Estamos a pocos pasos de las elecciones. Más allá de los resultados, reales o no, de las encuestas y de las percepciones individuales, todo indica un triunfo electoral de la fórmula Alberto Fernández y CFK, representantes del Frente de Todos. Electoralmente, la Alianza Cambiemos viene haciendo diversas maniobras, realizando todos los esfuerzos posibles para ocultar […]
Estamos a pocos pasos de las elecciones. Más allá de los resultados, reales o no, de las encuestas y de las percepciones individuales, todo indica un triunfo electoral de la fórmula Alberto Fernández y CFK, representantes del Frente de Todos.
Electoralmente, la Alianza Cambiemos viene haciendo diversas maniobras, realizando todos los esfuerzos posibles para ocultar la marca «Cambiemos» en todas las contiendas electorales provinciales. En la provincia de Buenos Aires, además, las boletas que entregan en la difusión de campaña son dobladas de tal manera que hay que hacer magia para encontrar la imagen presidencial.
Por otro lado, los datos reales de las elecciones ya celebradas, por ejemplo en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, dan cuenta del cambio del voto en una franja importante del electorado y el discurso macrista de montarse sobre las mentiras ya dichas en las campañas de 2015 y 2017 no da para más.
Todo esto hace que la Alianza Cambiemos este llevando adelante una campaña pesada, sin sorpresa alguna, a las escondidas y fundamentalmente basada en la protección y el blindaje mediático de las grandes corporaciones de comunicación.
Por su parte, electoralmente, el Frente de Todos viene realizando una campaña dinámica que, en cabeza de Alberto y Cristina, es la antítesis de la campaña macrista, buscando romper la grieta electoral, pero parados también en una campaña vacía y sin ideas, lo que parece ser la moneda corriente por estos días. Pero, más allá de esto, se lucen con respuestas correctas, ante los medios de comunicación, en temas esenciales del devenir político argentino.
Por su parte la presentación del libro «Sinceramente», recorriendo coloquialmente cada rincón de la argentina, aporta escenarios de masa político cultural y brinda una singularidad fresca y vivencial a la campaña. A esto se suma un Alberto Fernández zambulléndose a reflexionar y debatir entre los sectores sociales -produciéndose una Nestorización de la campaña- que le permite legitimarse ante los propios. Sus viajes constantes por Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe son datos claves para ganar en primera vuelta. A lo que se suma el reaseguro del binomio Axel Kicillof – Verónica Magario, que vienen caminando auspiciosamente, toda la provincia de Bs As.
A su vez, sumado al análisis electoral realizado, políticamente, la Alianza Cambiemos viene desarrollando una serie de acciones que reafirman los sectores que sostienen con su política. Así, la última jugada de volver a rango de Ministerial a la Secretaria de Agroindustrial de La Nación – prácticamente al término de su mandato – da cuenta de unos de los sectores concentrados y minoritarios que lo sostiene. Por su parte, el capital financiero Internacional es el otro sector, a escala mundial, para el que gobierno macrista despliega política y que pone en vidriera un mecanismo de especulación financiera y de fuga de capitales en la que salen ganando muy pocos.
Asimismo, la Alianza Cambiemos, cumple políticamente el rol de defensor de los intereses de las corporaciones mediáticas mientras estas llevan adelante un blindaje extraordinario de protección para el gobierno. Por su parte el FMI que autoriza y ejecuta la toma de una deuda impagable para someternos cotidianamente y el apoyo de aquellos malos industriales a los que les da lo mismo jugar a cualquier cosa: producción, bonos, bicicleta, fuga, etc. Y en el plano mundial, el apoyo de los estados imperialistas más la payasadas «Bolsonaras» de la región.
En este contexto, puede apreciarse la desesperación política y electoral de «Cambiemos». Sus constantes caras de, los tonos elevados, su inhumanidad en cada expresión y acto, son la muestra más clara de la pérdida de apoyo en la base social: aquellas argentinas y argentinos que equivocadamente votaron contras sus propios interés apoyando a la Alianza Cambiemos (2015 – 2017).
Por su lado, el Frente de Todos, parte de una base social electoral y política alta, dinámica, verificada (para los que no creían) en lo cotidiano desde la presentación de la fórmula del Frente. Se logró penetrar en la ambigüedad del candidato a Gobernador electo en la Provincia de Córdoba – provincia que fue el mayor revés en las elecciones nacionales del 2015 junto a la provincia de Bs. As. – rompiendo por abajo y a los costados, sumando a dirigentes políticos y de gestión a nivel provincial y municipal al armado del Frente.
Asimismo, el Frente de Todos cierra entre sus filas al conjunto de las diferentes expresiones del movimiento obrero y de los denominados movimientos sociales, aún aquellos que no acompañan explícitamente la fórmula. Sumó, también, a sectores de la denominada izquierda popular, esencialmente en CABA, con candidatos propios. Articuló a los gobernadores del PJ, al PJ-K, a las organizaciones K y no tan K, pero de raigambre nacional, popular y revolucionarias, siendo Sergio Massa el actor más cuestionado del armado. Entonces, desde el punto de vista electoral-político el Frente de Todos supera el armado del 2015-2017 para dar la batalla electoral.
A nivel de gestión y en relación al proyecto de país desarrollado por cada uno de los espacio, las diferencias también son claras. Por un lado, el proyecto Alianza Cambiemos, en el que hay muestras de sobras que permiten desarmar cada una de las erróneas caracterizaciones que se han realizado sobre ellos: ¿Han venido a chocar la calesita?, no. ¿Son improvisados, una manga de «chetos» que no saben qué hacer en el poder ni cómo gobernar?, no.
Vinieron a ejecutar un proyecto de (Anti) Nación de carácter colonial, abierto a la consolidación del saqueo a manos de las grandes corporaciones económicas nacionales e internacionales. Cumplieron a raja tabla cada uno de los mandatos impuestos por las políticas del FMI y por el capital financiero internacional. Un país de ricos para ricos. Un proyecto de aumento del nivel de la concentración y centralización de la economía, un proyecto de carácter extractivita, dominado por la hegemonía del agro negocio. Un proyecto marcado por la pulverización del mercado interno, de las políticas públicas de empleo y de inclusión social e implementando una dinámica de carácter represivo, de control social y de amedrentamiento constante a los sectores que dan pelea. Sumado a eso, con la ayuda invalorable y la participación de la corporación judicial emprendieron un sistema de armado de causas en contra de opositores para poder encarcelarlos. Consolidaron un proyecto de concentración de la economía e exclusión social, desocupación, explotación y miseria.
Por su parte, el proyecto de país del Frente de Todos, desde la oposición y por las medidas -propuestas electorales de campaña lanzadas por sus candidatos- da cuenta de la intencionalidad política de desandar el camino de ajuste ejecutado por el Macrismo.
Así, en base a una serie de medidas acertadas dirigidas a salir en los primeros 180 días de la crisis, se propone darle aliento al consumo – controlando precios, fomentando el mercado interno – con propuestas de políticas sociales y asistenciales dirigidas a los sectores más afectados, con medidas dirigidas al control tarifario de los servicios públicos, se intenta delinear un proyecto de país, tratando de llevar tranquilidad a todos/as, y explicando de dónde se extraería el dinero (bicicleta financiera) que permita llevar adelante cada una de las medidas propuestas. De esta manera se dibuja un panorama estimulador (a corto plazo) que traza hacia dónde se encaminarán los primeros pasos del futuro gobierno del Frente de Todos: Mercado interno, inclusión social, creación de trabajo.
Una idea de Nación. Sí de continuidades y rupturas se trata, en relación al modelo neoliberal y saqueador del siglo XXI, el triunfo del FdT, nos va a poner de cara a un Gobierno-Estado (2019 -2024) en constante disputa. Sobre esta definición debemos desplegar nuestras tareas coyunturales y estructurales para construir una nación independiente y soberana en la trama internacional de este siglo incipiente.
Sin dejar de poner fuerzas en lo coyuntural (derrotar la alianza Cambiemos y atender-solucionar problemas urgentes en primeros días de gobierno) hay que asumir con responsabilidad y conciencia política (unidad nacional) el debate, la reflexión y la acción hacia los cambios estructurales que necesitamos como sociedad para sacar nuestro país del estado constante de subordinación a las grandes corporaciones económicas naciones e internacionales.
Asumir lo planteado, implica no dejar de hablar lo que hay hacer en dirección al objetivo de un país independiente y soberano.
Como sociedad necesitamos encarar una discusión nacional sobre el modelo Industrial, Agropecuario y Agroindustrial en el marco de políticas estratégicas de estado. La Argentina, no solo es un país ganadero y agrícola, somos un país pesquero, un país forestal, un país andino y minero, un país acuífero, un país bioceánico. Nuestras riquezas (recursos y bienes) naturales son inmensas, a pesar del daño ambiental y ecológico que causa el capitalismo, nuestras riquezas brotan. (No se construye una nación a base del consumismo)
Tenemos las condiciones necesarias para, responsablemente en convivencia armoniosamente con nuestra tierra madre, dar alto valor agregado a nuestros recursos y bienes naturales, en función del bienestar de nuestro pueblo y su soberanía, para negociar (exportar) de igual a igual al mundo.
¿Podemos no ver la disputa de intereses internacionales, políticos, económicos, sociales, culturales, tecnológicos y militares para decidir nuestro destino? No. Es necesario verlos desde nosotras y nosotros mismos.
Por lo tanto, por ejemplo, no podemos vivir de espalda a nuestra plataforma marítima, no solo por sus riquezas económicas, sino por su valor geopolítico. Nuestra soberanía no se define en la pampa húmeda, se define en nuestra plataforma marítima, en Rio de La plata, en Las Malvinas y en la Antártida.
Y esto trae aparejado una discusión que nuestra historia reciente no nos permite ver con claridad: el rol de las FFAA en un proyecto de nación independiente y soberano. Rol que debe encuadrarse en la hipótesis de conflicto que genera el saqueo de nuestros recursos y bienes naturales y en la defensa de la soberanía territorial (Tierra – Aire – Mar).
Trazar en política de defensa nacional y regional, sin prejuicio alguno, el fortaleciendo las FFAA es un hacer estratégico y necesario para nuestro futuro inmediato.
Es la disputa constate de los dos bloques históricos, enfrentado por sus intereses de clase, que siempre encuentra canales simples de expresión:
– Presidente de La Nación: «Algún día quisiera estar tan elegante como usted».
– Soldado Granadero: «No es un placer de todos, es el uniforme de la patria».
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