Incansable promotor de los derechos de los pueblos indígenas en el continente, Adolfo Pérez Esquivel, premio Nóbel de la Paz, se encuentra abocado de lleno a la organización del II Congreso de las Lenguas, que reunirá en Buenos Aires a delegaciones de diferentes puntos de América Latina y Europa, bajo el lema ‘Por el respeto […]
Incansable promotor de los derechos de los pueblos indígenas en el continente, Adolfo Pérez Esquivel, premio Nóbel de la Paz, se encuentra abocado de lleno a la organización del II Congreso de las Lenguas, que reunirá en Buenos Aires a delegaciones de diferentes puntos de América Latina y Europa, bajo el lema ‘Por el respeto a la interculturalidad y el ejercicio de la memoria’. De ello y otros temas conversamos con el Nóbel.
La semana próxima – del 18 y al 21 – se realizará en Buenos Aires el II Congreso de Las Lenguas. Un puñado de organizaciones sociales y cátedras de las universidades nacionales de Rosario y Buenos Aires lanzaron esta convocatoria que, bajo el lema «Por el respeto a la Interculturalidad y por el ejercicio de la Memoria», reunirá a delegaciones de diferentes puntos de América Latina y Europa. El Servicio de Paz y Justicia es uno de los responsables del armado de las actividades, para conocer más de este encuentro que se viene y reflexionar sobre la realidad de los pueblos originarios, se entrevistó a su titular, el Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
– El I Congreso de las Lenguas surge como un espacio alternativo, contrario, según la perspectiva de cada grupo, al III Congreso de la Lengua Española realizado en Rosario en noviembre de 2004. Casi tres años después convocan al II Congreso de laS LenguaS no para oponerse a un congreso oficial sino como espacio autónomo, con entidad propia.
PE: El I Congreso ya más o menos estaba previsto, pero lo hicimos coincidir con el III Congreso de la Lengua Española por varias razones: no para oponernos al castellano, porque el castellano es un idioma hermoso, es una lengua adquirida, con una gran riqueza. Lo que quisimos fue demostrar que no es la única lengua, que están las lenguas de los pueblos originarios, también ricas, con muchísimos matices; que dan identidad y sentido a los pueblos en un continente multicultural y multilingüístico. La Real Academia Española pone únicamente la lengua castellana pero dentro de la misma España hay otras lenguas que recién ahora se están valorizando. Por eso fue muy importante en el I Congreso de LaS Lenguas – como en éste – la participación de gallegos, de catalanes, de vascos… en este Congreso van a participar también los sardos.
Entonces me parece que tenemos que abrir estas posibilidades porque la riqueza de los pueblos es la gran diversidad, creo que eso es lo importante, y además una lengua se afirma en la identidad, en los valores, en los patrimonios adquiridos, en la memoria colectiva; lo que da identidad a un pueblo. Hay países de América Latina, no tanto aquí en Argentina, salvo en el interior, donde permanecen los pueblos originarios con mayor fuerza y mayor identidad; no tanto Buenos Aires, más cosmopolita, más de inmigrantes. Pero en otros países la presencia de los pueblos originarios es muy fuerte como el caso de Bolivia, de Perú, del Paraguay donde la lengua oficial es el guaraní, los pueblos quechuas en Ecuador o los Quiche en Guatemala que tienen como 17 idiomas. Y podríamos seguir hablando del resto de los países del continente.
– Y aquí en Buenos Aires en los últimos 20 años con los flujos migratorios que hubo también se da que se habla guaraní, quechua, aymara…
PE: Claro, sí, por ejemplo en Buenos Aires la comunidad paraguaya llega casi a un millón, pero también hay muchos bolivianos y hay muchos pueblos que se acercaron y formaron sus comunidades como por ejemplo los Tobas, que tienen una comunidad muy grande en la ciudad de Rosario pero también en la provincia de Buenos Aires. Entonces me parece que esta riqueza no tenemos que marginarla, tenemos que integrarla. Por ejemplo, mi abuela era una guaraní que fue la que me crió y prácticamente no hablaba el español. Yo de chico comprendía perfectamente el guaraní, lo que pasó fue que a través del tiempo sufrí como muchos chicos un proceso de aculturación, una discriminación dentro de las escuelas. Tenía vergüenza de llevar a mis compañeros a casa para que no vean a mi abuela india. Hasta que después comencé a comprender las cosas. Creo que algo importante del Congreso de las Lenguas es poner en la agenda de la ciudadanía y de los ministerios de Educación la necesidad de revitalizar y darle fortaleza a las escuelas bilingües, porque no puede ser que los chicos tienen una lengua materna y la matan, porque desaparece la lengua, desaparecen los pueblos y desaparecen sus culturas. Este es el gran problema. Yo he sido una víctima de eso, lo único que me acuerdo ahora del guaraní son todas las malas palabras, ¿entendés? Pero eso nunca se olvida, es como andar en bicicleta.
– En el lema de este II Congreso de las Lenguas se hace énfasis en ‘la memoria’, además de la interculturalidad y el multilingüismo. ¿Esto a qué responde?
PE: Bueno, en el otro también estaba la memoria, creo ahora estamos acentuando en este Congreso la memoria porque fijate: no hay pueblo sin memoria. Y la memoria no es para quedarnos en el pasado, la memoria nos ilumina el presente porque es a través del presente donde podemos generar y construir la vida y proyectar un futuro. Pero ese futuro depende del coraje que tengamos de hacer el presente. El futuro es consecuencia del presente, no necesitamos una bola de cristal para descubrir lo que va a ser el futuro. Miremos la realidad que vivimos y nos vamos a dar cuenta lo que proyectamos. Entonces la memoria es muy importante.
Mirá, yo llevo más de 40 años trabajando en el continente y aprendí muchas cosas con las hermanas y hermanos de los distintos pueblos del continente, pero una cosa que siempre me llamó la atención: ¿cómo lograron sobrevivir y resistir a través de los tiempos y a todas las dominaciones? Y es simple: lograron sobrevivir primero por preservar la memoria, después no perder su identidad – si pierden la memoria no tienen identidad -, sus valores espirituales, sociales, su sentido de comunidad que nosotros ya perdimos. En esta sociedad masificada donde nos imponen el pensamiento único perdimos el sentido de la comunidad. ¿Entonces cómo logran a través de los tiempos sobrevivir a toda las dominaciones? Es por la comunidad, es por el sentido de pertenencia, de identidad y eso es únicamente con la memoria. Esto creo que es fundamental.
– El Gobierno nacional desde la asunción en el 2003 en sus discursos ha hecho mucho hincapié en el tema de derechos humanos y en la memoria vinculado a la última dictadura militar. Ustedes están planteando una recuperación de la memoria con una proyección mayor. ¿El Gobierno incorpora a los pueblos originarios en esta recuperación de la memoria?
PE: No. El Gobierno políticamente plantea – y uno apoya esa medida que los gobiernos anteriores no quisieron hacer – recuperar la memoria de una etapa trágica de la vida del pueblo argentino del ’76 al ’83, y aún antes, porque la desapariciones no comenzaron en el ’76, comenzaron en el ’74,’75, ’76 hasta el ’83, incluso más. El Gobierno se planteó esto como una política de derechos humanos, llegar a clarificar la situación, impulsó la nulidad de las leyes de impunidad, de Punto Final y Obediencia Debida de Alfonsín, Menem, De la Rúa. Me parece un paso importante, pero a mitad de camino.
Mirá, yo estoy escribiendo para la inauguración del Congreso y voy a plantear una cosa. En el 2010 el país va a celebrar el Bicentenario de la Revolución de Mayo, ese grito de libertad… el interrogante es para quién: si para una elite de privilegiados o si ese grito de libertad, de nacionalidad, es para todos. Evidentemente, si vemos esto a 200 años, no ha sido para todos, porque los indígenas fueron discriminados y les están quitando las tierras hasta el día de hoy, los están reprimiendo, no les permiten crecer como pueblo, los tienen sometidos y dominados. Lo mismo que hicieron los conquistadores. Entonces uno se pregunta: ¿qué ha pasado en estos 200 años de nacionalidad, de democracia, de democraduras – como dice Eduardo Galeano – que supimos conseguir? ¿Qué es lo que pasa que hay ciudadanos de primera, de segunda, de tercera y de cuarta? ¿De qué democracia estamos hablando?
Si bien está considerado en la Constitución Nacional el derecho de los pueblos, artículo 75 inciso 17 y los acuerdos con la OIT, el Convenio 169, la realidad nos dice que no se respetan. Ahí tenemos los gobernadores señores feudales que les están quitando las tierras. ¿Cómo puede ser que en Argentina les quitan las tierras a los mapuches y que una empresa extranjera como la de Benetton haya comprado más de un millón de hectáreas? Y a costa de expulsar a los indígenas de la tierras. ¿Entonces cuál es el derecho? Esto lo hicieron los conquistadores con la cruz y la espada y ahora lo hacen estos señores feudales con el dinero.
¿Entonces qué cambio? ¡Y cómo están hoy las comunidades! Por suerte en América Latina y aquí en Argentina los pueblos originarios se están organizando, están recuperando la memoria, su identidad, sus valores y la capacidad de potenciar su recursos para que se respeten sus derechos. Hoy creo que las comunidades indígenas no están mejor que antes, éstas son las dificultades que tenemos no sólo en el país sino en todo América Latina, aunque hay otros países donde las comunidades indígenas están organizadas, te diría en Ecuador, Bolivia – que hoy tiene un presidente aymara como es Evo Morales… Creo que hay procesos así de cambios significativos en el continente.
– ¿Ve el SERPAJ en Argentina un mayor protagonismo de los pueblos indígenas a pesar de que la situación material no ha mejorado?
PE: Hay mayor organización. Y una cosa curiosa, pero pasa en todo el continente: las mujeres indígenas se están organizando y cada vez tienen una presencia mayor en las propuestas, en las alternativas. Me parece que los pueblos originarios hoy en Argentina están como repensando todos su situación pero también su cultura, su lengua, su espiritualidad, su forma de vida; creo que esto es como un despertar, me parece valioso. Tanto es así que la presencia en el I Congreso de las Lenguas en Rosario fue fantástica y también la participación de mujeres indígenas de todos los pueblos. Y esperamos que en este encuentro también la participación, que vienen de todo el continente, pueda ayudar al intercambio y a construir juntos. Porque esta dominación fue como quebrando y separando para que los pueblos no se conozcan. Hoy los pueblos se están conociendo, están tratando de construir juntos, no sólo este Congreso de laS Lenguas, hay muchos otros encuentros a nivel continental y en muchos países donde los pueblos indígenas comienzan a reflexionar dónde están parados y también cuáles son sus derechos. Creo que estos son avances, no suficientes, porque tampoco hay política de Estado de los gobiernos que acompañen esos procesos. No, los quieren tener bien arrinconados, para hacer lo que quieren y no lo que deben, lamentablemente.
– En Argentina esta falta de política ¿cuánto se debe a la ignorancia de las autoridades y cuánto a la falta de voluntad?
PE: No existe voluntad política de hacerlo, no existe voluntad política del Gobierno. El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) no toma medidas, se compran dos o tres caciques y hacen lo que quieren. No están sólo las políticas nacionales sino las políticas provinciales, lo tenemos en Salta a Romero, pero lo tenemos en Tucumán, en Catamarca, en la Patagonia, y lo hacen con total y absoluta impunidad.
¿Vos sabés que la Argentina no tiene una ley que regule la venta de tierras a extranjeros? No existe. Nosotros no sabemos si la tierra que pisamos es nuestra o de quién. La Conferencia Episcopal Argentina publicó un libro que habría que analizarlo, se llama «Una tierra para todos», donde se hace un análisis de la situación de la tierras en muchas provincias, y es realmente lamentable. ¿Por qué se nos mueren los niños indígenas de enfermedades evitables, de hambre, de desnutrición? ¿Cuáles son las políticas de Gobierno? Es un documento muy crítico sobre la situación de las tierras y lo que está pasando con las comunidades Sin embargo en el nivel de Gobierno miran para otro lado, ¿entendés? Porque hacen sus negocios, venden lo que no les pertenecen.
No hay un catastro que determine cuáles son las tierras fiscales de la provincia y cuáles son de Nación, entonces todo esto es tierra de nadie, ¿no? Son alambrados que caminan y hacen su gran negociado estos señores y después no se sabe a dónde se va ese dinero. Yo quisiera saber, si hay una auditoría, qué hacen con el dinero de toda esa venta de tierras o si va a parar a los bolsillos de ellos. Entonces estas cosas son muy complicadas. Pero lamentablemente cuando uno va y plantea esto en Casa de Gobierno te dicen «no, mirá, no podemos meternos porque las provincias son federales». Somos grandes a esta altura del partido, ¿eh? «No, porque las provincias son federales y si uno se mete piensan que es una intervención en la provincia». No hay políticas nacionales, lo han trasformado en feudos para beneficiar los intereses en la reforma constitucional del año ’94 al gobierno de Menem, para su reelección y para hacer este desastre.
El mismo presidente de la Nación, Néstor Kirchner, siendo gobernador de Santa Cruz, es el primero que promueve y el gran defensor de la privatización de YPF. Y lo sigue haciendo ahora, donde renueva los acuerdos y entrega la concesión por 40 años antes de vencerse los plazos. ¿De qué estamos hablando? ¿Qué pasa con las comunidades indígenas y el medioambiente? El caso de las empresas mineras. ¿La gran desgracia de la Argentina sabés cuál es? Es que somos un país rico, ¡mirá qué contradicción enorme! Porque han encontrado mucho oro y entonces vienen las vorágines de las empresas a explotar el oro, se llevan todo y dejan únicamente al país el 1.3 %, todo el resto afuera. Pero nos hablan de democracia.
Esta es la realidad, ahí expulsan a la gente indígena, a los campesinos, a los pueblos. El pueblo de Esquel se levantó para que no le planten la mina de oro a 6 kilómetros, porque para sacar el oro necesitan cianuro, que contaminan las napas. Es lo que está pasando en Famaillá [Tucumán] y en Catamarca. Pero todas las empresas son altamente contaminantes. ¿Por qué no atienden el reclamo de los mapuches sobre las empresas petroleras? Entonces, cuando empezamos a ver este panorama, realmente, hablamos de democracia y me parece muy bien que el Gobierno defienda lo que es del ’76 al ’83, pero se olvida del resto y de todos los niños que se mueren de hambre. Pero dicen «el producto bruto interno de la Argentina creció el 8/9 %». ¿Para quién? Esto es lo trágico.
Sin embargo tenemos que ver los signos de esperanza en los pueblos. Los pueblos ya están dejando de ser espectadores y cada día se asumen más como protagonistas, tenemos el ejemplo de estos Congresos de las Lenguas, de la participación, de los movimientos sociales… Creo que esto en un momento va a tener su potencialidad y va a poder cambiar la situación actual, porque la situación actual realmente es sumamente preocupante para la vida del pueblo.
– El SERPAJ viene trabajando estos temas desde hace décadas. ¿Ven un cambio en la sociedad o un mayor conocimiento de la demanda de los pueblos originarios? ¿Cuánto falta comprender? Digo la sociedad en su conjunto, no la sociedad organizada.
PE: Mirá, a la sociedad le está faltando información, no hay información. El otro día escuché un programa donde decían que «los indígenas se dejan morir» cuando hablaban de los tobas. No, no se dejan morir, los están matando. Una cosa es que se dejen morir y otra cosa es que los maten, ¿entendés? Hay una confusión tremenda. El otro día estuve apoyando a guaraníes que vinieron de Misiones a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). La Universidad no quiere entregarles las tierras que les pertenecen, recibió una donación de Celulosa Argentina, que le había quitado las tierras a los indígenas, y no las quiere entregar. Yo soy egresado de la UNLP, realmente me da vergüenza.
Tendrían que entregarles las tierras y que encima la Universidad asuma la responsabilidad de ayudarlos a la preservación del medioambiente, que esas tierras no se puedan vender, que esas tierras sean de la comunidad, que esas tierras sean patrimonio del pueblo argentino. Entonces, la gente a veces ve a los indígenas como los pobrecitos o personajes folklóricos, pero no como pueblos que están reclamando sus derechos. Esperamos que esto comience a cambiar en el orden educativo, en la toma de conciencia colectiva, en la responsabilidad que tenemos de preservar el patrimonio de nuestro pueblos, porque esos pueblos indígenas son patrimonios de nuestros pueblos, eso no lo podemos ignorar y tenemos que seguir trabajando para su defensa.