En un escenario cada vez más tenso, donde la crisis social se profundiza como evidencian las más de mil ollas populares en distintos barrios, los comedores públicos que funcionan incluso en escuelas cerradas por el gobierno provincial, en iglesias, en los barrios de menores recursos y el sistema de trueque que comenzó el año pasado […]
En un escenario cada vez más tenso, donde la crisis social se profundiza como evidencian las más de mil ollas populares en distintos barrios, los comedores públicos que funcionan incluso en escuelas cerradas por el gobierno provincial, en iglesias, en los barrios de menores recursos y el sistema de trueque que comenzó el año pasado en localidades de la provincia de Córdoba, se extiende a algunos municipios del conurbano, cuando estallan los escándalos de una justicia que está violando las leyes y la Constitución, al ser utilizada por el gobierno para perseguir opositores.
Todo parece a punto de estallar, el empresario Jorge Fontevechia, dueño de la editorial Perfil, reveló en una entrevista que el juez Claudio Bonadío maneja la llamada causa de las fotocopias de supuestos cuadernos del exchofer de un funcionario para tratar de llevar a prisión a la ex presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y a su vez el fiscal Guillermo Marijuan, acaba de sorprender denunciando penalmente al ministro de Energía, Javier Iguacel por «abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público» tras haber dispuesto una compensación a las compañías proveedoras de gas por la devaluación del peso, lo que redundará en un nuevo aumento a las tarifas.
Otros organismos lo han denunciado y en los últimos días también se ha presentado un pedido de juicio político contra el presidente Mauricio Macri por todas las «violaciones» contra los derechos del pueblo argentino cometidas por su gobierno, entre ellos los derechos humanos. La reacción de Iguacel es que todos los críticos pertenecen al «kirchnerimo» a pesar de que es toda la oposición en su conjunto la que se ha rebelado contra esta última injusticia.
Por su parte, el Centro de Economía Política (CEPA) en su análisis sobre el cobro retroactivo del gas advierte que «con el incremento que comenzó a aplicarse este mes, la boleta promedio de gas acumula, en lo que va de la gestión Cambiemos, una suba del mil 848 por ciento». Y todo esto en medio del deterioro de la situación social, mientras el presidente Mauricio Macri habla de un futuro «promisorio».
Esto está provocando una abierta rebelión popular creando una red donde se llama llamando a no pagar de ninguna manera ni estas 24 cuotas que engrosarán las tarifas aumentadas nuevamente de gas -ya impagables- y la oposición se unió para debatir en el Congreso y legislar contra esta inaudita medida.
Fontevecchia dijo que Bonadío manipula las declaraciones de los «arrepentidos» para perjudicar a Cristina Fernández de Kirchner y evitar que la investigación escale hacia personas no convenientes.
Hablando con el periodista Carlos Pagni, en el canal de televisión de La Nación, relató que cuando los empresarios comienzan a declarar ante Bonadío y el fiscal Stornelli les dicen que «paren, paren paren, el único objetivo es que Cristina vaya presa pero nadie más».
En este caso, la Cámara de Casación, también conformada por jueces aliados al gobierno de Mauricio Macri ha convalidado el procesamiento de la ex presidenta Fernández de Kirchner sus hijos Máximo y Florencia y otros ex funcionarios. En las últimas horas Bonadío citó a Máximo Kirchner, diputado del Frente para la Victoria-parttido Justicialista en la misma causa de las fotocopias de los cuadernos del chofer Oscar Centeno, luego de que el ex funcionario José López lo mencionara en su declaración ante el magistrado.
José López es el arrepentido personaje que arrojó unos bolsos con nueve millones de dólares en un convento; está detenido y ha cambiado más de seis veces sus declaraciones. Fue Bonadío el que lo instó a «arrepentirse» para utilizarlo en el caso de los cuadernos contra Fernández de Kirchner.
Los menciona sin acusarlo y habla de que el joven se comunicaba con sus compañeros de la Cámpora pero absolutamente sin sustento para llamarlo a una citación a indagatoria.
Esto es lo que en estos días ha llevado a funcionarios del Ejecutivo a advertir la gravedad del abuso de las prisiones preventivas e incluso hay ya intervenciones de organismo internacionales frente a esta situación. También esto ha provocado una crisis en la propia alianza Cambiemos, especialmente entre enfrentamiento con la diputada Elisa Carrió.
En tanto, el deterioro de la situación social es insostenible. Unas 10 mil familias están viviendo en las calles. En la Avenida Paseo Colón, las familias que prácticamente están refugiadas, debieron soportar las tormentas de los últimos días. Hasta eso lugares llegan personas de buena voluntad a llevarles comida, ropas. La visión de una de esta cuadras donde se agolpaban unas cinco familias cubiertas por plásticos, el único refugio por la lluvia era dantesca.
En las últimas horas estuvimos en las largas cola de un comedor en dos iglesias del barrio de Almagro. Los testimonios eran sobrecogedores. Elvira ,de 80 años, no pudo pagar la habitación que alquilaba, le costaba casi su pensión de jubilada. Dormía bajo el alero de una vieja casona. Una familia con cinco niños esperaba para entrar a comer su única comida del día. Los sacerdotes están pidiendo a todos los vecinos el aporte que sea, porque la cifra de los que tienen hambre aumentó entre cinco y siete veces. De lo que era el año pasado.
Un trabajador de una empresa Pyme que cerró hace siete meses, una de las diez mil cerradas por la crisis, no pudo contener el llanto al verse en esta situación. Con su esposa y dos niños, debieron dejar el pequeño departamento que alquilaba. «No tenemos cómo resistir, he conocido miles de personas desocupadas en los últimos tiempos. Nosotros somos desaparecidos sociales. Nadie nos ve ni nos escucha. Sólo la buena voluntad de lo que nos dan una comida al día. Hasta el sacerdote lloró con nosotros hace días».
En todo el país en las zonas cada vez más empobrecidas, como La Jornada publicó el año pasado, el trueque es común. Miles de empleados de comercio han quedado en la calles y cada día vemos en los barrios como se bajan las persianas de los lugares de comida que cierran de los negocios pequeños.
En algunos lugares del conurbano, los maestros que no están dando clases, pero si se juntan en los patios de la escuelas, sobre todo en la zona oeste, en el municipio de Moreno, para hacer ollas populares. Cada vez alcanza menos la comida pero se reparte con una solidaridad sombrosa. Nadie duda ya de que nos estamos acercando al 20 de diciembre de 2001. Ni siquiera el Fondo Monetario Internacional ni otros organismos internacionales, que advierten en sus documentos la gravedad de esta crisis, mientras el gobierno sigue soñando con la próxima cumbre del G20, en un país en terapia intensiva.