Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Todos podemos recordar un momento en que miramos al cielo y usamos nuestra imaginación para ver formas familiares en las nubes. En la sabiduría popular, los videntes practican la aeromancia, un acto adivinatorio que involucra la observación de fenómenos atmosféricos y la nefomancia, que adivina mediante el estudio de la forma de las nubes.
Lo que presenciamos en la situación iraní se parece a esa práctica, sólo que las nubes están hechas de información. Esta infosfera no es lo mismo que el viejo cuento, la «niebla de la guerra.» Es más bien lo que yo llamo la máquina de humo de la guerra, y sus analistas practican la infomancia.
La gente ve sus esperanzas, temores, y sus sombras en esa bruma de datos. Una de esas afirmaciones basadas en la fe es que más información equivale a más democracia. No es sólo que los observadores consideren que las protestas contra el régimen sean democráticas, sino que creen que el uso de medios sociales es inherentemente democrático (es decir más libertad de expresión). Pero nos dieron aviso oficial temprano en el gobierno de Obama de que la ciberguerra es una nueva amenaza, así que ¿por qué no prestar atención y comprender que Irán es un caso de guerra? En ese sentido, más información es igual a infoguerra; más información significa más desinformación. La propaganda solía venir impresa y era lanzada desde el aire. Ahora es diseminada lateralmente por redes privadas de trabajo, creando una desinfosfera de abajo arriba.
¿Qué pasa entonces? Gotitas de información son absorbidas por medios noticiosos más tradicionales. Las noticias por cable ahora funcionan como un mecanismo que selecciona de una bruma de información no verificable y amplifica sus selecciones. CNN parece ser el mejor ejemplo. Por lo menos son descarados al respecto: un presentador anunció una historia diciendo que nos presentará informes «verdaderos o no.»
Jack Cafferty anunció que la información desde Iraq era «en vivo pero nebulosa.» Incluso su segmento original sobre la mártir verde Neda, comenzó con la aclaración «los hechos que rodean su vida y su muerte son difíciles de confirmar.» Esto no impidió que repitieran el estridente espectáculo tan a menudo que habría que compararlo con la miserable cobertura de cientos de miles de víctimas iraquíes y afganas de la agresión estadounidense.
El periodismo profesional ha sido criticado durante año por su dependencia desproporcionada de fuentes oficiales. Con el caso de Valerie Plame y otras escapadas por la esfera secreta, la dependencia de los periodistas de personas informadas anónimas también fue analizada minuciosamente. En Irán, las fuentes anónimas son cubiertas por el «poder popular». La pregunta sigue siendo: ¿son personas informadas?
¿Chilla la gente en las calles o desde otros países? ¿Son testigos presenciales o ‘Yo-espías’? Tal vez esos medios noticiosos podrían pedirle un dato al programa de entretenimiento tabloide televisivo EXTRA!, que por lo menos hace un intento de ordenar la información con un segmento regular llamado » «Rumor Control.» Un miembro de los efusivos Twitterantes de CNN, Ali Velshi, reconoció que el mayor problema es recibir la historia auténtica. En un gesto hacia el poder y a los problemas de subcontratar a la multitud las noticias y los problemas admitió: «Somos tan buenos como vosotros lo sois.» Bueno, si es así, tenemos un problema: CNN debiera mantener su programa semanal «Reliable Sources» [Fuentes fiables] pero referirse a sus restantes 167 horas semanales como Fuentes Poco Fiables. Deliberadamente o no, esas redes noticiosas remodelan la famosa línea supuestamente telegrafiada por William Randolph Hearst, actualizándola para la era digital: «Dennos los chillidos, nosotros hacemos la guerra.»
Mientras tanto, actores clave en la protesta en Irán siguen en la oscuridad. Tomemos a Mostafa Hassani, a quien The Nation llama «el portento que salió con la idea de usar verde.» El Guardian inglés le dio un papel más importante que el del diseñador gráfico residente, al señalar que «dirige la campaña verde de Mousavi.» Un poco de investigación básica no revela casi nada más sobre ese tenebroso personaje. Se podría pensar que un tal personaje merecería más atención, pero es lo que pasa cuando la infomancia es realizada con mediocridad: a veces se ignora lo importante a fin de proteger los propios deseos.
Resumiendo, la base misma del reportaje (¿cuándo, dónde, quién, qué?) ya no es verificable. Sin embargo, el «por qué» parece relativamente claro para los eruditos, presentadores, y otros informadores. Persistentes fantasías de la Guerra Fría dominan sus visiones, ahora con un giro teocrático: Poder Popular contra Puños de Hierro, Democracia contra Dictadura, Libertad contra Represión. Lo que se descuida es el control de la guerra de la información. Podríamos llamarlo un Puño Cibernético en un Guante de Terciopelo. O tal vez de cuero. ¿Alguien se acuerda de «Dr. Insólito» [Dr. Strangelove]?
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Jack Bratich es profesor de periodismo y estudios mediáticos en la Universidad Rutgers. También es un bibliotecario en línea en ABC No Rio en la Ciudad de Nueva York. Este año será uno de los profesores en un curso sobre «Afecto y Política»en la Librería Bluestockings a través de su programa de Educación Popular. Para contactos: [email protected]