforman, digamos, la cultura dominante. Una de las debilidades de los comunicadores alternativos está en la imposibilidad, a veces, de construir su propia agenda de prioridades a la hora de producir contenidos. En general, se hace contrainformación en un sentido contestatario. Es decir, se contrarrestan las opiniones que se difunden desde los medios del sistema, pero existe una debilidad bastante notoria a la hora de definir la propia agenda de lo que es noticia. Interpreto que esta debilidad esta asociada a la incidencia que sigue teniendo cierta cultura mecanicista y a la ausencia de una cultura política-social que desde la libertad, asociada a un proyecto, sea capaz de generar una elección de realidades. Otro de los temas controvertidos es la idea en torno a que la manipulación es negativa. La resignificación del término se lo debemos al éxito que han tenido sobre nuestras cabezas los que manipulan en beneficio de una minoría. El problema no es que se manipule. La cuestión ética que se debate en este fenómeno debería ser quien manipula y para qué. No si está o no manipulando. Quiénes sostenemos una enorme esperanza en torno al aporte que para la transformación de la sociedad hacen los comunicadores alternativos y los periodistas críticos y todas aquellas experiencias que enriquecen este campo, sostenemos la necesidad de aprender profesionalmente a manipular. La manipulación asociada a un proyecto de emancipación – más allá de su grado de desarrollo- es un ejercicio de libertad.