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Venezuela, entre la desinformación y la mentira

Fuentes: Rebelión

Tenía pensado terminar con una segunda parte el análisis «Venezuela: revolución vs. fascismo» por dos razones fundamentales, una por el interés que para la izquierda anticolonial y revolucionaria tiene el proceso bolivariano y otra porque nada de lo que pase en Venezuela es ajeno para nosotros los canarios cuando, por ejemplo, solo en el Estado […]

Tenía pensado terminar con una segunda parte el análisis «Venezuela: revolución vs. fascismo» por dos razones fundamentales, una por el interés que para la izquierda anticolonial y revolucionaria tiene el proceso bolivariano y otra porque nada de lo que pase en Venezuela es ajeno para nosotros los canarios cuando, por ejemplo, solo en el Estado Vargas hay más gomeros y herreños que acá, en las islas, pero uno de mis amigos de Facebook -Felipe Sicilia- ha contestado en mi muro a un post mío en el que inserté el «Comunicado del Frente Patriótico de Izquierdas de Venezuela», contestación que ha dado origen a un debate en ese medio que considero de mayor prioridad. El compañero, que se autoidentifica como un antiguo comunista desencantado que ha cambiado un inicial apoyo a Chávez por la certeza, a mi juicio irracional, de que la elección de Nicolás Maduro como Presidente de la RBV es producto de un pucherazo, muestra su simpatía hacia el cambio en el sistema que podría introducir la oposición caprilista, basando sus certidumbres en diversas «informaciones» sobre el proceso revolucionario y cimentándose para ello en el «Método Científico» para sacar sus conclusiones. Dado que mi punto de vista es diametralmente opuesto y que, además, creo que lo que intenta demostrar es lo que ronda por las mentes de muchos compañeros, quiero rebatirle sus apreciaciones en base justamente a lo que publica para apoyarlas.

Lo del «Método Científico» lo tengo muy claro. Era la primera monografía del temario de oposiciones a la docencia en Física y Química que tuve que empaparme en su día. Como expone en su enlace a Wikipedia tiene dos pilares fundamentales, la «reproducibilidad» y la «refutabilidad». Ahora bien, si pasamos de las ciencias denominadas «naturales» -que incluyen las matemáticas- a las «sociales», la cuestión no es tan simple. Los experimentos sociales no son reproducibles por cualquiera y en cualquier lugar -base de la «reproducibilidad» del Método Científico- aunque, desde luego, si son refutables, que es justamente lo que estamos haciendo con este debate. Base fundamental para el análisis social es, primero que nada, la búsqueda de datos válidos y que estos sean fiables y/o verdaderos y aquí la clave es las fuentes de estos datos, la documentación manejada, que hay siempre que contrastar exhaustivamente dado que, por su mismo carácter, todo lo relacionado con una determinada actuación social -y su correlato político- está, se quiera o no, contaminado de entrada por la ideología del que construye la fuente a utilizar, aparte de que la «observación» -necesaria en cualquier análisis- está también condicionada por los prejuicios del observador que, siempre, es a su vez participante. Todo ello viene a cuento por la infiabilidad absoluta por falsarias de las fuentes que utiliza la mayoría de los que, desde Canarias y desde la propia Venezuela, tratan de apoyar las tesis de la oposición reaccionaria encarnada hoy en el caprilismo cerril de «Primero Justicia» y que lo hacen desde un posición supuestamente progresista y correcta metodológicamente.

Su primera fuente era un artículo de «6poder.com» en que se reproducía una supuesta primera plana del Granma cubano de 1º de mayo en que aparecía Fidel Castro diciendo que «Sin el petróleo venezolano la revolución fracasará. Maduro es nuestro hombre en La Habana». Demostré usando el más elemental método científico -ir al original- que ese ejemplar del Granma se dedicaba a la fiesta de los trabajadores y a la manifestación del 1º de Mayo. Acto seguido se alude a una supuesta frase de Stalin: «Basta con que el pueblo sepa que hubo una elección, los que emiten los votos no deciden nada, los que cuentan los votos lo deciden todo» que, al no citar la fuente, tengo que considerarla totalmente apócrifa y se apoya con una entrevista televisada a Anthony Daquin en «Nuestra Tele Noticias 24» (NTN24) en la que Mr. Daquin afirma que «Cuba controla el sistema de cédulas venezolanas». Tuve la santa paciencia de escuchar la entrevista en la que se afirma que la empresa «Albet Ingeniería y Sistemas S.A.» encargada de gestionar las patentes de la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana es, en realidad, un camuflaje del G2 cubano -nombre antiguo del servicio de inteligencia cubano, hoy Departamento de Seguridad del Estado (DSE)- que, según Mr. Daquin, gestiona y controla desde La Habana todas las bases de datos del gobierno venezolano, incluyendo datos fiscales, económicos, judiciales, seguridad social, notarías y registros de la propiedad y hasta de filiación política, con control permanente e instantáneo de todas las comunicaciones incluidas las de internet y los correos-e ¡y todo esto desde el 2002! Siguiendo con las «informaciones veraces» de este caballero, los miles de voluntarios del Frente Francisco de Miranda   encargados del desarrollo de la llamada «Misión Identidad» para dotar de cédula de identidad laminada a toda la población de Venezuela, eran en realidad peligrosos agentes cubanos, apoyando así las tesis que ya esgrimía el ex general de brigada de la Guardia Nacional Marcos Ferreira: «Se trata de una serie de venezolanos que desprecian la identidad venezolana, desprecian lo que deberían ser su sentido patriótico y se han convertido en agentes más radicales que los cubanos. Son gentes del Frente Francisco de Miranda. Los llevaron para que se formaran como milicianos y luego les dan la función de comisarios políticos y los regaron por todas las instituciones del Estado». Según este caballero «Es poco probable que las leyes venezolanas hayan sido cumplidas a cabalidad durante la emisión de los documentos en una operación de serias implicaciones electorales. La pregunta que debe realizarse todo venezolano es: ¿Está usted seguro de que la persona que tiene al lado es el ciudadano que dice ser? ¿Quién asegura que es así? Las bases de datos en Venezuela tienen una discrepancia muy grande».

El auténtico delirium tremens de Mr. Daquin era que el chavismo   en la Misión Identidad -que entre otras cosas sirvió para dar a los indígenas venezolanos y a millones de campesinos por primera vez una carta de identidad- había repartido más de cinco millones de tarjetas falsas de identidad entre extranjeros sin condiciones legales pero que se comprometían a votar por Chávez, y entre sus partidarios jalamecates, cada uno de los cuales podría tener varias tarjetas para votar con distintos nombres, olvidándose eso sí, del pequeño detalle de las huellas de identidad que salva diciendo que el sistema de identificación por huellas en Venezuela no está desarrollado. El tal Mr. Daquin -utilizo el «Mr.» porque este caballero ya se ha agringado totalmente- se inventó luego una truculenta historia, que comienza diciendo que en China conoció con los cubanos los métodos de identificación y control mediante chips, que como buen demócrata se negó a aplicarlo en Venezuela por lo que fue secuestrado a punta de sendas 9 mm. en noviembre de 2009 por agentes de la DISIP (hoy sería el SEBIN) -uno, faltaría más, con acento cubano- que lo amenazaban con asesinar a su familia por haber acudido a la «Marcha contra la Ley de Educación» que convocó la oposición en agosto de ese 2009. Los sobornó con 60.000 Bvs que tenía en su casa de Los Valles y que les prometió más en $ USA cuando cobrara a fines de ese mes, pero que tenía que ir a buscarlos, bueno fuera, a Miami. Mandó a su familia para el Imperio Gringo y cuando supuestamente fue a buscar los bolos pidió asilo político. Ni los gringos le creyeron el cuento por lo que le denegaron el asilo y dos abogados gringos han desistido de hacerse cargo del caso, según el Mr. por presiones del chavismo. El relato completo de estas «aventiras» (contracción de aventuras y mentiras que le viene al pelo) lo encontrarán los curiosos en el blog de la gusanera cubana «Baracutey Cubano» o en la web de «elhuevoherald.com», en la del «Frente Común Cubano» y en «reporteros 24.com». Por cierto que la empresa por la que cobraba el Mr. Ingeniero era la sucursal mexicana de la holandesa Gemalto, copartícipe en el proyecto con la cubana Albet, cuyo contrato de cooperación puede consultarse en internet. La demencia del personaje es de tal calibre que, aseverando que la empresa cubana tenía todo el control informático de Venezuela, afirma al mismo tiempo que «cuando conocí a los funcionarios de esa compañía, ellos escribían en libretas. Yo enseñé a algunos a manejar teléfonos inteligentes y cámaras digitales». No sé si vale aclarar que las declaraciones a NTN24 fueron realizadas días antes del 14 de abril como parte de la campaña deslegitimadora del proceso electoral por la oposición, tratando de justificar a priori el resultado que se suponía aplastante a favor del candidato chavista y que la NTN colombiana es parte del imperio mediático y económico del multiempresario Carlos Ardila Lülle propietario de RCN de radio y Tv que obtuvo cobertura nacional con el gobierno Uribe y que posee una de las mayores fortunas colombianas con un patrimonio actual de más de 6.000 millones de $ USA y copartícipe en proyectos con el grupo PRISA español.

Otra de las fuentes de consulta y opinión utilizada es «El País» de España. Lamento decir que soy suscriptor de El País desde hace años pero que no renovaré nunca más esa suscripción. El comportamiento de «El País» como de todo el Grupo PRISA en España y en América es terriblemente tendencioso. De hecho lo es desde la intentona golpista de 2002, apoyada abiertamente por el gobierno Aznar como en la actualidad la desestabilización de la RBV. El fracaso de la Revolución Bolivariana es también uno de los objetivos de la cancillería y el gobierno de España y, por ende del Grupo PRISA. A comentaristas como el Sr. Vargas Llosa o el Sr. Moisés Naïm no me queda más remedio que negarles cualquier credibilidad cuando de enjuiciar un proceso político de la izquierda se trate. Valga como ejemplo su referencia al artículo «Capriles impugna la victoria electoral de Maduro» del pasado 2 de mayo que lleva como subtítulo «El presidente de Venezuela lanza amenazas en una visita al Estado de Miranda, que gobierna su rival» sustanciándose luego en el texto que dichas amenazas fueron, cito textualmente: «La revolución viene a Miranda a proteger al pueblo, porque está abandonado, lamentablemente, pero por ahora, eso no será para siempre» ¿Desde cuándo «proteger al pueblo» es una amenaza»? Sobre todo en un Estado como Miranda que ostenta el triste record de ser el de mayor número de muertes violentas en la estadística ya elevada de Venezuela, y con una policía dependiente de la gobernación que no sobresale por su honradez ni por su eficacia. Capriles trata de contrarrestar las palabras de Maduro aclarando «que nadie se confunda, el único protector de Miranda es Dios» Difícil me lo pone el Gobernador que continúa su argumento diciéndonos que   «el único requisito en Miranda para recibir una ayuda es tener su cédula de identidad y tener una necesidad, no hay otro» y ello sin cambiarle a Miranda el nombre por el de Jauja, la tierra mítica de arroyos de leche y miel. Continúa el artículo «políticamente imparcial» de PRISA relatando que la oposición va a seguir todos los pasos jurídicos posibles en su impugnación, a pesar de que -según el «imparcial» periódico- «el oficialismo controla todos los poderes del Estado, incluido el judicial». El panfleto se remata con el análisis siguiente: «Jaua, que acompañó a Maduro en su recorrido por barrios populares de Los Teques, ha sido el encargado en los últimos días de desechar las distintas ofertas de mediación o llamadas al diálogo entre las partes surgidos desde la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el ministerio de Exteriores español, o de la Conferencia Episcopal, esta última, haciéndose eco de la preocupación explícita del papa Francisco en torno a la situación venezolana.»Pues, la verdad, como decimos en Canarias, ya el conejo me riscó la perra. El papa Francisco, que mantuvo la boca bien cerrada con los crímenes de Videla&Cía; la Conferencia episcopal y el cardenalato caraqueño, que fueron los primeros y más entusiastas firmantes y apoyos firmes del golpe militar de Carmona en 2002 -que contó también con la actuación estelar en el asalto a la embajada cubana del democrático candidato Capriles-;españoles y gringos, que añoran su etapa de extracción de las riquezas de Venezuela y que también se apresuraron a bendecir aquel golpe y la secretaría general de la OEA, que estamos todavía esperando que condene los golpes de estado en Honduras o el de guante blanco de Paraguay, no parecen los más indicados para esas consejas. Me pregunto además ¿dónde puedo encontrar referencias a las enérgicas condenas de todos estos demócratas a los ataques perpetrados por la también democrática oposición contra los CDI y los médicos cubanos que los atendían, los incendios de las sedes del PSUV y los asesinatos de los 8 venezolanos -hombres, mujeres y niños- del 15 de abril?

Otra muletilla a desterrar por un análisis serio y riguroso es que los medios de comunicación masivos -los mass media, prensa, radio y Tv- están en manos del chavismo y no dejan espacio a la oposición. En Venezuela, en Tv en señal abierta -la codificada es toda privada- existen, aparte de las Tv comunales muy heterogéneas, 35 canales privados de alcance tanto nacional como local con un rating promedio, según la agencia de medición AGB, 11 veces mayor que el de los 9 canales públicos. Prácticamente la totalidad de los medios privados jugaron con un apoyo total al candidato Capriles y su MUD, ignorando casi totalmente al oficialismo. Silenciaron luego los trágicos sucesos del 15 de abril, pero magnificaron los lamentables sucesos del Parlamento mostrando, no las imágenes ni los orígenes del mismo, sino las heridas sufridas por Julio Borges y algún otro miembro de la oposición en el choque entre bancadas. Uno de esos medios privados más influyentes es Globovisión, que acaba de ser vendido a un consorcio porque, según su propietario mayoritario, Guillermo Zuloaga, «la situación de la compañía se había vuelto inviable por el debilitamiento de la economía y su directa consecuencia sobre el flujo de caja» además de argüir la existencia de «acoso de las instituciones del estado», lo que no le impidió su actuación partidista en la campaña electoral. En la dirección de la nueva empresa comunicativa del Grupo «Seguros La Vitalicia» está «El Ciudadano», Leopoldo Castillo que asegura que va a continuar «sin negociar sus principios» lo que a juicio del vicepresidente nacional ADECO, Edgar Zambrano, les permitirá al canal «mantener su esencia en la medida de lo posible». Me pregunto donde ve «El País» de España o «El Mundo» de Venezuela la «dictadura informativa del chavismo».

Por cierto que las declaraciones textuales de Capriles, que adjunté en su contestación al «Gobierno en la calle» en Los Teques del presidente Maduro, las tomé del digital «TalCual» del Sr. Petkoff, paradigma de ecuanimidad y mesura según el criterio expresado en Facebook por Felipe Sicilia. Yo suelo abrirlo como punto de observación de la cara más negra del lobo de la reacción venezolana disfrazada de tierna ovejita democrática. Basta como ejemplo su análisis de los sangrientos sucesos del 15 de mayo (¿O no se puede hablar de sangrientos sucesos si cursan con 9 asesinados y 78 heridos?). El editorial del Sr. Petkoff nos dice: «el gobierno de Maduro, o el de los titiriteros que lo mueven y que le hacen decir «no» cuando horas antes había dicho «sí», al recuento de los votos por ejemplo, convirtió una muy razonable y pacífica protesta de millones de venezolanos que solicitaban probidad electoral en un golpe de Estado (sic), con militares presos, represión generalizada, prohibición del derecho inalienable a hacer una marcha que, según los nuevos jerarcas, no tendría otro objetivo que asesinar manifestantes para generar el caos y, no exageramos, la invasión imperial. A esto se agregan acusaciones sobre muertos y heridos que, sin investigación alguna, motivó hasta a nuestra «imparcial» Fiscal a acusar a la oposición de violentista y desestabilizadora, delincuente, pasible de innombrables castigos judiciales» Aunque el cinismo de esa declaración nos retrotrae a los tiempos de Göebbels y sus mentiras repetidas hasta que se admitan como verdades, Teodoro Petkoff es un antiguo militante comunista, un ñángara, que participó en la guerrilla de Douglas Bravo y que con su compañero de partido, de prisión y de fuga, Pompeyo Márquez fundaron, al separarse del PCV el socialdemócrata «Movimiento al Socialismo» MAS. Tras intentos frustrados de optar a la Presidencia de Venezuela, Petkoff y Márquez al frente del MAS deciden apoyar la candidatura del Copeyano Rafael Caldera -el fundador del puntofijismo- en las elecciones de 1993. Elegido Caldera como presidente incorporó a su gabinete en 1996 a los dos ex ñángaras, Petkoff y Márquez. Márquez como Ministro de Estado para Desarrollo de Fronteras mientras que Teodoro Petkoff, como Ministro de Planificación, dirigió Cordiplan y redactó la «Agenda Venezuela» de corte neoliberal para cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional FMI. Ni siquiera el neoliberalismo implantado en estos momentos por el gobierno español del Sr. Rajoy y su cuadrilla filomerkeliana llegaron a los niveles que el «socialista» -excomunista- Petkoff llegó en aquella Venezuela puntofijista. Devaluó el bolívar en un 180% , privatizó todo lo que pudo del sector público liberalizando los precios y se esforzó, como recoge de Wikipedia las notas de Felipe Sicilia » en   eliminar los controles de cambio y de precios, reiniciar el proceso de privatización, eliminar el Sistema de Seguridad Social y el Sistema de Prestaciones Sociales para así obtener sustanciosas comisiones producto de los créditos obtenidos del Fondo Monetario Internacional». Vamos, que podría servir de maestro para la UE/Deutchland Deuchtland über alles in der Welt y su acólito español Mr. Rajoy.

Evidentemente que la Revolución Bolivariana dista mucho de ser perfecta. El propio Chávez realizó la autocrítica del burocratismo, nepotismo clientelismo e ineficiencia que en algunos sectores padece y Nicolás Maduro y su gobierno intentan seguir esa senda de corrección de errores. Toda persona de izquierdas -de la izquierda real transformadora- debe prestar apoyo crítico a ese proceso renovador. No hacerlo es posibilitar que la minoría fascista y represora de las élites burguesas venezolanas, lacayas tradicionales del imperio gringo, hagan regresar a las clases trabajadoras -incluyendo la pequeña burguesía- a la etapa que propició el caracazo y a la intentona golpista de Carmona y sus fedecámaras. Es repetir la más negra historia reciente de Venezuela.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.