Noam Chomsky siempre ha criticado a los medios estadunidenses por «fabricar la anuencia» del pueblo ante la agenda del poder, pero en entrevista con La Jornada expresó un sorprendente optimismo de que la prensa institucional están siendo desafiados cada día más por nuevos medios alternativos, en particular los que se encuentran en Internet. «El sitio […]
Noam Chomsky siempre ha criticado a los medios estadunidenses por «fabricar la anuencia» del pueblo ante la agenda del poder, pero en entrevista con La Jornada expresó un sorprendente optimismo de que la prensa institucional están siendo desafiados cada día más por nuevos medios alternativos, en particular los que se encuentran en Internet.
«El sitio de La Jornada es un buen ejemplo del tipo de medio que no existía hace 20 años, o hace 10″, explicó. «Eso tiene un efecto indirecto sobre otros medios, los cuales han tenido que responder a la apertura de información que se está llevando a cabo».
Las voces alternativas, agregó, que se han publicado en La Jornada y otros medios no sólo alcanza públicos nacionales, sino internacionales, a un nivel tan extenso que los medios institucionales ya no pueden descartar a esos interlocutores.
En entrevista con motivo del 20 aniversario de La Jornada, Chomsky, quien ha sido caracterizado como una de las principales figuras intelectuales del siglo XX, consideró que el uso de Internet, además de facilitar y agilizar la comunicación dentro de movimientos sociales y entre ellos, se presta para retar el control de los medios establecidos. Esos son dos de los nuevos factores más importantes que han surgido en los últimos 20 años.
Sin embargo, reiteró que aún cree que la mayoría de los medios sigue cumpliendo el papel de promover y legitimar los intereses de las cúpulas política y económica. Este es un tema sobre el cual Chomsky ha escrito extensamente en libros y ensayos, lo cual, en parte, ha causado que su voz sea virtualmente censurada en los principales medios impresos y electrónicos de este país durante décadas.
Intelectual redescubierto
Pero en el último año los medios estadunidenses han redescubierto a Chomsky. El New York Times divulgó este año su primer perfil de un hombre a quien reconoce como el «padre de la lingüística moderna» y uno de los intelectuales más importantes a escala mundial de este siglo. El Washington Post también difundió un perfil sobre él después de que su libro 9/11 vendió cientos de miles de copias y apareció en las listas de best seller. Incluso, el Times publicó un artículo de Chomsky este año.
Toda esa atención no ha moderado las críticas de Chomsky. Estados Unidos hoy, aseveró, es buen ejemplo de lo que podría llamarse «un Estado fracasado», pues «tiene un sistema democrático formal; de hecho, una sociedad bastante libre. Pero simplemente no funciona. Ese es el resultado de una enorme concentración de poder en una sociedad que es administrada a un grado inusual por una comunidad empresarial con alta conciencia de clase».
Agregó: «en Estados Unidos, la cultura democrática ha sido tan erosionada que una elección ofrece opciones tan reducidas que es casi de caricatura». Señala: «el fundamento de una democracia es una sociedad civil que funciona, y no aparece sólo cada cuatro años», pero ésta «apenas existe en Estados Unidos».
En ese contexto Chomsky analizó el papel clave de los medios. «Lo que hacen éstos y el sistema educativo es entorpecer la inteligencia de uno y reducir la confianza en sí mismo, a tal punto que es imposible pensar», explicó. «Porque las cualidades que se requieren para pensar son lo que sacan (los medios y el sistema educativo) de tu cabeza, tanto la habilidad para pensar como la creencia de que uno tiene el derecho a hacerlo».
Eso no es accidental. Chomsky sostiene que a finales del siglo XIX sí existía una prensa libre aquí y en Inglaterra. Los periódicos describían los horrores de las fábricas y frecuentemente el trabajo asalariado se caracterizaba como otro tipo de esclavitud. La cúpula británica respondió primero intentando censurar a los medios, pero poco después el establishment, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, se dio cuenta de que la mejor forma de controlar a los medios era a través de la concentración de los dueños y de nutrir una mayor dependencia de la publicidad para determinar la sobrevivencia de la prensa. Eso ha provocado una limitación sobre qué opiniones, voces e información están disponibles en los medios masivos establecidos.
Como ejemplo, Chomsky dijo que hace 20 años, justo cuando empezaba a aparecer La Jornada en México, se realizaron comicios en Nicaragua. «Probablemente fueron las votaciones más monitoreadas jamás», expuso. Añadió que asociaciones académicas y expertos electorales estadunidenses, ingleses, irlandeses y otros observaron los comicios. Esto se realizó en el punto más agresivo de la guerra de la contra administrada por la embajada estadunidense en Honduras, con el gobierno de Ronald Reagan haciendo todo lo posible para minar el proceso electoral.
«No obstante, se realizaron las elecciones y fueron juzgadas como imparciales», señaló Chomsky. Pero los medios estadunidenses no reportaron que el proceso fue considerado libre. «Para los medios estadunidenses establecidos, esos comicios no ocurrieron; Washington no deseaba que ocurrieran; por tanto no ocurrieron. Lo que se acepta ahora en Estados Unidos es que las primeras elecciones en Nicaragua se realizaron en 1990, no en 1984», abundó. Así los medios alteraron la historia real.
Las consecuencias de no informar sobre los hechos en Nicaragua son visibles hoy aquí. Chomsky aseveró que cuando el recién nombrado embajador estadunidense en Irak, John Negroponte, fue propuesto, casi no se mencionaron sus antecedentes como embajador en Honduras durante la guerra de la contra. «En ese tiempo (…) Estados Unidos estaba dirigiendo las operaciones de la contra, girando instrucciones sobre a quién matar y cuándo».
Al informar sobre el nombramiento de Negroponte, su papel en Honduras sólo fue mencionado de paso en los medios, o no se hizo, afirmó Chomsky. Sólo el Wall Street Journal ofreció algo más amplio sobre el papel de Negroponte como «procónsul» en Honduras. Es un ejemplo de cómo los medios aún fabrican la anuencia de la población a favor de la cúpula.
Pero la diferencia hoy es la proliferación de fuentes alternativas de noticia, «particularmente Internet, que permite la distribución masiva de materiales fuera del control de los medios establecidos». Hace 20 años, los medios masivos generalmente podían ignorar o distorsionar hechos como las elecciones mencionadas, pero esto ya no es tan fácil hoy, aseguró.
Lo anterior quedó constatado, abundó, en la batalla de la pasada primavera en la zona de Fallujah en Irak, donde cientos de civiles murieron al ser sitiados y bombardeados por fuerzas estadunidenses en respuesta a la muerte de cuatro contratistas civiles. Pero finalmente los marines tuvieron que suspender el sitio y esa ciudad sigue fuera del control de las fuerzas ocupantes y sus aliados.
«¿Qué hubiera ocurrido con una Fallujah hace 40 años? La hubieran bombardeado con B-52. Esta vez debieron hacerse para atrás. Hay demasiadas fuentes de información», explicó. Con imágenes desde la ciudad bajo ataque trasmitiéndose en televisión árabe y por Internet, la población estadunidense atestigua las bajas civiles, lo cual, en parte, obligó el repliegue de las tropas. Chomsky, como otros, también ha mencionado que el apoyo mundial al Ejército Zapatista de Liberación Nacional no hubiera sido tan grande hace 20 años, cuando Internet no existía.
O sea, aunque había medios alternativos hace 20 años -por ejemplo, La Jornada y otros reportaron las primeras elecciones en Nicaragua-, la difusión de datos y sus perspectivas no era tan extensa por falta de un acceso global.
Pero Chomsky advirtió que aun cuando hay información disponible para quienes desean esforzarse en buscarla en medios alternativos, la mayoría de la población en Estados Unidos sigue dependiendo de los medios convencionales empresariales. El resultado se puede observar en cualquier análisis de la actual coyuntura electoral. «En los próximos comicios, miren lo que está sobre la mesa. Hay dos candidatos, ambos impresionantemente ricos, de familias poderosas, ambos asistieron a la misma universidad», comentó. «Ambos pueden concursar porque están financiados por los mismos intereses empresariales».
Para la elección de noviembre, por primera vez en décadas, Chomsky está lo suficientemente asustado con el gobierno de George W. Bush -a quien describe como un «nacionalista radical» dedicado a la «violencia imperial»- como para ofrecer un muy tibio apoyo a su contrincante, John Kerry, de quien dijo: «es una fracción mejor» que Bush.
Sin embargo, las diferencias entre los dos candidatos son poco sustanciales y hasta difíciles detectar, añadió. Esto, por cierto, no es accidental, ya que las elecciones en Estados Unidos giran en torno de las «cualidades» de los candidatos, no sobre propuestas o ideas. Así, no es coincidencia que palabras «carácter», «liderazgo» o «personalidad» sean las empleadas para describir a los aspirantes, en lugar de profundizar sobre sus posiciones en torno a temas políticos.
Los candidatos están entrenados para ser poco claros sobre los grandes temas porque la cúpula reconoce que ninguno de los dos partidos oficiales ofrece soluciones a los problemas que la mayoría del país desea resolver. Por ejemplo, existe un clamor por que se solucione la crisis del sistema de salud, pero ninguno de los candidatos se atreve a ofrecer propuestas serias sobre este asunto, ni en torno a educación, empleo y guerra.
«La política en Estados Unidos es muy delgada y empobrecida; los temas básicos no están a discusión.»
Pero a la vez, apuntó, «lo más esperanzador, muy nuevo y excitante, es que por primera vez en la historia hay enormes movimientos populares internacionales, con amplia solidaridad en el mundo. Se han desarrollado más en el Sur, en India y Brasil, ahora se han expandido hacia el Norte. Están preocupados por abordar los problemas fundamentales de la injusticia, la opresión y la violencia y actuar para resolverlos». En esto, subrayó, es clave el papel de los medios progresistas y su nuevo alcance internacional vía Internet.