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Al Yazira cumple un año de emisiones en Washington, desde donde se esfuerza en mostrar la cara menos favorecedora del país a quienes viven en otros en vías de desarrollo

Una «tele» para contraprogramar a EEUU

Fuentes: El Mundo

Una CNN para el mundo en vías de desarrollo. O, en sus propias palabras, «darle la vuelta al flujo Norte-Sur de información». Ese era el objetivo de Al Yazira, la famosa cadena de televisión del Estado de Qatar, hace un año, cuando dio el salto del mundo árabe al resto de la comunidad internacional y […]

Una CNN para el mundo en vías de desarrollo. O, en sus propias palabras, «darle la vuelta al flujo Norte-Sur de información». Ese era el objetivo de Al Yazira, la famosa cadena de televisión del Estado de Qatar, hace un año, cuando dio el salto del mundo árabe al resto de la comunidad internacional y lanzó su división en inglés.

Fue un nacimiento complicado. No por su contenido, puesto que Al Yazira en inglés emite lo mismo que cualquier otra cadena de noticias: informativos, documentales, reportajes y deportes. Sino, sobre todo, porque el nombre de Al Yazira es en el mundo anglosajón -y especialmente en EEUU- sinónimo de controversia.

The New York Times saludó la llegada de Al Yazira inglés con un artículo escrito por Judea Pearl, la madre del periodista de The Wall Street Journal Daniel Pearl, asesinado por Al Qaeda en 2002, titulado «¿Otra perspectiva o tele-Yihad?».

Sin embargo, Al Yazira no se amilanó. De hecho, su política de fichajes deslumbró a algunos medios de comunicación, que pensaban que nadie iba a querer trabajar por un canal al que le habían dado la categoría de «apestado». Pero en Estados Unidos, el ganador de un Emmy y estrella de los informativos de la cadena ABC Dave Marash hizo las maletas y se fue con la televisión qatarí.

La clave de esos éxitos tiene una explicación: el petróleo. El Estado de Qatar puso 1.000 millones de dólares (690 millones de euros al cambio actual) en una gigantesca operación que tiene 800 trabajadores en plantilla en sus tres grandes centros regionales -Washington, Londres y Kuala Lumpur (Malasia)- y una red de más de 60 centros locales por todo el mundo. Todo ello al servicio de un plan de negocio basado en dar información sobre el mundo que interesa a los ciudadanos de los países en vías de desarrollo.

Es una idea tan original como ambigua, además de un imán para las controversias. Un ejemplo: «En la actualidad estamos trabajando en una serie sobre situaciones de extrema pobreza en EEUU. La idea es mostrar el Tercer Mundo que existe en la primera potencia mundial», explica un periodista de Al Yazira en Washington, una ciudad en la que la cadena de Qatar tiene 300 empleados.

Claro que una cosa es lanzar una televisión y otra cosa hacer que la gente la vea. Y ahí Al Yazira no ha tenido tanto éxito. La cadena emite en los cinco continentes y tiene un acceso a 100 millones de hogares, una cifra mucho más baja que la de sus rivales CNN, BBC o Fox News. Es más, en Estados Unidos su señal no está disponible en la televisión por cable -que está muy extendida en ese país- y sólo se puede captar por satélite o a través de internet. De hecho, Al Yazira no da información acerca de su audiencia en EEUU.

Una audiencia que, sin duda, estará lejos de estar contenta cuando oiga a los presentadores de la cadena hablar de «la llamada guerra contra el terrorismo» o de «la guerra sobre Irak» (en lugar de en Irak, lo que da una sensación de saqueo de ese país). Claro que, a fin de cuentas, todo depende de cómo se miren las cosas.

Porque, en realidad, los juegos semánticos de Al Yazira no son diferentes de los de los medios de comunicación estadounidenses, en los que es virtualmente imposible encontrar el término «tortura» (cuando la practican funcionarios estadounidenses), que es sustituido por eufemismos de la talla de «técnicas agresivas de interrogación» y, en los casos más extremos por la palabra «abusos». Ahora, al menos una pequeña parte de la población de Occidente en general -y de EEUU en particular-, tendrá la posibilidad de ver y oír lo que opinan los otros, los países del Tercer Mundo cuya voz quiere hacer oír Al Yazira en inglés.