He visto en REBELION un artículo del colega Tubal Páez «Mentira y veneno en «La Voz de Galicia» y apenas lo leí recordé mis tiempos de periodista en una emisora local cubana en los años ochenta; ¡ojala los colegas gallegos hubieran trabajado con nosotros! para que supieran de cerca lo que es hacer critica en […]
He visto en REBELION un artículo del colega Tubal Páez «Mentira y veneno en «La Voz de Galicia» y apenas lo leí recordé mis tiempos de periodista en una emisora local cubana en los años ochenta; ¡ojala los colegas gallegos hubieran trabajado con nosotros! para que supieran de cerca lo que es hacer critica en los medios en Cuba, de todas formas están a tiempo de saberlo.
En mi país NO se tolera el periodismo intrascendente y plano. Se estimula la polémica y el debate, por ejemplo: el periódico Escambray de Sancti Spiritus, un semanario de una provincia realizó cerca de cien trabajos de enfoques crítico el pasado año, la radio de ese propio territorio superó los 500 materiales de críticas a diferentes sectores de la sociedad mientras la televisión local trasmitía decenas de horas dedicadas a diferentes puntos de vistas. Como estas muestras, así, funcionan los medios en los demás territorios de la Isla. Hacer crítica en Cuba es como el pan de cada día.
Le aseguro a los lectores del mundo que en Cuba los trabajadores de la prensa con mucha valentía hemos asumido la labor de moldear una sociedad que si no es perfecta, es superior a otras en la atención a los seres humanos: la crítica ha sido y es una máxima. La continuidad de este texto es un escrito de hace algunos años acerca del papel de una emisora local en mi país y que está contenido en un libro sobre la radio local cubana que espera ser publicado.
«La radio de la comunidad en Cuba es una muestra irrefutable de la democracia participativa, para ella no hay temas prohibidos, se habla de todo con el lenguaje de todos, muestra de como los medios se ponen en manos del pueblo para el beneficio común. Todos los que laboran en este tipo de emisora se convierten sin percatarse en voceros de la comunidad, diariamente llegan anécdotas, relatos y noticias de diferente intensidad.
El movimiento de corresponsales que se crea alrededor de la emisora de la comunidad, completa un verdadero sistema de información, que al organizarse bien se convierte en la vida para los contenidos siempre diversos y constantes que necesita una emisora de radio. La noticia nace en voz de sus protagonistas, con la gente de barrio, la fábrica, la escuela, al ser portadores de historias fabulosas del quehacer cotidiano.
En las emisoras municipales de mi país existen espacios de debate, de tipo mesa redonda, y comparecencias donde se habla lo mismo con un delegado del Gobierno de base, con un Presidente de la Asamblea Municipal (alcalde) o cuanto funcionario implicado con el tema se discuta.
Le cuento todo esto porque en este mundo tan dominado por la información de las grandes cadenas de prensa, la imagen que existe de los medios cubanos es que son oficialistas, y tan estatales que no hacen otra cosa que propaganda política y que somos incapaces de disentir. Muy alejada de esa mentira, la verdad es que los medios en Cuba están en manos de la gente, y se usan sobre todo para educar y preservar la salud de la comunidad. Por esos nuestra radio es comunitaria, participativa y Ciudadana.
Por ejemplo en Cuba: Los Ministerios de Salud Pública, Cultura, Educación y Medio Ambiente, utilizan mucho estas radioemisoras para orientar estrategias y señalar críticamente lo que no marcha bien en la sociedad, en cuanto a hábitos y normas de salubridad. Son habituales las charlas médicas o programas sobre la higiene, espacios educativos y de orientación en los medios cubanos y en espacial los ubicados en municipios.
Las emisoras municipales siempre están asistidas por colaboradores de distintos sectores: Médicos, maestros, científicos, artistas, ingenieros, técnicos, obreros y gente común del barrio asumen diariamente los micrófonos como medio de exponer sus inquietudes, enseñanzas y criterios que posibilitan junto a otros esfuerzos moldear la sociedad.
La radio comunitaria en Cuba es la más numerosa, cerca de 70 pequeñas emisoras envían sus señales desde lugares bien recónditos como La voz del Toa en Baracoa, en la oriental Provincia de Guantánamo; ésta realiza una labor insustituible de facilitación social al avisar a los montañeses de los productos que se reparten en las bodegas, de los partos de mujeres y sus nuevos hijos, felicitaciones de cumpleaños, extravíos y disímiles servicios.
Es muy usual sobre todo en las provincias Orientales de Cuba, escuchar mensajes como estos:
Loc. Se avisa en el Jamal a Mario Matos que su esposa Maria parió varón, que mande la canastilla…
Loc. Se avisa a los vecinos de la Veguita de Moa, que como consecuencia de las intensas lluvias y la crecida de los ríos, las compuertas de la Presa Nuevo Mundo serán abiertas a partir de las 10 de la mañana.
No se concibe una emisora comunitaria en Cuba sin servicios de facilitación social y de propaganda de bien público. Tuve la suerte de trabajar casi 20 años en una emisora comunitaria: en la Voz del Níquel, municipio de Moa, ubicado al nordeste de la Provincia de Holguín a casi 200 Km. de la capital de ese territorio.
Moa es un emporio minero con más de 200 años de reserva de metales, solo comparable con las islas de «Nueva Caledonia» en el Océano Pacifico.
En Moa conocí a Pablo Velasco Mir, el «decano de los periodistas» de la zona que por esos días llegó hasta crear un periódico en la fabrica de níquel comandante Pedro Soto Alba (Semanario El Níquel) profesional de la prensa acostumbrado a criticar como se dice en Cuba a «malanga y al puesto de vianda», Velasco fue de los más fervientes fundadores de la Emisora; ideó a finales de 1979 una sección bajo el nombre de: «El Peatón Mirón».
Impactó este personaje incógnito, transitaba por un lugar, describía los problemas a su paso, si había un hueco o baches en la calle, si maltratos en los servicios, si no pasaba la guagua en hora, si escuchó tal o más cual comentario en una parada, si llegaba a tiempo o no la merienda a las escuelas o si se le daba el servicio adecuado al personal de los Hospitales.
Siempre desde el anonimato. Las historias se contaban desde el punto de vista de un común hombre de pueblo. La crítica que hacíamos en esos años era muy fuerte y estaba dirigida a los aparatos administrativos y las indisciplinas sociales, tal como hoy se realiza en los periódicos, en la televisión a todos los niveles.
«El Peatón Mirón» se convirtió en un Quijote: arremetía contra todo lo malo y enfrentaba a los molinos que no funcionaban.
Desde su andar cotidiano desnudaba las deficiencias sociales, y creaba muy buenas polémicas entre funcionarios y usuarios donde a la postre surgía la solución a los problemas de la comunidad gracias al adecuado uso de la palabra en la radio. El socialismo NO se concibe sin crítica y autocrítica. Nadie nos prohibió hacer crítica, ni antes ni ahora. Me consta que siempre se nos ha pedido que seamos profundos en la investigación, que haya argumentos.
Mas adelante en el propio 1980 recuerdo que en Moa se crea un programa para la opinión, de crítica, que denominamos, «Micrófono Abierto», muy buen espacio que logró hasta premios nacionales en los festivales de la radio en Cuba.
«Antena Matinal» la revista informativa de la emisora asumió muchos retos. Recuerdo: ante la falta de envases para la leche de los niños de la comunidad, la emisora tuvo que hacer un llamado a la población para que donara pomos de cristal o «litros». Hicimos ese llamado a la audiencia y en una semana, La Voz del Níquel logró recuperar miles de estos recipientes que fueron entregados al Combinado Lácteo de la localidad. La emisora se convirtió muy rápido, en un almacén y principal suministrador de litros a la pasteurizadora por varias semanas. También arremetimos hacia los actos de indisciplinas y la falta de cuidado de los trabajadores en la manipulación de los frascos.
¡Cuantos recuerdos de Moa y su emisora! Desde «Antena Matinal», nos comunicábamos con la torre de control del aeropuerto, previa coordinación. Los pilotos nos daban desde el aire la temperatura de la ciudad de Moa, la humedad relativa y en algunos momentos nos describían el municipio desde las alturas. Aquellas iniciativas emocionaban a la audiencia y levantaba la autoestima del colectivo.
Un día, desde esa revista, surgió la idea de hacer los «Operativos de Prensa», consistían cuando varios periodistas grabadoras en mano, irrumpían en un centro de trabajo sin avisar, una industria o un hospital (en este último fue donde más operativos hicimos). Estas historias que cuento ocurrieron en los años 80.
Se grababan los testimonios de trabajadores y usuarios, luego se realizaba una reunión con todos los reporteros participantes, se confeccionaba un informe resumen de las debilidades y fortalezas y se le daba a conocer a la opinión publica. Eso no les gustaba a algunos pero la población lo aplaudía.
Fue una experiencia con mucho resultado; quedó demostrado que los empresarios y los funcionarios públicos no tienen porque esconderse de la prensa socialista y revolucionaria, y la radio -como los demás medios en Cuba- no está hecha para demoler, sino para construir su propio entorno.
Otra práctica muy linda de la radio de la comunidad del municipio de Moa en la provincia de Holguín, lo constituyó la creación del «Club Cantero» de La Voz del Níquel en pleno periodo especial, en plena crisis económica. En este club patrocinado por la radio, los afiliados intercambiaban semillas, producían en los patios vegetales y hortalizas orientados, y motivados desde la emisora.
Más de mil familias se integraron a esta organización y cultivaban en pequeñas parcelas de tierra, hasta ese momento ociosas, con la finalidad de proporcionar alimentos, fruto de su propio trabajo. Prendió tanto aquella iniciativa que fue publicada en periódicos y revistas nacionales; el club desfiló un primero de mayo con el colectivo de la emisora: Una radio es un ente movilizador capaz de inspirar a sus audiencias a cumplir sueños que sublimen la existencia.
En la programación diariamente se explicaban las condiciones para sembrar la tierra y en coordinación con la imprenta municipal se publicó un almanaque, con los distintos ciclos de la luna y se repartían a los oyentes que escribían.
Desde «Antena Matinal» en Moa con el uso de la palabra se puso nombres a las calles, se le cambio el nombre a varios repartos, se recaudó material escolar y materias primas. Desde este programa y otros se enfrentaban las inundaciones del caudaloso río Sagua de Tánamo con orientaciones de la Defensa Civil a la población».
Queda muy claro y se demuestra cada día, que una emisora de la comunidad es mucho más que una señal en el aire. Su labor social es incuestionable. Cuba ha aprovechado bien este medio en función de educar y orientar la sociedad.
El producto de la radio es inmediato, raudo, anticipa provoca. Las trasmisiones de una emisora ilustran el modo de vida de una comunidad, lo estimula oportunamente o lo cuestiona. Todos los que laboramos en el medio sabemos que la radio es también imagen e imaginación.
La visión social de la radio es establecer puntos de contacto entre sus oyentes a través de un dialogo veraz, diáfano, que permita establecer un código mediador entre los segmentos de la población.
La radio cubana en estos casi 50 años de revolución ha desarrollado decenas de miles de trabajos de enfoque crítico encaminados a señalar lo que anda mal, reconforta que esa crítica ha estado estimulada por la persona que más señalamientos le ha hecho a la propia revolución: Fidel Castro Ruz. Los trabajadores de la prensa lo sabemos muy bien. Somos los cubanos los que tenemos que resolver nuestros problemas.
Cumpliéndose lo anterior la radio es capaz de interactuar en la sociedad y convertirse en un elemento que combine ejemplarmente la misión de informar con la de transformar y de crear valores espirituales.
Si en Cuba No hubiera crítica ¿Por qué dirigentes administrativos de diferentes niveles se enojan en oportunidades con la prensa y tratan de justificar las insuficiencias?
Los periodistas cubanos seguiremos siendo objetivos, oportunos en la crítica para construir y mejorar nuestro proyecto social con la voz de la verdad y NO de la mentira, sin sensacionalismo ni los alardes tradicionales que pululan a la moda de «la libertad de prensa» tan cacareada de los que se creen «muy democráticos» y dueños del mundo. Por cierto en mi país a nadie le importa si la Voz de Galicia, critica o deja de hacerlo o si cobra algún dinerito por algún articulito.
Nos inspira el periodista cubano de todos los tiempos José Martí, de raíz canaria y buen español cuando escribió «Tiene la prensa periódica altísimas misiones, es la una explicar en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar… La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante, es proposición, estudio, exámen y consejo».