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Suciedad mediática

Fuentes: Rebelión

Los padres somos los primeros responsables de la prepotencia, chulería y falta de empatía de muchos niños y jóvenes. Luego están los enseñantes y los medios de comunicación. Los padres que deseen educar a sus hijos en el respeto no pueden desde hace tiempo pugnar contra la suciedad mediática que se cuela por los medios […]

Los padres somos los primeros responsables de la prepotencia, chulería y falta de empatía de muchos niños y jóvenes. Luego están los enseñantes y los medios de comunicación. Los padres que deseen educar a sus hijos en el respeto no pueden desde hace tiempo pugnar contra la suciedad mediática que se cuela por los medios de comunicación pero es que creo que la mayoría ni lo intenta por miedo a perder el aprobado de sus hijos. El mundo al revés.

El mercado, al considerar al niño y al joven meros consumidores, los ensalza y los coloca por encima de las diversas jerarquías y autoridades de las que debe aprender y además el juego político de atracción del voto acaba por sembrar un enorme grupo de ciudadanos que desprecia cuanto ignora y está encabronado con un sistema que le expone y le promete mucho para luego darle poco o nada, dejarlo en el paro, por ejemplo. Habrán aumentado los niños y jóvenes violentos y gamberros pero nosotros, los mayores, los hemos dejado solos frente a una elite mercantil y política que desea venderles algo, nada más. Los mensajes mediáticos son paradigmas de esta situación.

Mensaje uno. En una serie de TV para jóvenes, los padres se van a cenar y, en ese ínterin, los hijos y sus amigos hacen y deshacen en casa pero arreglan los desaguisados antes de que retornen los padres. Cuando estos regresan, todos están viendo tranquilamente la tele. Los padres no se dan cuenta de nada, son idiotas, y los jóvenes, listos.

Mensaje dos. Los smarphone son «power to you».

Mensaje tres. Los niños ensucian las casas con patines y otros juegos pero no importa, en lugar de colocarles normas cívicas, los dejo a su aire y ya lo limpiaré todo con un maravilloso producto.

Mensaje cuatro. En una emisora de radio para jóvenes se les da este consejo: «Si el vecino protesta porque pones demasiado alta nuestra emisora, que se mude de apartamento».

Mensaje cinco. En 2013, un joven que trabajaba en la City de Londres murió por exceso de trabajo. La prensa dijo que quería ser un gran banquero. ¿Quién le había metido esas ideas autodestructivas en la cabeza?

Mensaje seis. La oferta -televisión y videojuegos- es despreciable, llena de simplicidades, payasadas y violencia. Casi toda esa oferta llega a través de canales que pertenecen a media docena de conglomerados de la comunicación, la mayoría de Estados Unidos. La unión contenidos-canales-telecomunicaciones es imparable, todo vale. Si quieres regular esto te llaman comunista. ¿Qué hacemos? ¿Cómo combatir esta dictadura totalitaria?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.