Impresionantes resultaron las fotos que aparecieron en la portada del periódico Diario Libre este miércoles 29 de noviembre, donde el colega Ariel Terrero muestra su cámara totalmente destruida, luego de ser pisoteada por un policía mientras tomaba las fotos de un desalojo de 27 familias en el ensanche Evaristo Morales, en esta capital. Cerca de […]
Impresionantes resultaron las fotos que aparecieron en la portada del periódico Diario Libre este miércoles 29 de noviembre, donde el colega Ariel Terrero muestra su cámara totalmente destruida, luego de ser pisoteada por un policía mientras tomaba las fotos de un desalojo de 27 familias en el ensanche Evaristo Morales, en esta capital. Cerca de él, otro foto reportero, Ricardo Rojas Núñez, a quien sólo le pudieron arrebatar el lente, quedó con un dedo de la mano derecha fracturado como consecuencia del forcejeo con el oficial.
La noticia circuló y conmovió a la conciencia social, pero sobre todo llenó de coraje e impotencia a quienes ejercemos el oficio y conocemos que este año ya lleva consigo la triste y lúgubre cifra de 105 periodistas asesinados, de ellos 44 en Irak.
Según el balance semestral ofrecido por la Asociación Mundial de Periódicos (WAN), 2006 está considerado «el año más mortal para la prensa», y plantea la misma fuente que «los asesinatos de periodistas se han ‘acelerado’ en la segunda mitad del año, con Irak en cabeza».
Dicha Asociación denunció que ‘las medidas judiciales, el hostigamiento financiero y las leyes sobre la seguridad’ siguen siendo utilizadas para ‘presionar a los periodistas y restringir la libertad de prensa’. Se refirió, además, a las reacciones de amenazas, violencia o muerte, como un problema endémico en Asia Central, América Latina y el Oriente Medio. Otros datos indican la trágica muerte de 32 periodistas en Latinoamérica entre enero y octubre de 2006, tal y como denunció la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe, ( FEPALC).
Lo ocurrido en la capital dominicana se ensarta en el amplio camino de flagrantes violaciones a la integración física de centenares de trabajadores de los Medios de Comunicación y, aunque en este caso, el jefe de la Policía, mayor general Bernardo Santana Páez, ordenó el arresto inmediato del oficial y garantizó «que lo sancionará de manera ejemplar», son muchos los hechos de brutalidad y humillación que sufren quienes ejercen el periodismo en República Dominicana y en el resto del mundo, tal y como lo han denunciado la FEPALC y otras instituciones, quienes exigen, ante oídos sordos y miradas indiferentes, que se respete la labor de los periodistas y se les garantice su integridad física en el cumplimiento de su trabajo.