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El charco de Narciso: medios y gobierno en Nicaragua

Fuentes: CEPRID

Para entender el papel actual de los medios en América Latina hay que recordar que la propaganda siempre ha sido un campo determinante en la imposición del dominio de los poderes imperiales. En el caso de Nicaragua se volvió clave durante los años de la guerra terrorista del gobierno de Ronald Reagan y George Bush […]


Para entender el papel actual de los medios en América Latina hay que recordar que la propaganda siempre ha sido un campo determinante en la imposición del dominio de los poderes imperiales. En el caso de Nicaragua se volvió clave durante los años de la guerra terrorista del gobierno de Ronald Reagan y George Bush padre contra ese país. En aquel entonces, hace mas de veinte años, se hablaba de la guerra de baja intensidad – una guerra total que usaba todos los medios, entre los cuales «el manejo de las percepciones» tenía muy alta prioridad. Ahora se habla de la guerra de cuarta generación en que los gobiernos de los Estados Unidos y sus aliados en Europa y el Pacífico tratan de imponer su variedad de democracia gerencial y libertad de corte corporativo al mundo entero.

Parte de esa guerra consiste en aprovechar el daño causado al papel socio-económico que juega el Estado durante más de 20 años de políticas neo-liberales. El asalto sobre la centralidad del Estado en la redistribución de la riqueza ha incluido el desplazamiento del Estado por las organizaciones no gubernamentales. En efecto, el traslado de una gran parte de la responsabilidad de garantizar los derechos sociales, económicos y culturales al sector no-gubernamental ha tenido y sigue teniendo el objetivo de fortalecer una clase gerencial disfrazada de «sociedad civil». Pero es una variedad de «sociedad civil» auto-elegida y financiada principalmente por gobiernos extranjeros como los Estados Unidos, o por miembros de la Unión Europea o por organizaciones de aquellos países con fuertes lazos con sus respectivos gobiernos.

En tiempos de gobiernos de derecha, este sector cumple el papel de avalar la naturaleza «democrática» del sistema. Sin ser capaces de modificarlas, critican las medidas anti-populares para fortalecer la concentración de riqueza en las clases sociales dominantes. El sector no gubernamental nunca pierde. En Managua el monumento al obrero tiene como inscripción la frase de Sandino, «sólo los obreros y los campesinos irán hasta el fin.» No es por nada. En tiempos de gobiernos de izquierda este tipo de sociedad civil sirve para desvirtuar las políticas diseñadas para fortalecer el papel del Estado en la redistribución de la riqueza. Comparte criterios con la derecha. Usan la misma terminología en sus críticas. El gobierno es «autoritario», «hermético», «populista», mientras ellas y ellos promueven «la ética», «la democracia», «el consenso».

Los medios

De igual manera que la derecha tiene sus medios afines, así también los tiene el sector no-gubernamental que le gusta auto-definirse como «sociedad civil». Se trata de un componente más – junto con la cooperación para el desarrollo que no desarrolla, la financiación internacional para el crecimiento que hace crecer el hambre y la pobreza – para lograr la dependencia o el sometimiento de los países débiles al neo-colonialismo. Y este componente consiste en algo parecido al «Orientalismo» descrito por Edward Said. Con el paso de generaciones un cuerpo de análisis de América Latina ha surgido que sirve a los intereses imperiales al ofrecer un discurso cultural e ideológico que justifica la dominación del capitalismo corporativo y sus instituciones. En cambio desprestigia el desarrollo de alternativas que descartan los modelos del «mercado libre» impuestos por el imperio, sus aliados y las instituciones internacionales que controlan.

En el caso de los medios auto-definidos como progresistas y modernos en Nicaragua, periódicos como El Nuevo Diario o programas de actualidades como Esta Noche, se trata de unos medios de información que informan desde premisas espurias derivadas principalmente de modelos norteamericanos. Su política está claramente diseñada para restringir el ámbito de discusión por medio de un intento de someter las opciones políticas y económicas a un proceso de aprobación conforme una agenda a servicio de los poderosos. Quien se aprueba o no son los representantes perennes de la limitada variedad de sociedad civil definida por ellos mismos. Entonces, lo no-sorprendente en Nicaragua es que los medios de comunicación siguen al por mayor el mismo patrón anti-FSLN que se vio a lo largo de la campaña electoral desde 2005 hasta noviembre 2006.

Es parte de la misma madeja imperial tejida tan persistentemente en Venezuela, Bolivia y Ecuador – ni mencionamos Cuba. Es de esperar que los medios abiertamente de derecha se presten al juego imperial. Pero el caso de los medios del centro o centro-izquierda y de personajes destacados del movimiento popular merece más atención. Aunque sean diversos los casos de la oposición no-gubernamental y de la sociedad civil respecto de la gestión del gobierno de la coalición encabezado por el FSLN, todos muestran muchos rasgos comunes, principalmente una falta de auto-crítica la cual quizás sólo palabras como solipsismo o narcisismo caracterizarán adecuadamente.

Esta Noche

Uno de los periodistas de televisión de mayor prestigio en Nicaragua es Carlos Fernando Chamorro. En su programa Esta Noche, Chamorro entrevista a personas destacadas de la sociedad nicaragüense o del extranjero para cubrir temas de interés político, económico, social y cultural. Un programa típico fue el del jueves, 17 de mayo, en que Chamorro entrevistó a participantes extranjeros en un foro en Managua sobre temas electorales promovido por el Instituto Demócrata Nacional – el equivalente del partido Demócrata en Estados Unidos de su hermano Instituto Republicano Internacional. Las dos son organizaciones que se especializan en intervenciones en los procesos electorales de diversos países del mundo. Así, en esta edición del 17 de mayo aparecieron representantes del Carter Centre, un profesor de una universidad de Carolina del Norte y un representante de la Fundación Arias de Costa Rica.

Chamorro abrió el programa con un breve resumen editorial en que criticó el estilo del gobierno de Daniel Ortega respecto del aumento del salario mínimo, porque según su criterio el proceso marginó la participación de los actores – léase, los empresarios. Después comentó sobre la nueva ley de acceso a la información y advirtió que la parte de la ley que se refiere a la exigencia de una metodología profesional a los periodistas está de más, ya que los periodistas no necesitan lecciones de cómo hacer su trabajo. Y a partir de aquí pasó a entrevistar a sus invitados.

Hay varias cosas que notar aquí. Todas surgen porque el nuevo gobierno Ortega/Morales está cumpliendo bien su trabajo pero la oposición rehúsa admitirlo. Es por ese motivo que Chamorro usa la misma técnica que otros comunicadores de corte social-demócrata. Ostensiblemente critican los mecanismos, los estilos y las maneras de actuar del gobierno Ortega/Morales. Pero escondido detrás o por debajo está el odio profundo que ellas y ellos llevan en contra del FSLN. Chamorro criticó una vez mas el «secretismo» del gobierno con respecto a la divulgación de información. Inmediatamente pasó a sugerir que es autoritario, que disminuye los derechos de la ciudadanía en cuanto a la participación en la formulación de políticas.

Pero estas críticas tienden a encubrir el hecho de que los más afectados son los miembros de la oligarquía local, quienes han disfrutado de todos los privilegios en Nicaragua desde 1990. En esta edición de su programa Chamorro critica la manera en que se promovió un aumento de 18% en el salario mínimo. El aumento está bien, dice Chamorro, pero se ha debido de ser más participativo con… los empresarios, los que insistieron tajantemente sobre un aumento no mayor de 10%. Ah, pero es el mecanismo, el estilo… o sea, lo que llaman ese secretismo, que es un tema favorito de los medios progresistas-modernos que se oponen al gobierno de Ortega/Morales.

En realidad, los medios de comunicación reciben cada día boletines a menudo muy extensos de la Secretaría de Comunicación del gobierno. Cada día el Presidente da entrevistas al montón de periodistas que cubren su programa de actividades. El contraste con las declaraciones raquíticas del gobierno «Nueva Era» del Ingeniero Enrique Bolaños es impresionante. Pero nadie se quejaba de que el gobierno anterior fue hermético, como se dice, entre sollozos de indignación moral, del gobierno Ortega/Morales. Al final uno se da cuenta.

El secretismo se encuentra exclusivamente en las telarañas de las mentes pavlovianamente anti-FSLN de los periodistas progresistas-modernos. Y de allí surge el comentario de Fernando Chamorro de que los periodistas no necesitan ser asesorados sobre cómo contrastar sus fuentes. Seguramente Chamorro está bromeando. El amarillismo, editoriales presentados como reportajes, aspectos aislados presentados como lo principal del hecho, opiniones selectivas y sesgadas presentadas como «noticias» son el pan de cada día de los periódicos principales La Prensa y El Nuevo Diario, de los medios radiofónicos y de televisión de la derecha, condicionados, como el perro de Pavlov, a reaccionar venenosamente cuando se trata de decir cualquier cosa buena del FSLN y de su gobierno de los pobres.

Chamorro representa una clase gerencial-informativa que se reserva el derecho de medir y catalogar a todos los demás, pero resisten el intento razonable de insistir sobre un reportaje fiel a los hechos. El resto de su programa dio múltiples ejemplos de la falta de auto-crítica de los medios progresistas-modernos en Nicaragua. Se discutieron los problemas electorales en Nicaragua con tres extranjeros y los televidentes tuvieron que aguantar escuchar al representante del Centro Carter opinar que la despolitización del organismo electoral en Nicaragua sería una buena idea. Sin ironía. Como si Estados Unidos tiene algo que enseñar al mundo en materia electoral, particularmente cuando en las elecciones pasadas Nicaragua dio una lección al mundo de civismo e imparcialidad, como fue reconocido por todos los observadores electorales, incluso el mismo Jimmy Carter y la Union Europea.

El profesor de la Universidad de Carolina del Norte habló de la democracia directa sin mencionar el sistema de participación masiva de la ciudadanía en Cuba, a pesar de actos y amenazas terroristas de parte de los Estados Unidos durante casi cincuenta años. Se quedaron mudos sobre el tema de la manipulación y dominación de los procesos electorales por los grandes capitales que hacen una burla de la «democracia» en la gran mayoría de los países del sistema capitalista. Y el porqué de eso se hizo evidente cuando el representante de la Fundación Arias aceptó la invitación de Chamorro para hablar sobre el referéndum pendiente en Costa Rica sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (CAFTA). Inmediatamente aprovechó para afirmar que el tema principal del referéndum iba a ser, no si CAFTA iba a traer beneficios para el pueblo costarricense, sino la validez de los monopolios estatales ticos, usando la palabra «monopolio» descaradamente como un código para sugerir que toda empresa estatal es necesariamente un monopolio y por ende anti-democrático, inferior, anómalo. Pero Chamorro aceptó esas afirmaciones sin comentario.

Uno encuentra este tipo de programa propagandístico constantemente en los medios corporativos en todo el mundo – son efectivamente spots comerciales para el neoliberalismo y el imperialismo. Las premisas pro-capitalismo corporativo no se examinan. La autoridad intelectual o moral de los participantes se toma como algo dado. Nunca se amplían los parámetros de discusión mas allá de lo que no pone en peligro los propios prejuicios de los participantes. Es un ejemplo preciso de la falta de una auto-crítica verdadera de parte de individuos como Carlos Fernando Chamorro. Indica que su rechazo de la posibilidad de un mecanismo legislativo de regulación con respecto a periodistas surge de algo más profundo que mero prejuicio. Surge de una defensa de sus intereses socio-económicos – lógicamente. Bien, pero ¿por qué disfrazarlo de indignación moral? Se supone porque sin esa tergiversación se le quita la falsa mística del noble campeón de la verdad a que él pretende.

Académicos y escritores comparten el discurso

Otro ejemplo de la misma mentalidad se encuentra en un blog de la novelista Gioconda Belli en defensa de los intereses corporativos mediáticos en Nicaragua. «La decisión que se anunció de dividir la asignación recortada del presupuesto estatal de publicidad de acuerdo a una clasificación antojadiza de los medios, revela que el nuevo gobierno concibe este presupuesto, no como el pago de un servicio necesario para informar a la población de acciones ministeriales que necesiten ser comunicadas a las sociedades, sino como un subsidio disfrazado. Si se trata de asignar los recursos de comunicación de la manera más eficiente para que cumplan su cometido, el estado tendría que regirse por los parámetros que guían la contratación de este tipo de servicio, es decir, los sondeos de opinión que indican cuales son los medios que tienen mayor cobertura.» (1)

¿Qué es esto sino un argumento a favor de los medios corporativos dominantes? Belli escribe como si no hubiera una campaña odiosa y venenosa en contra de la fórmula electoral Ortega/Morales, como si no existiese un ambiente sumamente hostil anti-gubernamental en los medios corporativos del país y como si el gobierno estuviera actuando de una manera anti-democrática por buscar cómo re-orientar sus gastos de relaciones públicas hacia diversos sectores como, por ejemplo, los radios locales. Aquí estamos en el centro de la guerra del manejo de las percepciones, discutiendo sobre los entresijos del control mediático. Belli apoya al opositor Movimiento Renovador Sandinista quienes pactaron con la derecha durante la campaña electoral. Actualmente, el MRS está en negociaciones con la derechista Alianza Liberal Nicaragüense para poder formar un bloque de oposición unida.

Pero no es necesario de ser políticamente activo en un sentido partidario para servir, aunque sea inconscientemente, los propósitos de la guerra de baja intensidad o de cuarta generación librada contra los intereses de los pueblos de América Latina por los gobiernos estadounidenses y sus aliados. Existe el fenómeno de los académicos que pretenden a un estado de nirvana, en que hayan superado los lazos terrestres de la ilusión política, para poder opinar de una manera objetiva. Guillermo Rothschuh, un académico nicaragüense muy destacado, logra hablar de la relación medios-gobierno en Nicaragua sin mencionar la injerencia de intereses extranjeros. En su nota «Medios y Gobierno» (2), escribe como si la realidad de las comunicaciones en Nicaragua flotara en una burbuja aislada de las consideraciones regionales o internacionales.

Además ofrece afirmaciones que no corresponden a la realidad – aunque podrían corresponder a una percepción que es útil a su interpretación de la realidad. Por ejemplo Rothschuh asevera que el gobierno Ortega/Morales «…en un movimiento fallido, cometió el error de implementar una política informativa cerrada y excluyente, negándose también a crear condiciones que indicaran que su actitud ante los medios esta vez sería totalmente diferente.» Esto no es cierto. Es un hecho que la política de información del gobierno Ortega/Morales es mucho más abierta que la de los gobiernos anteriores, por lo menos desde el punto de vista de un periodista o escritor en su trabajo rutinario.

Este argumento de Rothschuh muestra claramente que los académicos también forman parte de la guerra para manejar las percepciones a que, esto sí, refiere Rothschuh muy precisamente : «La democracia moderna se sustenta en el disentimiento, la tolerancia y el pluralismo. Su verdadera eficacia radica en que manifieste un carácter recíproco entre gobierno y medios. Aunque existen medios con determinación explícita de mantener una política de rechazo a las actuaciones del sandinismo, éstas están atravesadas y teñidas por otros intereses: utilizarlos como palancas propulsoras en la estrategia de recuperación del poder, mediante una política permanente de desgaste de la gestión pública. Sería iluso pensar lo contrario.»

Rothschuh así concede algo a la realidad, pero insiste en que se debe aspirar a un punto de equilibrio ideal entre gobierno y medios como si tal hermosa bola de nieve teórica podría sobrevivir un segundo en el infierno de un mundo real que gira alrededor de conflictos fundamentales que surgen de la inequidad y la injusticia y la lucha por el poder y los recursos. La realidad es que la vida política en Nicaragua está profundamente polarizada entre una élite que vive cómodamente y una enorme mayoría que vive en la miseria. El gobierno Ortega/Morales enfrenta esa realidad, no algún mundo teórico confeccionado en las torres de marfil de la academia.

Es una realidad en que el gobierno ha decidido claramente dar prioridad a una reconciliación social amplia, dirigida a beneficiar a la gran mayoría empobrecida. Entonces necesariamente será de importancia secundaria para ellos si las élites privilegiadas son capaces de acompañar ese proceso, aunque sería bueno. Es definitivamente iluso pensar que los medios que tanto odio y veneno han lanzado contra el FSLN durante tantos años van a manifestar reciprocidad. Y mientras Rothschuh señala a Canal 2 y La Prensa como los medios más antagónicos al FSLN, se queda mudo sobre el vehemente papel opositor del periódico El Nuevo Diario que se ha perfilado categóricamente como la portavoz del MRS.

Lo ortodoxo de la teología de liberación

Otro tipo de distorsión de la realidad política en Nicaragua se encuentra al lado de algunos intelectuales de la teología de la liberación. Es notorio que el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal hacia el fin de la campaña electoral en 2006 argumentó que sería mejor votar en las últimas elecciones presidenciales por la derecha que por la coalición encabezada por el FSLN. Otra intelectual de la teología de la liberación que rechaza el gobierno Ortega/Morales es Maria López Vigil, de la conocida revista Envío. En una entrevista con Angie Aguirre Bonilla de 7 Días (3), Aguirre Bonilla preguntó a López Vigil sobre el impacto de CAFTA en Nicaragua. López Vigil respondió «Todavía no he visto una valoración de conjunto de los efectos que ya ha tenido el TLC en la economía nicaragüense, no conozco a profundidad esos detalles. «

Sin embargo con respecto al quehacer del gobierno Ortega/Morales López Vigil opinó que «la gestión gubernamental del comandante Daniel Ortega Saavedra en el ámbito político, económico, jurídico, etcétera no merece más que dos puntos en la escala de uno a diez.» CAFTA ha estado vigente por más de un año. Ortega no llevaba ni tres meses en el gobierno en la fecha de la entrevista. Eso muestra por sí mismo la clase de insinceridad de algunos sectores que se auto-definen progresistas en Nicaragua, y quizás el caso de López Vigil no es el peor. Pero es representativo del odio ciego que muchos intelectuales llevan hacia el FSLN.

Un método retórico muy común en esta clase de oposición al gobierno Ortega/Morales es el de proponer una meta inalcanzable y después quejarse de que Ortega no la alcanzó en los tres meses que lleva en el gobierno. La misma entrevista sigue : «Todavía hay una gran injusticia en la distribución de ingresos y en esos 100 días no se han dado pasos para que esto cambiara. Todavía tenemos un modelo que sigue privilegiando a los más ricos, que les da algunas cosas chiquitas a los pobres para apaciguar los ánimos, y que ha puesto toda su confianza en el apoyo del Gobierno de Venezuela, y es una pena que nuevamente nos veamos en la situación de esperar favores de un país extranjero y que no logremos arrancar con lo que tenemos y con lo que somos.»

¿Qué se puede pensar de esto? Aparentemente, López Vigil sugiere que en 100 días un gobierno va a poder revertir 17 años de políticas despiadadas dirigidas a aniquilar la capacidad del gobierno de redistribuir la riqueza del país equitativamente, con la camisa de fuerza adicional de un presupuesto definido y aprobado por la Asamblea Nacional bajo el gobierno anterior. ¿Y de dónde y con qué varita mágica sugiere López Vigil que Nicaragua obtenga los recursos para resolver su crisis energética o para promover la industrialización o componer infraestructura abandonada por 16 años?

El desdeño de López Vigil por la realidad se extiende hasta el mismo pueblo nicaragüense, «»Me parece una tragedia cultural que el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo busque reforzar la religiosidad más tradicional, primitiva y conservadora en el país; la mentalidad de los nicaragüenses necesita madurar, crecer y no hay ningún propósito para que esto suceda, sino todo lo contrario; hay un envoltorio religioso, de palabras cristianas, de Dios por todos lados, pero este discurso no contribuye a que la gente avance en una fe madura.» Aparte de ser un tópico, ya que todos los seres humanos pueden desarrollar más su potencial, ¿quién es María López Vigil para decir que «la mentalidad de los nicaragüenses necesita madurar, crecer».

Así que tenemos que suponer que los nicaragüenses deben de madurar y crecer al mismo nivel que… Maria López Vigil. López Vigil no menciona los innovadores acuerdos casi sin precedentes en Nicaragua de intercambio cultural, deportivo y educativo con Cuba y con Venezuela. No menciona los planes impresionantes de una nueva campaña de alfabetización. No menciona la participación altísima de las mujeres en los puestos de gobierno, aunque, por supuesto, López Vigil puede decir que no alcanza el 50% de puestos para mujeres que se prometió. Es cierto, «sólo» alrededor del 40% – en 100 días.

En vez de felicitar a Ortega por haber convencido al Cardenal Obando de la necesidad de favorecer a los más pobres, López Vigil lo condena. El Cardenal Obando habla abiertamente ahora de la necesidad de justicia económica y de dar prioridad a los pobres. Parece que está abrazando lo que Leonardo Boff llama el catolicismo de compromiso ético y dejando atrás su habitual catolicismo de devoción. Pero López Vigil cínicamente lo atribuye a un mero juego de posturas para engañar al pueblo. Uno pregunta ¿qué tiene ese cinismo sabelotodo que ver con el cristianismo que predica López Vigil? ¿Cómo ha logrado leer tan íntimamente en los corazones de Daniel Ortega, de Rosario Murillo, del Cardenal Obando?

La vanidad de López Vigil es muy parecida a la de la clase gerencial neo-colonial del Banco Mundial o del FMI o del BID, de USAID o la Unión Europea. Piensan que los pobres nicaragüenses son atrasados, ignorantes e incapaces de manejar sus propios asuntos sin una supervisión o una educación propiciada por unos dirigentes-filósofos que comparten los criterios adecuados para esa labor. ¿Quién define esos criterios? Intelectuales como López Vigil, evidentemente.

Un pensamiento anacrónico marcado por rasgos del pelagianismo o del Siglo de las Luces caracteriza las posiciones de López Vigil. Paradójicamente anarco-cristianos como ella se encuentran enredados en las entrañas de un discurso muy similar al discurso dominante del imperio: que Nicaragua tiene que modernizarse, tiene que llegar ser un estado laico. No sólo distorsiona violentamente el actual desarrollo político de Nicaragua, sino que también se proyecta como guardiana de la sabiduría de lo que ella llama «la cultura democrática». Así escribe en su ensayo «Otro Dios es posible»:

«Pienso y escribo esto desde Nicaragua, desde Centroamérica, desde sociedades del «Occidente cristiano» que en su conciencia colectiva no han superado aún los traumas de la Conquista de hace quinientos años ni el entramado jerárquico de los siglos de Colonia que siguieron. A diario lo comprobamos. Somos países que hace poco más de siglo y medio se hicieron independientes formalmente, pero que siguen albergando a millones de personas, la mayoría, que carecen de autonomía personal, que nunca la han saboreado. Somos sociedades con la institucionalidad -y también con la teatralidad- de la democracia (separación de poderes, elecciones periódicas, instituciones, cargos, delegados en los organismos internacionales, costosos procesos de modernización estatal), pero que desconocen todo o casi todo de la cultura democrática.»

Habrá que entender tres cosas por esto. Primero, que existe algo que se llama «cultura democrática» de común acuerdo. Segundo, que López Vigil sabe en qué consiste. Y finalmente, que la enorme mayoría de personas en Centroamérica no lo saben. Con esta clase de narcisismo de parte de la autoproclamada élite intelectual de Nicaragua no se sorprendería si el país padeciera de problemas de madurez. Pero si algo resulta evidente después de considerar aportes intelectuales de este tipo, es que no son ellos los llamados a rescatar los valores morales y culturales del pueblo nicaragüense tan agredido por 17 años de gobierno neo-liberal. Sandino fue sabio cuando dijo «Sólo los obreros y campesinos irán hasta el fin.» Serán las y los humildes de Nicaragua quienes van a aprobar o no el quehacer del FSLN y sus aliados en futuras elecciones. Son ellas y ellos que van a sacar las respuestas contundentes a sus problemas sociales, políticos y económicos, no la élite intelectual fascinada por su reflejo en el charco dejado por la huella del imperio.

Notas

Gracias a Agustin Velloso por la revisión gramática de este texto.

1.http://blogs.elnuevodiario.com.ni/articulos/170/blog-semanal-belli-a-quien-sirve-el-antagonismo

2. http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/general/13701

3. http://www.7dias.com.ni/politica_2.html

4. http://www.denison.edu/collaborations/istmo/n10/articulos/otro.html

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Toni Solo es un activista que lleva residiendo en Nicaragua 12 años.