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Censura en 'El Periódico de Cataluña'

De cómo un texto de Noam Chomsky puede llegar a ocultar tanta información

Fuentes: Rebelión

No es la primera vez que pasa. Y por lo que se ve hay periódicos que le encuentran el gusto a ir recortando los artículos de Noam Chomsky, obviamente sin su permiso y sin advertencia a los desprevenidos lectores. Si el mes pasado fue el periódico argentino Clarín el que amputó dos terceras partes de […]

No es la primera vez que pasa. Y por lo que se ve hay periódicos que le encuentran el gusto a ir recortando los artículos de Noam Chomsky, obviamente sin su permiso y sin advertencia a los desprevenidos lectores.

Si el mes pasado fue el periódico argentino Clarín el que amputó dos terceras partes de un texto del intelectual norteamericano (Noam Chomsky contradice a su entrevistadora), el pasado 11 de diciembre fue El Periódico de Cataluña quien metió la tijera, ahí donde la línea editorial creyó ver el peligro.

Para un medio de comunicación del régimen siempre es interesante contar -como hace El Periódico– con la firma de algún pensador ‘disidente’, que legitime regularmente con su presencia lo que el medio se encarga de reivindicar en esencia diariamente.

Clarín no tuvo ningún compromiso con sus lectores para tener que ofrecer una explicación por su forma de actuar. El Periódico, muy probablemente, tampoco sentirá apuro en dejar pasar la cosa. Podría alegar que el artículo era demasiado largo para su edición impresa, pero ¿por qué no salió íntegro en la versión digital? ¿y por qué no se avisó a los lectores? Además, el periódico mexicano La Jornada -también en papel- sí que pudo reproducirlo íntegro [1].

Pero veamos con detalle qué omisiones conscientes realiza El Periódico (cito en negrita los párrafos de texto ‘recortados’), que comienza cambiando el título del artículo y, que tras un inicio en el que Chomsky describe el «programa, impulsado por el presidente de Venezuela Hugo Chávez, para vender combustible de calefacción con descuento a las comunidades pobres de Boston y el sur del Bronx», suprime los dos siguientes párrafos:

El acuerdo se concretó después que un grupo de senadores estadounidenses envió una carta a las nueve petroleras más importantes pidiéndoles que donaran una porción de sus recientes ganancias récord para ayudar a los residentes pobres a cubrir sus gastos de calefacción. La única respuesta provino de CITGO.

En Estados Unidos, los comentarios del acuerdo se formulan a regañadientes. Algunos dicen que Chávez, quien ha acusado a la administración de George W. Bush de intentar derrocar a su gobierno, está animado por fines políticos a diferencia, por ejemplo, de los programas de pura ayuda humanitaria de la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos.

Retomando el hilo con: «El combustible ofrecido por Chávez es uno más de los muchos desafíos a los estrategas de Washington que surgen en América Latina».

De ese modo, para los lectores del rotativo catalán la venta de petróleo venezolano más parece una bravata de Hugo Chávez, que el compromiso de un acuerdo institucional. Cómo si la circunstancia que motivó la iniciativa del grupo de senadores no tuviera ninguna importancia, y tampoco fuera relevante la usura de las nueve petroleras norteamericanas. Al parecer, al periódico tampoco le agrada la acusación de Chávez al gobierno de Washington ni la comparación entre la ayuda venezolana, destinada a residentes pobres de barrios marginales, y la de la AID, distribuida entre quienes organizaron el golpe de estado en Venezuela en 2002 o «adiestrando» a 600 líderes políticos haitianos que habrían de ocupar el gobierno tras el derrocamiento de Jean Bertrand Aristide, en 2004, patrocinado por los EE.UU. Y esto sólo por citar dos ejemplos del negro historial de esta «agencia humanitaria».

Noam Chomsky pasa a relatar, a continuación, el descontento en Latinoamérica contra Bush, ahora que proliferan los gobiernos de centroizquierda.

Inclusive en Centroamérica, que todavía sufre los efectos de la «guerra al terror» del presidente Ronald Reagan, apenas si se puede mantener la tapa cerrada.

Y también debido al activo movimiento indígena, fundamentalmente en Bolivia y Ecuador.

En este punto El Periódico, retirando la referencia a la política terrorista en Centroamérica de la administración estadounidense, presenta la oposición a Bush como una cosa de rojos e indios, y donde la política imperial parece no tener nada que ver.

Del mismo modo, cuando Chomsky recuerda que en 2002 Washington apoyó un golpe militar contra Hugo Chávez y que «Después tuvo que dar marcha atrás.

debido a la oposición al golpe en Venezuela y en toda América Latina».

El Periódico, quitando la mitad de la frase, parece querer indicar que ese cambio de actitud del gobierno estadounidense fue una decisión propia, sin influencia externa.

De Cuba mejor no hablar -debieron pensar los censores-. Y pese a que aceptaron la publicación de que, en las relaciones entre Venezuela y Cuba, «Venezuela provee petróleo a bajo precio mientras Cuba organiza programas de alfabetización y salud y envía miles de maestros y médicos», no quisieron reconocer de éstos

que, como en otras partes, trabajan en las áreas más pobres, que habían sido previamente descuidadas.

Cualquier cosa antes que aceptar la abnegación y el sacrificio de los trabajadores cubanos, desplazados a un país que no es el suyo, dispuestos a llevar a cabo tareas que hasta ahora nadie había querido realizar y en condiciones extremadamente duras para cualquiera, pero sobre todo -recordemos- para doctores y licenciados universitarios que, en cualquier país de Latinoamérica, podrían vivir sin ninguna carencia ni limitación. Y otro ‘recorte’ para el siguiente párrafo:

Los proyectos conjuntos de Cuba y Venezuela también están teniendo impacto considerable en otros países del Caribe, donde, bajo un programa llamado Operación Milagro, médicos cubanos proveen atención a personas que no tenían esperanzas de recibirla, con fondos proporcionados por Venezuela.

Si por El Periódico fuera la Operación Milagro iría al más oscuro de los rincones. Pues con tal de no hablar de ella se mutila el texto que haga falta. Si hay una labor propagandística, concienzuda y minuciosamente estudiada, es el silenciamiento total y absoluto en toda la prensa occidental sobre el proyecto quirúrgico entre Cuba y Venezuela. Probablemente uno de los programas médicos más importantes (si no el que más) llevados a cabo nunca en Latinoamérica. A través del cual ya han sido operados más de 170 mil personas de enfermedades de la vista y se espera que este año sean intervenidas más de 200 mil de todo el continente. Personas sin medios económicos que son trasladadas a Cuba (Venezuela paga los gastos de transporte) para recibir el tratamiento necesario (del cual se hacen cargo en la isla). Un ejemplo -digno de ser escrito en los libros de historia- que cualquier país desarrollado no tendría mayor dificultad para llevar a cabo, pero que en manos de Cuba y de Venezuela se convierte en un acto que debe ser proscrito hasta de las páginas de los periódicos. Así es el capitalismo: Operación Triunfo sí, Operación Milagro no.

Continúa Noam Chomsky desgranando la situación de Venezuela, insistiendo en la limpieza de las victorias electorales de Hugo Chávez, y en que «pese a la hostilidad de los medios de comunicación» el apoyo al Gobierno ha aumentado durante estos años. Lo siguiente es ya -en El Periódico- una cita incompleta: «En Venezuela, donde la economía del petróleo ha producido una élite de supermillonarios, una cuarta parte de quienes tienen menos de 15 años están hambrientos, por ejemplo, y el 60% de la gente por encima de los 59 años carece de todo ingreso. Menos del 5% de la población goza de la Seguridad Social. Solamente ahora, bajo el presidente Chávez, la medicina ha comenzado a ser algo real para una mayoría de pobres en la rica pero profundamente dividida sociedad venezolana»

(…) Desde que llegó al poder en elecciones democráticas y empezó a transformar el sector de salud y de asistencia social que ha satisfecho tan mal a la población en masa, el progreso ha sido lento, pero perceptible…».

Los datos negativos bien se pueden ofrecer, aun teniendo en cuenta que estos constituyen la dramática herencia de 40 años de corrupción continuada y generalizada hasta en el último eslabón del Estado. Pero ¿cómo decir que pese a todo la revolución avanza? [2]

Y por último, un detalle menor, pero que también da la medida del nivel de sumisión intelectual de El Periódico.

Cuando al finalizar el artículo, Noam Chomsky dice que: «Las dificultades de Estados Unidos en las Américas se extienden tanto al Norte como al Sur.

Por razones obvias, Washington ha intentado confiar más en Canadá, Venezuela y otras fuentes de petróleo que no correspondan a Medio Oriente.

Las relaciones de Canadá son más tirantes de lo que nunca lo han sido antes como resultado, entre otros asuntos, del rechazo de Washington a las decisiones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que favorecen a Canadá», está apuntando al infructuoso intento de los EE.UU. por conseguir aprovisionarse de petróleo en sus inmediaciones. Es, de alguna manera, una crítica a su ‘diplomacia de las cañoneras’ y a sus ‘negociaciones’ de matón de barrio.

Sin esa frase, queda clara la postura arrogante y amenazante (para todos de sobra conocida) de la administración Bush y los problemas que de ella se derivan. Pero se evita tener que reconocer una grave limitación del gobierno de Washington, y es su imposibilidad para entender que cada país tiene derecho a defender su soberanía nacional. Esa frase evidencia la más completa impotencia para conseguir algo sin tener que recurrir a la fuerza bruta, al chantaje o a la coacción. Y eso es algo que El Periódico de Cataluña no se puede permitir publicar, aunque para ello tenga que mutilar un artículo de Noam Chomsky.

Notas:

[1] Ver artículo completo: (El petróleo de Venezuela y las chimeneas de Massachussets)

[2] «Los niveles de corrupción alcanzaron dimensiones inauditas. Mientras recorríamos de noche las calles de Caracas, Hugo Chávez me decía que Venezuela había recibido, desde 1960 hasta 1998, en ingresos de divisas por venta de petróleo, el equivalente de unos 15 planes Marshall. ‘Con un único Plan Marshall’, me decía Chávez, ‘se pudo reconstruir toda Europa destruida por la Segunda Guerra Mundial. Y con 15 planes Marshall, en Venezuela, sólo se ha conseguido que unos cuantos corruptos hayan amasado algunas de la mayores fortunas del mundo, mientras la mayoría de la población yace en la miseria'». Ignacio Ramonet La conspiración contra Chávez