La cobertura informativa de los colonos israelíes de Gaza ha ofrecido al mundo las imágenes de tragedia y drama que el gobierno israelí deseaba. Niños y ancianos llorando, mujeres desesperadas, hombres impotentes desalojados por la fuerza mientras leían sus libros religiosos. Nunca el cumplimiento de una resolución de la ONU violada desde hace décadas fue […]
La cobertura informativa de los colonos israelíes de Gaza ha ofrecido al mundo las imágenes de tragedia y drama que el gobierno israelí deseaba.
En cambio, nunca pudimos ver en los medios de comunicación las imágenes de las cientos de miles de personas desalojadas de sus casas y tierras en la India para construir inútiles embalses con los que enriquecerse políticos y empresas constructoras. Todas esas familias terminaron deambulando en al indigencia de los suburbios de las grandes ciudades del país.
De todas las fotografías ahora difundidas me ha resultado peculiar una procedente de la agencia Efe en la que se aprecia a un militar israelí sujetando por las axilas a una mujer que se ha desmayado y no se sostiene. Con sus piernas dobladas, sus ojos cerrados y su boca semiabierta en aparente estado de semiinconsciencia por su «tragedia», aparece su brazo izquierdo extendido mientras sujeta asombrosa y perfectamente el paquete de tabaco y el teléfono móvil. Es la viva imagen del teatro montado en torno a una mudanza ordenada por la ONU e ignorada desde hace años: unas piernas que aparentemente se supone se derrumban, una cara moribunda y una mano que sujeta firmemente un teléfono y un paquete de tabaco.