Un documental norteamericano refleja cómo la empresa asesora de imagen estadounidense contratada por Sánchez de Lozada, durante la campaña del 2002, tomó absolutamente todas las decisiones estratégicas, estableció cuál debería ser el eslogan («Sí se puede») y decidió iniciar la guerra sucia contra Manfred Reyes Villa, tomando como operador a Carlos Sánchez Berzaín, como la […]
Un documental norteamericano refleja cómo la empresa asesora de imagen estadounidense contratada por Sánchez de Lozada, durante la campaña del 2002, tomó absolutamente todas las decisiones estratégicas, estableció cuál debería ser el eslogan («Sí se puede») y decidió iniciar la guerra sucia contra Manfred Reyes Villa, tomando como operador a Carlos Sánchez Berzaín, como la única manera de subir en las encuestas.
El documental fue realizado por Rachel Boynton, que tuvo acceso a todas las reuniones de campaña del MNR el 2002, incluso aquellas de carácter privado en las que se resolvían aspectos muy delicados. Boynton y su camarógrafo tenían autorización inclusive para filmar a Goni cuando se afeitaba o hablaba por teléfono.
HBO anunció que transmitiría el documental en diciembre pasado pero no lo hizo para el público boliviano. Lo propio ocurrió el viernes 20 de enero, y esta vez La Epoca se contactó telefónicamente con Santiago y por lo menos en esa ciudad sí se estaba emitiendo, mientras en Bolivia se pasaba una película de Britney Spears. Existen versiones que señalan que fue el propio Sánchez de Lozada quien presionó a HBO para que quitara del aire el documental (ver notas en la página siguiente).
Inicio del proceso
Para la campaña del 2002, Sánchez de Lozada contrató a la empresa Greenberg Carville Shrum (GCS), cuyo centro de trabajo está en Washington, especialista en encuestas y campañas electorales. Esa compañía había trabajado con anterioridad con candidatos como Bill Clinton y otros muchos políticos de Africa, América Latina y Europa.
La empresa contactó a la joven documentalista Rachel Boynton para filmar todas las reuniones de trabajo, aún de las de carácter reservado, debido a que Greenburg Carville Shrum (GCS) consideraba aquello como una gran posibilidad de propaganda. El documental intercala las reuniones con escenas de protestas sociales, imágenes de campaña de otros candidatos y opiniones de los grupos focales que se realizaban durante el proceso electoral. El video, que está en inglés, se inicia con las protestas y muertes de febrero de 2003 y luego retrocede al inicio de la campaña.
«Estamos muy bajos»
Cuando se inicia la campaña, se ve cómo Sánchez de Lozada llama por teléfono desde su habitación de un hotel de Santa Cruz a Jeremy Rosner, estratega jefe y socio de GCS. Goni está acompañado de Herman Antelo y de Freddy Teodovic y le explica a Jeremy que las encuestas demuestran que la situación del MNR es dificilísima.
La empresa productora de Boynton, que tenía cámaras en Bolivia y Washington, sigue la conversación desde ambos lugares. Rosner le explica al presidente que se pueden tener esperanzas de ganar los comicios.
Inmediatamente después la cámara graba las reuniones que arrancaron la campaña del MNR, estableciendo primero los mensajes que deberían hacerse, qué spots tenían que salir al aire, etc. Los ejecutivos de la empresa GCS (Jeremy Rosner y James Carville) deciden todos los temas fundamentales de la campaña, como por ejemplo cómo responder a la prensa, qué mensajes dar a los medios de comunicación, cómo hablar para los spots de TV, etc. Las reuniones son en inglés y para los bolivianos que no conocen el idioma existía un servicio de traducción simultánea a través de auriculares.
Según el documental, ninguna de las iniciativas de la empresa norteamericana se realizaba a través de sugerencias, sino de órdenes. Todo lo que sus estrategas decidían era aceptado sin resistencia por Sánchez de Lozada y su equipo de comunicación.
Entre esos mensajes importantes se resuelve que había que luchar contra la corrupción, debido a que ese tema salía muy permanentemente en las encuestas y grupos focales que la GCS ordenaba hacer. De ahí surge entonces el «poder irrevocable» dado por Sánchez de Lozada al entonces candidato a la vicepresidencia Carlos Mesa.
La «marca» de la campaña
La empresa asesora estableció que la «marca» de la campaña del MNR debía ser la crisis, como la «marca» de la campaña del principal rival de entonces, Manfred Reyes Villa, era el cambio. Todo gira, por lo tanto, en mostrar a Goni como la persona que podía enfrentar a la crisis, que tenía dos principales áreas: crear empleos, combatir la corrupción y no dejar al país en manos de un inexperto (Manfred Reyes Villa). De allí que el documental se titule «Our brand is crisis» («Nuestra marca es la crisis»).
Los asesores se enfrentan entonces al tema de que Sánchez de Lozada no había cumplido su promesa de crear 500 mil empleos en su primer gobierno y que la ciudadanía lo consideraba a él, más bien, como parte de la crisis económica. Es allí donde la empresa norteamericana establece que debía asociarse a los empleos con actos concretos («obras con empleos») y que Goni debía reconocer que en su primer Gobierno no cumplió todo lo que había prometido, pero que ya tenía la experiencia necesaria para hacerlo mejor en una segunda gestión mejor. Los spots reflejan exactamente esas ideas.
En otra de las reuniones de trabajo se ve a Carville diciéndole a Goni, palabra por palabra, cómo debía explicar el tema de que se podía aprender de las experiencias positivas y de las negativas de su primer gobierno. Una escena posterior muestra cómo la comunicadora Sandra Taborga le hace a Goni una pregunta aparentemente sencilla en un canal de TV de Santa Cruz: si usted pudiera volver al pasado, ¿qué cambiaría? Paradójicamente, una conductora de un programa familiar termina haciendo una pregunta que Sánchez de Lozada no pudo responder. Seguramente tratando de seguir las instrucciones de Carville, Goni empieza diciendo que «en la vida se puede aprender de aspectos positivos y negativos», pero la comunicadora lo interrumpe y le dice que la pregunta es qué cambiaría él de su pasado. Tal vez debido al cansancio, Sánchez de Lozada se muestra distraído y distante y balbucea una respuesta ininteligible. Taborga lo salva del embarazoso momento y cambia de tema.
Guerra sucia a Manfred
En la casa de Sánchez de Lozada, ubicada en el barrio de Obrajes, se reunieron otros asesores de la empresa con el candidato. La cámara muestra a Sánchez de Lozada recibiendo instrucciones de Tal Silberstein, consultor de GCS, que le indica que se va a iniciar la guerra sucia contra Manfred Reyes Villa, como el único mecanismo de bajarlo en las encuestas. Expresa textualmente lo siguiente: «Quiero hablarle de Manfred Reyes Villa porque tenemos que iniciar la campaña negativa (contra él). Tenemos que hacerlo pasar de un candidato limpio a un candidato sucio y ésa es nuestra tarea. He tenido una conversación muy personal con Carlos Sánchez Berzaín. El tiene un equipo detrás de Reyes Villa pero (la guerra sucia) la va a hacer a través de terceros, no a través del MNR. Los ataques no van a venir de nosotros, por lo menos hasta que (Reyes Villa) empiece a sentir la presión. Le dije (a Sánchez Berzaín) que cualquier cosa que él haga no puede relacionarse con nuestra campaña de ninguna manera. Por el momento lo que estamos haciendo es investigar cuál es el mejor mensaje contra NFR». Goni, que fuma un puro, accede en todo. Posteriormente, en la campaña, fue Johnny Fernández quien acusó a Manfred de corrupción en varios foros a los que asistió. Parece demostrarse que fue una ficha del MNR.
Tal Silberstein también le dice al candidato: Todos los días debemos tener un solo evento importante, lo que la empresa asesora llama «la foto del día». Silberstein reprende a Sánchez de Lozada y le dice que «si usted no empieza a pensar así no ganaremos la elección». El candidato acepta el regaño.
Críticas internas
Cuando la guerra sucia empieza a recibir muchas críticas por parte de los bolivianos que participaban en las reuniones, porque se creía que estaba ayudando a subir a Manfred más que a reducir su popularidad, Sánchez de Lozada y Mauricio Balcázar llaman a Rosner a EEUU desde un teléfono con el micrófono abierto y le piden que James Carville viaje a La Paz para atender el asunto. Tratan de convencerlo de la necesidad de detener los ataques contra Manfred. Desde Washington, donde también hay una cámara, Jeremy responde que lo considerará, pero que lo importante es que la prensa sea la que investigue por su cuenta los supuestos actos de corrupción de Manfred. Balcázar toma la palabra allí para decir que el MNR «está trabajando muy fuertemente para que la prensa asuma esas acusaciones» contra el candidato de NFR.
En otra escena se ve a Tad Devine, otro asesor de la empresa norteamericana, en la que le señala a Balcázar que las encuestas por fin están demostrando que Manfred había detenido su ascenso gracias a la guerra sucia y que de ahí en adelante era posible ganar la elección.
Otro de los aspectos de campaña de GCS fue tratar de diluir «entre varios candidatos» el voto antisistémico y antigonista, y evitar que sea concentrado por Reyes Villa. También se resuelve insistir en la realización del debate entre Goni y Manfred, lo que finalmente se logró, y se menciona que si Evo Morales «sigue subiendo» (tenía 13 por ciento el día en que se produce el diálogo filmado por Boynton) también habría que prever un debate con el candidato masista.
El gobierno
Una vez en el gobierno, el documental refleja la rápida descomposición de la imagen del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. En una de las escenas después de la crisis de febrero originada por el alza de los impuestos, la encargada de la traducción simultánea, Sonia Cerruto, encara a Rosner y le pide una explicación. Jeremy baja la cabeza y busca rehuir la conversación, pero Cerruto insiste: tengo muchos años viviendo en Bolivia, he visto revoluciones, golpes de Estado, pero nunca una ocasión en la que no había gobierno, no había Policía. ¿Te acuerdas cuando en los grupos focales salía que no se podían hacer medidas drásticas? Me pregunto si te escucharon.
Jeremy Rosner por fin responde y dice que el «impuestazo» no fue una medida drástica. Cerruto vuelve a la carga y le dice que para un sector de la población, 30 bolivianos es mucho dinero. «Pero el impuesto sólo es para los que ganan más de 5.000 bolivianos», retruca el norteamericano. «No, Jeremy, es para los que ganan más de 880 bolivianos. Ese es el problema».
La soledad de Goni
Rachel Boynton, la documentalista que realiza el trabajo, convenció a Sánchez de Lozada de entrevistarlo inmediatamente después de su caída. En Washington, sentado en un banco solitario del parque donde está el Obelisco de esa ciudad, se ve a Sánchez de Lozada de espaldas, en el frío invierno del hemisferio norte, con un abrigo y chalina. Allí el ya solitario ex presidente dice que tiene un «sentimiento de culpa» por no haber podido terminar su mandato y que Carlos Mesa tendría un «gobierno difícil» para tratar de cumplir con las promesas que había hecho en el día de su posesión.