El cuarto poder es una broma. De mal gusto, pero una broma. A cualquier poder le adornaba, entre otras virtudes, la seriedad. La historia ha corrido deprisa desde Montesquieu y algunas de estas expresiones de autoridad y legitimidad, sobre todo el llamado cuarto poder, han resistido mal la erosión del tiempo. La vieja máxima practicada […]
El cuarto poder es una broma. De mal gusto, pero una broma. A cualquier poder le adornaba, entre otras virtudes, la seriedad. La historia ha corrido deprisa desde Montesquieu y algunas de estas expresiones de autoridad y legitimidad, sobre todo el llamado cuarto poder, han resistido mal la erosión del tiempo. La vieja máxima practicada por la mala prensa: no dejes que la verdad te estropee una buen reportaje, quedó disminuida ante la magnitud del desastre que brinda un horizonte mediático donde lo extraordinario será hallar el reflejo de los hechos, los datos precisos e imprescindibles para el análisis, la honestidad en la exposición o la neutralidad frente a las presiones interesadas. Lo habitual, en cambio, será la adulteración y el espectáculo al servicio de causas impensables en el viejo oficio, cada vez más en desuso, de responder a la pregunta ¿qué pasa en el mundo?
En 2006 el periodista Pascual Serrano suministró una recopilación de «perlas» que componen el collar de falsedades que nos obsequian a diario los medios de comunicación. Esta segunda entrega nos recuerda que las cosas van a peor. Serrano ha preparado un menú de aberraciones, ordenadas en su temática: empresas; economía; medios de comunicación; democracia y derechos humanos; educación, prejuicios y valores; racismo, xenofobia y etnocentrismo; pobreza; emigración, Internet; ecología, cultura, cine y literatura; consumo y salud; vivienda; leyes y jueces… entre una extensa variedad de las que se practican en nuestro mercado interior. Pero un paseo por el mundo nos permite recalar en las cocinas de la realidad que se nos ofrece de la Unión Europea, Cuba, Venezuela, Bolivia, EEUU, Irak, Palestina, Líbano y geografías que son o fueron foco informativo.
Como explica Alfonso Sastre en el prólogo a esta edición, estas perlas «son pequeñas cristalizaciones prácticas, significativas de la ideología más reaccionaria -lo que llamó Simone de Beauvoir ‘el pensamiento de la derecha’- que se expresa muchas veces en esos ‘hallazgos’, revelaciones inesperadas (0 no) de la insolidaridad y de la desfachatez propias del Sistema bajo cuyo imperio vivimos». Concluye Ignacio Ramonet en el epílogo que «ningún capital es más importante para un medio de comunicación que su credibilidad, porque lo que venden en realidad es esa credibilidad. Se les compra porque son confiables, si no fuesen confiables para qué los vamos a comprar, o para qué vamos a ver tal programa de televisión o de radio si no le tengo confianza al periodista o al medio que se expresa». Lean y compartan la inquietud resultante.
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