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Venezuela, el país donde la óptica de los Medios se pone patas arriba

Fuentes: Rebelión

«Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido«. – Malcom X Venezuela, un país muy especial Para todo aquel que le fascina estudiar los Medios de Comunicación, Venezuela es el país ideal para estudiar el funcionamiento de los mismos. Como todos sabrán, Venezuela ha estado […]

«Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido«. – Malcom X


Venezuela, un país muy especial

Para todo aquel que le fascina estudiar los Medios de Comunicación, Venezuela es el país ideal para estudiar el funcionamiento de los mismos. Como todos sabrán, Venezuela ha estado permanentemente en la óptica de los Medios desde que la revolución bolivariana irrumpiera junto al comandante Hugo Chávez Frías.

Nos atreveríamos a afirmar que, el tema de Venezuela es el tema que ha estado por más tiempo en los noticiarios internacionales de Latinoamérica. Y, si somos inteligentes, nos daremos cuenta que todo lo divulgado por los Grandes Medios respecto a Venezuela, por lo general todo suele ser negativo. Pues bien, eso se llama Guerra Mediática o Campaña Mediática contra el gobierno bolivariano de Venezuela. (Nota: Recordar siempre que los Medios son la voz de las élites económicas.)

Una cosa que siempre debemos tener en cuenta es que cada cosa que los Grandes Medios divulgan no están por nada. Todo tiene un fin. Pero cuando se trata de Venezuela, no se trata de informar, sino más bien de manipular a la opinión pública para que ésta tenga una opinión negativa respecto al gobierno bolivariano de Venezuela. Por tanto, no es de extrañar que, ignorantes que difícilmente se dan el trabajo de pensar, traguen todo lo que emiten los Grandes Medios de Comunicación y repitan todo lo que estos difunden. Y para qué hablar de la hipocresía en la cual suelen estar sumergidos los «periodistas», que no son más que mercenarios de la información.

La óptica de los Medios cuando se trata de Venezuela, suele estar patas arriba. Es interesante, porque vemos cosas que en otros países suele tener otro significado o porque vemos de manera distinta lo que hemos entendido de otra manera.

Si enfocamos bien con respecto a lo que nos muestran de Venezuela, nos daremos cuenta de muchas cosas que chocan con nuestro entender.

Para empezar, nos vienen diciendo desde hace un buen rato que Venezuela es una «dictadura» o que «ahora sí es una dictadura». Y la palabra dictadura irremediablemente nos transporta a las dictaduras que vivieron Latinoamérica en el siglo pasado (Nicaragua, República Dominicana, Cuba, Chile, Argentina, etc). Todos sabemos de los horrores que los pueblos en América Latina vivieron. Pero como llamar «dictadura» a Venezuela nos suena ya un poco extraño, entonces lo que han inventado, después del fallecimiento de Fidel Castro, es que hay dictaduras de izquierdas y dictaduras de derechas, y que ambas son «malas». Es así entonces como han logrado meter a Cuba y Venezuela dentro del concepto de «dictaduras de izquierdas». No hay fosas comunes, asesinatos extrajudiciales, detenidos desaparecidos, torturas hasta la muerte, amenazas de muerte, con las cuales vivió Latinoamérica, pero, según la nueva retórica burguesa, son «dictaduras de izquierda».

Pero, aun así, vaya «dictaduras» que hay. En Cuba su pueblo tiene garantizada la educación y la salud, pero le tienen que llamar «dictadura» porque no hay «libre empresa» y porque no hay partidos políticos como están acostumbrados dentro del sistema capitalista. Se les olvida aquí que en Cuba rige el modo de producción socialista, muy distinto al modo de producción capitalista. Pero como la URSS se derrumbó e instalaron que el socialismo había fracasado, al darse cuenta que no fracasó en Cuba se encargaron de hacerle la «guerra» o censurarlos para que sus éxitos sociales no se propagasen para los demás países.

Por otro lado, el caso de Venezuela es distinto. Si bien el modo de producción sigue siendo capitalista, existe un proceso socialista en curso. Pero como las élites económicas venezolanas y extranjeras han perdido terreno por dicho proceso, entonces lo natural es que quieran hacerle la «guerra» a ese proceso.

A las élites económicas les duele no tener el control del mayor recurso natural de Venezuela: el petróleo. Y más aún, cuando ya está probado que en Venezuela están las mayores reservas de petróleo en el mundo. Y todos sabemos el valor que se le da a la energía en el mundo, y más aún cuando es el recurso más apetecido por las grandes potencias. Entonces para nada es extraño que Estados Unidos, como gran potencia, tenga especial interés en Venezuela. No olvidemos que estamos dentro de su «patio trasero». «América para los americanos», ¿les suena? ¿Doctrina Monroe?…

Por lo que, para nada es de sorprender que Estados Unidos junto con sus aliados opositores venezolanos estén trabajando juntos, llámese guerra económica-política-social. En otras palabras, hacerle lo más difícil la vida al pueblo venezolano y al proceso bolivariano. Es así entonces que nos encontramos con acaparamientos de productos para poder generar disgusto dentro de la población hacia el gobierno bolivariano. La oposición, por supuesto, ha de negar su participación, y le ha de echar la culpa al gobierno. No hay acaparamiento de productos para la oposición, para ellos hay un «mal gobierno». Fue así entonces que la oposición venezolana terminó convirtiéndose experta en hacer «magia» y con la gran ayuda de los Grandes Medios de Comunicación.

Si se dan cuenta, todo dirigente que es apresado por «x» motivo, inmediatamente es convertido en «preso político». Tienen el don de convertir a los victimarios en víctimas.

Y es que Venezuela es muy especial, si aún no se han dado cuenta. Los «defensores de los DDHH» (opositores como Lilian Tintori) defienden a terroristas; la oposición anti-chavista es amante de la Constitución Bolivariana… ¿los han visto con el librito en la mano? Y ahora cuando hay elecciones por la Constituyente, nadie vota; los chavistas se queman solos y les disparan de la nada; las bombas explotan solas, casualmente cuando pasa alguna comitiva de la Guardia Nacional Bolivariana; los manifestantes son «pacíficos», pero les gusta trancar las calles, tirar piedras, linchar y quemar gente; la oposición venezolana denuncia ante el mundo una «dictadura», pero resulta que pueden viajar libremente por el mundo, salir a la calle a expresarse, dar entrevistas, etc.

Y lo más gracioso de esta Venezuela especial, es que la oposición anti-chavista tiene una pareja que se autodenomina «chavista» y que se agrupa en una cosa llamada «Chavismo crítico». Un matrimonio, al fin y al cabo, pero que duermen en camas separadas. Uno es el proveedor y la otra se abre de piernas, porque es la antigua ex­-pareja despechada del oficialismo. Despechada que jura que la está haciendo de oro, pero que se hace daño a ella misma; despechada que no es más que un instrumento para fortalecer el discurso opositor y burgués del imperialismo.

Y es que las sensibilidades han cambiado demasiado, gracias al «buen» trabajo de los Grandes Medios. Quizá por ello los Medios suelen «escandalizarse» al mínimo detalle, así como ahora nos «escandalizamos» junto a los Medios por un perrito maltratado («maltrato animal»), un niño corregido («maltrato infantil), un niño acosado física y sicológicamente («bullying»), un chiste que se ríe de la mujer («machismo»), un chiste que se ríe del homosexual («homofobia»), una crítica hacia Israel («anti-semita»), etc

Los Medios y Venezuela

La famosa y archi-mencionada «preocupación» por Venezuela siempre ha sido una farsa. Los Grandes Medios nunca han estado «preocupados» por lo que pasa en Venezuela. El juego de los Medios con respecto a Venezuela, siempre ha sido la manipulación. Han creado una realidad que no es tal.

Si en verdad estuvieran preocupados, los Grandes Medios estarían más enfocados con lo que pasa en México y los innumerables asesinatos, desaparecidos, amenazas, fosas comunes, etc. Si en verdad estuvieran preocupados, los Grandes Medios estarían más enfocados con lo que pasa en Colombia y los paramilitares, los millones de desplazados, los dirigentes asesinados, etc. O lo que sucede en El Salvador y las pandillas.

Sin embargo, los Grandes Medios están «preocupados» por lo que pasa en Venezuela, donde la «Dictadura» no persigue a periodistas, ni los asesina; no asesina a dirigentes; no se habla de fosas comunes, desaparecidos, torturas; los medios de comunicación privados son libres de publicar lo que les apetezca, etc. Y, más encima, una «Dictadura» que le permite a su pueblo participar periódicamente en elecciones o algún referéndum. ¿Qué países autodenominados «democráticos» permite los niveles de participación popular que hay en Venezuela? ¿México? ¿Perú? ¿Colombia? ¿Chile? ¿Estados Unidos? ¿España?

Pero dicha «preocupación», para que entendamos, no es más que manipulación para que una gran potencia como los Estados Unidos pueda meter mano en el petróleo venezolano. Venden un producto al mundo (violencia-muerte-mentiras-ridiculeces = manipulación) para favorecer los intereses de un imperio. ¿Acaso creen que esa «preocupación» por Venezuela existiría si no existiera toda esa riqueza petrolera? Algunos dirán que la OEA, ONU, Human Rights Watch, Amnistía Internacional, la Iglesia… ¿qué hay de sus «preocupaciones»? Mentiras. Todos ellos son instrumentos del Gran Capital Occidental, de las clases dominantes, cuya «preocupación» suele ser amplificada por los Grandes Medios cuando mejor les conviene. ¿Cuál ha sido el comportamiento de los Grandes Medios cuando la ONU vota en su mayoría contra el bloqueo hacia Cuba o contra cualquier medida que vaya en contra de los intereses del imperio estadounidense? Lo pueden mencionar, claro, pero, por lo general, suele ser el «anécdota» del día, y nada más.

Ahora, ¿cuál es el producto que hoy nos han vendido los Grandes Medios, después de celebradas las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela? Todos dan a entender que ha habido «fraude». Y los «inocentes» periodistas se quejan de que no haya organismos independientes en Venezuela que puedan confirmar quién dice la verdad. «No se puede verificar ni lo uno ni lo otro», declararía el periodista Carlos Zárate de canal 13, Chile. O sea que no se pueden verificar los resultados de la oposición ni los resultados oficiales. Cosa más extraña, porque cuando hay elecciones en sus propios países los periodistas, por lo general, se ajustan a la voz oficial y todo lo demás suelen no darle tanta voz o importancia. Inclusive los periodistas suelen tener opinión. Pero ahora los «periodistas», curiosamente, quedan sin opinión cuando pasan las imágenes descaradamente de la explosión al pasar una caravana motorizada de la Guardia Nacional Bolivariana, siendo que la misma escena la suelen titular como «atentado». ¿Creen que, si esa escena de la explosión ocurriera en los Estados Unidos o Europa, los «periodistas» sólo se limitarían a ignorar gravedad de lo sucedido y decir «violentas manifestaciones»? Claro que no, incluso estaríamos una semana con el título «atentado terrorista», con el cual la voz oficial suele declarar. Pero como dicha explosión ocurre en Venezuela, entonces para ellos es parte del «descontento» de la población o de la «resistencia».

Por eso aquí es bueno siempre recordar las palabras de Malcom X: «Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido«.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.