Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
A finales del mes pasado, el Centro de Estudios Internacionales y de Seguridad de la Universidad de Maryland (CISSM) publicó un amplio informe que examina la cobertura en los medios dominantes del programa nuclear iraní y sus tendencias e implicaciones durante los últimos cuatro años.
El estudio, titulado «Los medios y el programa nuclear de Irán: Un análisis de la cobertura en EE.UU. y en el Reino Unido, 2009-2012» (PDF) y escrito por el Director del Proyecto de CISSM, Jonas Siegel, y Saranaz Barforoush, estudiante de doctorado del Philip Merrill College de Periodismo en la Universidad de Maryland, analiza más de 1.200 artículos, editoriales y comentarios de opinión publicados en seis destacados, respetados e influyentes medios noticiosos en idioma inglés durante cuatro períodos de tres semanas entre 2009 y 2012.
Trazando paralelos directos con la mala praxis irresponsable, inadecuada, inexacta y peligrosamente ideológica de los medios durante la preparación de la invasión de Irak en 2003, el informe del CISSM concluye que la cobertura periodística del programa nuclear iraní ha sido -y sigue siendo- de la misma manera, distorsionada y deshonesta, confusa y contradictoria.
Entre otros numerosos resultados demuestra que la desinformación es una característica del periodismo y el análisis concentrado en Irán, que se basa considerablemente en declaraciones de políticos y portavoces gubernamentales occidentales e israelíes y establece falsas alternativas sobre la manera de resolver el conflicto actual. «La cobertura en los periódicos adoptó generalmente la tendencia de los funcionarios estadounidenses, europeos e israelíes de cargar a Irán el peso de la solución de la controversia sobre su programa nuclear, sin reconocer los papeles de esos otros países en la disputa», dice el informe.
Como resultado, la cobertura «reflejó y reforzó los sentimientos negativos respecto a Irán ampliamente compartidos por el público estadounidense, europeo e israelí».
En una reciente presentación y discusión de un panel sobre el estudio del Woodrow Wilson International Center for Scholars de Washington D.C., el coautor Jonas Siegal señaló «que la cobertura de los últimos cuatro años en los periódicos destaca las prescripciones y narrativas políticas presentadas por funcionarios gubernamentales mientras resta importancia a otras voces y enfoques políticos alternativos que podrían utilizarse para resolver la disputa, por ejemplo los de organismos internacionales como el OIEA».
Otros panelistas fueron el director de investigación del NIAC Reza Marashi, la directora del Centro Internacional para los Medios y la Agenda Pública, Susan Moeller, y el veterano periodista del Washington Post Walter Pincus. Mientras Marashi y Moeller estuvieron de acuerdo con los resultados del informe, como la desafortunada tendencia de los medios a promover los aspectos «dijo/dijeron» del debate político sin explicar adecuadamente los aspectos fundamentales que deberían haber incluido evaluaciones», Pincus se mostró menos preocupado. «No es responsabilidad del periodista suministrar siempre una cobertura exhaustiva sobre todos los temas», insistió, «en vez de eso es obligación del lector explorar esos aspectos con mayor profundidad y sacar sus propias conclusiones».
Una observación inquietante, especialmente si proviene de Pincus. En el documental de Bill Moyers de 2007, PBS, Buying the War -una ardiente acusación del papel de los medios como animadores de la guerra para el gobierno de Bush- el propio Pincus se lamenta frente a la cámara: «Pienso que los medios se convierten cada vez más en portadores comunes de las declaraciones de la administración y de los críticos de la administración. En cierto modo hemos renunciado a la independencia». En esencia, nuestros actuales medios son simplemente taquígrafos diligentes que amplifican sin crítica puntos de conversación para el consumo masivo.
Lamentablemente, es obvio que Pincus, junto a muchos de sus colegas de los medios dominantes, parece que ha abdicado de su papel y de su responsabilidad de control fiable del poder y la propaganda. Y quizá todavía peor, no han aprendido nada de los últimos diez años, ignorando incluso ahora los flagrantes fracasos que ellos mismos reconocieron otrora y sus consecuencias catastróficas.
A continuación se encuentra el Resumen Ejecutivo del informe.
«Cobertura mediática del programa nuclear de Irán»
Jonas Siegel y Saranaz Barforoush
Informe del CISSM de abril de 2013
La forma de los medios noticiosos de situar su cobertura del programa nuclear de Irán tiene una importancia crítica para el entendimiento público y para las decisiones políticas que determinarán si la disputa puede resolverse sin guerra. Se estableció que la cobertura noticiosa de la preparación de la invasión de Irak dirigida por EE.UU. en 2003 y de las justificaciones de esa invasión tuvo un profundo efecto distorsionador del entendimiento público y de la decisión de ir a la guerra. ¿Tiene la cobertura noticiosa en los medios un efecto similar en las discusiones estadounidenses e internacionales sobre el programa nuclear de Irán? Si es así, ¿cómo afecta exactamente el marco de la disputa y el enfoque general de los medios noticiosos al cubrir las alternativas disponibles para los responsables políticos? ¿Y en qué medida es probable que la cobertura afecte al resultado de la disputa?
Para responder estas y otras preguntas, el Centro de Estudios Internacionales y de Seguridad de la Universidad de Maryland (CISSM) analizó una muestra de la cobertura de seis influyentes periódicos en idioma inglés –New York Times, Wall Street Journal, Washington Post, Financial Times, The Guardian, y The Independent- publicados durante los últimos cuatro años. Al concentrarse en períodos en los cuales tuvieron lugar eventos significativos en la línea de tiempo del programa nuclear de Irán y la reacción internacional, este estudio identificó diferentes modelos en la cobertura periodística. El estudio estableció que:
• La cobertura de los periódicos se concentró en los aspectos «dijo/dijeron» del debate político, sin explicar adecuadamente los temas fundamentales que deberían haber sido evaluaciones informativas como las capacidades e intenciones de Irán, la influencia de las estrategias de seguridad estadounidenses, europeas, iraníes e israelíes y el impacto del régimen de no proliferación.
• Cuando la cobertura de los periódicos consideró las intenciones y capacidades iraníes, lo hizo de un modo que carecía de precisión, inconsecuente con el transcurso del tiempo y no suministraba información adecuada sobre las fuentes y el contexto de las afirmaciones. Esto condujo a un cuadro inadecuado de las alternativas que enfrentaban los responsables políticos.
• Los funcionarios gubernamentales, en particular los del gobierno de EE.UU., fueron las fuentes consideradas y citadas con más frecuencia en la cobertura del programa nuclear de Irán. Esta tendencia concentró la atención en un conjunto limitado de opciones políticas y restó importancia a otras posibilidades de encarar la disputa.
•La cobertura de los periódicos adoptó en general la tendencia de los funcionarios estadounidenses, europeos e israelíes de responsabilizar a Irán de la solución de la disputa por su programa nuclear, sin reconocer el papel de esos otros países.
• Numerosos artículos prefirieron examinar los ángulos políticos y diplomáticos interiores e internacionales de la historia en general, contribuyendo a la fuerte dependencia de fuentes oficiales y un enfoque de las prescripciones de la política oficial. Los artículos de comentario y opinión relacionados con el programa nuclear de Irán ocupaban una parte mayor que la usual de la cobertura, demostrando el intenso interés por el tópico y abriendo el debate público a una variedad de puntos de vista.
•La cobertura de los periódicos dio poco interés al contexto más amplio -en particular las preocupaciones de seguridad de EE.UU., Irán, Israel y los Estados europeos y al efecto de la política interior en esos mismos países- que influye en lo que los actores específicos dicen o hacen con respecto al programa nuclear de Irán en diferentes ocasiones. Esto oculta la confusión sustancial sobre las motivaciones nacionales y dificulta la concepción y el debate de soluciones consensuales de la disputa.
•La cobertura del programa nuclear de Irán reflejó y reforzó los sentimientos negativos sobre Irán ampliamente compartidos por el público de EE.UU., Europa e Israel. Esto contribuyó a malentendidos respecto a los intereses implicados y limitó la variedad de resultados aceptables.
En general, estas características condujeron a los periódicos a posicionar su cobertura del programa nuclear de Irán de una manera que destacó las narrativas oficiales de la disputa y una variedad relativamente limitada de alternativas políticas disponibles para los funcionarios. Al no describir consecuente y detalladamente la compleja red de relaciones internacionales, las preocupaciones por la seguridad y los factores políticos que intervienen, la cobertura periodística privilegia aún más las narrativas oficiales y sus preferencias políticas. Esto hace probable que las políticas introducidas y bajo consideración por los responsables políticos -diplomacia coercitiva y guerra- sigan siendo el resultado más probable de la disputa. De esta manera, la cobertura noticiosa del programa nuclear de Irán recuerda la cobertura noticiosa de la preparación de la invasión de Irak de 2003 dirigida por EE.UU. La cobertura noticiosa tiene el potencial de jugar un papel significativo y constructivo en el encuentro de una solución duradera de la disputa por el programa nuclear de Irán, pero en primer lugar los periodistas y los editores tienen que encarar las tendencias presentes en su actual cobertura del tópico.
Publicado originalmente en Muftah
Nima Shirazi es un investigador y analista político independiente. Es editor de la revista en línea Muftah y escritor colaborador de Mondoweiss . Sígalo en Twitter @WideAsleepNima
Fuente: http://www.wideasleepinamerica.com/2013/05/new-study-examines-media-coverage-of.html
rCR