Nuestra tele parece ser incomoda para la Presidencia de la Comunidad de Madrid. La noticia dada por el periódico burgués «El Mundo», o el «progre» -ahora digital- «Público» así lo confirma. El titular de «El Mundo» es bien elocuente: «La comunidad ordena cerrar Tele K bajo multa de 30.000 euros al día». Con esos ruidos […]
Nuestra tele parece ser incomoda para la Presidencia de la Comunidad de Madrid. La noticia dada por el periódico burgués «El Mundo», o el «progre» -ahora digital- «Público» así lo confirma.
El titular de «El Mundo» es bien elocuente: «La comunidad ordena cerrar Tele K bajo multa de 30.000 euros al día». Con esos ruidos en tiempos de crisis, no hace falta llegar al «Primer Round» del combate. Al menos esas son las lecturas interpretativas que se puede hacer de la empresa que le da señal a nuestra TV bajo amenaza de una multa económica tipo, «Cuenta gotas».
El ataque hacia Tele K es tangencial, yo diría incluso que de rebote. Los vericuetos legales de esta decisión los resume dicha publicación de la siguiente manera. «El secretario general del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha ordenado a la empresa que lanza la señal de TDT de Tele K y otras dos emisoras más de televisión que deje de emitir. En concreto las que tienen que cerrar, además de Tele K, son Canal 33 y iSolidaridad tv».
En otra parte de la nota se aportan otros detalles: «Por ello, ha dado la orden de que en el plazo de un mes se desmantelen las «instalaciones ilegales» ubicadas en la terraza. «El desmantelamiento de las instalaciones ilegales incluirá expresamente todos los equipos emisores y el sistema radiante con sus posteriores dipolos», aseguran desde la Comunidad».
Se impone por tanto una reflexión sosegada -si cabe-, de este ataque de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, que saca -como era de esperar-, toda su artillería aniquiladora quitándose el ropaje de «demócratas» para ponerse el verdadero vestuario: el de reaccionarios vestidos de corbata de marca.
«Doña» Esperanza Aguirre nunca le ha temblado la boca, -propio de su estilo mediático- para criticar y fustigar a los legítimos gobiernos de Cuba o Venezuela, en temas que son parte consustancial de los medios de comunicación y las políticas que la definen en sus respectivos países.
Son pueblos que viven verdaderos procesos democráticos participativos. Son sociedades que evolucionan de manera permanente en un sistemático proceso de cambio social, económico y cultural, donde el hombre y la mujer son el núcleo de todos sus derroteros.
Estas naciones, persisten en la búsqueda constante del «ideal» de sociedad, bajo la enseñanza y los principios del ideario martiano y la descomunal obra de Simón Bolívar que soñó -como José Martí-, por una América toda.
Estos dos grandes intelectuales lucharon por refundar la Gran Nación Americana, despojada de las ataduras de la decadente Colonia Española. La historia suplantó ese lugar de «privilegio», al imperio más poderoso de la humanidad: el gobierno de los Estados Unidos.
Las «medidas» de la Presidencia de la Comunidad de Madrid «exige» una mirada desde el interior de Tele K, para entender, la cepillada que pretende dar el «gobierno regional» a una tele vecinal, comunitaria y sin ánimos de lucro.
Tele K cuenta hoy con 18 programas en su parrilla semanal. Culturales, informativos, de debate y deportivos son los principales ejes que dibujan una «propuestas diferente», dentro del amplio espectro de ofertas audiovisuales que conviven en el Estado Español.
Sin dudas el espacio estelar de nuestra tele es la «Tuerka CMI» (Con mano Izquierda). Cada jueves este escenario de ideas, reflexiones y debates nos invita a ser parte de los más diversos temas de la actualidad en España y del mundo. Los invitados al estudio, son los más variados tertulianos que confluyen en dependencia de los temas que se abordan.
El «Otro País», es la oferta de reflexión y análisis sobre la «información» que abordan los grandes medios de comunicación desde el tijeretazo, desde la manipulación. Este programa nos permite visualizar otros puntos de vista y «otras verdades», que -difícilmente-, podremos encontrar en los «aferrados» espacios de comunicación de los mass media empresariales. Es el repaso por excelencia de la actualidad semanal visto con soberana independencia.
«El kallejón del corto» es la oferta televisiva cultural, construida ajena a todo convencionalismo televisivo. El gran protagonista de esta oferta son los cortometrajes y sus autores. Es la oportunidad excepcional de estar al día sobre las últimas producciones audiovisuales que difícilmente se podrán encontrar en los canales generalistas (públicos o privados). Los jóvenes creadores suelen ser los principales gestores de estos contenidos. Tengan en cuenta que la obra novel «no da plata».
La ONG Sodepaz también tiene su espacio en nuestra humilde televisora. Como ellos bien se definen son: «Un programa de solidaridad y cooperación, altavoz de «Much@s sin voz». Sus contenidos parten de los más diversos géneros audiovisuales. Su labor de solidaridad y cooperación encuentra eco en Tele K, donde la Revolución Cubana y sus valores, es uno de los temas permanentes de su programación.
«Agenda oculta», cierra el ciclo de programación semanal exponiendo la oferta cultural de Madrid cuyos contenidos no son incluidos en los espacios televisivos de Estado Español. Estos suceden y se hacen desde lo periférico, desde lo alternativo. Con desenfado y ruptura de los códigos, su conductora construye una dinámica de puesta televisiva para acercarnos a otros contenidos culturales y artísticos.
«Vallekas Nuestro» es la oferta natural de nuestra tele. Es el escenario para dibujar un fresco, actual y claro contenido sobre el popular barrio donde está asentada -desde hace 18 años- nuestra TV. Historia, costumbres, tradiciones y culturas forman parte de las fuentes de sus contenidos.
Somos también la única televisora de Madrid que pone cada tarde los informativos de la televisora continental Telesur. Sus análisis y reflexiones, los reportajes de sus corresponsales tienen espacio en nuestra «pequeña pantalla», bajo el principio de «dar voz a los que no la tienen».
«La cámara lúcida», es la plataforma para la presentación y promoción del cine documental iberoamericano. Tengo la suerte de presentarlo y dirigirlo cada jueves, atendiendo a los criterios de diversidad temática, de países, estéticas y sólidos contenidos. En apenas dos años se han presentado más de 50 filmes. Muchos de los realizadores españoles que han participado en nuestro espacio, han venido de buena parte de la geografía del Estado Español, asumiendo los costes del viaje para hacer posible su presencia en nuestra «Casa del documental».
No pretendo hacer un recorrido integro por la parrilla de Tele K. Tan solo apuntar sobre algunos de los programas que forman parte del esqueleto de nuestra tele.
Es importante recordar que los realizadores que integran este proyecto audiovisual, no reciben ninguna compensación económica más allá del placer y la voluntad de hacer televisión. Nos asiste el deseo y el derecho, de compartir otras ideas que nacen del pensamiento más progresista de la sociedad contemporánea. Obviamente no estoy insinuando que los creadores de Tele K somos un bloque monolítico de ideas, pero -sin dudas-, nos une el ideario de la izquierda.
Volvamos entonces a las razones que le impulsan al gobierno de la Comunidad de Madrid a desatar semejante furia contra nuestra tele. He preferido hacerlo en bloques de preguntas.
¿Es «La Tuerka» (CMI) un programa contestatario, subversivo, peligroso para el orden jurídico vigente? ¿Los temas que abordan en su propuesta semanal son un peligro para la Seguridad de la capital del Estado Español?
¿El «Otro País» le quita audiencia a las televisoras nacionales y locales de esta comunidad? ¿Son nocivos para el ser humano los argumentos y anotaciones que se vierten en este programa pues existen «mentes cautivas» en la sociedad española?
¿Es que no hay «metros cuadrados» en la Comunidad de Madrid para los jóvenes realizadores del audiovisual en «corto? ¿Lo revolucionario, novedoso y rompedor -dígase riesgo-, está vetado en la geografía de esta ciudad?
¿La solidaridad y la cooperación han de ser anulada en tiempos de crisis pues no genera ganancias? ¿Es que ha caso, por ser la Revolución Cubana uno de los asuntos fundamentales de esta ONG urge eliminarla del espectro televisivo?
¿Lo alternativo, periférico, marginal o domestico de la cultura no está permitido en «su Comunidad»? ¿No será que solo tiene cabida en la agenda cultural de esta región, el glamour, el elitista Madrid Fashion Week y la muerte que se hace, en nombre de «la cultura» a los toros?
¿No es coherente que una televisora comunitaria tenga un espacio permanente para la difusión de las «interioridades» de sus pobladores? ¿O será que hay que desaparecerla del mapa, pues Vallecas es un barrio obrero, crítico y comprometido con la realidad de los humildes?
¿Les incomoda Telesur, por ser una TV Latinoamericana que habla de integración, de unidad de los pueblos, de espíritu Antiimperialista? ¿No será que dice verdades como templos que tratan de ocultar?
¿Le quita el sueño el hecho de que los documentalistas españoles y de otras naciones de América Latina aborden temas «calientes»? ¿Le da picor cuando se denuncia por parte de los realizadores, sobre la barbarie colonizadora de las multinacionales españolas, o el genocidio del Estado Israelí en Palestina? ¿O tal vez les genera rabia el reverdecimiento de una documentalística dedicada a la Memoria Histórica y a la dictadura franquista?
Son preguntas a las que no exijo ninguna respuesta. En ellas hay un cúmulo inmenso de luz y argumentos. Son reflexiones que parten de una verdad histórica.
Somos testigos de un incremento del uso de la fuerza y el terror de los «agentes del orden», que cumplen el rol de aplacar la ira popular y la indignación. Estas son respuestas de la sociedad, ante medidas económicas y estructurales que no han sido consultadas con el pueblo.
Parece que no les basta. Se aferran ahora en eliminar el pensamiento progresista y revolucionario de la España del Siglo XXI. Se alistan para anular la verdad nacida de las raíces del pueblo.
Atacar a Tele K de rebote es un acto de cobardía y de cinismo enfermizo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.