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Carta no publicada por El País, en respuesta a la infamia de Álvaro Vargas Llosa

Vargas Llosa junior llama asesino al héroe y exculpa a todos los peores criminales

Fuentes: Rebelión

Sr. Director de El País: Teniendo en cuenta que en Cuba, en efecto, hubo una guerra y una revolución, sorprende la indignación de Álvaro Vargas Llosa ante los menos de doscientos fusilamientos que, con todo género de dudas, atribuye a Ernesto Guevara. Porque ése es el único dato significativo con cierta verosimilitud que aporta el […]

Sr. Director de El País:

Teniendo en cuenta que en Cuba, en efecto, hubo una guerra y una revolución, sorprende la indignación de Álvaro Vargas Llosa ante los menos de doscientos fusilamientos que, con todo género de dudas, atribuye a Ernesto Guevara. Porque ése es el único dato significativo con cierta verosimilitud que aporta el autor del artículo «Che Guevara, la máquina de matar» que publicó su periódico el pasado domingo, 31 de julio de este año. Se olvida, por ejemplo, del sinfín de torturas y ejecuciones sumarísimas con que adornó el dictador Fulgencio Batista su virreinato, en números que se cuentan por millares. Los revolucionarios cubanos necesitaban, por supuesto, convertirse en «máquinas de matar» para derrocar al tirano que, por mucho que fuera Cuba una de los «cuatro países de mayor éxito económico de Latinoamérica», mantenía al grueso de su población en la miseria, el racismo, la sumisión y el analfabetismo. Pero claro, eso es lo «normal» en el desarrollo capitalista latinoamericano y mundial. Nadie puede cuestionar el capitalismo por el hambre, la miseria, el analfabetismo, la falta de atención médica, la violencia en las calles, el racismo o, incluso, las migraciones masivas o las guerras. Hay mirar la renta per capita y los datos macroeconómicos, que son los que dicen si van bien o mal las cosas, y decir que el socialismo, por supuesto, por mucho que garantice, está caduco.

Vargas Llosa junior escribe un libelo para el público norteamericano de ideas derechistas que lee la revista ‘The Republic’. Es fácil, en ese contexto, regodearse frívolamente en la presunta superioridad del capitalismo norteamericano, que aún disfruta de su victoria sobre el socialismo soviético. Pero ese portaviones desvencijado que es la Cuba del Che sigue ahí, a flote, y resiste y demuestra cada día que la alternativa no sólo es posible, sino necesaria. Ernesto Guevara, como economista, se equivocó sólo a medias. Es cierto que la renta per capita cubana sigue a años luz de la de los depredadores norteamericanos, pero los cubanos han sobrepasado a sus ricachones e injustísimos vecinos en la tasa de mortalidad infantil y no se quedan atrás en las tasas de escolarización o la esperanza de vida al nacer. Mantienen la sanidad universal y gratuita, con excelentes profesionales, y exportan a medio mundo miles de médicos, y no guerra, destrucción, imperialismo y miseria. Por cierto, la alimentación de los cubanos no se restringe al racionamiento, ni mucho menos. Sencillamente, resulta que todo cubano, desde que nace, con bloqueo o sin bloqueo, tiene garantizada por el Estado una parte importante de su dieta -una lista de bienes considerablemente superior que la que muestra Vargas Llosa junior-, cosa que no sucede ni siquiera con el cien por cien de los habitantes de EEUU. ¿Cuántos millones de habitantes de las naciones de la castigada Latinoamérica, que tiene la desgracia de seguir en el capitalismo neocolonial depredador, necesitan lo que el socialismo cubano proporciona?

Javier Mestre (conocido también como «Zaratustra»