Con los posicionamientos respecto del lock-out de los productores rurales como una última expresión de diferencias crecientes y profundas, los sectores gremiales combativos y las nuevas expresiones de organización de trabajadores ocupados, las organizaciones sociales y los partidos y agrupaciones de izquierda llegan a este 1° de Mayo con la más absoluta incapacidad de encontrar […]
Con los posicionamientos respecto del lock-out de los productores rurales como una última expresión de diferencias crecientes y profundas, los sectores gremiales combativos y las nuevas expresiones de organización de trabajadores ocupados, las organizaciones sociales y los partidos y agrupaciones de izquierda llegan a este 1° de Mayo con la más absoluta incapacidad de encontrar acuerdos para converger en un acto unitario que rescate la realidad y las reivindicaciones de la clase obrera por afuera de las políticas de las burocracias sindicales.
Aunque en los últimos años, a partir de 2005, se había logrado, con muchos esfuerzos y discusiones previas, concretar concentraciones unitarias en la Plaza de Mayo, la atomización que evidencia este 1° de Mayo tal vez no resulte tan sorprendente entre las organizaciones partidarias tradicionales de la izquierda, cuyas dificultades para superar anquilosadas concepciones de «dirección revolucionaria» de los trabajadores, siempre autorreferenciales, constituye ya un clásico de la realidad política.
Es más doloroso, y en alguna medida sorprendente, la dispersión consecuente de los mínimos, balbuceantes núcleos de expresión de una referencia surgida desde la propia clase obrera con intenciones de construir un proyecto autónomo. Esta característica vale puntualmente para ensayos con pretensiones más abarcativas, como el Movimiento Intersindical Clasista, cuya realidad de creciente heterogeneidad y profundización de las contradicciones internas encuentra el 1° una oportunidad de reproducción.
Pero vale también para espacios más particulares, relacionados con luchas concretas y de los que, por eso mismo, podrían haber surgido posiciones más homogéneas. Es que, por lo menos según las informaciones de los organizadores, en varios de los distintos actos convocados para el jueves se anuncia la participación de integrantes del cuerpo de delegados del subte, de trabajadores de Mafissa, del Casino, de aeronáuticos, de agrupaciones docentes, de IMPA…
Un panorama seguramente incompleto de la dispersión, en la Capital, contempla: acto en la Plaza de Mayo, a las 15, convocado por el Partido Obrero, Convergencia Socialista, el PRT Santucho, la Asamblea de San Telmo y otras organizaciones que coincidieron en apoyar a sectores de productores rurales. No está entre estos el MST, que hace su propio acto en el Congreso. Tampoco Izquierda Socialista, cuyo encuentro tendrá lugar en el barrio de Almagro. El PTS y el MAS, con una convocatoria en la que lo reivindican como «el único independiente del gobierno y las entidades que impulsaron el lock-out agropecuario», se reúnen a las 15.30 en el Obelisco. Parque Lezama será el escenario de la concentración organizada por el Bloque Piquetero Nacional. Y la Unión de Trabajadores Costureros y el Movimiento de Trabajadores Excluídos hará la suya en el teatro Verdi, de La Boca.