Imagino a la lectora y al lector aburridos de las referencias al birrioso referéndum del domingo, así que trataré de evitarles un nuevo exceso de lecturas políticas encaminadas a demostrar que la minoría es, en realidad, legítima mayoría y viceversa. Hoy traigo a esta lupa un extenso reportaje publicado el domingo en «Abc», titulado»El éxodo […]
Imagino a la lectora y al lector aburridos de las referencias al birrioso referéndum del domingo, así que trataré de evitarles un nuevo exceso de lecturas políticas encaminadas a demostrar que la minoría es, en realidad, legítima mayoría y viceversa.
Hoy traigo a esta lupa un extenso reportaje publicado el domingo en «Abc», titulado»El éxodo vasco alza la voz». En la entradilla lo ponían bien clarito:»No quieren que sus razones queden diluidas en la normalidad cívica de la que hoy disfrutan en otros puntos de España. Su forzada ausencia es un resorte más en la trastienda del plan Ibarretxe, porque en condiciones reales de libertad se habrían quedado en el País Vasco». Y en el reportaje hablan cuatro ciudadanos representantes de ese «exilio» que tantas veces citan Savater y compañía. Al primero, Fernando García Capelo, se le presenta como alguien que «conoce bien las claves del exilio». Se fue de Euskal Herria acompañando a su padre «y eso que él, directamente, sólo recibió una amenaza que resultó ser falsa, según le comunicó la Policía». ¿Entienden ustedes algo?
El buen conocedor de las claves del exilio se remonta a su infancia para explicar lo que pasa en Euskal Herria:»cuando yo era niño ya había algunos excesos en el ambiente de exaltación local, de ‘aupa Athletic’ por encima de todas las cosas, como si en cuestiones aparentemente irrelevantes el terreno ya estuviera abonándose para el fanatismo y la exclusión».
Otro «exiliado», el piloto Enrique Zubiaga, se cuenta entre esos «miles de personas que nunca hemos recibido amenazas pero que no estamos dispuestos a tragar con lo que está sucediendo». Y, acto seguido, confiesa:»cuando me hice piloto me marché por el trabajo». Eso, amigo, no es exilio, es emigración.
Y Diego García Borreguero, después de emitir sus opiniones políticas señala:»puedes admitir que también ha habido factores de aspiraciones profesionales o de otro tipo en tu decisión. En resumen, eres más un emigrante que un exiliado en sectido estricto». No le falta razón.
Y el único que parece reconocerse amenazado, el profesor universitario Carlos Fernández-Casadevante, habla de «amenazas directísimas expresadas a través de un artefacto explosivo con los cables sueltos». Total, que el titular y la entradilla del reportaje no se corresponden con el texto. ¿Se habrán confundido en «Abc»?