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Setenta minutos de televisión pública, en horario de máxima audiencia, para celebrar el 80 aniversario del ex president Pujol

Fuentes: Rebelión

En contra de una opinión generalizada promovida por el establishment catalán, ha señalado Vicenç Navarro [1], en Catalunya las clases sociales no han desaparecido. En absoluto. De hecho hay tantas Cataluñas como clases sociales tiene el país. Se nota incluso en la esperanza de vida de unos y otros grupos sociales. Diez años, no cinco […]

En contra de una opinión generalizada promovida por el establishment catalán, ha señalado Vicenç Navarro [1], en Catalunya las clases sociales no han desaparecido. En absoluto. De hecho hay tantas Cataluñas como clases sociales tiene el país. Se nota incluso en la esperanza de vida de unos y otros grupos sociales. Diez años, no cinco ni dos ni uno, de diferencia entre la esperanza de vida de los habitantes de los barrios de casas ajardinadas de las clases altas de Barcelona y los ciudadanos que viven en casas hipotecadas de apenas 60 metros cuadrados, con escasa luminosidad y mucho ruido en las calles y muchos menos servicios de las clases trabajadoras barcelonesas.

La burguesía, la pequeña burguesía y las clases profesionales bien situadas de renta media-alta, prosigue Navarro, que representan el 30% de la renta superior de la población catalana, tienen un enorme, un desproporcionado poder político, económico, cultural y mediático. Tiene razón el catedrático socialdemócrata de políticas públicas de la UPF y profesor de la Johns Hopkins University. Un ejemplo, marginal si se quiere, entre muchos otros que podrían esgrimirse que crea y es indicio de hegemonía cultural.

En TV3, una de las cadenas de la televisión pública de Catalunya, se va a emitir en la noche del jueves 17 de junio un programa dedicado al ex president Pujol. ¿Por qué motivo? ¿Una nueva aportación político-cultural del honorable ex president de Banca Catalana? ¿Alguna situación que requiera dar cuenta de una situación delicada? ¿El anuncio de una novedad sustantiva del que fuera socialdemócrata olofpalmiano en los años sesenta? Nada de eso. Simplemente: el señor Pujol, que nació en 1930 y sigue siendo un político en activo, cumple, ha cumplido o está a punto de cumplir, ochenta años. Por ese motivo, sólo por eso motivo, TV3, dirigida por señora Mònica Terribas, una ciudadana muy próxima políticamente al partido presidido por el señor Pujol, le va a dedicar un programa especial de unos 70 minutos de duración. Y no en cualquier franja, sino a las 10 de la noche, antes de emitir uno de los programas estrella de la televisión catalana, Polònia. ¿No se lo creen? ¿Que les recuerda otros tiempos ya superados? Pues ya pueden empezar a creérselo. Real como la vida misma, real como ese enorme poder mediático cultural al que aludía Vicenç Navarro.

Cabe también de paso señalar otra arista de la situación. Las comparaciones son ciertamente osiosas pero a veces ayudan a entender mejor los vértices y puntos nodales de las situaciones.

Este año se cumplen 25 años del fallecimiento de Manuel Sacristán Luzón (1925-1985). La aportación de Sacristán a la cultura barcelonesa y catalana es inmensa. Se mire como se quiera mirar. No sólo por haber sido un profesor de varias generaciones de intelectuales catalanes de renombre, no sólo por su traducción de más de 30.000 páginas de clásicos de la filosofía, el derecho, la política, la poesía y la lógica, no sólo por haber sido miembro destacado de revistas barcelonesas de la importancia de Laye, Materiales, Nous Horitzons, Horitzons o mientras tanto, no sólo por haber traducido al castellano a Ausiàs Marc, Espriu y Brossa, no sólo por haber escrito un magnífico ensayo sobre la poesía de este último cuando apenas era un poeta de minorías, no sólo por haber escrito una de las mejores y reconocidas aproximaciones a la obra de Raimon, no sólo por haber prologado la única traducción catalana de El Capital debida a Jordi Moners, no sólo por eso decía, sino por haber sido uno de los luchadores que combatió como tantos otros pero no como muchos otros, pero sin exageraciones interesadas como en el caso de Jordi Pujol, por las libertades nacionales de Catalunya.

Eso sí, tenía una pega. Sacristán nunca presidió un partido neoliberal asociado a un partido fundamentalista cristiano corrupto (Unió Democràtica), defensor de duras políticas antiobreras, sino que fue un militante y dirigente comunista que combatió contra el fascismo español y, desde luego también, contra el fascismo catalán de señores y señorías como Samaranch y Porciales, abonando como pocos la senda de los movimientos pacifistas, antimilitaristas y ecologistas en Catalunya, la sal de la tierra de los movimientos alterglobalizadores.

¿Cuántos programas se dedicarán a dar cuenta de su vida y obra? ¿Cuál será su duración? No creo equivocarme aunque lo desee con devoción: 0 programas de 0 horas, 0 minutos y 0 segundos.

 

Notas:

[1] Vicenç Navarro, «Catalunya, a la cua de la UE-15 (i 2)». Público, 17 de junio de 2010, edición de Catalunya, p. 4.