El diario Público recoge el 24 de diciembre un amplio reportaje a dos páginas tras los cinco años del tsunami en Asia. El tono es triunfalista respecto a la ayuda internacional recibida y la reconstrucción de la región, se titula «Las costas del Índico se recuperan del tsunami». Sus sumarios son los siguientes: «Cinco años […]
El diario Público recoge el 24 de diciembre un amplio reportaje a dos páginas tras los cinco años del tsunami en Asia. El tono es triunfalista respecto a la ayuda internacional recibida y la reconstrucción de la región, se titula «Las costas del Índico se recuperan del tsunami». Sus sumarios son los siguientes: «Cinco años después, el turismo ha vuelto a los paraísos tropicales devastados y las viviendas se han reconstruido», «Las principales huellas de la catástrofe son ahora psicológicas». No era ésta la versión que transmitió Noemi Klein en su estupendo libro La doctrina shock. En él denunciaba, además de la terrible corrupción, que la tragedia sirvió para expulsar a los más desfavorecidos de las zonas más atractivas para destinarlas a instalaciones hoteleras y que a los grupos de población más humildes no les habían llegado las ayudas para la reconstrucción. Por ello presté especial atención al reportaje de Público.
Comienzo por los testimonios recogidos:
Una joven traductora española que se encuentra de vacaciones en Phi Phi, una paradisíaca isla de Tailandia donde Leonardo Di Caprio rodó la película La Isla.
El responsable de prensa para el tsunami de la Cruz Roja, quien expresa de esta forma tan eufemística que los hospitales y depuradoras siguen sin funcionar: «algunos proyectos de infraestructuras grandes como hospitales o depuradoras todavía siguen en pie».
Una trabajadora humanitaria que no identifican.
Los tres coinciden en una versión triunfalista de la recuperación. Sin embargo, también entrevistan a varios habitantes de los que sufrieron el tsunami:
Una niña indonesia de doce años.
El padre de esta niña.
Un pescador de Batticaloa, una localidad en el este de Sri Lanka.
Ninguno de estas tres personas hace la mínima referencia a la recuperación, reconstrucción o ayudas. Se limitan a detallar su tragedia personal.
En cuanto a fotografías, sólo aparece una espectacular procedente de las fechas del tsunami, ni una sola de la reconstrucción.
Lo siguiente que me impresiona es que el reportaje lo firman dos periodistas. Una desde Nueva Delhi y otra desde Madrid. Como es sabido, Nueva Delhi está a 300 metros sobre el nivel del mar y a más de dos mil kilómetros de la zona afectada por el tsunami.
En conclusión un reportaje presentando una magnífica reconstrucción según una turista y funcionarios encargados de las ayudas, sin un solo testimonio de algún damnificado, ni una fotografía y escrito por dos periodistas que no han pisado la región.
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