No es un secreto para nadie que el proceso revolucionario protagonizado por millones de desposeídos en Venezuela y dirigido por Hugo Chávez ha sido y es, una de las bestias negras de los medios de comunicación en el Estado español, en especial de El País y el grupo PRISA.Con una intensidad mayor o menor, a […]
No es un secreto para nadie que el proceso revolucionario protagonizado por millones de desposeídos en Venezuela y dirigido por Hugo Chávez ha sido y es, una de las bestias negras de los medios de comunicación en el Estado español, en especial de El País y el grupo PRISA.
Con una intensidad mayor o menor, a veces de forma intermitente, los medios de comunicación de masas no han escatimado en ataques contra la Revolución Venezolana y en particular contra Hugo Chávez como cabeza más visible de este proceso. Siempre en un tono jocoso (hay que recordar que Venezuela está en el Caribe) se manipula, se miente y se engaña preparando al público, otra vez, para la siguiente embestida contra la Revolución.
Subida de tono
Pero El País cuenta con la inestimable ayuda del resto de la prensa libre. En su edición del 6 de enero del presente año, La Vanguardia publicó la noticia de la sustitución del vicepresidente José Vicente Rangel por Jorge Rodríguez en el nuevo Gobierno de Chávez en los siguientes términos, «La sustitución de José Vicente Rangel, de 77 años, causó sorpresa tanto por la figura de quien se va como la del que llega. El hasta ahora vicepresidente del país considerado la cara amable del régimen, ocupaba cargos en el gabinete desde que Chávez llegó al poder en 1999. Jorge Rodríguez, un psiquiatra de 41 años, ex presidente del Consejo Nacional Electoral y de la línea dura, es su sustituto.»
El artículo continúa con una descripción muy partisana del nuevo vicepresidente en la que destaca una interpretación de la realidad muy particular. «Jorge Rodríguez es visto como un político radical con quien las fuerzas democráticas tuvieron frecuentes y agrias discusiones cuando ocupaba la presidencia del CNE. Rodríguez fue clave para retrasar en más de un año el referéndum que debía decidir la continuidad del presidente, dando así tiempo a Chávez para que implantara los programas sociales en los que se apoyó para ganar las sucesivas votaciones» (www.lavanguardia.es 6 de enero 2007)
Si leemos entre líneas el libro de estilo de La Vanguardia, encontramos que la maniobra antidemocrática es rechazar centenares de miles de firmas falsificadas o pertenecientes a difuntos y niños recogidas en un proceso que estuvo rodeado de presiones diplomáticas externas. Ese proceso fue marcado también por la intimidación contra los simpatizantes de la revolución en las calles, en las empresas y centros de estudio por parte de grupos de provocadores, y que estuvo coordinado por una «ONG» llamada Sumaté que recibe fondos de los Estados Unidos y que ha sido investigada por los tribunales por la poca transparencia de su financiación. Aun así, según el corresponsal en Caracas de este periódico catalán parece que el mayor pecado de los que ha cometido Hugo Chávez sea el de gobernar para la mayoría que le ha escogido y refrendado en 9 ocasiones y llevar a cabo las Misiones que han cambiado la vida de millones de trabajadores, desempleados, estudiantes, campesinos y pobres urbanos que ahora tienen acceso a servicios que a pesar de ser tan básicos como la educación, la sanidad gratuita, la vivienda y la alimentación a bajo coste, no estaban al alcance de ese 80% de venezolanos que viven en la pobreza.
Pero esta es la línea que se impone desde Europa, y España es particularmente activa en «la defensa de la democracia venezolana». Por ejemplo el portavoz del Partido Popular en la Comisión de Exteriores del Parlamento Gustavo de Aristegui (un posible ministro de Asuntos exteriores) escribe en su blog, «Llevo años denunciando la deriva totalitaria del régimen de Hugo Chávez Frías, hemos detallado cómo ha ido adaptando la Constitución, las leyes y las principales Instituciones del Estado a su planes y ambiciones. La concentración de poder viene confirmándose desde hace años, la separación de poderes, el estado de derecho, el imperio de la ley, el pleno respeto y garantía de los derechos y libertades fundamentales, son todos pilares esenciales de la democracia, que en Venezuela dejaron de existir hace ya algunos años». Quizás este buen hombre lleve haciendo esta ardua tarea de denuncia desde que su partido, entonces en el Gobierno, apoyó el golpe de estado contra el Gobierno democráticamente elegido por el pueblo venezolano el 2002. Aunque para el principal partido de la derecha española las derivas totalitarias no tienen nada que ver con cargueros llenos de fuel en las costas gallegas.
En su mismo blog continúa, «La oposición ha denunciado de manera reiterada que las máquinas electorales smartmatic podían favorecer de manera muy fácil la manipulación de los resultados electorales. Además del posible fraude electoral electrónico es de justicia denunciar el escandaloso ventajismo de los partidarios del teniente coronel Chávez, que le permitió usar y abusar de la retransmisiones en cadena, amedrentar a sus opositores y amenazar a los medios de comunicación críticos con no renovar sus licencias si continuaban en su línea editorial». (http://blogs.periodistadigital.com/aristegui.php). Es importante destacar el tono condicional de todas las acusaciones, ya que no tienen ningún tipo de argumento de peso para desprestigiar el proceso.
Prensa independiente
El estilo de la prensa burguesa y sus representantes es claro, mezclar acusaciones veladas sin dar un solo dato con mentiras que ante la vaguedad general parecen plausibles, pero que cualquier venezolano o cualquiera que conozca la realidad de ese país sabe que son manipulaciones conscientes. Más adelante seguimos con el tema de la libertad de prensa.
No es de extrañar a nadie la reaccionaria trayectoria de La Vanguardia y los intereses del Grupo Godó (dueño de este periódico), ya que se enlazan con los sectores más rancios de la sociedad catalana y española. Lo que si que podría sorprender más es la virulencia que destilan los ataques de El País, un diario supuestamente independiente, progresista y que según su libro de estilo «acoge todas las tendencias, excepto las que propugnan la violencia para el cumplimiento de sus fines.»
Desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia a finales del año 1998, El País no ha desaprovechado ocasión para apoyar todas las medidas reaccionarias emprendidas por la burguesía venezolana, los magnates de los medios de masas, los sectores más reaccionarios de los militares venezolanos y la embajada estadounidense en Caracas.
El 13 de abril de 2002, dos días después del sangriento intento de golpe de estado que dejó decenas de muertos y desató una represión brutal, El País trataba esta cuestión en términos de «asumir la presidencia» por parte de Pedro Carmona.
El mismo día de las elecciones presidenciales de 3 de diciembre de 2006, El País publicaba un reportaje donde se hacía una radiografía de la familia de Chávez en el que se citaba el uso de la cirugía estética por parte de la madre de Chávez y sus vestidos como una muestra de la corrupción imperante en el estado donde su padre es gobernador y por extensión a todo el país. En un país que es la quinta nación exportadora mundial de petróleo, que tiene decenas de empresas ocupadas y autogestionadas por los trabajadores, que desde hace un año es un país libre de analfabetismo reconocido por la UNESCO, en el que la vida política involucra a millones de personas más allá de presentarse en unas urnas cada cuatro o cinco años ¿tan importantes son los líftings de la madre de Chávez?
Tres días más tarde el mismo medio propiedad del grupo PRISA publica una editorial en el que trata la cuestión del lanzamiento del Partido Socialista Unificado de Venezuela y los cambios de gabinete de la siguiente manera, «El hecho de que el pluralismo pueda depender del antojo de una persona es ya muy grave; pero si en esa profundización revolucionaria, Chávez se consiente todo aquello de lo que hasta ahora se había abstenido en materia de ordeno y mando, Venezuela no irá hacia el socialismo, sino a un populismo ultra, por muy social que diga ser. No parece que Chávez pretenda acabar de momento con la libertad de expresión. Pero, más que nunca, el país necesita una oposición activa y libre para atajar democráticamente toda deriva hacia la dictadura.» (El País digital 15 de diciembre 2007)
¿De que tipo de oposición activa y libre estamos hablando? Sin lugar a dudas el que utilicen la figura de Teodoro Petkoff, ex-dirigente del Partido Comunista de Venezuela y del Movimiento Al Socialismo venezolano, como dirigente de una oposición democrática y sensata no engaña a nadie. A pesar de querer dar una imagen de opositor izquierdista Petkoff ya enterró sus supuestas creencias progresistas y de izquierda cuando siendo ministro en el gobierno de Rafael Caldera en los años 90 dirigió la Agenda Venezuela, un conjunto de medidas antisociales que buscaban reiniciar el proceso de privatización, eliminar la Seguridad Social y de prestaciones sociales para así obtener créditos del Fondo Monetario Internacional. Recientemente ha orquestado toda la campaña electoral de Manuel Rosales a la Presidencia del Gobierno. De hecho es el mismo Petkoff el inventor del nuevo termino que la intelectualidad anti-chavista utiliza: «el totalitarismo light». El País ha hecho suya esta nueva clasificación. (http://www.elpais.com/articulo/opinion/Chavez/recta/final/elpepuint/20070111elpepiopi_1/Tes).
Intereses no tan ocultos
La explicación del odio que se desprende por los cuatro costados hacia la revolución venezolana reside en que el poderoso grupo de comunicación tiene muchas inversiones en Latinoamérica. Posee una televisión (ATB) y los periódicos Extra, Nuevo Día y La Razón en Bolivia. Gracias a editoriales del grupo Prisa, como Santillana, tienen una implantación en casi todos los países donde se habla castellano. Sin mencionar los libros a precios abusivos que se pueden encontrar en todas la librerías de América Latina. También tiene como socio en Venezuela al grupo Cisneros, el mayor grupo mediático de este país, que controla Venevisión. Gustavo Cisneros, propietario del grupo es la tercera persona más rica de Latinoamérica. Es el dueño del concurso de Miss Venezuela, equipo de Beisbol Leones de Caracas, de compañías alimentarias y de refrescos, etc. Y es amigo de los Bush.
Tampoco hay que olvidar los vínculos que Prisa tiene con multinacionales españolas con presencia en Latinoamérica como Repsol-YPF, que en publicidad invierte cada año cantidades millonarias. Telefónica es dueña del 20% de Sogecable, BBVA y BSCH, son los dos primeros bancos de Latinoamérica y casualmente también tienen lazos económicos con el grupo Prisa.
(http://www.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=3200)
El País, en esta cuestión fundamental para los intereses del capital español en América Latina es claro, Chávez y su gobierno «radical» son un peligro y los buques insignia del capitalismo español están amenazados. Chávez ha empezado a nacionalizar, aún no está claro si habrá compensaciones. La lucha entre las diversas alas del Gobierno es importante, pero de todos modos las alarmas suenan en Madrid en las sedes de las grandes multinacionales.
En la de Telefónica (dueña de la antigua Tellcell renombrada Movistar cuando fue comprada a Bell South) que con la nacionalización de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela, de la que Telefónica de España también controla algo más de un 6%, se convierte en la siguiente en la línea de tiro. También en el Banco Santander (dueño del Banco de Venezuela con activos de más de 5.000 millones de dólares, el primer banco del país), junto con Repsol-YPF, la lista incluye a las empresas que más se han beneficiado de la privatización en masa que se dio en Venezuela en los años 90, y otras grandes corporaciones están preparando su táctica para recuperar «lo que es suyo».
El Grupo Prisa (al que pertenece el diario El País) comparte con Telefónica el control del conglomerado televisivo Sogecable que comercializa el Canal Satélite Digital. Tanto el Grupo Prisa como Teléfonica han emprendido operaciones comunes en América Latina, especialmente en la radio argentina. Por otro lado, Repsol y Prisa han ido de la mano en el caso del gas boliviano y desarrollan estrategias conjuntas para favorecer los intereses de ambos, como el seminario que organizó el Grupo Prisa en Bolivia bajo el título «Nuestro Gas Más Allá de la política».(http://www.lahaine.org/articulo.php?p=7382&more=1&c=1).
Lo increíble es que algunos teóricos de extrema izquierda argumenten que ya que Telefónica pierde su mayor competidor, CANTV, la nacionalización «le viene» muy bien, sin entender que este giro a la izquierda de Chávez se da en un contexto de profundización de la Revolución junto a un nuevo Gobierno y toda una nueva serie de medidas como los consejos comunales. Por ello está el capital afilando sus espadas.
El PSUV y las SS
Tal como reza el refrán, quien paga el flautista elige la melodía. La prensa española simplemente defiende los intereses económicos de los consejos de administración de las exitosas empresas españolas. Por supuesto con la inestimable ayuda del Partido Popular y el silencio de la dirección del PSOE. Otra de las perlas del blog del Señor Aristegui: «La Agencia Tributaria venezolana, el SENIAT, se ha convertido en otro instrumento de presión, que no crea el lector que la amenaza consiste en buscar al defraudador y someterlo al chantaje de la inspección y la cárcel si no se pliega, es mucho más burda, se inventan delitos fiscales, se fabrican pruebas y se crea un caso de derecho-fiscal-penal-ficción, en el que la víctima carece de derechos, capacidad para defenderse o incluso de réplica, puede dar con sus huesos en la cárcel, pagando una multa inhabilitante o con sus bienes confiscados». Esta gente combinan dos síntomas de una enfermedad muy común en el PP, por una parte hay una alergia a no pagar impuestos y por otra existe una amnesia selectiva del sistema financiero venezolano y su historia previa, que era de fraude fiscal por parte de las supuestas valedoras de la democracia venezolana: las clases medias.
Pero nuestro gran demócrata nos da una lección de conocimiento de la realidad diciendo: «Otra cuestión importante es la creación de las milicias populares que sólo dependen y responden ante el presidente, y son más un calco de las SS nazis que otra cosa». Suponemos que su conocimiento de las SS nazis pasa por haber sido militante de Nuevas Generaciones, pero en realidad esta «acusación» simple y llanamente hace reír. Lo indignante es que esta gente de lecciones de democracia a un Gobierno que ha ganado 9 elecciones de diverso tipo de manera seguida con índices de participación nunca antes vistos.
La última campaña de la prensa en Venezuela, que pronto llegará a nuestras costas, es sin duda acusar a Chavez de dictatorial por la Ley Habilitante clave para el desarrollo del Socialismo del siglo XXI. Sin ningún argumento, ya que es un procedimiento utilizado anteriormente, el problema es que los intereses económicos de la burguesía venezolana y las multinacionales están en juego, no tardaremos de ver la reacción de la derecha en Europa.
La postura histérica del PP va en sintonía con la actitud más sutil de los medios de comunicación, por ejemplo ante el anuncio de la creación del Partido Socialista Unificado de Venezuela, toda la prensa en bloque empezó a gritar que era el inicio de la dictadura y empezaron a llamarlo partido «único», lamentándose de la inminente prohibición de todos los partidos. Algo que Chávez ya ha dicho que no pasará.
Existe una extensa bibliografía sobre la manipulación mediática, la cuestión fundamental es la siguiente ¿Qué debemos hacer ante esta flagrante manipulación? Ahora más que nunca hay que tomar partido y desenmascarar a los intereses de la prensa «independiente» y tomar partido con las masas en América Latina. Todos los simpatizantes sinceros de la Revolución Bolivariana debemos aprender las lecciones del Gobierno de la Unidad Popular en Chile y el papel de la prensa «libre» y no permitir estas intromisiones en el proceso de construcción de una nueva sociedad libre de explotación y de las mentiras de los medios de comunicación capitalistas.