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¿En manos de quién está Argentina?

Fuentes: Rebelión

Podemos decir que el neoliberalismo se apropió de nuestra nación a partir del 24 de marzo de 1976. En términos generales, desde esa fecha hasta la actualidad, la línea de tiempo acumula casi invariablemente derrotas de los intereses de la clase trabajadora y de la Nación. Desde hace 41 años la clase trabajadora en general […]

Podemos decir que el neoliberalismo se apropió de nuestra nación a partir del 24 de marzo de 1976. En términos generales, desde esa fecha hasta la actualidad, la línea de tiempo acumula casi invariablemente derrotas de los intereses de la clase trabajadora y de la Nación.

Desde hace 41 años la clase trabajadora en general se viene empobreciendo: la reducción constante del salario fue moneda corriente en estas cuatro décadas, solo interrumpida por los repuntes salariales importantes obtenidos en el periodo del proyecto nacional kirchnerista, el cual llevo adelante rupturas y continuidades con el neoliberalismo.

La reducción salarial en el periodo de la dictadura militar fue muy fuerte, a eso sumemos los momentos de devaluación, el inmenso ajuste de la década del ’90 y una dinámica en la que constantemente la suba del salario va por debajo de los aumentos reales de los precios.

El Partido Pro-Colonia que gobierna la Argentina desde hace dos años, pretende arrasar con las conquistas históricas del movimiento obrero argentino. La reforma laboral macrista tiene como objetivo destruir la clase trabajadora, borrar su historia y su lucha. En la disputa entre el capital y el trabajo, los asalariados venimos perdiendo.

Al mismo tiempo nuestra nación es sometida a una constante fuga de capitales, que va de la mano de toma de deuda externa. Si miramos cualquier gráfico de deuda externa y fuga de capitales vemos que las dos líneas van firmemente en ascenso. En 1982 teníamos 44 mil millones de dólares de deuda externa y 34 mil millones de fuga de capitales; en 2001 140 mil millones de deuda externa y 138 mil de fuga de capitales. De 1976 a esta parte solo fue diferente una vez: durante el proyecto nacional kirchnerista. La fuga de capitales en esta década no estuvo financiada con deuda externa sino con superávit comercial, es decir con capital genuino.

De diciembre del 2015 a noviembre del 2016 los mismos de siempre fugaron al exterior 23.526 millones de dólares, y el Partido Pro-Colonia de la ceocracia macrista tomó deuda por 48.343 millones de dólares. Actualmente la deuda asciende casi a 300.000 millones de dólares, prácticamente el 52% del PBI. El endeudamiento externo y la valorización financiera son los pilares económicos del gobierno nacional.

Cuando nos preguntamos «¿Dónde está Santiago Maldonado?» debemos preguntarnos, al mismo tiempo, «¿En manos de quién está la tierra en la Argentina?» Porque esa respuesta nos guía a la constatación de cómo el neoliberalismo disputa la tierra y, década tras década, avanza en su concentración.

Benetton tiene alrededor de 900.000 hectáreas, repartidas en Chubut, Rio Negro, Mendoza y Buenos Aires. George Soros posee 405.000 hectáreas en explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales. Lewis es otro terrateniente extranjero de nacionalidad británica que pretende adueñarse de Lago Escondido, con más de 12.000 hectáreas.

El conflicto de la tierra va de la mano de la concentración de la tierra en manos extranjeras y en capitales nacionales, latifundistas y de la oligarquía criolla. La problemática -en forma visible o no- está instalado a lo largo y a lo ancho de nuestra patria.

Misiones y Corrientes son provincias donde más del 13% del territorio está en manos extranjeras. Los perjudicados en esta disputa son el conjunto del pueblo argentino y nuestra nación y, en forma directa y salvaje, la agricultura familiar, el campesinado pobre y las comunidades indígenas, como es el caso de los mapuches en la Patagonia o los wichi en el Chaco.

No debemos perder de vista que el control de la tierra tiene relación directa con la producción de materia prima y alimentos. Hay tres sectores sociales poderosos que se «disputan» la tierra: las corporaciones extranjeras, las corporaciones de capitales nacionales y la oligarquía tradicional. Y como dato de color recordemos que también hay muchos famosos argentinos y extranjeros concentrando inmensas superficies de nuestro territorio. Ante esto, ¿qué hizo el Partido de la Pro-Colonia?: modificó la Ley de Tierras sancionada por el kirchnerismo en el 2011, y así elimina todo límite a la compra de tierra por extranjeros.

Apropiación neoliberal

Cuando hablamos de territorio nacional, también estamos hablando del mar argentino; incluso este recurso natural es acaparado por las grandes corporaciones. No hace falta explicar en qué situación están nuestras Islas Malvinas ni detallar las riquezas naturales que encierran la profundidad de nuestro mar, las Malvinas y la Antártida -clave para la geopolítica mundial-.

El capital (productivo o/y financiero) controla los medios de producción: la tecnología. Desde ese poder se hace dominante sobre el trabajo; a su vez tienen bajo control el Banco Central, el comercio exterior y los puertos y la tierra también está en sus manos y con ella el control de los alimentos, de los recursos naturales, incluida el agua.

Para lograr esto el neoliberalismo se apropio de nuestra democracia y estado.

Hoy el Estado no está al servicio del pueblo y de la nación: por el contrario, este Estado liberal le hace la guerra al pueblo. Hoy casi todos (a excepción de Cuba, Venezuela y Bolivia) los Estados de América Latina roban a los pueblos y a las naciones para entregarlos en bandeja a los grandes grupos económicos sus riquezas.

Las democracias están a su servicio: ¿quién es presidente de EEUU? Un empresario multimillonario y corrupto. ¿Quién es presidente en Francia? Un empresario multimillonario y corrupto. ¿Quiénes son presidentes de Brasil, Paraguay, Argentina? Tres empresarios, millonarios y corruptos.

Esta democracia liberal, colonial, tal cual está hoy, es el sistema político que legaliza las atrocidades del neoliberalismo. Es decir que hoy la democracia y el Estado cuidan, protegen y privilegian a los ricos, a los grandes grupos económicos, a los bancos, a los oligarcas nacionales; pero esta democracia y este Estado no se mosquean, ni se sonrojan ante la explotación, la exclusión, el hambre, la contaminación y el saqueo que sufren los pueblos y las naciones en manos de los poderosos.

Ante la apropiación neoliberal: ¿Cuál es el desafío mayor de la militancia popular argentina?

En primer lugar: tener la decisión del corazón y la razón de no querer ser colonia. En segundo lugar: tener una fe inquebrantable en nuestro pueblo, en tercer lugar: saber que tenemos el deber histórico de construir el movimiento revolucionario capaz de transformar la realidad y así derrotar definitivamente al colonialismo del siglo XXI: el neoliberalismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.