No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más preocupa es el silencio de los buenos.Martin Luther King. El 14 de octubre el periodista Francesc Bracero, con el artículo Un gran ejercicio de comunicación (La Vanguardia), de manera hábilmente sibilina llevaba lo que […]
de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética.
Lo que más preocupa es el silencio de los buenos.
Martin Luther King.
El 14 de octubre el periodista Francesc Bracero, con el artículo Un gran ejercicio de comunicación (La Vanguardia), de manera hábilmente sibilina llevaba lo que de manera engañosa podía incluso parecer un discurso panegírico, a todo el inicio de una campaña de desprestigio a la Dra. Teresa Forcades por el ya conocido vídeo Campanas por la gripe A. El único objetivo de ese texto era dar credibilidad al mensaje oficial y convertir una crítica sustantiva de la Dra. Forcades a la industria farmacéutica en una simple curiosidad mediática sin mayor enjundia.
El 27 de noviembre ha sido Francesc-Marc Álvaro con el artículo Forcades y lo irracional (La Vanguardia) quien con un artículo absolutamente maniqueo, quiere, también, desprestigiar a Forcades y volver a rescatar al lobby farmacéutico. Esta vez la crítica se apuntala en arenas igualmente movedizas, el hecho de que el fin de semana pasado Teresa Forcades interviniese en el II Congreso Ciencia y Espíritu.
No hay que juzgar las ideas de nadie por los foros en los que se viertan (como decía un lector de La Vanguardia quizá eso demuestra la falta de complejos de la Dra. Forcades y la seguridad en su mensaje), ni plantearse si les otorgan credibilidad el hábito religioso (que en muchos casos, parecen olvidarse, es que no), sino escuchar y comprender el fondo que expresan, analizar si son honestas, racionales, basadas en hechos, si reflejan valentía pero a la vez humildad, en definitiva, si buscan o no el bien común.
Teresa Forcades tiene las credenciales científicas y académicas para contar lo que cuenta y, además, no tiene ningún riesgo de conflicto de intereses. Me pregunto por qué los medios de comunicación gastan tanta energía en análisis nada sustantivos. Abdennur Prado escribió un excelente artículo en estas mismas páginas, El País contra Teresa Forcades, y Carlos Fernández Liria también criticó de manera tajante lo que estaba haciendo El País en Un periódico golpista español contra una «monja- bulo». Lo paradójico es que ningún periodista de estos medios, que tanto se pierden en análisis zafios, clame al cielo porque no haya una investigación periodística sobre el affaire Baxter que denuncia Forcades en su vídeo.
Si se enmarca a Teresa Forcades en el capítulo de creyentes en la teoría de la conspiración, yo también me apunto. Como ella expresó en el programa Els Matins de TV3, conspiración entendida como una serie de intereses privados que ejercen presión sobre los poderes públicos, es decir, sobre los intereses comunes. Somos muchos los que creemos que la humanidad necesita crear un sistema que produzca las cosas que necesita y en la cantidad que las necesita para pasar de la lógica del beneficio individual a la lógica del beneficio común. Pero sólo teniendo mentalidad de corredor de fondo podremos cambiar algo, lo que no podemos, durante la carrera, es callar y no actuar. Con catatonia y silencio nos haríamos cómplices, porque nosotros también formamos parte de lo que ocurre. Teresa Forcades con su voz y acción ha abierto una brecha más para el cambio. Ojalá la sociedad civil estemos a su altura y aprovechemos el guante que nos lanza para empezar a construir algo que de verdad valga la pena.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de la autora, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.