Es posible que Grupo Televisa SA, el gigante de medios mexicano, sea el candidato natural y más lógico para adquirir Univision Communications Inc. Para comprar Univisión, la compañía de medios de Estados Unidos dirigida a los hispanos que la semana pasada se puso en venta, la gerencia de Televisa tendrá que sortear innumerables problemas legales […]
Es posible que Grupo Televisa SA, el gigante de medios mexicano, sea el candidato natural y más lógico para adquirir Univision Communications Inc. Para comprar Univisión, la compañía de medios de Estados Unidos dirigida a los hispanos que la semana pasada se puso en venta, la gerencia de Televisa tendrá que sortear innumerables problemas legales y societarios.
Televisa, que produce los programas que aseguran los grandes índices de audiencia de Univisión, está sentada sobre una montaña de efectivo, lo que la hace sentirse predispuesta a las adquisiciones. Condicionada por las regulaciones antimonopolio mexicanas, la operadora de radio, satélite, Internet y negocios de publicidad se ha diversificado últimamente hacia una nueva aerolínea de bajo costo y un negocio de apuestas, en México. Sin embargo, lo que más le gusta es sacar provecho de su tradicional punto fuerte: los medios.
«Tienen 1.000 millones de dólares en efectivo, y no les queda nada que comprar en México», explica Philip Remek, un analista en Guzman & Co., en Miami.
Televisa está dirigida por uno de los hijos más poderosos y ambiciosos de América Latina, Emilio Azcárraga Jean, quien ha estado al frente de la expansión internacional de las compañías mexicanas. Por ejemplo, Televisa obtuvo en noviembre pasado una licencia de televisión abierta de parte del gobierno de Esapaña. Junto con sus socios españoles, un grupo de productoras, Televisa planea comenzar a emitir el nuevo canal en marzo o abril. Televisa también tiene una opción hasta 2008 para comprar la segunda red de Brasil, Sistema Brasileiro de Televisão.
La posibilidad de adquirir Univisión y convertirse en un actor principal del mercado de medios de EE.UU. tiene en estos momentos a los ejecutivos de Televisa trabajando a toda velocidad. Los hispanos de EE.UU., cuyo ingreso disponible es similar al Producto Interno Bruto de México, suponen el mercado nuevo más atractivo para Televisa. En la actualidad, las propiedades estadounidenses de Televisa se limitan a algunos títulos de revistas en español, una empresa conjunta emisora de cable llamada TuTV y su participación del 11% en Univisión. En 2004, Televisa obtuvo menos del 10% de sus ingresos anuales de US$2.630 millones en regalías de Univisión y otros negocios estadounidenses.
Ahora que Univisión está formalmente disponible, Televisa parece uno de los pocos ofertantes seguros, dado el alto precio que Univisión y su presidente, A. Jerrold Perenchio, intentan conseguir, alrededor de US$40 por acción. Entre las candidatas estadounidenses se encuentran Viacom Inc., Time Warner, Walt Disney Co. y News Corp. Bajo las normas de la FCC, la agencia reguladora de las comunicaciones en EE.UU., las estaciones de televisión de una compañía de medios no pueden alcanzar más del 39% de los hogares estadounidenses con televisión, lo que significa que CBS de Viacom y News Corp. tendrían que deshacerse de algunas propiedades para participar en la operación. Rupert Murdoch, presidente de News Corp., dijo a los analistas la semana pasada que consideraría a Univisión a un precio «adecuado», pero que su compañía no tiene «ninguna intención específica por ella». Otras compañías rehusaron hacer comentarios.
Univisión, que también posee estaciones de radio, un sello discográfico y propiedades de Internet, podría representar la última oportunidad para que una de las grandes compañías de medios de EE.UU. entre al mercado en español. Lo que hace a Univisión particularmente atractiva para las compañías de medios y los anunciantes es el aumento de la población hispana y el hecho de que su nivel de gastos crecerá mucho más rápido que el del resto de la población estadounidense en el futuro próximo, dice Jeffrey Humphreys, del Selig Center de la Universidad de Georgia, que monitorea las tendencias demográficas y económicas de los hispanos. Con un ojo puesto en este mercado, NBC Universal, compañía de General Electric Co., pagó US$2.700 millones por Telemundo en 2002.
Sin embargo, Telemundo, que cada vez produce más programas propios, aún está lejos del éxito de Univisión, cuyos programas captan a tres de cada cuatro televidentes hispanoparlantes. La diferencia es el contenido: Univisión obtiene buena parte de su programación más popular de Televisa, el mayor productor de contenido en español del mundo.
Ahora Azcárraga quiere controlar no sólo la programación, sino también la cadena. Por más de un año, el ejecutivo ha hecho público su deseo de dirigir Univisión, cuyo éxito atribuye a la programación de Televisa. Pero hasta que Azcárraga obtenga la ciudadanía estadounidense -lo cual es posible gracias a su matrimonio con una estadounidense de ascendencia mexicana-, Televisa tendría que unir fuerzas con un socio local para pasar por alto el tope de 25% a la propiedad de cadenas por extranjeros. «Podría hacer lo mismo que Rupert Murdoch», dice David Joyce, analista de medios de Miller Tabak & Co.
Más allá del precio y la ciudadanía, hay otro obstáculo: la agria relación entre Azcárraga y Perenchio. Azcárraga ha protestado por las decisiones gerenciales de Perenchio, y ambos socios están involucrados en una disputa legal sobre los términos de su pacto de programación. La retórica de esa batalla subió a un nivel más alto recientemente cuando Televisa dijo que las acciones de Univisión significaban un rompimiento material de su contrato, lo que justificaría su retiro del acuerdo que se extiende hasta 2017. Una queja ante la corte por parte de Televisa, presentada el 30 de enero, también cita «indiferencia al gobierno corporativo» por parte del presidente de Univisión y su junta.
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